De la ley de Piscis a la libertad de Acuario
La promulgación de leyes por los gobiernos de los
pueblos es un concepto pisciano y, por tanto,
transitorio, dado que el ideal de Acuario consiste en
alcanzar la libertad individual, sin necesidad de
leyes. Por ello, a través del camino que nos lleva de
Piscis a Acuario, hemos de reconsiderar el papel
que juegan las leyes en las sociedades y pensar
seriamente en qué grado estamos preparados para
avanzar sin ellas. Porque a las leyes pueden serles
efectuados los siguientes reproches:
"Tienden a inhibir a las personas ante la necesidad
de pensar". Quizá ésta sea la razón por la cual
consultemos determinados libros y conocer
las normas de etiqueta que rigen acerca de la
celebración de fiestas, de bodas, de bautizos u
óbitos. Por tanto, evitar que las personas piensen y
recapaciten, puede equivaler a paralizarlas ante la
posibilidad de su crecimiento intelectual. Por ello, de
igual modo que los músculos y huesos de
un individuo se deteriorarían si fuese encerrado en
un molde de yeso, así también lo harían el poder
creativo, el razonamiento y la capacidad de
resolver problemas si nuestra conducta fuese
restringida permanentemente por las leyes. Otro de
los problemas de las leyes es que, al ser
promulgadas para gobernar bajo ciertas condiciones
o circunstancias, al cambiar estas, aquéllas decaen,
ya que resultarán inapropiadas. La historia sobre
Epaminondas ilustra perfectamente acerca de este
punto, porque, si un niño recibe sólo normas y no se
le enseña a pensar por sí mismo ¿qué hará al crecer
y encontrarse con un mundo en constante cambio, y
cómo afrontará situaciones y problemas con los que
sus padres y profesores jamás soñaron? ¿Acaso no
ocurre esto en las sociedades postcomunistas?
Otro problema que emana de las leyes consiste en
que a veces, quienes las elaboran, incluso en
los sistemas democráticos, pueden equivocarse.
Tennisón reflejó ciertamente una de estas
situaciones en su poema "La carga de la Brigada
Ligera". El final de la segunda estrofa dice así: "No
estaban allí para replicar/ no estaban allí para
razonar/ no estaban sino para vencer o morir/ En el
valle de la Muerte/ cabalgaron los seiscientos.
Si alguien manda a seiscientos hombres y comete
un error, este error se repite seiscientas veces; pero
si una persona piensa, decide por sí misma y
comete un error, al menos ese error sólo será
cometido una vez.
Desde luego las leyes pueden guiar al ignorante.
Así, por ejemplo, si un niño no comprende los
peligros de una estufa encendida, puede dársele la
ley de "no se toca" para impedir que se queme. Sin
embargo, una vez que disipe su ignorancia, la ley
dejará de ser necesaria. En Acuario se espera de las
personas que hayan desarrollado la luz dentro de sí,
y que, por tanto, no precisen de ley externa alguna
para su guía.
Otro aspecto observado de las leyes es que, si bien
pueden producir acciones correctas, ello no implica
que puedan generar sentimientos rectos. Los
empleados de una tienda pueden ser requeridos de
observar un trato correcto con los clientes, en
cambio esa norma u orden no puede forzarlos a que
pongan amor o sentimiento especial más allá de las
palabras. Las leyes pueden exigir de las personas
que firmen sus contratos pero no que trabajen con
entrega. Las leyes pueden forzar a las personas a
que a través de los impuestos y programas sociales
cedan dinero unas a otras, pero de ningún modo
pueden impelerlas a amarse mutuamente, a
respetarse y a cuidar unas de otras. De hecho,
pueden incluso obstaculizar la generación
y desarrollo de pensamientos rectos, pues si nuestra
mente se enfoca en atender leyes, acaso no
permitamos que nuestro corazón haga sus caminos.
Así, en la pág. 92 de la edición inglesa de "Libertad
primera y última" J. Krishnamurti escribió: "Una
mente que se amolda a cualquier sistema de
autoridad, interno o externo, no puede ser sensible".
Un niño no puede aprender a caminar si se le
mantiene atado a la cama por miedo a que se caiga;
porque si el niño ha de aprender a caminar, debe
practicar, y ello conlleva mucho esfuerzo vacilante y
numerosas caídas previas. En la Era de Acuario se
espera de todos que hayan despertado la luz interna
que guíe sus vidas, y ello sólo podrán llevarlo a cabo
si son libres para hacer sus propias elecciones y
pueden apreciar las consecuencias de las mismas y,
por tanto, aprender de sus experiencias. Las
personas, cuando se les da libertad, pueden cometer
errores, cierto; pero es el único camino para que
logren aprender cómo ejercer la libre elección y
crecer a través de ella. Y en la medida en que los
individuos de una sociedad crezcan, la sociedad en
su conjunto, podrá crecer, únicamente.
Recojamos en este punto unas palabras que ya, en
1849, escribió Henry David
Thoreau: (Acepto de corazón el lema "El
mejor gobierno es el que gobierna menos", y me gustaría verlo
llevado a la práctica más rápida y sistemáticamente.
Bien desarrollado, finalmente llevará a algo en lo que
también creo, "el mejor gobierno es el que no
gobierna en absoluto"; cuando los hombres estén
preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tendrán)
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del libro "Los Rosacruces" de Antonio Justel
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