
VI. ¿ IMITAR O EXPLORAR?
“Ata dos pájaros. No serán capaces de volar aunque ahora tienen cuatro alas.”
Jalaludin Rumi.
En la Era de Piscis la gente tiene tendencia a copiar lo que otros han hecho. Siguen
tradiciones y costumbres. Una vez que cierto patrón de conducta ha sido establecido, se
perpetúa por el hábito. En la Era de Acuario la gente se apartará del pasado y explorará
nuevos campos. A medida que nos acercamos a la Era de Acuario, necesitamos prestar
consideración a cuándo imitar a otros, o repetir lo que ya hemos hecho nosotros
mismos, y cuándo deberíamos romper con el pasado y encontrar nuevos modos de hacer
las cosas.
Una situación en la que las personas en ocasiones imitan a otros es aquella en la que se
sienten subordinados y tratan de ganar el favor de su superior. Shakespeare lo ilustró en
su obra de teatro Hamlet, en la cual tiene lugar esta conversación:
Hamlet: ¿Ves aquella nube cuya forma es muy semejante a un camello?
Polonio: ¡Por la misa! Y que parece un camello verdaderamente.
Hamlet: Me recuerda a una comadreja.
Polonio: Tiene el dorso de una comadreja.
Hamlet: O de una ballena.
Polonio: Exacto; parece una ballena.
Hamlet era el príncipe de Dinamarca y Polonio sin duda alguna pensó que podría ganar
el favor de Hamlet siendo agradable. A medida que la Era de Acuario se acerca, las
personas sentirán menos inclinación por el juego de subordinado y superior, puesto que
comprenderán su propio valor y el valor de los demás. En la Era de Acuario las
personas ya no sentirán la necesidad de estar de acuerdo en algo para llevarse bien, y
todos buscarán escuchar nuevas ideas y obtener nuevas perspectivas.
Otra situación en la que las personas tienden a imitar a otras es aquella en la que no
comprenden lo que sucede y carecen de una base para decidir por sí mismos qué hacer.
Semejante copiar a ciegas es ciertamente peligroso. El estudiante que no comprende una
materia determinada podría intentar copiar una respuesta escrita por otro compañero,
solamente para encontrarse después con que el compañero estaba contestando otra
pregunta. Personas distintas atraviesan situaciones distintas en la vida y lo que resulta
adecuado para una bien puede no serlo para otra. Con frecuencia encontramos en la vida
que aquellos a quienes hemos decidido copiar no tienen en realidad mayor comprensión
de la situación que nosotros, de forma que, al fin, un ciego guía a otro ciego. El único
procedimiento seguro para determinar una línea de acción es comprender en primer
lugar la situación por nosotros mismos y luego decidir nuevamente por nosotros
mismos qué hacer.
Si sólo copiamos a otros, nunca podremos ir a donde otros no han llegado. No podremos
llegar a ser líderes que exploren nuevos campos y muestren a otros el camino a menos
que estemos dispuestos a separarnos de la multitud e intentar cosas nuevas, recorrer
senderos desconocidos. Si sólo repetimos lo que otros han hecho en el pasado, no
podremos evolucionar o alcanzar nuevas metas.
Si dejamos de imitar y comenzamos a probar lo nuevo, debemos estar preparados para
una aventura. En El Hobbit de Tolkien, el mago Gandalf dijo a Bilbo que tenía
dificultad para encontrar a alguien que quisiera emprender una aventura, y Bilbo
respondió “Ya lo creo, en este lugar somos gentes bastante tranquilas y no tenemos
costumbre de aventuras. ¡Esas son historias desagradables, incómodas y que trastocan
todo! ¡Te hacen llegar tarde a la cena! No entiendo qué ve la gente en ellas.” A su
debido tiempo, no obstante, Bilbo fue convencido para emprender una aventura. Algo
que ayudó a convencerlo fue una canción de los enanos, parte de la cual dice así:
Lejos, sobre las heladas y brumosas montañas
A mazmorras profundas y a cavernas antiguas
Debemos ir, antes de que rompa el día,
A buscar el pálido y encantado oro.
Esto es, en última instancia, lo que suele mover a las personas para emprender
aventuras: buscan algo que no tienen y que no puede ser encontrado en la tienda de la
esquina o en los caminos muy trillados.
Además de llegar tarde a la cena, las aventuras nos pueden hacer sentir incómodos e
inseguros. Un dicho sufí tomado de Idries Shah, en El sendero del sufí, dice:
En lo profundo del mar yacen riquezas
incomparables.
Mas si lo que buscas es seguridad,
la encontrarás en la orilla.
Alguien que reconoce la bondad y omnipresencia de Dios estará más dispuesto a
adentrarse en regiones desconocidas que otro sin esa comprensión. Cristo animó a sus
discípulos cuando partieron a predicar el Evangelio en un mundo hostil: “No temáis a
los que pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el alma.” (Mat. 10:28) San Pablo
escribió en su carta a los gálatas, “No os hagáis ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo
que cada uno haya sembrado, eso cosechará.” (Gal. 6:7) Si nos alineamos con las
fuerzas de la Luz y servimos a la Luz, entonces las fuerzas del mal no pueden dañarnos.
Dondequiera que vayamos, aunque nos acostemos en el Sheol o “en alas de la aurora
vayamos a habitar en lo más alejado del mar” (Salmos, 139:9), Dios está presente y su
amor, justicia y caridad prevalecen.
Bibliografía
-Shah, Idries, The Way of the Sufi, New York: E. P. Dutton, 1970
-Tolkien, J.R.R, The Hobbit, New York: Ballantine Books, 1966
* * *
del libro La Era de Acuario Por Elsa M. Glover
No hay comentarios:
Publicar un comentario