Las siete glándulas endógenas o “siete rosas”
Las suprarrenales (las dos primeras rosas)
Son dos glándulas de color pardo que
en forma de sombrero se encuentran ubicadas en la parte superior de los
riñones, recubriéndolos. Cada una de ellas se halla compuesta por una corteza
exterior y una médula interna, estando la primera formada por tejido de
naturaleza semejante a la de los órganos reproductores, con el mesodermo como
antecesor común, el cual forma la capa media de las células embrionarias; en
cambio, la médula, se desarrolla a partir del ectodermo o corteza exterior de
las glándulas que conforman el embrión, y, aunque tiene relación con el sistema
nervioso voluntario, es de igual naturaleza que los tejidos que componen el de
naturaleza simpática.
Todos los grupos de vertebrados
disponen de glándulas suprarrenales. Sus dimensiones, en términos medios,
podrían ser las siguientes: 7,5
cm . de largo por 4 de ancho, y un peso aproximado de 17 gramos .
A lo largo de la vida intrauterina son
de tamaño enorme; en la primera mitad del segundo mes ocupan un volumen doble
del que ocupan los riñones; ello es debido al ensanchamiento de la corteza, si
dicho predominio sobre la médula no se produjera, tal cual ocurre en los
animales, no podría desarrollarse normalmente el cerebro, por lo que el nuevo
ser llegaría al mundo como un monstruo sin mente. Su secreción es denominada
cortical. La corteza está en íntima relación con el cerebro, con el sexo y con
la composición química de la sangre, por lo que cualquier anomalía en ella
devendría en subsiguientes inconvenientes para aquéllos..
La médula, o porción interna, se
encuentra conectada por medio de numerosas células nerviosas con el sistema
nervioso simpático y la sustancia que segrega es la adrenalina, la cual, al
tiempo que es un poderoso estimulante del corazón, también actúa de modo
reconfortante sobre el resto del cuerpo. Las emociones desatadas traen consigo
una disminución de su reserva glandular mientras aumenta su presencia en la
sangre, hecho que produce aumento de vigor y tensión sobre el sistema nervioso.
Las células nerviosas, por tanto, se tornan tanto más sensitivas al estímulo
cuanto más azúcar es volcado en la sangre desde el hígado y más cantidad de
corpúsculos rojos circulen a través del hígado y el bazo.
Entonces, mucha de la sangre es
retirada de estos órganos y llevada tanto al cerebro como a los músculos que
dominan el esqueleto. Estas glándulas suelen ser llamadas “glándulas de
combate” porque en su manifestación son masculinas, es decir, afectan a la
voluntad, incrementándola. La acción de la adrenalina es tan formidable que,
una débil solución sobre pequeños vasos sanguíneos, es capaz de detener una
hemorragia una vez aplicada a la zona afectada, si bien sus efectos son de
corta duración. En determinadas distorsiones, y de forma especial en presencia
de tumores, estas glándulas envían excesiva secreción al torrente sanguíneo
produciendo singulares efectos en el sistema genital como otras irregularidades
en el resto del organismo. Si la distorsión tiene lugar en el feto, éste
desarrollará una condición de falso hermafroditismo, pues en realidad el nuevo
ser tenderá a los hábitos del sexo contrario al manifestado externamente. Si la
distorsión tuviese lugar tras el nacimiento, la simetría de los sexos se será
alterada, si bien conllevará una maduración física y mental altamente precoz de
efectos asombrosos.
La personalidad del tipo “suprarrenal”
está en posesión de un sorprendente vigor, energía y persistencia; se tratará
siempre de alguien que progresa por medio de una lucha en la que lo normal sea
el triunfo. Si atañiese a una mujer, ésta tenderá a ejercer en una línea
cercana a la masculinidad, es decir, dominante, con gran energía y determinados
rasgos viriles.
La insuficiencia suprarrenal se manifiesta en que el aprendizaje resulta
difícil y en un crecimiento lento, con fácil fatiga, con debilidad y pereza,
con irritabilidad, con un apetito escaso e indecisión de naturaleza crónica
ante los acontecimientos de la vida.
Las suprarrenales están regidas por Júpiter, por lo que cuando un individuo a
través de su desarrollo espiritual se pone en contacto con la nota-clave de
dicho planeta, se sentirá despejado, amplio, cabal y expansivo, llevándole a
expresarse en sus acciones con sentido de benevolencia, expansión, optimismo,
honor, filantropía, cortesía, generosidad, habilidad y alegría, además de con
capacidad creativa junto a la expresión de ideas de alto valor y contenido
ético.
Actualmente, la humanidad se encuentra conectada al
trabajo de Júpiter en relación con el plano físico, por lo que el Ego,
utilizando el poder espiritual que generan las suprarrenales, alcanzará la
fuerza precisa para perfeccionar su cuerpo físico y lograr la conquista de este
mundo tridimensional. El centro espiritual de estas glándulas vibra y se
sostiene sobre un contexto azul.
*