Concentración
Lo primero a conseguir es mantener los propios
pensamientos sobre un ideal y mantenerlos, sin
permitir que se desvíen de él. No es una tarea fácil,
pero resulta indispensable que se lleve a cabo en
alguna extensión antes de que pueda llevarse a
cabo algún progreso posterior. La fuerza del
pensamiento es el medio más poderoso para la
adquisición de conocimiento. Si se concentra sobre
un asunto, se abrirá camino a través de cualquier
obstáculo y obtendrá la resolución del problema. Si s
e posee la cantidad necesaria de energía mental, no
hay nada que esté más allá de la comprensión
humana.
La gente está pensando constantemente en otras
cien cosas distintas a que aquella que tiene entre
manos. Todo triunfo, todo éxito, se ha conseguido
por medio de la concentración persistente en el fin
deseado; por ello es algo que el aspirante a la vida
superior debe aprender positivamente a hacer. No
hay otro camino. Sin ella, es imposible obtener un
resultado fructífero o alentador. Este ejercicio de
concentración mental debe ser efectuado por la
mañana, al despertarse, relajándose y dejando que
el cuerpo no sienta molestias. Enseguida, tras
haberse despertado, es mayor la capacidad para
ponerse en contacto con los mundos internos que en
cualquier otro momento del día. Cuando el aspirante
puede formar imágenes sobre el ideal requerido,
consiguiendo mantenerlas allí, fijas, puede tratar de
hacerlas desaparecer súbitamente y mantener la
mente firme, sin pensamiento alguno, en espera de
lo que venga a ese vacío. Puede que durante largo
tiempo no aparezca nada, por lo que el aspirante
debe guardarse muy mucho de crearse visones él
mismo; pero si mantiene esa actitud puntual y
paciente todas las mañanas, un día vendrá sin duda
en que, en el momento de desaparecer aquella
imagen o imágenes, y en algo semejante a la
rapidez de un relámpago, se desplegará a su
alrededor el Mundo del Deseo ante su visión interna.
Podrá, no obstante, aparecer como una mera
vislumbre, pero será una vislumbre de lo que
inequívocamente ha de venir.
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del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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