NEPTUNO EN LAS DOCE CASAS
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Neptuno en el Ascendente, o casa primera. Neptuno es por naturaleza
oculto, profético y espiritual. El Ascendente significa el cuerpo en el que nosotros
funcionamos, y de este modo, por la combinación de estas ideas, vemos que
Neptuno en el Ascendente proporciona un cuerpo sensitivo capaz de sentir las
vibraciones más sutiles de la naturaleza y con arreglo a los aspectos que el
planeta reciba estas vibraciones son buenas, malas, o indiferentes. Si Neptuno es
fuerte y bien aspectado con el Sol, Júpiter, o Urano, podemos juzgar que hay una
inmensa naturaleza mística y latente en la persona. Ya sea este misticismo que
depende de las ocasiones y de las circunstancias. Por otro lado, si Neptuno está
afligido indica una mentalidad sumamente baja o acaso locura. En cualquier caso
la naturaleza es visionaria, romántica y generalmente sin valor práctico o por lo
menos desde el punto de vista del mundo actualmente. Las facultades proféticas
inspiradas y visionarias están generalmente bien desarrolladas cuando Neptuno
está exento de aflicción en la casa primera. Hay un gran amor por el arte y por la
música, un deseo por el lujo y por todo lo que dé poder y tono en la vida. Pero
cuando Neptuno está afligido en la casa primera, la naturaleza es indolente,
morosa y mutable, con gustos y deseos pervertidos que se le presentan e impelen
a la persona a cometer actos indiscretos que pueden traerle graves
consecuencias. Hay algún indicio de prostitución de las facultades espirituales;
una disposición deshonesta y engañadora y también una tendencia a la
mediumnidad y a la obsesión del espíritu.
Neptuno en la segunda casa y bien aspectado, brinda ganancia mediante
todas las cosas en las cuales el agua toma un parte importante, así como
mediante sociedades y materias místicas y ocultas. Pero si Neptuno está afligido,
los negocios financieros de la persona se verán siempre en un estado caótico e
indeterminado.
Neptuno en la casa tercera, cuando está bien aspectado, estimula las
facultades mentales en un grado considerable. Da mucha capacidad para escribir
y hablar de asuntos de inspiración de elevados ideales, así como una mente
devota. Pero cuando Neptuno está afligido en la casa tercera, la mente es de
orden bajo; astuta, algunas veces imbécil o idiota, con sentimientos fantásticos o
involuntarios y con apetitos pervertidos. Neptuno en la casa tercera también da
una tendencia a viajar mucho, frecuentemente por agua, pero el que estos viajes
sean favorables o adversos, depende de los aspectos.
Neptuno en la casa cuarta, cuando está bien aspectado, da una atmósfera
espiritual al hogar con condiciones excepcionales para el crecimiento del alma
como consecuencia de las relaciones que en él se forma; pero cuando está
afligido brinda decepciones y fraude, desgracias y traiciones, problemas peculiares
y muchos cambios de residencia. Hay también la predisposición a verse en la
mayor pobreza al término de la vida y aun hasta a verse recluido en una institución
pública de caridad.
Neptuno en la casa quinta, fuerte y bien aspectado, indica unas relaciones
favorables con alguien de naturaleza espiritual altamente avanzada, también éxito
como profesor de materias místicas y ganancia mediante la inversión en cosas
gobernadas por Neptuno, los deportes acuáticos y cualquiera otro negocio en el
cual el elemento “agua” sea dominante.
Neptuno en la casa sexta, cuando está bien aspectado, es una indicación
favorable de facultades psíquicas latentes, las cuales pueden ser desarrolladas
con provecho desde el punto de vista espiritual; pero cuando está afligido
predispone a la prostitución de las facultades espirituales por la mediumnidad, etc.
Por consecuencia de esto, al persona puede verse sujeta a los espíritus control y
correr un grave peligro de obsesión. Indica también disgustos y perdías por medio
de los empleados y una propensión a sufrir enfermedades crónicas devastadoras
y deformantes. Generalmente estas tendencias están acentuadas por una
naturaleza sensual y una manera de vivir de indulgencia propia.
