humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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miércoles, 9 de junio de 2010

ÚLTIMA PARTE DE LA ÉPOCA ATLANTE: TAURO — ESCORPIÓN
















ÚLTIMA PARTE DE LA ÉPOCA ATLANTE

TAURO — ESCORPIÓN




En la última parte de los atlantes el egoísmo se desarrolló en un grado
mucho más avanzado que antes; la vista espiritual había sido perdida por la
mayoría de las gentes que entonces vivían enteramente en el plano material y se
satisfacían especialmente en sus pasiones materiales.
El Toro fue adorado muy apropiadamente por ellos, siendo un emblema de
la fortaleza necesaria para conquistar el mundo material. Fue, debido a su
prodigiosa fortaleza, una ayuda inapreciable en todas sus luchas y trabajos. El
proverbio acerca de las “ollas de carne de Egipto”, ha permanecido como una
ilustración hasta el día actual para indicarnos el modo tan extraordinario con que el
animal suministró nuestra necesidad física de alimentación; y la leche de la
hembra fue también un artículo de consumo en la dieta humana. La posesión de
mucho ganado fue, por lo tanto, ardientemente deseada por las antiguas naciones,
y la adoración del Toro se inició bajo la precesión celestial de Tauro durante los
grandes años siderales y se vino continuando hasta los tiempos
comparativamente modernos, cuando el Sol por precesión recorría el signo del
Toro celestial la última vez.
En tal momento, cuando el Sol entró en el signo del Cordero, Aries, las
religiones arias se inauguraron. La religión del Cordero debe permanecer durante
el gran año sideral próximo mientras que el Sol por precesión pasará alrededor de
los doce signos del Zodíaco, así como la religión del Toro tuvo su apogeo durante
el año celestial, anterior, desde el momento en que el Sol entró en Tauro hasta
que dejó el mismo signo en su paso próximo.
Las nuevas religiones, sin embargo, no son reveladas en su totalidad al
principio, se. manifiestan al mundo y sufren un período de gestación antes de que
la religión propiamente dicha consiga sus fines materiales de existencia, y de igual
modo, una religión antigua para ser abrogada sobrevive mucho tiempo después de
que la religión que la suceda se haya convertido en un principio oficial para la
elevación de la Humanidad.
Los semitas originales elegidos para inaugurar la adoración del Cordero,
Aries, durante la Época Aria, se tomaron de “Egipto”, el hogar del Toro, “Tauro”.
Sin embargo, no debe confundirse con nuestro moderno Egipto.
La historia del Faraón que se esforzó en oponerse a la emigración y que se
ahogó, hace referencia a los atlantes que fueron sumergidos miles de años antes
de la época en que Moisés huyó con los israelitas y cruzó el mar Rojo.
Los hechos subyacentes en la historia nos dicen de una multitud de gentes
que dejó la tierra en la que el Toro, Tauro, era adorado (la Atlántida o Egipto),
cuyos habitantes fueron sumergidos para que buscaran la “tierra prometida” más
allá del agua que se había tragado a “una nación pagana”.
Allí, en aquella tierra, se dedicaron a la adoración del “Cordero”, Aries, el
cual había sido degollado en Egipto (Atlántida), y por su sangre este pueblo quedó
preservado de la muerte, y así fue como se “degolló” al “Cordero” desde la
fundación del mundo (presente), que nosotros llamamos Época Aria. La salvación
de Noé nos presenta otra fase del mismo suceso relatando que las nieblas que
envolvían a los atlantes se condensaron en lluvia que cubrió por medio del Diluvio
las cuencas de la Tierra dejando una atmósfera clara en la cual el Arco Iris se vio
por vez primera en la inauguración de la Nueva Edad, la Época Aria, en la que una
nueva Alianza tuvo lugar por los precursores del sistema político que entonces se
manifestó.
La Atlántida fue la casa del Toro, Tauro, y cuando el Sol por precesión
estaba abandonando este signo la última vez, la religión del Cordero, Aries, fue
definitivamente dada a los hombres. De aquí que la adoración del Toro fue
anulada y cuando uno cualquiera de los precursores de la raza traída de la
dispensación de los atlantes por la sangre del Cordero, Aries, añoraba su paso y
adoraba al “Becerro”, Tauro, éste actuaba en contra de la ley del progreso y se le
llamó, por consecuencia, idólatra, seguido de una abominación de las jerarquías
divinas cuya tarea fue la de guiar a la humanidad durante las edades que
precedieron al advenimiento de Cristo. Debido a las transformaciones y trastornos
repetidos, muchos se “perdieron” y ellos son los judíos del día que aun hoy
contienen todos sus trazos atlantes. (Véase el Concepto Rosacruz del Cosmos).
