humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

Departamento de Curacion de The Rosicrucian Fellowship

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jueves, 4 de septiembre de 2014

LA VIDA DE UN AUXILIAR INVISIBLE ¿ES ALEGRE O TRISTE?



Capítulo XVI
LA VIDA DE UN AUXILIAR INVISIBLE ¿ES ALEGRE O
TRISTE?

La vida de un Auxiliar Invisible es alegre y también triste. Cuando los Auxiliares son enviados  en misiones de curación o alivio de enfermos, se sienten satisfechos y felices cuando son capaces de realizar su trabajo satisfactoriamente. Están contentos por la gratitud de las personas a las que han ayudado. Van a muchos lugares interesantes, conocen a otros Auxiliares y los ven realizar su labor. A menudo visitan a Hermanos Legos y Hermanas
Legas y reciben muchos consejos útiles para sí mismos y para otros. El estímulo y la ayuda que reciben los sostiene en su vida diaria y los ayuda a redoblar sus esfuerzos para realizar progresos espirituales.
Los Auxiliares se entristecen cuando ven a gente que se implica en actividades que serán su perdición. Se entristecen cuando ven a gente en prisión o en algún otro lugar de confinamiento, y que no han ganado el derecho de ser ayudados por los Auxiliares. Entristece a los Auxiliares el encontrarse con gente que escogido seguir a otros en una forma equivocada de vivir. Los Auxiliares sienten pena por las personas que han perdido a sus seres queridos y se sienten solos y tristes.
El ver a los animales sufrir por falta de alimento o agua o de cuidados adecuados y apropiados, hace sentirse mal a los Auxiliares. Sienten gran compasión por los animales que
son mutilados y mueren de hambre atrapados en crueles trampas de acero o de cualquier otra forma. Sienten lástima por el Espíritu Grupo de los animales y pájaros a los que se hace sufrir
la muerte en incendios, explosiones, en campos de batalla y en otros lugares.
En primer lugar, le hablaré del estímulo que recibió un Auxiliar cierto día, de un amigo suyo a quien fue a visitar.
­ Tienes una filosofía, un ideal, que me gusta, y te sostendrá con tal que te aferres a ella ­ dijo el Hermano Lego al Auxiliar.
­ ¿Cuál es? ­ preguntó el Auxiliar.
­ Eres demasiado parco contigo mismo y demasiado generoso con los demás ­ contestó el Hermano Lego ­ Es natural en el hombre desear lo que no tiene y aspirar a lo que no es. Este anhelo produce el progreso, inspira el esfuerzo y es la razón principal de muchos
logros útiles.
Afortunado es el hombre que se puede crear un mundo provechoso que fomenta exaltadas ambiciones. Es esa utilidad, junto con el entusiasmo y la capacidad de trabajo, la que, si está motivada por el conocimiento de los verdaderos valores humanos, tiende a
expandir nuestro horizonte hacia esfuerzos productivos. Ellos estimulan nuestro interés por
las actividades que valen la pena que, inevitablemente, conducen a una vida plenamente ocupada, y una vida ocupada significa seguridad, desarrollo y felicidad contra el estancamiento, la miseria y la decadencia.
En el corazón humano existen esperanzas y anhelos suspirando por ser satisfechos, intentando hallar su expresión, como poderosos riachuelos que surgen y buscan salida hacia el ancho mar azul. Es este incesante anhelo por algo bueno, por algo mejor, por algo
positivo, lo que nos mantiene perseverantes, no simplemente contemplando las cosas, hasta que alcanzamos las metas que creemos pueden mejorar nuestro destino.
Es este anhelo innato de continuar adelante el que nos espolea hacia nuestros objetivos, hacia la realización de ambiciones elevadas, ya sea que alcancemos nuestras
últimas metas o no, porque hay muchos obstáculos que tenemos que doblegar. Esta llama interior actúa como una influencia natural y energizante que nos impulsa hacia adelante tanto en las carreteras principales como en las secundarias de nuestra vida; búsqueda
infinita y paciente por algo sustancial, algo hermoso, algo que nos pueda aportar el gozo final.
El romanticismo de la vida y sus negocios, con toda sus complejidades, requiere una filosofía sólida y práctica, al mismo tiempo que bella e inspiradora. Una filosofía hermosa y profunda que uno se proponga llevar a la práctica, tiene una tremenda influencia para conformar nuestras ideas e ideales. Afecta profundamente a la total existencia de uno. Si este tipo de filosofía se mantiene de manera constante ante los ojos del alma, actuará como una fuerza motivadora que normalizará nuestra conducta y nuestro comportamiento por entero.
Nos da una percepción más clara, que nos hace mirar al mundo con una luz más esperanzadora. Nos permite tener una visión optimista de la vida y le imparte un toque humano.
Es esta filosofía o ideal lo que nos hace posible soportar el peso de la existencia, y comprender los problemas desconcertantes de la vida. Nos da una perspectiva más sensible y una mayor comprensión para el tratamiento y solución de estos problemas. Esta filosofía nos da un espíritu de caridad y tolerancia más profundo con nuestros semejantes. Nos proporciona un entendimiento agudo de las manifestaciones de la naturaleza humana.
Templa nuestro temperamento. Nos capacita para adaptarnos a las circunstancias cambiantes de la vida.
Nos da valor y fuerza moral para hacer frente a las realidades desagradables e inciertas de la existencia. En otras palabras, esta filosofía nos brinda un sentido de la proporción y de la ecuanimidad y una actitud tranquilizadora, tan necesaria y vital en este
turbulento mundo. Cuando esta filosofía se enriquezca con el conocimiento y la sabiduría, y cuando se la alimente con la experiencia humana amplia y generosa, proporcionará el
fundamento duradero para una vida buena, prolongada, rica, o si se prefiere, más sana, inteligente, boyante y feliz.
Después de que este amigo hubo dado al Auxiliar esta charla inspiradora sobre la filosofía que estaba tratando de vivir, el Auxiliar pidió que se le permitiese escribirla para un amigo suyo. Se le dio el permiso y su amigo la recibió unos días más tarde.
El Auxiliar vio a varios amigos suyos mientras estuvo en aquel lugar y regresó a su casa fortalecido e inspirado por aquella plática inspiradora.

