humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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viernes, 3 de febrero de 2012

UNA HISTORIA NOTABLE



UNA HISTORIA NOTABLE


Un día , en Santa Bárbara, California, un hombre llamado Roberts fue a ver a un clarividente que es también conferenciante teosófico y le pidió ayuda para un caso muy intrincado. Mr. Roberts se encontraba paseando por la calle el día anterior cuando una nena de unos tres años se abrazó a él llamándolo papá. Mr. Roberts se indignó, creyendo que alguien trataba de atribuirle la paternidad de la nena a él. Pero la madre de ésta, que vino rápidamente, se extrañó tanto como Mr. Roberts y trató de llevársela. La nena , sin embargo, insistía en ir con Mr. Roberts, diciendo que era su padre. Debido a las circunstancias que se mencionarán más tarde, Mr. Roberts no pudo quitarse esa escena de la cabeza y fue en busca del clarividente, en cuya compañía fue a casa de los padres de la niña. Esta , al verlo corrió nuevamente hacia él tornando a llamarlo papá. 
El clarividente, que llamaremos X, tomó primeramente a la niña y la llevó junto a la ventana para notar si el iris de su pupila se distendía o contraía conforme la retiraba o acercaba a la luz, con objeto de comprobar si alguna otra entidad que no fuera su propio poseedor estaba en posesión del cuerpo de la nena, puesto que el ojo es la ventana del alma y ninguna entidad "obsesora" puede dominar esa parte del cuerpo. Mr. X comprobó que la nena era normal y en seguida procedió a hacer preguntas a la pequeña , cuidadosamente. Después de un paciente trabajo efectuado con intermitencias durante la tarde, para no fatigar a la niña, contestó esta lo siguiente:

Ella había vivido con su papá Mr. Roberts, y otra mamá en una casita solitaria, desde la que no se veía ninguna otra casa; próxima a ella había un arroyuelo en cuyas orillas crecían algunas flores (la nena corrió afuera entonces y volvió con algunos amentos - sauce americano-) y que había una tabla sobre el arroyo, y le habían ordenado que no la cruzara de miedo a que se cayera. Un día su papá las abandonó a ella y a su madre y no volvió más. Cuando se les acabaron los alimentos su mamá se acostó enferma. Y después agregó: "Yo también morí, pero no morí, puesto que vine aquí".

Entonces Mr. Roberts contó su historia. Dieciocho años antes vivía en Londres, donde su padre era cervecero. Se enamoró de la joven sirvienta. Y su padre se opuso, pero el se escapó con ella a Australia, después de haberse casado. Allí se fueron al bosque y construyeron una pequeña granja, edificando una casita junto al arroyo, exactamente como decía la niña. Tuvieron allí una hija y cuando ésta tendría unos dos años él dejó la casa y fue a alguna distancia de ella; en ese entonces un hombre armado de un rifle corrió hacia él diciéndole que quedaba arrestado en nombre de la ley por un robo cometido la noche en que Mr. Roberts dejó a Inglaterra. El oficial había seguido sus huellas hasta allí creyéndolo criminal. Mr. Roberts pidió que se le permitiera ir antes a ver a su mujer y a su hijita, pero creyendo el oficial que ese ruego era una astucia para hacerlo caer en manos de los confederados, rehusó y lo obligó a dirigirse hacia la costa. De allí se le envió a Inglaterra y sometido a prueba comprobó su inocencia.

Antes de que las autoridades hicieran caso de sus constantes ruegos para que fuera a buscar a su esposa e hija, tuvo que pasar algún tiempo allí. Posteriormente se envió una expedición en su busca, la que no encontró más que los esqueletos de ambas. el padre de Mr. Roberts había muerto en el interín y aunque había desheredado de aquel, sus hermanos dividieron su herencia con él y éste volvió a América muy descorazonado.

Mr. Roberts proporcionó entonces algunas fotografías de su esposa e hija, las que por consejo de Mr. X fueron mezcladas con cierto número de otros retratos y mostrados todos a la nena, la que sin vacilar señaló las fotografías de sus antiguos padres, aunque éstas diferían mucho del aspecto actual de Mr. Roberts.

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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