Aparte de la clave que nos pueda proporcionar la astrología, la Biblia puede
considerarse ciertamente como un libro sagrado, pero con esta clave el asunto es
muy distinto. En el Viejo Testamento se hace referencia a dos clases de animales:
toros, que eran de Tauro, y ovejas y cabras que eran de Aries. Éstos sólo fueron
usados en los sacrificios. (El de las tórtolas y palomas fue consentido como una
concesión que se hacía a la pobreza). Todos los caracteres principales de la
antigua dispensación fueron “pastores” (arianos) y Cristo también se anunció a sí
mismo como el gran Pastor.
En el Nuevo Testamento nos encontramos con otro animal: el pez, que
alcanzó gran preeminencia, y los apóstoles fueron llamados “pescadores de
hombres”, pues entonces el Sol por precesión estaba cercano a la cúspide de
Piscis (los peces) y Cristo habló de una época en la que el Hijo del Hombre
(Acuario) vendrá. Así, pues, nuestra esfera evolutiva está descrita en la alusión
astrológica oculta de la Biblia.
El estudiante ahora tiene una delineación de la marcha de los sucesos que
le servirá de mucho tener presente.
Jesús enseñó a las multitudes valiéndose de parábolas, pero explicó los
misterios del Reino de Dios a Sus discípulos. San Pablo daba también carne
espiritual a los fuertes, pero la leche de la doctrina a las multitudes, porque
entonces, como siempre, ha habido un lado esotérico y otro exotérico en todas las
religiones. Tomando a Tauro, el signo del Toro, para simbolizar la adoración de
este animal como fue practicada en Egipto, Persia y otras naciones de aquel
tiempo, veremos que su signo opuesto, Escorpio, simboliza la doctrina esotérica
del sacerdocio, que era el guardián de los misterios antiguos de los atlantes.
En relación con esto notaremos primeramente que el signo Escorpio está
representado en los dibujos del Zodíaco por un escorpión o serpiente, y conviene
dejar bien impreso en la mente de nuestros estudiantes que el escorpión tiene su
aguijón en la cola, mientras que la serpiente tiene el veneno en los dientes.
Esto es muy importante como en seguida observaremos.
Buscando la palabra “serpiente” en la Biblia veremos que hay acerca de ella
siete palabras que han sido traducidas de este modo, pero una de ellas que toma
del Egipto su significación: es Naja. Esta palabra se encuentra en las tablillas
antiguas de los templos famosos del antiguo Egipto, donde Osiris el dios solar,
está ensalzado como elevándose de la profundidad primordial. Entonces fue
cuando se coronó con toda su gloria a Naja (Uraeus), un emblema de sabiduría
cósmica. El Uraeus era una parte del cuerpo de la serpiente con la cabeza
dibujada como saliendo de un punto de la frente, precisamente encima de la nariz,
donde el humano espíritu tiene su asiento, y Cristo, por lo tanto, se refiere a los
iniciados serpentinos antiguos cuando dijo: “Sed sabios como las serpientes”.
En el Egipto de la antigüedad el rey llevaba una corona adornada con una
doble serpiente, Uraeus o Naja, que parecía que salía de la frente cuando la
corona estaba colocada sobre su cabeza. Esto es para simbolizar el hecho de que
él ejercía el doble oficio de rey y sacerdote por la virtud de su sublime sabiduría.
En la India también los guardadores de las enseñanzas de los Misterios eran
llamados “nagas” o serpientes. En los “Eddas” de Islandia, los Vedas del Norte,
Siegfried, el investigador sincero degolló a la serpiente, probó de su sangre y
entonces se convirtió en sabio. No es necesario, para completar el hecho indicado
más arriba, que vayamos fuera de nuestra propia religión para buscar una prueba
de que la serpiente es el símbolo de la sabiduría, porque Cristo mismo dijo: “Sed
sabios como las serpientes”. La serpiente no es por cierto suficientemente sagaz
para justificar un significado literal de este dicho, pero cuando comprendemos que
el fuego creador se eleva hacia arriba por medio del cordón espiral serpentino y
que hace vibrar el cuerpo pituitario y la glándula pineal, conectando el ego con el
mundo invisible mediante el desarrollo de un sentido oculto, entonces la alusión se
nos hará perfectamente clara.
Hay, no obstante, una fase inferior en el desarrollo espiritual simbolizado en
los tiempos antiguos mediante la colocación de Uraeus o la serpiente en el
ombligo para mostrar que las facultades mediumnímicas se han desarrollado en el
plexo solar. La mediumnidad es una fase negativa de la vista o del oído espiritual
poseída por una persona que, bajo el control de una inteligencia externa, profetiza.
Esta fase indeseable de videncia estuvo representada en el Zodíaco por el
símbolo de Escorpio, el cual tiene su aguijón en la cola. En el iniciado serpentino