***
Una noche, dos Auxiliares estaban tristes debido a una tragedia que no pudieron impedir. Un bote a motor salió de un pequeño puerto donde varias personas habían venido a despedir a unos amigos. La gente que iba a bordo se disponía a atravesar un gran brazo de
mar. El viento soplaba fuertemente y el mar estaba muy encrespado.
De repente, el motor se detuvo y el bote comenzó a dar vueltas y vueltas. Las cinco personas que iban en él estaban muy asustadas y comenzaron a gritar pidiendo ayuda.
Cuando el padre de una de las jóvenes que iban el bote advirtió el peligro que corría su hija, pareció perder la razón al comprender el horroroso peligro en que se encontraba. Tomó su rifle y apuntó a su aterrorizada hija. Intentaba matarla para acortar sus sufrimientos. En vez de conseguir su objetivo, alcanzó un costado del bote haciéndole un agujero con lo que se
hundió rápidamente. Todos los que estaban en él se ahogaron. Entonces el padre se metió en el agua tanto como pudo intentando alcanzar a su hija pero también se hundió y se ahogó.
Los Auxiliares vieron todo lo ocurrido, pero no pudieron prestar ninguna ayuda, porque esas personas debían pasar aquella experiencia. Después de que todo terminó, los Auxiliares se introdujeron en el agua, rescataron los cadáveres y los llevaron hasta la costa colocándolos en fila sobre la tierra. Los egos permanecían al lado de sus cuerpos y se preguntaban qué les había ocurrido y por qué no podían regresar al interior de sus cuerpos.
Uno de los Auxiliares dijo a las pobres víctimas del mar que hiciesen un esfuerzo por recuperarse del shock. Así lo hicieron ellos y dijeron sentirse mucho mejor.
Un Auxiliar dirigió la palabra a la gente que se había reunido alrededor de los cadáveres.
­ Los egos de estas personas están aquí al lado de sus cuerpos ­ dijo.
Los señaló y los sorprendidos espectadores también los vieron.
El otro Auxiliar había pedido que aquella gente pudiese verlos, para que así pudiesen dar crédito a lo que la Auxiliar les estaba diciendo.
La Auxiliar les explicó por qué los que estaban en el bote no pudieron ser rescatados.
Tenían algunas deudas kármicas que pagar en esta vida. Les dio explicaciones sobre la ley del Karma y les dijo que aquellas personas habían hecho algo en alguna vida pasada que era
merecedor de aquel destino. Parecía duro que aquellos jóvenes hubiesen tenido que morir de aquella forma. Unos pocos minutos antes, habían estado despreocupados y alegres. Ahora,
sus cuerpos sin vida yacían fríos y mojados sobre el suelo.
Uno de los Auxiliares quedó tan impresionado del destino que habían corrido aquellos pobres viajeros que poco después regresó a su cuerpo y se despertó. Permaneció despierta un rato dando vueltas en su mente a aquellos acontecimientos. Si alguien no se ha ganado la ayuda, no puede ser salvado. Los Auxiliares pueden ser enviados a llevar los egos de los así llamados muertos hasta el Mundo del Deseo, y puede que lleguen al lugar del suceso a tiempo
de ver cómo los desafortunados se enfrentan a la muerte, pero no se les permite rescatarlos.

