EL SEXO COMO FACTOR EN LA ENFERMEDAD
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Es una convicción nuestra muy profunda que cuanto menos tratemos sobre
el sexo, cuanto menos leamos y pensemos acerca de él, tanto más puros seremos
mentalmente, y también menos expuestos a adquirir hábitos morbosos, puesto
que éstos se forman muy a menudo por el estudio excesivo de la cuestión sexual,
y a las personas que tengan la tendencia hacia esta dirección, debe indicárselas y
aconsejarlas que dejen de discutir y leer completamente del asunto. Cuando
estábamos pensando en la redacción de este capítulo, asaltó nuestro pensamiento
la idea de pasar por alto esta materia; pero una meditación más amplia y más
madura, basada sobre el estudio de la salud y de la enfermedad desde el punto de
vista místico, nos ha convencido de que debemos retroceder hasta el alegórico
Jardín del Edén para encontrar el punto de partida de nuestro sendero de dolor y
enfermedad, como está explicado ampliamente en nuestra literatura.
Los efectos continuados de la transgresión se están manifestando
actualmente entre nosotros sin que podamos cerrar a ello los ojos, y el abuso del
sexo en su sentido más literal es, sin duda, el origen más primordial de nuestros
dolores, de las enfermedades y de la degeneración que está sufriendo el mundo, y
en un trabajo de esta naturaleza es de carácter obligatorio el señalar las causas
para que pueda hallarse el remedio y aplicarlo. Por lo tanto, nosotros intentaremos
indicar las influencias prenatales reveladas por el horóscopo como una
advertencia a los padres diciendo que el matrimonio es un sacramento y no
una licencia para entregarse al abuso y a la pasión sexual, y que “los pecados
de los padres son, sin duda alguna, arrojados sobre los hijos”.
Al mismo tiempo, como es natural, un niño inocente no nace con la
tendencia hacia una enfermedad determinada, sino que su vida anterior le ha
hecho propenso a una debilidad específica, y por tal razón se ve atraído por la Ley
de Asociación a padres de los cuales puede obtener un cuerpo sujeto a aquella
enfermedad determinada. De modo que los padres son solamente instrumentos
para completar el destino autogenerado del hijo. Si nosotros concebimos
completamente este hecho y nos podemos persuadir para vivir vidas honradas y
puras, de modo que atraigamos hacia nosotros almas de una naturaleza de virtud
semejante, el mundo se hará mucho mejor y para empezar por casa los autores
quieren pintar el cuadro triste y doloroso de la degeneración para que el cuadro de
pureza pueda ser más atractivo por contraste.
A tal objeto tratemos primeramente del horóscopo número 1, que es el de
un muchacho que en el año 1912 contaba unos 16 años de edad. Las casas
cuarta y décima, y los planetas en ellas con sus regentes, señalan a los padres. El
padre, que tiene más influencia en la vida, está indicado por las configuraciones
de la décima casa, y la casa cuarta indica el de menos influencia por lo menos en
lo que se refiere al destino del niño.
En esta figura, Géminis está en el Mediocielo y Mercurio, su regente, está
en cuadratura con la Luna y desde signos cardinales. Neptuno está en conjunción
con Marte en la casa décima y en cuadratura con el Sol en el signo mercurino
Virgo. Esto establece claramente la naturaleza morbosa y neurótica del padre, su
manifestación para privar al muchacho de la facultad del habla y de la
coordinación de los movimientos musculares; este desgraciado niño no puede
andar, sino que va tambaleándose.
La parte de la madre está descripta por Sagitario en la casa cuarta. Júpiter,
el regente, está en Leo en conjunción con la Cola del Dragón (el nodo occidental
de la Luna), que tiene una influencia semejante a la de Saturno. También está en
cuadratura con Saturno y Urano, y éstos a su vez en conjunción en Escorpio.
Estas configuraciones nos describen a esta madre como una mujer lasciva,
degenerada, adicta a la teoría borrosa de las almas gemelas, de las afinidades,
del amor libre y de todos los abusos semejantes. Estas tendencias lascivas y
lujuriosas han sido heredadas por su hijo. La aflicción de Leo afecta al corazón, y
como Saturno es la incorporación de la obstrucción, de la restricción y de la
supresión, podemos deducir, por lo tanto, que la función del corazón es muy débil
(si esta aflicción hubiera venido de Marte su energía dinámica hubiera causado
palpitaciones). Escorpio tiene regencia sobre el órgano del sexo. Urano y Saturno
en tal signo dan una tendencia a los vicios solitarios, y basándonos en el principio
bien conocido de que la mutilación de este órgano afecta a la voz, tenemos en
esta configuración una razón más de la incapacidad para hablar del pobre
muchacho. Esta aflicción, como viene de signos fijos, indica la profunda raíz
constitucional que en su naturaleza tiene el mal, pudiendo haber sido producto de
una concepción durante una orgía y borrachera.
***
del libro "El Mensaje de las Estrellas" de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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