humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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lunes, 26 de julio de 2010

Enfermedades del corazón




Enfermedades del corazón
pág. 312

Como el corazón es el asiento de la vida física, su regente natural es el Sol.
El signo solar es Leo. Pero es una equivocación suponer que la palpitación del
corazón sea necesariamente producida por una aflicción del signo Leo.

Indudablemente hay muchos casos en los que la indulgencia extrema del apetito
indicado por el signo Cáncer dilata el estómago, el cual oprime al corazón y
entonces la persona cree que sufre de este órgano. Esto fue el caso con los
horóscopos 17 y 18; ambos creían que la afección de su corazón era la causa
principal de su enfermedad, aunque en realidad su afección cardíaca era
solamente uno de los efectos.

Pero el horóscopo número 3 nos presenta un caso de debilidad orgánica del
corazón. El Sol está en su hogar en el signo fijo de Leo, y recibe una cuadratura
de Saturno, el recolector; así, pues, es evidente que el corazón era un eslabón
débil en la constitución de tal persona y que con el tiempo produciría alguna
dolencia, a menos que se opusieran los medios para evitarla. Desgraciadamente,
por supuesto, los padres conocían menos astrología hace una generación que
actualmente, cuando esta ciencia está haciéndose palpable para todos. La
energía, de la cual este horóscopo estaba pleno, se permitió que se despilfarrase
sin freno alguno y sin que se parase a pensar siquiera el desastre que se
avecinaba.

Venus y Júpiter, los planetas que rigen la circulación venosa y arterial,
están en oposición. Venus está en Géminis, el signo de los pulmones, y cuando el
Sol progresó hasta formar una cuadratura con el lugar ocupado por el Venus
radical, y Urano transitaba la casa sexta, comenzó la enfermedad; la respiración
empezó a hacerse laboriosa y difícil como está indicada por la cuadratura del
dador de vida con los pulmones. Urano en oposición con el lugar natal en Cáncer,
produjo el movimiento convulsivo conocido como tos del estómago y de este modo
la enfermedad, durante muchos años robó a este hombre su energía vital; pero
estas afecciones pasaron y debido a un modo de vida atento y racional, su
organismo se vio libre de las afecciones experimentadas. Aún más, el sufrimiento
de su alma ha producido un desarrollo de ella que no hubiera sido posible obtener
de ningún otro modo.

El horóscopo número 19 nos presenta otro caso de enfermedad del
corazón. El Sol y Neptuno están en conjunción en la casa octava y en oposición
con Marte. Como esta conjunción está en el signo Géminis y en la casa de la
muerte, es fácil prever los acontecimientos. La energía dinámica de Marte
destruye todo lo que toca, acelera el movimiento, produce palpitaciones, etc. El
Sol y Neptuno en Géminis señalan la verosimilitud de una hemorragia pulmonar,
resultante de la sobreactividad del corazón. La Luna y Saturno en Leo señalan el
paso obstruido de la sangre porque la nota clave de Saturno es la de obstrucción y
retardación, y de este modo las válvulas del corazón se hacen débiles y el flujo
regresivo de la sangre, llamado regurgitación, toma lugar. Leo rige también la
espina dorsal, y las configuraciones maléficas en ésta producen las jorobas y
deformidades semejantes.

El horóscopo número 20 es la figura de un muchacho hermosísimo, bien
formado y saludable, que quedó afligido con la desviación de la columna vertebral.
Aquí nosotros encontramos la Luna en conjunción con la Cola del Dragón en la
casa duodécima y en cuadratura con Saturno y Urano en Escorpio. A los cinco
años de edad la Luna había progresado a la cuadratura de su lugar al nacimiento
y esto y la conjunción de Saturno y Urano en Escorpio produjeron esta
deformidad. Después de sufrir ocho años de tortura murió, habiendo sido llevado y
traído de un dispensario a otro y tratado como un caso de experimento por todos
los médicos. Cada doctor probaba en él una nueva cura y el enfermo sufrió los
emplastos de yeso durante varios años sin ningún resultado ni propósito. La
madre del desgraciado está representada por Neptuno en conjunción con Marte
como un carácter descuidado y con hábitos disolutos, y para ella era de gran
consuelo el encontrar la ocasión de colocar a su hijo en cualquier lugar con tal de
no verse en la necesidad de cuidar de él. El muchacho murió cuando la Luna
había progresado hasta la oposición a su lugar al nacimiento, hallándose también
entonces en cuadratura con Urano y Saturno.

***

del libro "El Mensaje de las Estrellas" de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel

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