***
He aquí el relato de otros trabajos que entristecieron a dos Auxiliares: Una noche, mientras pasaban sobre un campo de refugiados, hace varios años, unos Auxiliares se encontraron con una anciana china de unos ochenta años. Los Auxiliares oyeron un débil gemido de angustia y fueron hasta una tienda de campaña donde encontraron a una mujer enferma y sola. Estaba muriendo de hambre y sed. Pedía comida y agua y repetía una y otra vez:
­ ¿Dónde está Wen?
Los Auxiliares fueron a buscar algo de comida y agua y se la llevaron. Entonces ella les contó su historia.
­ Una vez yo fui rica y tenía cinco hijos. Entonces los japoneses vinieron y se llevaron todo lo que teníamos y mi marido y yo tuvimos que huir para salvar la vida. Llegamos a este
campo y mi marido fue a buscar comida para mí al lugar donde se reparte a la hora de comer. Él tiene ochenta y cinco años y está muy débil. Se fue ayer y no ha regresado; estoy muy preocupada por él.
­ Iremos a tratar de encontrarlo ­ le prometió uno de los Auxiliares.
Los Auxiliares descubrieron que el hombre salió a buscar algo de comida para su mujer enferma y, debido a que estaba débil, fue empujado y pisoteado. Lo habían recogido del suelo y lo arrojaron a una zanja donde murió. Lo encontraron al lado de su cuerpo
preguntándose qué le había ocurrido.
 Está usted muerto ­ le dijo el Auxiliar.
­ No, no lo estoy ­ dijo el pobre hombre ­ sino que debo conseguir comida para Wee o morirá de hambre.
­ Ella no necesita comida ahora, porque pronto estará como usted ­ replicó el Auxiliar.
El cuerpo del pobre hombre estaba desnudo en la zanja, ya que alguien lo había despojado de toda su ropa. Los Auxiliares vieron unos buitres muy cerca, esperando la oportunidad para devorar el cadáver del hombre. También vieron los blancos esqueletos de
otras personas cerca de allí.
Llevaron al ego del pobre chino junto a su mujer. Ella lo vio porque el hambre y las privaciones habían despertado su visión espiritual. Llamó a su marido y éste se acercó a ella para tomarla en sus brazos. Pero sus brazos pasaron a través de ella, mientras él se preguntaba qué estaba sucediendo.
­ Un misionero americano me dijo que nunca moriría y que mi esposa iría al Cielo conmigo ­ dijo el hombre.
­ En realidad, no morirá, pero necesita usted cambiar ese viejo cuerpo por uno más luminoso para descansar, hasta que regrese a la Tierra de nuevo ­ le aseguró el Auxiliar.
­ No quiero regresar aquí donde todo el mundo está peleando todo el tiempo, y donde alguien puede venir y llevarse todo lo que posees ­ dijo el hombre ­ Me gusta la paz, no la guerra.
­ La forma en la que ha vivido usted y la manera en la que ha tratado a otras personas, determinará donde ha de renacer y cuáles serán sus circunstancias ­ dijo el Auxiliar.
­ No me gusta la raza china porque su gente es muy torpe y atrasada ­ dijo el hombre ­ 
Quiero llevarme conmigo a Wee lejos de aquí.
­ Os habéis desarrollado más allá de vuestra raza y renaceréis en la raza blanca ­ les dijo el Auxiliar.
Esto complació al chino que dijo:
­ No me gusta este lugar. Espero ir a un lugar mejor que este.
Justo entonces, la Auxiliar dijo a su compañero que la mujer había fallecido. Después que la mujer tomó forma al lado de su cuerpo, abrazó a su marido y dijo:
­ Me siento diferente, pero cansada y débil.
­ Desee sentirse bien y se encontrará perfectamente ­ dijo el Auxiliar.
Así lo hizo ella y enseguida se encontró mejor. Luego el Auxiliar les dijo que intentaran mantenerse a su lado, ya que iban a llevarles lejos de aquel lugar. Llevaron a los ancianos hasta la Región Fronteriza y los condujeron hasta la Hermana Lega que estaba a
cargo en aquel lugar. Los Auxiliares notaron que sus cuerpo alma estaban muy desarrollados y pensaron que no necesitarían pasar tiempo alguno en el Purgatorio porque habían sido
buenas personas y habían pasado muchos sufrimientos.

***
He aquí otro relato de algo que hizo sentirse muy afligidos a dos Auxiliares: Hace algunos años, mientras llevaban a cabo su labor en el sudoeste de Europa, hallaron a una niña que estaba muy débil, debido al hambre y al frío. Era una linda niña de tez aceitunada, de
unos siete años. Dijo a los Auxiliares que su padre y su madre habían muerto y que no tenía parientes conocidos. El Auxiliar pensó que le gustaría llevarla a su casa y cuidar de ella. Vio
que su cuerpo alma era tan brillante que parecía una explosión de luz. Preguntó a alguien en la distancia, mediante el pensamiento, si podría llevarse a aquella niña a su casa.
­ No, porque pronto se reunirá con su madre ­ replicó la Hermana Lega.
­ ¿Quién es ella? ­ preguntó el Auxiliar.
­ Es una Auxiliar ­ le dijo la Hermana Lega.
La niña pidió un poco de agua. Los Auxiliares no encontraron agua por las cercanías, pero vieron a unos soldados a unos veinte kilómetros.
­ Ve y tráete una de las cantimploras de los soldados ­ dijo el Auxiliar a su compañera. 
Más tarde se la devolverás.
­ Iré a traerla; tú quédate aquí vigilándola ­ le dijo la Auxiliar.
Se desplazó velozmente y materializó sus manos, tomó una cantimplora del cinturón de uno de los soldados y partió con ella antes de que ninguno de ellos pudiese darse cuenta.
El Auxiliar le ofreció un poco de agua a la niña agonizante que se lo agradeció mientras decía:
­ Adiós. Ya vienen por mí.
Los Auxiliares miraron en torno y vieron a dos hermosas Auxiliares muy cerca. Una de ellas extendió sus manos y la niña salió de su cuerpo y fue al encuentro de sus brazos. La niña se despidió de los Auxiliares agitando sus manos mientras sus amigas la llevaban hacia
el Cielo de los Niños.

