XXVIII
LA SANGRE PURIFICADORA DE CRISTO-JESÚS
Una vez que El Salvador, Cristo Jesús, fue
crucificado, su cuerpo fue herido en cinco partes: en
los cinco centros por los que fluyen las corrientes del
cuerpo vital. La presión de la corona de espinas
produjo también un flujo añadido en el sexto centro.
De modo que, cuando la sangre fluyó de esos
centros, el gran Espíritu Solar, Cristo, se liberó del
vehículo de Jesús y se encontró en la Tierra con sus
vehículos individuales. Los vehículos planetarios ya
existentes fueron compenetrados por sus propios
vehículos, y en un abrir y cerrar de ojos difundió su
propio cuerpo de deseos sobre el planeta, lo que le
permitió desde entonces trabajar sobre él y la
humanidad desde dentro.
Fue tal, que en aquel momento una oleada tremenda
de luz espiritual solar inundó la Tierra y el velo del
Templo se rompió, ese velo que el Espíritu de Raza
había colgado ante el Templo para resguardarlo de
todos menos de los pocos elegidos hasta entonces
(los sacerdotes) A partir de ese hecho el sendero de
la Iniciación quedó abierto para todo aquél que
quisiera acceder a él. Por lo que concierne en todo
caso a los mundos espirituales, dicha oleada
transformó las condiciones de la Tierra como un
relámpago, si bien las condiciones densas y
concretas, evidentemente, son afectadas de forma
mucho más lenta.
Cual toda vibración rápida de intensísima luz,
aquella gran oleada, debido a su fulgor y brillantez,
cegó repentinamente al pueblo. Ello indujo a decir
que el "Sol se había oscurecido", cuando lo sucedido
fue realmente lo opuesto: el Sol había brillado con
un gloriosísimo resplandor. El exceso de luz, la
fulminante vibración fue lo que cegó a las gentes,
por lo que únicamente cuando la Tierra hubo
absorbido el cuerpo de deseos del brillante Espíritu
Solar, sólo entonces, fue cuando descendió la
vibración hasta una intensidad normal y "pudo verse
de nuevo con normalidad".
Aclarado lo anterior, la expresión "la sangre
purificadora de Cristo Jesús" significa que la sangre
que fluyó en el Calvario está ligada al Gran Espíritu
Solar, Cristo, quien por ese medio se aseguró su
admisión en la Tierra, por lo que es su regente
desde aquél mismo momento. Difundió su propio
cuerpo de deseos por todo el planeta y lo purificó de
todas las viles influencias que se había desarrollado
bajo el régimen del Espíritu de Raza, basado en la
separación, el egoísmo y la sensualidad. Bajo la ley
todos pecaban, pues que todos la infringían; y más
aún, no podían ser ayudados, dado que no habían
evolucionando tanto como para poder obrar con
rectitud por medio del Amor. Era tan fuerte la
naturaleza pasional en ese tiempo, que para los
humanos de entonces constituía una imposibilidad
controlarla y dirigirla; de aquí que sus deudas de
destino, engendradas bajo la Ley de Consecuencia,
hubieran alcanzado proporciones de carácter
colosal. La evolución, por tanto, se hubiera
demorado de forma terrible, y muchos habrían
quedado "perdidos" para nuestra oleada de vida si
no se les hubiera prestado ayuda en alguna medida.
Este fue el motivo real por el que Cristo vino, para
"buscar y salvar a los que estaban perdidos", pues
limpió los pecados del mundo (limpió las condiciones
colectivas – no las individuales – atmosféricas) con
su sangre purificadora, hecho que le permitió entrar
en la Tierra e influir directamente por medio del Amor
en el devenir de la humanidad. Él, repetimos, purificó
aquellas condiciones previas a su venida y a Él
debemos actualmente que podamos atraer hacia
nuestros cuerpos de deseos material emocional más
puro que en aquel otro tiempo, por lo que continua
con su trabajo para ayudarnos al construir a nuestro
alrededor un ambiente cada vez más limpio y más puro.
