Época Aria
No hay demasiado que decir respecto a ella, puesto
que numerosísimas cosas hemos tenido oportunidad
de conocerlas a través de medios historiográficos.
Tal, por ejemplo, no es novedad alguna recalcar que
Asia Central constituyó la patria original de las razas
arias, puesto que allí se habían asentado los
primeros semitas y de ellos descendieron todas
ellas. Sin embargo, hagamos notar que habría de
ser en esta época cuando el hombre conoció tanto el
fuego como otras fuerzas, las cuales, siendo de
origen divino, intencionadamente le fue ocultada la
procedencia a fin de que, sin constreñimiento
alguno, pudiera usarlo y usarlas sin coacción ni
mediatización alguna de cara a su lucha por la
supervivencia, el desenvolvimiento y el desarrollo.
Al comienzo de la época, con la finalidad de que
pudieran ocupar la función que desempeñaban los
Mensajeros de Dios, es decir, las Señores de
Mercurio, fue cuando los más avanzados humanos
obtuvieron las más altas iniciaciones, por lo que ellos
pasaron a constituir los únicos mediadores desde
entonces entre el hombre y Dios. El anonimato y una
vida normal y sencilla han constituido siempre notas
singulares de estos Guías y Maestros de la
humanidad.
Finalizando la presente época, la Aria, hará acto de
presencia pública el iniciado más elevado, a quien
de forma voluntaria acogeremos como líder. Para
ese final se dispondrá ya de un grupo muy especial,
será aquél que dará inicio y lugar a la última raza, la
cual tendrá su ser al comienzo de la Sexta Época. A
partir de entonces, tanto las razas como las
naciones cesarán de existir y la humanidad pasará a
formar una Fraternidad Espiritual como la que, en
muy distinto grado o nivel, tuvo lugar antes de
concluir la Época de Lemuria. En calidad de Rey y
Sacerdote a un tiempo, Cristo será el Gran
Unificador de esta Sexta Época.
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del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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