***
Cuando los Auxiliares tienen la posibilidad de confortar y ayudar a alguien, se sienten felices. He aquí la narración de cómo una mujer recobró la vista hace un año: En cierta ocasión, un Auxiliar se encontró con una mujer que era ciega e inválida. Estaba dando un
temprano paseo matutino con su perro antes de que el tráfico fuese más denso.
­ Buenos días, Señora ­ dijo el Auxiliar amablemente ­ hace algo de frío esta mañana, ¿no cree?
­ Sí que lo hace ­ dijo ella.
­ ¿Desde cuándo está usted en estas condiciones? ­ preguntó él.
­ Veinte años ­ replicó la mujer ­ tenía diez años cuando oí una voz que decía: Ahora debes pagar la deuda por lo que hiciste hace muchos cientos de años. Y luego me quedé ciega. Me dirigía hacia la escuela y pensé que súbitamente todo se había oscurecido, así que
me volví para dirigirme de regreso a mi casa. Al cruzar la calle fui atropellada por un automóvil y quedé inválida. A pesar de todo conseguí finalizar mis estudios y terminar el Bachiller.
­ ¿Es usted cristiana? ­ inquirió el Auxiliar, a lo que ella respondió que sí.
 ¿Reza usted e intenta descubrir qué ha hecho para que le haya ocurrido esta desgracia? ­ preguntó el Auxiliar.
­ Sí ­ dijo ella ­ yo era una mujer griega y fui la causa de que una mujer quedase ciega debido a los celos que le tenía. Esa mujer se lesionó mientras caminaba, siendo ya ciega, y se quedó inválida. Después de que vi lo que había hecho, lo sentí por ella y por mí, porque
nunca conseguí enamorar al hombre por el que había hecho aquello. Secretamente, hice mucho para ayudar a la mujer que había agraviado. Ahora, estoy ciega e inválida como ella lo estuvo. Nadie creyó mi historia así que sólo confío en Dios.
­ He venido para ayudarla ­ dijo el Auxiliar.
Luego puso su mano sobre la cabeza de la mujer y manipuló el nervio óptico. Después de esto, la mujer comenzó a ver al mismo tiempo que se mantenía erguida. Cuando al fin pudo ver al Auxiliar, estaba radiante.
­ ¡Su voz me sonaba tan dulce y suave! ¿Quién es usted?
­ Sólo un auxiliar de toda la humanidad ­ replicó él.
­ ¿Vendrá conmigo a mi casa para que mi familia pueda verle? ­ preguntó ella.
­ ¿Qué hará usted con su perro, ahora que ya puede valerse por sí misma ­ preguntó el Auxiliar.
­ Lo devolveré al lugar donde lo adquirí ­ dijo ella ­ si me quedase con él, pronto olvidaría su capacidad para guiar a quien lo necesitase.
El Auxiliar se despidió de la feliz mujer con un adiós y continuó su camino, dichoso de haber sido enviado a sanarla.

***
He aquí un episodio poco frecuente de cómo una joven fue salvada de la muerte: Hace un tiempo, unos Auxiliares Invisibles iban sobre un edificio de gran altura y vieron a una mujer colgando de la cornisa. Notaron que la cornisa se estaba doblando bajo su peso. Había mucha gente en la calle contemplando el incidente. Había también algunos hombres en la azotea del edificio.
Los Auxiliares se detuvieron y, mediante el pensamiento, preguntaron a alguien en la distancia si se podía salvar a la mujer. Se les dijo que la salvaran y que castigaran al hombre
que había ocasionado que la mujer estuviese en aquella difícil situación.
­ ¿Deseas salvarla tú? preguntó el Auxiliar a su compañera.
­ Hazlo tú ­ dijo ella, porque no estaba muy segura de su habilidad para enfrentarse a casos como aquel, donde es necesaria la rápida toma de decisiones.
Los Auxiliares se materializaron en el tejado del edificio y se acercaron donde estaban los hombres. El Auxiliar pasó sobre el borde de la azotea y se deslizó hasta donde la joven permanecía colgada, aterrorizada. Estaba rezando mentalmente en demanda de auxilio.
­ Por el amor de Dios, ¡ayúdeme! ­ dijo.
­ Permanezca tranquila y la ayudaré ­ le prometió él.
Alargó la mano hacia abajo, la asió firmemente por las piernas y comenzó a izarla.
Estoy atascada ­ dijo ella.
Entonces, el Auxiliar alargó la mano, la asió por la cintura y la liberó. Luego la alzó y se la pasó a la Auxiliar que entonces la depositó sobre el borde de la azotea, a salvo. Justo entonces, la cornisa cedió y cayó a la calle.
­ ¿Qué ocurrió para que se encontrase en tal situación? ­ le preguntó uno de los Auxiliares.
Entonces la joven les contó sus historia. Dijo que el hombre para el que trabajaba le pidió que subiesen a lo alto del edificio, donde hacía aire fresco para que pudiesen hablar.
Después de que subió a la azotea, el hombre le hizo insinuaciones amorosas no dejándola regresar para irse a su casa. Finalmente, ella se subió al borde mismo de la azotea, pensando que así él la dejaría sola y en paz. Inesperadamente, resbaló y cayó. Su cuerpo quedó trabado en algo y allí quedó suspendida en el aire, sobre la calle. Luego describió las sensaciones que había tenido a los desconocidos que le habían salvado la vida.
­ Mientras estaba colgada ­ dijo ­ vi todo lo que había hecho en mi vida, y de ahora en adelante, intentaré vivir una buena vida, una vida cristiana.
­ ¿Está presente el hombre que la molestó? preguntó la Auxiliar.
­ Sí, está a su lado ­ dijo ella.
La Auxiliar agarró al hombre por los hombros mientras lo sacudía y lo abofeteaba hasta que comenzó a pedir misericordia. Para ese entonces, la policía y algunos bomberos habían llegado al lugar. La Auxiliar les dijo lo que había ocurrido y arrestaron al hombre. La
joven se desmayó de repente, mientras todo aquello tenía lugar.
El Auxiliar la miró y vio que había resultado herida. Le rasgó el vestido para ver qué le había ocurrido. Al deslizarse por la cornisa, un clavo se le había clavado profundamente en un hueso de la pelvis. Si se hubiese movido, habría caído de cabeza al suelo. Tenía un corte en el abdomen de unos quince centímetros de largo. Un Auxiliar aconsejó al policía que la llevase al hospital y así se hizo. Todos los presentes querían saber quiénes eran los que habían
salvado la vida de la joven y les preguntaban sus nombres. Los Auxiliares desaparecieron y continuaron con su labor.

