CAPÍTULO VII
LOS NACIDOS EN LOS DOCE SIGNOS
Los nativos de Virgo
Nacidos entre el 24 de agosto y 23 de septiembre
pág. 72
Virgo, el signo sexto del Zodíaco, está regido por Mercurio, el planeta de la
razón, de la expresión y destreza. Se dice, y con considerable razón, que el amor
es ciego, porque si uno viese defectos en el ser amado la pasión dominadora
nunca encontraría BU expresión. Por lo tanto los hijos de Virgo que están
gobernados principalmente por el intelecto no son simpáticos, sino que están
inclinados a ser cínicos, de temperamento criticón y escépticos hacia cualquier
cosa que no sea demostrable científicamente a la razón y a los sentidos. Son muy
rápidos mentalmente aunque a menudo inclinados a forzar la marcha, pero nunca
se excederán en tal determinación y cuando se metan en un callejón sin salida
dogmático se harán de mentalidad estrecha y dados a la gazmoñería. Son más
bien perezosos y les gustan las cosas fáciles, pero, sin embargo, les agrada el
mandar a los demás y serán muy dominadores con sus subordinados. Por esta
razón se conquistan enemigos de carácter duradero, pero una vez que se hayan
hecho amigos con cualquiera harán muy buena amistad y tratarán a sus amigos
bien.
La disposición mercuriana infundida por este signo trae muchos cambios de
ambiente y, por consiguiente, forma constantemente nuevas amistades y
asociaciones nuevas. Son de naturaleza adquisitiva y siempre están buscando
medios de mejorar financiera, social o económicamente. Puede decirse también
que merecen sus ascensos porque son muy industriosos cuando ven que pueden
ganarse una recompensa como consecuencia de su trabajo. Son también muy
ingeniosos y versátiles, amigos del estudio de la ciencia, especialmente de la
química, la dieta y la higiene y muchos de entre ellos se hacen maniáticos
rigurosos en la alimentación,
Como Virgo está en el signo sexto estas personas suman en sí las
características de la casa sexta y son, por lo tanto, muy sensitivas a la sugestión
de mala salud, de modo que una vez que han quedado enredadas en los
tentáculos de la enfermedad, les falta la necesaria fuerza de voluntad para
desenredarse de ellos, con el resultado de que se hacen enfermos crónicos o
quizá suponen ellos que lo son, porque puede decirse que estas personas se
resienten de cualquier esfuerzo que se hace para darles ánimo y hacerles olvidar
las manifestaciones de su enfermedad, ya sea real o imaginativa. En efecto,
parece que gozan con el mal estado de salud y siempre están buscando
simpatías, aunque como hemos indicado al principio de esta descripción, ellos son
muy parcos para hacer lo propio con los demás. Si ellos pueden librarse de la
enfermedad se hacen a menudo enfermeros excelentes y tienen una influencia
espléndida sobre los enfermos.
***
del libro "El Mensaje de las Estrellas" de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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