Período Terrestre y sus cuatro primeras
revoluciones:
Tal vez, una de las cosas que más llame la atención,
sea el hecho de que la materia de que está formado
nuestro cuerpo físico, y por tanto el mismo planeta,
esté interpenetrada por otros mundos que, aún
asumiendo expresamente la relatividad del término
"denso" en esta materia, son memos "densos" que
aquéllos acerca de los que no tenemos conciencia
aunque continuamente los estemos traspasando o
habitando. Se trata exclusivamente de un tema
referente a tipos de densidad y su percepción por
nosotros o no, y, naturalmente, el vehículo o
vehículos interpenetrantes, sin roces ni choques
conocidos en el mundo tridimensional, no
proporcionan en nuestro caso aquél posible "darse
cuenta" o consciencia por nuestra parte y en su caso
en cuanto posibilidad..
De todos modos, el globo más cristalizado de los de
este período se encuentra en el mundo físico,
nuestra Tierra sólida, estando los seis restantes en
la Región Etérica (2), en el Mundo del Deseo (2) y
en la Región del Pensamiento Concreto los dos más
elevados.
Si de forma sucesiva, y de acuerdo con cada
período, se había ido añadiendo un nuevo elemento
(calor, aire, agua) ahora, en el terrestre, se añade el
cuarto: la tierra. No obstante, sépase ya que durante
el Período de Júpiter, el posterior al terrestre, será
añadido uno nuevo de naturaleza espiritual, el cual,
en cuanto que afectará a la cualidad del lenguaje,
consistirá en que cada palabra emitida ha de llevar
inmersa en sí la comprensión adecuada y no
ninguna otra, a fin de que, de lo contrario a lo que
ocurre en la actualidad, nada pueda inducir a
equívocos respecto del concepto que se pretende
trasmitir.
En el período de que estamos tratando, en general
los que eran minerales-vegetales (nótese que con
ello nos estamos refiriendo a la forma, y no a la
vida), habiendo avanzado decididamente se
adentraron en el reino vegetal y conformaron la
verdura de los campos; otros en cambio, habiendo
retrocedido, pasaron a formar parte del reino mineral
como tal. En cuanto a los vegetales-animales,
muchos adelantaron hasta el reino animal y
conservan aún la sangre incolora, otros, tal como la
estrella de mar, conservan las cinco puntas
correspondientes a los pétalos de una rosa de la que
procede.
Pues bien, al comienzo del período el triple espíritu
se hallaba fuera, separado de sus vehículos, justo
cuando se había alcanzado el punto en que debían
unirse para continuar progresando. En ese entonces,
cuando el cuerpo de deseos podía dividirse en dos
partes, la superior pasaba a ser una especie de
"señor dominador" de la parte inferior, algo
semejante a un alma-animal a la que podía ser unido
el espíritu por medio de la mente. En otro caso, es
decir, cuando no podía producirse dicha división, la
parte inferior se entregaba con frenesí a los deseos
y pasiones más bajos, motivo por el que excluía toda
unión con el espíritu a través de la mente. El grupo
en estas últimas condiciones fue puesto bajo el
gobierno de un espíritu-grupo, si bien su dirección
venida ejercida desde fuera. Los miembros de tal
grupo son los que han dado lugar a nuestros
actuales antropoides.
En cualquier caso, a medida que el cuerpo de
deseos se dividía, entonces la forma, el cuerpo
denso, iba levantándose y adquiriendo la posición de
verticalidad, motivo por el que ya podía eludir de
esta forma la influencia del Mundo del Deseo que
actúa por medio de la horizontalidad de la columna
vertebral. De este modo, el Ego, el espíritu individual
podía entrar dentro del hombre, tomar posesión de
sus vehículos y gobernarlos, al tiempo que le era
dado poder construir tanto el cerebro para poder
crear mediante el pensamiento, como una laringe
vertical, mediante la cual poder expresar aquél al
emitiendo la "palabra creadora".
Si nos empeñamos en fijar con nitidez que la
expresión del pensamiento a través de las palabras
constituye el más elevado don de la humanidad,
puesto que únicamente puede ser llevado a cabo por
una entidad capaz de pensar y razonar a un tiempo,
no nos será realmente difícil seguir y comprender los
diferentes grados que han conducido sucesivamente
a semejante desarrollo a lo largo de la evolución.
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del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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