***
Cuando los Auxiliares son capaces de socorrer a quienes están en un gran peligro o a punto de morir, se alegran y son felices. Poco después de que salvaran a la chica del relato anterior, los Auxiliares fueron enviados a algún lugar de las montañas del este para prestar
ayuda a una mujer enferma que padecía de trismo. (Nota del traductor: el trismo es una alteración consistente en la imposibilidad de abrir la boca, debido a una contractura de los músculos maseteros, originada principalmente por el tétanos).
La hallaron rezando fervorosamente, rogando por su vida y para sacar adelante a sus tres hijitos. Cuando los Auxiliares entraron en la casa, la pobre mujer hizo frenéticos intentos por buscar un papel y un lápiz. Cuando alguien se los facilitó, la mujer escribió: Un Ángel de la Muerte y otro Ángel han venido a por mí, y no quiero morir. Por favor, decidles que me perdonen la vida.
La gente que estaba en la habitación no podía ver a los Auxiliares, pero ella sí, porque sus padecimientos y el hambre habían despertado su visión psíquica.
Hemos venido a ayudarla porque ha sido una buena esposa y madre ­ dijo uno de los Auxiliares.
Entonces comenzó a trabajar sobre uno de sus pies donde tenía un clavo incrustado.
Los Auxiliares podían ver el curso de la infección que se extendía hacia arriba por su pierna.
­ Trabaja tú sobre la cara y la mandíbula inferior ­ dijo el Auxiliar a su compañera.
Al poco, la mujer pudo abrir la boca y dijo:
­ Gracias Dios mío, y benditos sean estos Ángeles.
La gente que estaba en la habitación estaba asombrada y sorprendida al oír lo que la mujer decía. Entonces la mujer les mostró sus piernas, ambas sanas y sonrosadas. Sólo un
poco antes, su pierna derecha había tenido un color negro azulado y estaba seriamente inflamada.
­ ¿Dónde están los Ángeles? ­ preguntó uno de los presentes.
Un Auxiliar dijo al otro que se apareciese ante ellos. La Auxiliar se situó tras la concurrencia y dijo:
­ Aquí estoy.
La gente se volvió rápidamente y cayeron de rodillas.
­ Levantaos ­ dijo la Auxiliar ­ soy un ser humano como vosotros.
­ ¿Cómo es posible? ­ preguntó una mujer ­ Háblenos de eso.
Entonces la Auxiliar les habló sobre sus enseñanzas. Ellos no podían creer que se pudiese vivir una vida tan provechosa como para hacer lo que aquellos desconocidos hacían.
Alguien dijo que si todo el mundo hiciese como los Auxiliares, el mundo sería un lugar feliz en el que vivir.
­ Le agradecemos su ayuda, pero aún creemos que es usted un Ángel ­ dijo la misma mujer.
La Auxiliar dijo a la mujer que se levantase y se vistiese ya que no necesitaría de más médicos, puesto que había sido curada por su fe en Dios. La feliz mujer abrazó a la Auxiliar y estrechó la mano de su compañero.
­ Sea buena con todos los seres humanos, sea cual sea su raza, credo o color ­ dijo el Auxiliar.
­ Lo haré así toda mi vida ­ prometió ella.
Entonces, los Auxiliares desaparecieron y se fueron a sus casas.

***
Le hablaré ahora de una forma insólita de ayudar a la gente: Una noche, unos Auxiliares fueron enviados a ayudar a un hombre que estaba en la esquina de una calle. Dijo que tenía dinero suficiente para regresar a su casa, pero que no podía conseguir un tren o un
autobús hasta el día siguiente. Había intentado por todos los medios que se le ocurrieron regresar a su casa antes de que su esposa muriese.
Cuando los Auxiliares tuvieron noticia de esto, uno de ellos dijo al hombre que regresase al lugar donde se hospedaba y consiguiese una manta. El hombre así lo hizo, consiguió una manta y se la dio a los Auxiliares. El Auxiliar envolvió con ella al hombre y lo
puso a dormir. Luego ambos Auxiliares se situaron al lado de su cuerpo, anularon la ley de la gravedad y llevaron al hombre a su ciudad en uno de los estados centrales, tras lo cual lo despertaron. Al principio, el hombre estaba muy aturdido. Un Auxiliar le dijo donde estaba y él corrió hacia su casa, llevando a los Auxiliares con él.
Encontraron a su esposa muy enferma. Aliviaron su respiración dificultosa, pero sabían que pronto fallecería. El hombre quería saber quiénes eran los desconocidos y cómo habían llegado hasta él, y ellos se lo dijeron. Por su parte, el hombre dijo que se había ido a
dormir, pero alguien le dijo que se levantase y fuese a la esquina y esperase, ya que alguien le ayudaría a regresar a su casa para que pudiese estar con su esposa durante unos pocos días antes de que muriese.
La Auxiliar dijo a este hombre qué debía hacer después de que su esposa muriese.
­ No embalsame su cuerpo ­ dijo ­ sino manténgalo en un ambiente tranquilo durante tres días y medio y luego entiérrelo.
Le explicó por qué debía hacerse eso y el esposo prometió que seguiría todas sus instrucciones.
Unas pocas noches después, los Auxiliares regresaron para ver cómo estaba la mujer.
Cuando llegaron a la casa, descubrieron que ya había muerto y que su cadáver había sido enterrado aquel día, tres días y medio después de su fallecimiento. El hombre que habían transportado hasta su hogar estaba desconcertado. Uno de los Auxiliares lo tocó, el hombre se espabiló y vio a los Auxiliares ante él.
­ ¡Gracias a Dios! Mis oraciones han sido escuchadas ­ dijo ­ he rezado cada día desde que me trajisteis a casa, para que regresaseis de nuevo. Ahora soy libre. Decídme cómo puedo llegar a ser como vosotros, si es que no sois Ángeles.
Los Auxiliares se lo dijeron y se lo dejaron todo por escrito.
­ Ahora puedo descansar ­ dijo él ­ pero antes no podía porque he temido que no volvieseis.
El hombre había mantenido su promesa y no había hecho embalsamar el cadáver de su mujer. Ambos Auxiliares recordaban claramente cómo habían ayudado a aquel hombre y a su
mujer, y se alegraron porque el hombre deseaba ser un Auxiliar y tomar parte en esa gran obra.