Pero que lo que se acaba de decir lo efectuó y
efectúa a expensas de un gran sufrimiento para Él
mismo, es cosa que nadie puede dudar si es capaz
de formarse la más mínima concepción acerca de
las limitaciones soportadas por ese Gran Espíritu al
entrar en las coercitivas condiciones de la existencia
física al encarnarse tanto en el cuerpo denso de
Jesús en el momento del Bautismo, como en su
actual limitación en cuanto Regente de la Tierra. En
verdad que Él es también Regente del Sol y, por
tanto, sólo está confinado parcial y temporalmente
cada año en la Tierra, pero, sin embargo, las
limitaciones producidas debido a las lentísimas
vibraciones de nuestro planeta denso, deben
resultarle extraordinariamente insoportables.
Si Cristo-Jesús hubiera muerto sin más, hubiera sido
imposible para él ejecutar esa obra; pero los
cristianos tienen un Salvador resucitado, Quien está
siempre presente para ayudar a todos los que
invoquen su nombre. Habiendo sufrido como
nosotros en todo y habiendo conocido plenamente
nuestras necesidades, Él olvida todos nuestros
errores y fracasos mientras continuemos luchando
por vivir una buena vida. Tengamos siempre muy
presente que "el único y verdadero fracaso consiste
en dejar de luchar".
Tras la muerte del cuerpo denso de Jesús, los
demás vehículos fueron devueltos a su primitivo
poseedor, Jesús de Nazareth, quien, durante algún
tiempo después, funcionando en el cuerpo vital que
había recobrado de manera temporal, instruyó al
núcleo de la nueva fe, aquél que Cristo había
formado. Desde entonces, Jesús de Nazareth ha
tenido la dirección de las logias esotéricas o
sociedades espirituales secretas que ha habido en
toda Europa. Del mismo modo a como ocurriera en
otros muchos lugares, los Caballeros de la Mesa
Redonda fueron altos iniciados de los Misterios de la
Nueva Dispensación. De modo similar ha ocurrido
con los Caballeros del Grial, a quienes finalmente se
les concedió el cáliz de Arimatea, el empleado por
Cristo Jesús en la última cena. Después, y además,
se les entregó la lanza que había herido su costado,
así como el receptáculo que recibió la sangre de esa
herida.
Los Druidas de Irlanda y los Trottes del norte
de Rusia fueron también escuelas esotéricas en las
que trabajó Jesús en la llamada "Edad Media", en la
que, aunque aún continuando siendo bárbaro, el
impulso espiritual seguía fluyendo, y, desde el punto
de visto oculto, en realidad constituyó una "Edad
Brillante" si la comparamos con el
creciente materialismo en que se han plasmado los
últimos trescientos años, puesto que, habiendo
aumentado sin duda alguna de forma exponencial
los conocimientos físicos, sin embargo, ha quedando
casi extinguida prácticamente la Luz del Espíritu.
Gloriosos cual son los descubrimientos y logros de la
ciencia moderna, han sido en cambio alcanzados al
terrible precio de aplastar la intuición espiritual, por
lo que teniendo en cuanta este punto de vista, nunca
han amanecido para Occidente y la humanidad en
su conjunto días más tenebrosos que los actuales.
Los Hermanos Mayores, Jesús entre ellos, han
luchado y luchan por equilibrar esta tenebrosa
influencia materialista, que semeja los ojos de la
serpiente obligando al pajarillo a caer en sus fauces.
Cada tentativa por iluminar a las sociedades a fin de
despertar en ellas el deseo de cultivar el lado
espiritual de la vida, es una evidencia de la actividad
de los Hermanos Mayores. Puedan sus esfuerzos
ser coronados por el éxito. De este modo, y sin
mayor tardanza, lograremos apoyar
conscientemente y a un tiempo nuestra evolución y
desarrollo bajo una ciencia religiosa y artística, cual
ha de constituir en el futuro la expresión simultánea
de lo cierto, lo bueno y lo bello en nuestras vidas.
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del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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