Neptuno en la casa séptima y bien aspectado, indica el matrimonio con
una persona de naturaleza oculta e inspirada, generalmente una unión platónica
de la naturaleza más satisfactoria para el alma, una verdadera compañía de dos
que realmente se completan. Indica también éxito como orador público en sujetos
ocultos y místicos. Pero cuando está afligido Neptuno en la casa séptima, indica
un compañero de matrimonio emotivo, mediúmnico y desconfiable, o bien puede
sufrir fraude o decepciones en cosas relacionadas con el matrimonio: quizás uno
de los cónyuges cometa bigamia. Esta posición indica también uno de los
parásitos que se nutren del público en general o bien de aquéllos que a su vez son
víctimas del desfavor público, todo con arreglo a la naturaleza de los aspectos y
éstos indicarían bien si lo que ocurre es merecido o no.
Neptuno en la casa octava, cuando está bien aspectado, da ganancia
como consecuencia del matrimonio, pero no mediante el curso ordinario de los
negocios; viene de una manera extraordinaria. Esta posición es también favorable
para las investigaciones ocultas y a menudo capacita a la persona que la tiene
para obtener el conocimiento directo. Pero cuando Neptuno está afligido en la
casa octava, proporciona pérdidas por fraude o decepción relacionada con el
compañero de matrimonio, inconvenientes financieros con corporaciones públicas
y también un final de vida extraño y raro.
Neptuno en la casa novena es muy favorable para el cultivo de las
facultades espirituales cuando está bien aspectado y trae visiones extrañas y
extraordinarias, así como presentimientos y profecías intuitivamente, y también
ganancias y placeres en relación con los viajes largos y excursiones. Cuando
Neptuno está afligido en la casa novena hace a la mente temerosa y ansiosa,
siempre alerta, con presentimientos vagos, e inclina a los viajes, pero brinda
disgustos en tal extremo así como peligros de complicaciones legales y pérdida
como consecuencia de ello.
Neptuno en la casa décima, cuando está bien aspectado, indica un ser de
altas aspiraciones e inspirado, inclinado espiritualmente, que tiene la capacidad
para dirigir a las muchedumbres, con fama y honor, en relación con alguna
sociedad mística o de investigaciones científicas. Esta posición de Neptuno indica
también un accidente a alguno de los padres, probablemente por agua, mientras el
nativo es aún niño; pero cuando el planeta está bien aspectado a menudo se
producen legados.
Neptuno en la casa décima y en trígono con el Sol o la Luna es un signo
seguro de la capacidad de cultivar la vista espiritual en esta vida. Varios videntes
bien conocidos tienen este aspecto. Cuando Neptuno está afligido en la casa
décima indica fraude, decepciones y deshonra que con el tiempo traerán su
resultado en forma de dolores, disgustos y escándalos.
Neptuno en la casa undécima y bien aspectado, indica una persona de
altas aspiraciones espirituales y la capacidad de atraer a otros de naturaleza
semejante, los cuales serán de mucha ayuda para él en la realización de sus
deseos, esperanzas y anhelos. Cuando Neptuno está afligido en la casa
undécima, indica decepciones y traiciones por parte de esas personas que se
llaman amigas, lo cual traerá pérdidas y disgustos. Por lo tanto, las personas con
esta posición deben tener un cuidado especial para cultivar y administrar la
amistad de su prójimo.
Neptuno en la casa duodécima, cuando está bien aspectado, brinda éxito
en un trabajo de investigación de naturaleza científica u oculta, el cual es llevado a
cabo en secreto o lejos del husmeo de los hombres. Indica también unas
relaciones secretas placenteras al alma o bien clandestinas, aunque honorable,
con alguien cuyas relaciones serán beneficiosas para ambos, y no
infrecuentemente sucede que este amigo sea del mundo espiritual; pero la
relación es mucho más estrecha en tales casos de lo que puede ser entre amigos
cuando ambos están en el mundo físico. Cuando Neptuno está afligido en la casa
duodécima, da una propensión a verse confinado y preso en una institución
pública, tal como hospitales, asilos o cárceles por razón de enemigos secretos y
poderosos, o bien por una enfermedad crónica y contagiosa, o también debido a la
locura por prácticas pervertidas.
***
del libro "El Mensaje de las Estrellas" de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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