***
He aquí una historia que he oído, relativa a una Hermana Lega muy elevada que vivió en la India en cierta época. Pasa la mayor parte del tiempo trabajando fuera de su cuerpo.
Vive tal como lo hace el resto de la gente, porque tiene que atender su cuerpo físico y darle comida, agua y ejercicio.
Algunas veces, estos altos Iniciados llevan a cabo encuentros donde se conocen unos a otros y se lo pasan bien. Un día, mientras esta Auxiliar asistía a una de esas reuniones, oyó un grito de angustia al que no se pudo resistir. Partió de su casa bien vestida y regresó con
andrajos.
Dijo que mientras estaba comiendo, oyó un gritó. Miró a ver de donde procedía y vio una manada de cerdos salvajes atacando a unos turistas en el Norte de la India. Era de noche
cuando salió de su casa, anuló la gravedad, se elevó en el aire y se dirigió hacia ellos para prestarles ayuda. Para entonces, las tres mujeres del grupo de turistas casi se habían vuelto locas de terror. Cuando la vieron, corrieron hacia ella haciéndole difícil esquivar a los cerdos y agarrándose a sus ropas, que casi desgarran por completo.
Cuando la Hermana Lega llegó al lugar, dijo a los cerdos salvajes que se marchasen y éstos lo hicieron. Podía dar órdenes al Espíritu Grupo que controla a estos animales y éstos la obedecieron.
Había dos hombres gravemente heridos y tuvo que auxiliarlos después de haber espantado a los cerdos. Los turistas viajaban en automóvil. Después de que les salvó la vida y los ayudó a continuar su camino, tuvo que mendigar dinero para regresar a su casa a casi unos cuatrocientos kilómetros. Quizá se pregunte usted por qué no pudo suspender la gravedad y
regresar de la misma forma que había venido. Eso hubiese estado en contradicción con las leyes espirituales, porque no se permite a los Iniciados usar los poderes espirituales para salvarse a sí mismos. Pueden salvar a otros, pero no pueden salvarse a ellos mismos.
Cristo podía sanar al enfermo, devolver la vista al ciego y expulsar las entidades de las personas obsesadas, pero no pudo salvarse a sí mismo de la muerte en la Cruz. La Biblia nos dice que Jesucristo tuvo que sufrir muchas tentaciones mientras estuvo sobre la Tierra
ayudando a otros.
Así que, si esta Hermana Lega hubiese estado durmiendo, podía haber salvado a aquella gente con más facilidad y le hubiera sido posible regresar a su cuerpo en unos pocos segundos. Si hubiese estado en su casa, hubiera podido acostarse y abandonar su cuerpo
conscientemente. Entonces podría haber ido al encuentro de aquellos turistas y regresar de nuevo sin dificultad. Los Auxiliares que no son Iniciados tiene que esperar hasta que estén dormidos para ser enviados posteriormente a hacer ciertas cosas. Este es el único caso que yo conozco en el que un Auxiliar acude con su cuerpo físico a llevar a cabo un trabajo como éste. Realmente, es un caso muy poco frecuente.

