humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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lunes, 26 de mayo de 2014

XX - DE LA CLARIVIDENCIA


XX
DE LA CLARIVIDENCIA

Lo que una persona sea susceptible de captar del
mundo exterior dependerá, naturalmente, de la
capacidad y sensibilidad que detenten los órganos
de sus sentidos. Así, por ejemplo, un pintor estará
normalmente dotado para descubrir colores con
matices tan sutiles que acaso jamás pueda llegar a
distinguir otra persona no amante de la pintura.
El mero hecho de que actualmente dispongamos de
cinco sentidos, ello no debe significar que en el
futuro no hayamos de disponer de otros sentidos
nuevos, como en realidad así ha de ser, pues ya
hubo un tiempo en que sucesivamente tuvimos dos,
tres o cuatro, por lo que, hoy, de manera semejante,
la creencia entonces que podríamos incrementarlos
era achacado a cosa de la imaginación o de mera
fantasía de quienes entonces lo afirmaban. Sin
embargo sabemos a ciencia cierta de la existencia
de regiones y planos diferentes al plano
tridimensional, regiones y planos en que la materia
vibra mucho más rápidamente que en nuestro
mundo de percepción ordinaria, y eso debemos
afirmarlo claramente y con rotundidad en las mismas
puertas del tercer milenio de nuestra era, pues sus
consecuencias son trascendentales del mismo modo
a como lo han sido siempre. Debemos recordar en
este instante con sensatez meridiana casos como
los de Miguel Servet, Giordano Bruno o Galileo
Galilei y no desfallecer, puesto que ningún falaz
entuerto de cada época negra ha conseguido que 
el edificio de la verdad se desmoronase. En
consecuencia ahí sigue ese edificio de verdad, y
nosotros pacientemente conociéndolo, develándolo
a través de nuestras ciencias: la material y la
espiritual.
Por ello, el sexto sentido a que aludimos es un
sentido que se manifiesta triple, pues triple es el
grado en que de forma paulatina procede en su
desarrollo: a) Visión etérica: Es su grado inferior y,
por medio de ella – muy semejante a los Rayos X –
podemos ver en la región etérica del mundo físico,
donde encontraremos y descubriremos a entidades
tales como los espíritus de la naturaleza: ángeles,
gnomos, ondinas, silfos y salamandras. Con esta
visión puede mirarse con éxito a través de todos los
objetos a excepción del vidrio, dado que no es
conductor de la electricidad, consiguiendo descifrar
sus partes y composición interior; b) Visión astral o
visión en el mundo del deseo. En este mundo
podremos encontrarnos con las huestes
arcangélicas, además de con los hombres y mujeres
desencarnados que aún se encuentren en este
plano. Mediante esta visión los objetos son vistos no
de frente únicamente como son vistos aquí, en el
mundo tridimensional, sino completamente
extendidos y en todas direcciones, desde los
trescientos sesenta grados del círculo por medio de
una sola mirada; y c) Visión mental o visión que
alcanza la región del pensamiento concreto. Aquí
tiene su sede el segundo cielo, y en él se construyen
y tienen su residencia los arquetipos de todo cuanto
existe en nuestro mundo; su peculiaridad consiste en
que el clarividente no estará observando las cosas
por partes, de forma estructurada y desde todos los
ángulos, sino que percibe a la vez aquellas
realidades como un compendio viviente y hablante,
con la calidad de un presente y eterno ahora que le
vertirá a la conciencia una plasmación total acerca
de su virtualidad, motivo por lo que, al regresar a la
conciencia normal, la ordenación siquiera elemental
de narrar y detallar cuanto haya visto y percibido, le
devendrá en aspiración rotunda y absolutamente
imposible.
Ahora bien, las diferencias entre los poseedores de
los grados de visión descritos son de
importancia capital. Así, los poseedores de la visión
etérica son de dos clases: los videntes involuntarios
por un lado y los voluntarios por otro. Los primeros
son aquellos que mediante prácticas negativas de
desarrollo espiritual han logrado ver, si bien no
disponen de elección alguna para variar de visión o
abandonar lo presenciado en aquel momento. El
vidente voluntario, por contra, y mediante ejercicios
debidamente dirigidos por un maestro competente,
puede observar a voluntad cuanto quiera, durante el
tiempo que quiera y en la dirección que desee.
Hemos de reconocer, sin embargo, que existe una
creencia muy generalizada acerca de que, cuando
alguien es capaz de ver en los mundos invisibles,
dicho vidente tiene obligación de verlo todo, saberlo
todo y asimismo comprenderlo, cuando nada más
lejos de la realidad ocurre. Porque, teniendo en
cuenta la máxima analógica de - "como abajo es
arriba"- al igual que en nuestro mundo ordinario, allí
cada cual ha de aplicarse y disciplinarse a fin de
estudiar y comprobar con rigor e intensidad aquello
que quiera llegar a conocer y dominar. Nadase
