humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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lunes, 26 de mayo de 2014

Época Aria


Época Aria

No hay demasiado que decir respecto a ella, puesto
que numerosísimas cosas hemos tenido oportunidad
de conocerlas a través de medios historiográficos.
Tal, por ejemplo, no es novedad alguna recalcar que
Asia Central constituyó la patria original de las razas
arias, puesto que allí se habían asentado los
primeros semitas y de ellos descendieron todas
ellas. Sin embargo, hagamos notar que habría de
ser en esta época cuando el hombre conoció tanto el
fuego como otras fuerzas, las cuales, siendo de
origen divino, intencionadamente le fue ocultada la
procedencia a fin de que, sin constreñimiento
alguno, pudiera usarlo y usarlas sin coacción ni
mediatización alguna de cara a su lucha por la
supervivencia, el desenvolvimiento y el desarrollo.
Al comienzo de la época, con la finalidad de que
pudieran ocupar la función que desempeñaban los
Mensajeros de Dios, es decir, las Señores de
Mercurio, fue cuando los más avanzados humanos
obtuvieron las más altas iniciaciones, por lo que ellos
pasaron a constituir los únicos mediadores desde
entonces entre el hombre y Dios. El anonimato y una
vida normal y sencilla han constituido siempre notas
singulares de estos Guías y Maestros de la
humanidad.
Finalizando la presente época, la Aria, hará acto de
presencia pública el iniciado más elevado, a quien
de forma voluntaria acogeremos como líder. Para
ese final se dispondrá ya de un grupo muy especial,
será aquél que dará inicio y lugar a la última raza, la
cual tendrá su ser al comienzo de la Sexta Época. A
partir de entonces, tanto las razas como las
naciones cesarán de existir y la humanidad pasará a
formar una Fraternidad Espiritual como la que, en
muy distinto grado o nivel, tuvo lugar antes de
concluir la Época de Lemuria. En calidad de Rey y
Sacerdote a un tiempo, Cristo será el Gran
Unificador de esta Sexta Época.

*
del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel

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