***
En cierta ocasión, unos Auxiliares fueron enviados a una casa donde había gente hambrienta y enferma. Uno de ellos tocó a la puerta y la mujer que abrió les preguntó qué querían.
­ ¿No hay personas enfermas aquí? ­ preguntó la Auxiliar.
­ Sí, pase ­ invitó la mujer de la casa.
Los dos Auxiliares entraron y hablaron con aquella gente durante un rato. Entonces, uno de los Auxiliares se volvió al hombre y dijo:
­ ¿Es usted el hombre que ha estado rezando para morir?
­ Sí ­ dijo el hombre ­ He tenido mucho dolor y he sufrido mucho. Creo que voy a morir.
­ Bien, creo que podremos llevarle con nosotros cuando nos vayamos ­ dijo el Auxiliar con tono indiferente.
­ Desearía que alguien me llevase ­ replicó el hombre.
­ No hay dolor ni sufrimiento en el Cielo, así que primero tendré que hacer desaparecer las molestias y dolores que padece usted ­ dijo el Auxiliar, mientras comenzaba a dar masajes al cuerpo del hombre. Trabajó sobre su cuerpo vital hasta que el hombre dijo que
se sentía mejor.
Entonces preguntó a los Auxiliares de dónde venían y ellos se lo dijeron, así como que iban a todas partes ayudando a todo el que pueden en sus tribulaciones.
­ ¿Sois humanos? ­ preguntó el hombre.
­ ¿No parecemos seres humanos? ­ preguntó el Auxiliar.
­ Sí y no ­ replicó lentamente el hombre.
­ Ahora le llevaré conmigo ­ dijo el Auxiliar haciendo ademán de partir.
El hombre se asustó y llamó a su mujer que había abandonado la habitación. Le dijo que le trajese sus ropas porque quería levantarse.
­ ¿No está usted enfermo? ­ preguntó el Auxiliar haciéndose el sorprendido.
­ No, usted me ha curado ­ dijo el hombre.
­ No debe usted rezar a Dios pidiéndole que se lo lleve al Cielo, cuando realmente no desea ir ­ dijo el Auxiliar.
Vea usted como el hombre ya no quería morir, una vez que había sido sanado de su enfermedad. El hombre pensó que los Auxiliares debían ser Ángeles porque sabía que la
gente normal no puede curar a otros con tanta rapidez, y así lo dijo. El Auxiliar le dijo que no eran Ángeles, pero que podían llevarlo al Cielo o al Infierno si moría.
El hombre se echó a reír y los Auxiliares desaparecieron de su presencia porque estaban completamente materializados.
­ Me pregunto quiénes serían ­ dijo a su mujer ­ Sin duda me hicieron un bien.
Los Auxiliares regresaron y el hombre se asustó tanto que quedó conmocionado del miedo. Ellos hablaron con él un poco más y luego partieron. El hombre estaba demasiado aturdido para comprender qué le habían dicho.

***
Una mañana temprano, unos Auxiliares estaban en América del Sur y vieron a unos chicos y chicas grabando sus iniciales en un gran árbol. Un Auxiliar se acercó a ellos.
­ Por favor, dejad de hacer daño al árbol ­ dijo ­ No solo hacéis daño al árbol sino a su Espíritu Grupo.
Los jóvenes se rieron del Auxiliar porque pensaron que no sabía de lo que estaba hablando.
­ Acercaos y formad un círculo a mi alrededor para ver si podemos ver al Espíritu Grupo ­ dijo el Auxiliar.
Todos juntaron las manos dejando a los Auxiliares en el centro. El Auxiliar pidió que los jóvenes pudiesen ver al Espíritu Grupo del árbol y tuviesen conocimiento por ellos
mismos. Así en el futuro podrían convencer a otros jóvenes para que no dañasen a los árboles.
Los Auxiliares los vieron ponerse rígidos y luego oyeron a las jóvenes llorando.
­ ¡Siento haberte hecho daño! ­ dijo una de ellas ­ Por favor, perdóname e intentaré que nadie haga daño a los árboles.
El Auxiliar dijo a aquellos jóvenes que todo lo que crece y se mueve tiene un Espíritu Grupo y que cualquier daño que se les haga, daña también al Espíritu Grupo.
El Espíritu Grupo de aquel árbol mostraba dolor y sufrimiento en su cara. Tenía un cuerpo como un Arcángel y un hermoso rostro. El pelo de su cabeza era muy fino y tenía delicadas ramas como un árbol con hermosas y bien formadas hojas. Las marcas que los
jóvenes aparecían claramente marcadas en su cuerpo.
El Auxiliar dijo a aquellos chicos que era el comienzo del otoño en aquella parte del mundo y que la savia estaba descendiendo. Dijo que la savia se escaparía del árbol a través de los profundos cortes en la corteza y causaría la muerte del árbol si no lo remediaban. Los
chicos tomaron barro y taponaron los cortes que ellos mismos habían provocado. Luego empezaron a hacer preguntas y el Auxiliar y las dos Auxiliares les respondieron.
­ ¡Qué extraño el que estas cosas puedan ser ciertas! ­ exclamó una joven ­ ¿Quién creerá lo que hemos visto cuando se lo contemos?
­ Hay muchas cosas que podéis hacer para ayudar al bosque si os proponéis trabajar por el bien de todas las criaturas que crecen ­ continuó el Auxiliar.
­ ¿Y qué pasa con las serpientes? ­ preguntó un joven.
­ Mata a todas las que veas, porque si no lo haces, ellas pueden matarte ­ dijo el Auxiliar.
Aquellos chicos y chicas decidieron trabajar juntos y el Auxiliar les dijo que eligiesen un líder. Eligieron a una chica que nunca había grabado su nombre en un árbol.
Cada clase de árbol y planta tiene un Espíritu Grupo. Todos ellos tienen un aspecto hermoso y hermosas auras. Los Espíritus Grupos son muy parecidos a los Arcángeles cuyos vehículos más densos están constituidos de materia de deseos.
Se les puede distinguir entre ellos por el pelo, que parece hecho de diminutas hojas, frutos, flores u hortalizas según la especie que tengan bajo su custodia. Mirando la cabeza de un Espíritu Grupo, un Auxiliar puede decir a qué especie gobierna.
El Espíritu Grupo que tiene bajo su cuidado a los naranjos tiene un cabello que parece hecho del follaje de un naranjo, en el que se puede ver lo que parecen pequeñas naranjas maduras.
El Espíritu Grupo de la rosa blanca tiene el cabello parecido a pequeñas matas de rosal, en el que se pueden ver rosas blancas. El Espíritu Grupo de los lirios tiene el pelo parecido a las hojas y ramas de la planta del lirio, y tiene blancas flores sobre las verdes
ramas.
Estos Auxiliares sintieron pena al pensar que el Espíritu Grupo de aquellos árboles había sufrido a causa de las heridas recibidas por sus protegidos, y que les habían ocasionado aquellos jóvenes. Ellos saben que la gente, generalmente, no entiende que están causando
dolor cuando hieren a los árboles.
Los Auxiliares se alegraron de haber podido instruir a aquellos jóvenes y lograr que emprendiesen una actividad útil. También quedaron muy complacidos de la información que obtuvieron acerca de cómo identificar a los Espíritus Grupo que se hacen cargo de las plantas y de los árboles. La Tierra realmente es un lugar maravilloso, y hay mucho por aprender sobre ella y de lo que habita en ella. Pero para eso tenemos que desarrollar nuestros vehículos
más elevados de tal manera que seamos capaces de conocer a los miembros de otras oleadas de vida que están trabajando para desarrollar a la humanidad.