el fuego cósmico creador fue empujado hacia arriba por medio de la cabeza para
servir una finalidad espiritual y en el médium la energía creadora se expresa por
egoísmos y deseos sensuales a través del órgano procreador regido por Escorpio.
El punto entre las cejas del cual la serpiente de sabiduría sale, es el
asiento de la vida, de aquí que todo lo que nace del vientre está sujeto al aguijón
de la muerte que está contenido en la cola del Escorpión.
Si ahora volvemos con esta información a la Biblia veremos que muchos de
los casos que contiene y que previamente estaban oscuros, se nos hacen claros.
Como hemos dicho, la palabra egipcia para este Uraeus o serpiente, es Naja, y la
han tomado prestada de los israelitas, quienes expresaron la facultad negativa de
la mediumnidad añadiendo el sufijo final femenino “oth” que nos da Naioth;
mientras que a aquéllos capaces de funcionar conscientemente en los mundos
espirituales se les dio el final positivo plural masculino “im” y, por lo tanto, fueron
llamados Naim. Si leemos el capítulo XIX de la primera epístola de Samuel con
este conocimiento, veremos en seguida que el incidente narrado en él era de
naturaleza mediumnímica.
David empezó a temer a Saúl y fue con Samuel a “Naioth”. Éste se supuso
por los traductores de la Biblia que era un lugar, o bien el nombre de una aldea.
Pero si ocurrió de este modo fue porque las gentes que vivían en tal lugar eran
“Naioth” o médiums. Se les llama profetas en este capítulo y es muy significativo
que tan pronto como cualquiera penetraba en su campo empezaba a profetizar o á
hablar bajo control. Aun Saúl, que fue a aquel sitio, ansioso de encontrar a David
para poderle matar, fue controlado por los espíritus y empezó a profetizar de tal
manera que fue el divertimiento de todos los presentes.
En el Nuevo Testamento se nos dice que Cristo fue a la ciudad de Naim y
allí resucitó al hijo de una viuda. En el Testamento latino esta ciudad no se llama
Naim sino Nain, y es muy significativo que los tres: Naim, Naioth y Endor, donde
los videntes que asistieron a Saúl se supone que vivieron, están en la misma
localidad o en el monte Tabor.
Cada francmasón conoce que los hermanos de aquella hermandad se
llaman “Hijos de la viuda” y se dice en la Biblia que Hiram Abiff, el artífice
constructor del templo de Salomón, fue el hijo de una viuda, un artífice potente y
sagaz. Nosotros no podemos en este artículo repetir la leyenda Masónica en la
cual se nos da la razón de por qué es esto así. Esto se ha explicado debidamente
en nuestro libro titulado “La Masonería y el Catolicismo” y también en los otros
libros de la filosofía Rosacruz. Pero baste decir que en la historia de la Biblia a la
cual se ha hecho referencia, nosotros tenemos uno de los Naim, un hijo de la
Viuda o un iniciado de la antigua escuela serpentina, porque los sacerdotes de
Egipto fueron “phree messen” o hijos de la luz. Cada uno de ellos tenía dentro la
antigua sabiduría serpentina.
Pero una religión nueva se había manifestado y fue necesario elevar a los
antiguos iniciados para que comprendiesen los Misterios de la Edad Futura. Por lo
tanto el Cristo, el León de Judá, el Señor del Reino nuevo, fue al hijo de la
viuda de Naim y le resucitó con un zarpazo de la poderosa garra del León.
Nosotros podemos aquí recalcar que el primer iniciado en este nuevo sistema fue
Hiram Abiff, el superior iniciado del sistema antiguo, quien por esta nueva
iniciación dada a él por Cristo, se convirtió en un cristiano y se comprometió a
llevar la Rosa y la Cruz, los cuales fueron los símbolos de la nueva enseñanza de
Misterios del mundo occidental y entonces se le dio el nombre de “Cristian
Rosenkreutz”.
Así, pues, desde el momento en que el Sol entró en el signo de Aries por
precesión, se consideró como un crimen por el pueblo elegido la adoración del
“toro” exotéricamente o de tener contacto con la sabiduría de la serpiente
exotérica. Y por una razón semejante es idolatría cuando los pueblos del Oeste
se convierten a religiones orientales, tales como el Hinduismo, Budismo y
enseñanzas semejantes, porque en las épocas arias solamente las religiones
arias, las religiones del Cordero, tienen el efecto debido sobre la evolución
humana. Todos los sistemas anteriores han tenido un efecto deprimente para el
pueblo occidental, y con el tiempo, aquéllos que ahora viven en el Este, los
orientales, se verán obligados a abrazar esta religión o de lo contrario quedarán
retrasados en la evolución.

***

del libro "El Mensaje de la Estrellas" de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel

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