Segunda revolución o solar
En este revolución, la segunda, se reformó el cuerpo
vital al objeto no sólo de que se pudiese ajustar a la
mente germinal que ya poseía el hombre, sino
también para que más adelante, en el Período de
Júpiter, el cuerpo vital pudiese ser utilizado como
cuerpo más denso, una vez espiritualizado y
desaparecido, por innecesario en el ambiente de
dicho período, el actual cuerpo físico. Para ello, se
hizo que aquél fuese tomando una forma más
homogénea a la que ya había adquirido el cuerpo
denso, y ayudados por los Señores de la Forma,
fueron los Ángeles los encargados de llevar a cabo
dicha reforma.
Hemos de afirmar sin embargo, frente a otras
enseñanzas, dignas por supuesto de respeto, que el
cuerpo vital sí es capaz de ser utilizado como
vehículo independiente respecto al denso, si bien en
el hombre ordinario esto resulta actualmente
imposible, dado que la separación absoluta entre el
cuerpo denso y vital provocaría sin duda la muerte.
Desde los lejanísimos tiempos de la Lemuria y la
Atlántida, en que el hombre era un clarividente
involuntario, por la escasa unión existente entre los
cuerpos denso y vital, ellos, posteriormente, se han
unido y entrelazado fuertemente a excepción de en
los llamados "sensitivos". Sin embargo – y a
diferencia del médium, el cual, y a través del plexo
solar u otros órganos conectados con el sistema
involuntario, despierta las fuerzas de la clarividencia,
motivo por el que se convierte en sujeto pasivo de
ellas y, por tanto sin control alguno sobre las mismas
– el clarividente voluntario trabaja por medio del
sistema nervioso voluntario, lo que le llevará a
convertirse en ocultista debidamente educado, con
dominio y control tanto de sus cuerpos como de la
visión en todo tiempo y condición.
Hemos de recordar que, en el Período de Júpiter, el
cuerpo vital será un cuerpo de extraordinaria
flexibilidad y ductilidad, con un grado de eficiencia
incomparablemente mayor al que en la actualidad
tiene el cuerpo denso. De aquí que deba notarse la
antelación con que, previendo el futuro, los guías de
la humanidad dispusieron que comenzara la
separación metódica de los vehículos de que en este
momento tratamos: denso y vital. Nada en la
Naturaleza acontece de forma súbita o espontánea.
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del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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