Los 7 Períodos del Plan Divino de Creación.
A través de cinco Mundos y siete Grandes Períodos
de Manifestación, en que los Espíritus Virginales se
convierten evolutivamente primero en hombres y
después en dioses, se desarrolla el presente Plan
Divino.
Cual si chispas de una Llama, es decir, de su propia
naturaleza, Dios nos diferencia dentro de Sí Mismo,
(y no de Sí mismo), con capacidad para
transformarnos también en fulgentes y poderosas
Llamas creadoras, pues en dichas chispas
(nosotros, Espíritus Virginales) se hallan latentes
todas las posibilidades de Padre, incluido el germen
para llevar a cabo aportes originales a la creación,
tan propios de un ser libre y poderoso, cual es un
Dios.
Pero ¿dónde nos encontrábamos, en cuanto que
Espíritus Virginales? Comenzando por el más bajo
del sistema solar, nuestro mundo hace el número
seis, es decir, el más inmediatamente próximo al
más elevado o Mundo de Dios. Tales Espíritus
Virginales, al comienzo de la Manifestación, aunque
disponen de conciencia divina, no tienen en cambio
conciencia de sí mismo, de su Yo, la que adquirirán
y elevarán a lo largo del Plan concebido por Dios,
del mismo modo que la mente propia y el poder
anímico necesario, características de la condición
creadora de que se habrá de dotar.
Al principio, una vez sumergidos en la materia, ellos,
la Espíritus Virginales, se encuentran ciegos e
inconscientes, ajenos por completo a toda condición
exterior, como si estuvieran en estado de trance
profundo, de forma similar al mineral. En este estado
hemos permanecido, ha permanecido el hombre,
durante el primer período evolutivo.
Durante el segundo de los períodos va a adquirir la
conciencia del sueño sin ensueños, o sea, un estado
semejante al de la planta; en el tercero obtendrá la
conciencia de sueño con ensueños, propia del
animal, para, a mediados del período siguiente - el
cuarto, en el que actualmente nos encontramos –
adquirir la conciencia de plena vigilia, lo que define y
caracteriza al hombre pleno. Y es a partir de aquí,
momento de adquisición de la mente, de donde
arranca la Evolución, la cual, desarrollando todas las
potencialidades y aportes originales que han sido
citadas más arriba, comprenderá el resto de este
cuarto período, así como los tres que tendrán lugar
después hasta completar el Plan Septenario y
Divino.
Mientras el hombre descendió a través de los
elevados mundos para alcanzar el nadir de la
materialidad, sus energías, las que las Jerarquías
Creadoras le ayudaron a guiar inconscientemente
hacia dentro a tal fin, fueron las que consiguieron
construir los vehículos apropiados para funcionar en
este mundo tridimensional en que vivimos. Sin
embargo, una vez que además de un triple espíritu
dispuso de un triple cuerpo, las Jerarquías le
"abrieron los ojos" haciendo que dirigiera su vista
hacia fuera, hacia la Región Química del Mundo
Físico para que con sus energías vueltas pudiera
conquistarla. Y de forma similar y sucesiva,
progresando lentamente, es como habrá de
conquistar próximamente la Región Etérica, el
Mundo del Deseo, la Región del Pensamiento
Concreto, etc., etc.
Siguiendo, pues, la trayectoria de cuanto estamos
exponiendo, cual es la concepción y terminología
Rosacruz, la denominación de cada período
evolutivo de acuerdo con el Plan Divino, es la
siguiente:
1.- Período de Saturno
2.- Período Solar
3.- Período Lunar
4.- Período Terrestre
5.- Período de Júpiter
6.- Período de Venus
7.- Período de Vulcano
Siendo éstos, no se olvide, renacimientos sucesivos
de nuestro planeta: la Tierra.
Advertimos, no obstante, que los nombres arriba
citados no están relacionados con los planetas de
igual nombre, haciendo alusión únicamente a
"condiciones" por las que la Tierra ha pasado o
pasará en su devenir. Actualmente, como se dijo,
nos encontramos en el cuarto período o Terrestre,
por lo que pertenecen al pasado el de Saturno, el
Solar y el Lunar, por lo que próximamente
pasaremos a las condiciones de Júpiter, después a
las de Venus, y alcanzar las de Vulcano poco antes
de concluir el septenario o Gran Día de
Manifestación y todo cuanto sea sumergido de
nuevo en el Absoluto para descanso y asimilación de
los frutos de la evolución precedente, reemergiendo
como espíritus evolucionantes en otro Plan Divino de
signo más elevado en la aurora de otro Gran Día.
Como tal vez haya podido intuir ya el estudiante o
lector de estos sucintos escritos, tanto la
complejidad como al tiempo el maravilloso desarrollo
de este proceso son dignos de ser resaltados,
existiendo bibliografía específica al efecto que
adjunta se cita. No obstante, sí queremos remarcar
con empeño que nos encontramos bajo un contexto
de leyes naturales bajo las cuales vivimos y
trabajamos, sin que podamos efectuar en ellas
modificación alguna. En consecuencia, si nos son
conocidas y cooperamos de acuerdo con ellas, ellas
han de mostrarse nuestros aliados y servidores más
valiosos y útiles; en cambio, no conociéndolas u
obrando en desacuerdo con ellas, se transformarán
en los más aguerridos enemigos con capacidad
increíble de destrucción.
Por ello, nada mejor que, conociendo tanto las
Fuerzas de la Naturaleza (símbolo del Dios invisible)
como sus métodos de trabajo, utilizar este
conocimiento, puesto que además de aprovechar
nuestras oportunidades con sus correspondientes
ventajas, será un medio apropiado y legítimo para
obtener a un tiempo crecimiento anímico y poder.
*
del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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