humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

*
* *

*




CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS
Max Heindel

Departamento de Curacion de The Rosicrucian Fellowship

Departamento de Curacion de The Rosicrucian Fellowship
Ingrese aquí

Auxiliar Invisible

Cristo Salvador

Cristo Salvador

Powered By Blogger

martes, 27 de mayo de 2014

X - LAS TRADICIONES: ROPAJES PESADOS PARA EL HOMBRE



X
LAS TRADICIONES: ROPAJES PESADOS PARA
EL HOMBRE

La palabra clave del Cuerpo Vital - cuerpo que da
asiento a la memoria a través de uno de sus éteres,
el más elevado, el reflector - la palabra clave,
decimos, es "repetición". Es característica no sólo de
este éter específico, sino de todo el cuerpo vital, de
sus cuatro éteres. En la vida práctica está más que
demostrado – básicamente en una labor de
aprendizaje – que, en general, a base de repetir y
repetir la lectura, o visualizando esquemas, o
razonando lo que nos propongamos aprender, al
final, y en el grado que fuere, logramos retener
aquello que nos hayamos propuesto. Y como es a
través del éter mencionado que el intelecto envía e
impone al cuerpo de deseos lo que aquél determine,
existirá un sin duda momento de concordancia entre
todos los vehículos humanos en cuanto a la
aceptación respecto a un ""algo" concreto y
determinado.
De esta forma, por tanto, no será menos cierto de
que a medida que realicemos algo en un sentido
idéntico e insistiendo en ello, aquello de que se trate
llegará a instalarse en nuestra conciencia de tal
manera, que pronto pasará a constituir parte
integrante y cuasi indestructible de nuestro propio
ser. La repetición forma, pues, en un primer estadio
el hábito, y en un segundo acaba por conformar la
costumbre por medio de aquel hecho rutinario y
mecánico, tal vez inconscientemente efectuado y
deseado, por lo que, de insistir con nuevos actos
durante el tiempo pertinente, la costumbre irá
modificando nuestro carácter en un determinado
sentido mientras nos va absorbiendo y marcando
una delineación cada vez más cerrada, menos
permeable hacia los demás y más excluyente en
suma. La costumbre tendrá la virtualidad de
conseguir diseñar sin duda un patrón monolítico de
muy difícil apertura de cara a una presunta y
siempre oportuna renovación.
Sin embargo, si tenemos en cuenta que no existe la
"quietud" esencial en el universo y que, similarmente
a lo predicado ya hace mucho por Heráclito, todo se
encuentra sometido al cambio permanente para su
renovación con nuevas aportaciones originales y por
tanto para el mejoramiento – en definitiva, parta el
desarrollo y progreso evolutivo – cualquiera puede
darse cuenta y ser consciente de lo que en sí, y
realmente, entrañan ya las cerrazones doctrinarias,
ya meramente costumbristas, ya filosóficas, ya
científicas, etc, etc. Porque lo que hoy parece ser
mañana no lo es. La vida en su inapreciable
caminar, al compás de los "lentísimos molinos de
Dios", no espera sin embargo por nada ni por nadie.
No existe el estancamiento en ella, pues todo lo que
no progresa, retrograda, como asimismo tiende a la
desaparición todo órgano - humano o no - que cesa
en la actividad que una vez le fue propia. Quizá sea
éste el lugar indicado para señalar que cualquier
cosa instrumental que exista en el universo, y que
haya cumplido la función específica y concreta para
la que fue concebida y venida a ser, y por propia
economía de la Naturaleza, tenderá a desaparecer
de forma ineluctable. Parafraseando a Salomón,
podríamos decir que todo tiene su tiempo y su
función, pero terminando por desaparecer lenta y
definitivamente. Sólo el espíritu se encuentra a salvo
y permanentemente libre de la muerte. La muerte,
en cuanto tal, no es sino un mero estado
instrumental diseñado e incorporado para llevar a
cabo el progreso humano.
En resumen o síntesis de lo arriba indicado, diremos
que vivir intentando progresar inmersos en
tradiciones o viejas costumbres, o usando vestidos,
herramientas o útiles cuyo desfase temporal y
tecnológico es evidente, pero aferrándose a ellos
denodadamente como aliento insustituible de vida,
ello, retrasará sin duda alguna la evolución de quien
o quienes se encuentren en dicho estado o
situación. No se trata de ninguna advertencia
interesada, lejos de ello. La verdad no admite
devaneo alguno, ni siquiera con la razón, pues que
de sí misma extrae, construye y muestra la
cambiante realidad, por nosotros percibida a través
de un proceso ilimitado en el que el nuestro es de
exigua duración. Y tampoco la verdad alberga
dogma alguno – lejos de ello – dado que la realidad
transitoriamente observada no es sino una cara,
cara infinitesimal y mutante de la verdad por medio
de infinidad de realidades sucesivas durante una
infinitesimal proporción de tiempo, aquél en el que
nosotros aparecemos y con suma rapidez nos
extinguimos.
De aquí que, al aludir a los "ropajes de las
tradiciones", no hagamos sino recordar, o poner en
evidencia que, cual mujer de Lot, nadie en el camino
evolutivo puede desarrollarse positivamente mirando
hacia atrás, dado que la cristalización, "estatua de
sal", está a la orden del día en todos y cada uno de
los ámbitos y estamentos por que cruza el ser. Por
tanto, desvistámonos pronto y tiremos lo viejo, lo
antiguo, lo inútil, lo desfasado, todo cuanto, aún sin
percibirlo ostensiblemente en un instante dado, con
seguridad absoluta va aislándonos, encerrándonos y
retrasándonos, convirtiéndonos en débiles, lejanos y
diminutos, en verdaderos rezagados en el esquema
de la evolución.

*
del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel

* * *

No hay comentarios:

Publicar un comentario