regala en ningún mundo. Si no se trabaja, no se
conoce. Por tanto, el vidente voluntario es alguien
que persiste y que consistentemente ha trabajado
para lograr aquel modo de ver lo mejor posible bajo
el dominio de la voluntad.
En un escalón más alto, y, por tanto, con un poder
más alto aún que el vidente anterior, encontramos al
iniciado. El iniciado no sólo detenta la facultad del
anterior, sino que tiene la facultad de abandonar
conscientemente su cuerpo denso a fin de manipular
e investigar los mundos invisibles. Es así que, y por
grados sucesivos, conseguirá conocer su propio
funcionamiento interno a fin de que, uniendo estas
fuerzas a las fuerzas naturales, proseguir y
prosperar dentro del plan evolutivo mediante el
aporte de su propio esfuerzo.
Más arriba aún, el Adepto es quien, además de ver y
conocer, se ha convertido en un experto en el uso de
las fuerzas de la Naturaleza, por lo que, para la
persona ordinaria, la mayoría de las cosas que
hiciere podrían ser consideradas como hechas
por arte de magia, cuando es
su conocimiento superior el que le permite dicha
ordenación. Siendo ello así, aprovecharemos la
oportunidad para dar a conocer un tanto acerca de la
vida y poderes de los adeptos, pues de ellos hemos
tenido a menudo referencias históricas o por lo que
hace al punto de vista oculto.
El Adepto conoce el medio perfecto para controlar5
tanto sus acciones como sus emociones, de ahí que
no desgaste el cuerpo, dado que el cuerpo de
deseos es el constante destructor del organismo y lo
ha dominado y controlado; conoce asimismo los
elementos que necesita para mantener el cuerpo
físico y sus estrictas proporciones, consiguiendo con
ello el máximum de nutrición y el mínimo desgaste
en la economía de la vida, motivo por el que puede
mantener un aspecto de juventud y salud durante
cientos y quizá miles de años. Pero, además de esta
posibilidad, el Adepto también tiene la de construir
un nuevo vehículo denso si una razón evolutiva lo
requiriese, y la forma es la siguiente:
De acuerdo con una ley de la Naturaleza, según la
cual la vida inherente a cada célula de cualquier
partícula de alimento debe ser dominada por el Ego
antes de que pueda ser asimilada, para el Adepto es
posible componer un extracto de los elementos con
los que se pueda construir una organismo para,
después, pasar del viejo al nuevo. Por ello, lo
primero que hará será ingerir los alimentos
seleccionados y hacer que sintonicen con el átomosimiente
y sean asimilados de manera apropiada.
Una vez esto, deberá proceder a su extracción para,
de forma paulatina, ir conformando el nuevo cuerpo.
Por tanto, habrá tenido que comenzar previamente a
nutrirse con cierto exceso a fin de llevar a cabo la
extracción mencionada sin quebrantar su salud.
Generalmente, este nuevo vehículo, en
su matriz etérica, es colocado en una habitación o
cuarto donde jamás, excepto él, nadie entrará. Una
vez haya dado conclusión a su trabajo, lo único que
le queda es abandonar el viejo cuerpo y entrar en el
nuevo. Tan sencillo y difícil como esto. Nada más.
Según se sabe hoy, esta es la solución a los
presuntos enigmas tanto de Cagliostro como acerca
del Conde de Saint Germain y otros. Por
necesidades de servicio a la humanidad, y de un día
para otro, ellos variaban de país o lugar de
residencia e incluso de actividad. En el mejor de los
casos, nadie hubiera sospechado otra cosa sino
que, cual al uso, los espíritus de los cuerpos
abandonados hubieran seguido su proceso normal
postmorten.
En este punto oportuno, y a fin de proporcionar
mayor claridad, queremos señalar que existe una ley
en la Naturaleza según la cual nadie puede construir
un vehículo si antes y por evolución no ha aprendido
a construirlo, es decir, si no se ha capacitado para
ello. Por consiguiente, Cristo, con la altura espiritual
y poder que ostentaba, no podía, en consecuencia,
construirse para Sí Mismo un cuerpo físico. Él nunca
había tenido una experiencia de vida celeste
semejante, ni en relación con la formación de
arquetipos ni por lo que hace a la experiencia de
pasar por la matriz de una madre terrenal. Este fue
el motivo por el que alguien debió ser elegido para
que construyese para Él el cuerpo denso que iba a
necesitar, y ese altísimo honor fue concedido a la
familia formada por José, María y Jesús de Nazaret.
En el acto del bautismo Jesús cedió a Cristo, y éste
tomó de Jesús, el cuerpo denso y el cuerpo vital; no
de otra manera podría Cristo unir su propia cadena
de vehículos, desde el cuerpo de deseos, y venir a
ser en este plano tridimensional nuestro para
hacerse ver, sentir y escuchar. El error de muchos,
cristianos o no, consiste en confundir a Jesús y
Cristo, cuando en realidad son dos entidades tan
diferentes.

*
del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel

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