LA REVOLUCIÓN SOLAR DEL PERIODO TERRESTRE
Durante esta revolución se reconstruyó el cuerpo vital con objeto de acomodarlo a la mente germinal. El cuerpo vital tomó una forma más parecida al cuerpo denso, de manera que se encontrara en las condiciones necesarias para poder ser empleado como el más denso vehículo durante el Período de Júpiter, cuando el cuerpo denso se haya espiritualizado, como se explicará más tarde en esta obra.
Los Angeles, que eran la humanidad del Período Lunar, fueron ayudados por los Señores de la Forma en su reconstrucción. La organización del cuerpo vital es ahora, en su eficacia, el más próximo al cuerpo denso. Algunos que han escrito sobre este asunto afirman que sólo es un eslabón, y sostienen que no es más que el molde del cuerpo denso y no un vehículo separado.
Si bien no deseamos criticarlos, y si bien admitimos también que esa formación parecer ser justificada por el hecho de que el hombre, en su estado actual de evolución, no puede ordinariamente emplear su cuerpo vital como un vehículo independiente -porque siempre permanece con el cuerpo denso y extraerlo de él en total causaría la muerte de éste-, consta, sin embargo, que hubo un tiempo en el que no estaba tan firmemente incorporado con el último, como veremos muy pronto.
Durante las épocas de la historia de la Tierra, que han sido llamadas Lemúrica y Atlántida, el hombre era un clarividente involuntario, y precisamente la falta de conexión entre el cuerpo denso y el vital era lo que producía ese fenómeno. Los iniciadores de ese tiempo ayudaban al candidato a perder esa conexión aún más marcadamente, como en el clarividente voluntario.
Desde entonces el cuerpo vital se entretejió mucho más firmemente con el cuerpo denso en la mayoría de los hombres, pero no en los sensitivos. Esa falta de conexión es lo que constituye la diferencia entre el psíquico y el hombre corriente que está inconsciente de todo lo que no sean impresiones de sus cinco sentidos. Todos los seres humanos tienen que pasar a través de ese período de estrecha relación entre sus vehículos y experimentar la consiguiente limitación de conciencia. Hay, por lo tanto, dos clases de sensitivos: Los que aún no se han sumergido firmemente en la materia, como por ejemplo, la mayoría de los hindúes, los indios, etc., que poseen cierto grado de clarividencia o que son sensibles a los sonidos de la Naturaleza, y aquellos que van a la vanguardia de la evolución. Estos últimos están surgiendo del pináculo de la materialidad, y pueden dividirse en dos clases, una de las cuales se desarrolla de una manera pasiva, sin energías. Por medio de la ayuda de los otros vuelven a despertar el plexo solar u otros órganos relacionados con el sistema nervioso involuntario. Por lo tanto, son clarividentes involuntarios, médiums que no tienen gobierno alguno sobre su facultad. Han retrocedido. La otra clase está compuesta por los que voluntariamente desarrollan los poderes vibratorios de los órganos relacionados actualmente con el sistema nervioso voluntario, y de esta manera se convierten en ocultistas ejercitados, que dominan sus propios cuerpos y ejercen la facultad de la clarivisión a su propia voluntad. En consecuencia, se les denomina clarividentes voluntarios.
En el Período de Júpiter, el hombre funcionará en su cuerpo vital de igual manera como funciona ahora en su cuerpo denso; y como ningún desarrollo es súbito en la Naturaleza, el proceso de separar los dos cuerpos ha comenzado ya. El cuerpo vital alcanzará un grado mucho mayor de eficiencia que el que tiene actualmente el cuerpo denso. Como que es un vehículo mucho más flexible, el espíritu podrá, entonces, usarlo de una manera imposible de realizar con nuestro vehículo denso actual.
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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel
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