***
Los animales son nuestros hermanos menores y también reciben ayuda de los Auxiliares Invisibles. Una noche, se ordenó a unos auxiliares que fuesen a ayudar a una ballena enferma. Mediante la Conciencia Jupiteriana se les mostró a la ballena y la hallaron
en el Océano Atlántico a unos nueve mil kilómetros de Nueva York.
Su cuerpo estaba hinchado hasta el doble de su tamaño normal. Había comido carne podrida y eso le había ocasionado gases en el tracto intestinal, que eran los responsables de su hinchazón. No podía expulsar el gas de su cuerpo. En verdad estaba muy enferma. Cuando los Auxiliares bajaron hasta la superficie del agua, donde se hallaba la ballena, ésta no mostró miedo ni trató de huir.
Uno de los Auxiliares frotó la cabeza y el cuello de la ballena, que estaban sobre la superficie del agua. Entonces la ballena mostró su espalda y el Auxiliar comenzó también a frotarla, con lo que la ballena comenzó recuperarse inmediatamente. Pudo eliminar la carne descompuesta que todavía se hallaba en su intestino y con ella eliminó también el gas que se había formado en su cuerpo. Entonces se puso juguetona y quería que le frotaran la cabeza
con la mano. El Auxiliar le dio golpecitos durante un rato y luego buscó al Espíritu Grupo de las ballenas. Vio a un hombre muy hermoso y fornido con una cabeza y un cuerpo etérico de
ballena tras él. Tenía unos ojos muy bondadosos y los Auxiliares se quedaron prendados de él enseguida. El Espíritu Grupo de las ballenas les dio las gracias por sus atenciones para con
uno de sus protegidos y el Auxiliar quedó muy contento y feliz.
El Espíritu Grupo dijo que la comida es escasa y las ballenas tienen dificultad para obtener la suficiente para alimentarse adecuadamente, porque el fondo del océano es tan profundo que las ballenas no pueden llegar a él. También dijo que las ballenas no nacen en el mismo número que mueren. Muchas ballenas están retenidas en el Mundo del Deseo hasta que tengan lugar ciertos cambios sobre la superficie de la tierra.
Hoy día, algunas personas tienen extrañas ideas sobre los animales. Algunas creen que Dios creó a los animales solo para alimento del hombre y para satisfacer sus aficiones cinegéticas. Olvidan que los animales son también hijos de Dios. Quizá, si los cazadores
supieran que un Ángel está de luto cada vez que se dispara a un animal o se lo mata en una trampa, se lo pensarían dos veces antes de continuar con sus masacres de inocentes. Porque
cada persona y cada animal está bajo el cuidado de un Ángel. Hay un Ángel presente en el nacimiento y en la muerte de todo lo que vive, se mueve y alienta. Algunos pájaros están a
cargo de niños Ángeles que los cuidan.

***
Nuestro siguiente relato es sobre un Auxiliar que vio morir a dos hombres y percibió sus sensaciones. Este relato le dará una idea de por qué la vida de un Auxiliar es en ocasiones triste y en otras gozosa: Un viernes por la noche, dos Auxiliares estaban trabajando fuera de sus cuerpos y uno de ellos tuvo la experiencia de ver y sentir la agonía de dos hombres. Uno era un pecador y el otro era un buen estudiante oculto. Los dos Auxiliares se situaron al lado del agonizante que no había llevado una buena vida, y lo observaron. Un sentimiento horroroso invadió al Auxiliar que se dijo a sí mismo
­ ¿Estoy muriendo?
El miedo hizo presa en él y pudo notar un sentimiento sobrecogedor.
­ Comprueba si algo malo le ocurre a mi cuerpo ­ dijo a su compañera, mediante el pensamiento.
­ No, tu cuerpo está perfectamente­ dijo ella mientras lo observaba.
­ Se está haciendo oscuro y no puedo ver bien­ continuó él.
No se puso a rezar pero se preguntaba qué estaba ocurriendo.
­ ¿Dónde estoy?­ preguntó a su compañera ­ no puedo ver y está tan oscuro que tengo miedo de moverme
­ Tonterías, está tan iluminado como siempre ­ dijo ella ­ ¿Qué vas a hacer? Este hombre está muerto.
­ ¡Vaya! No desearé volver a sentir esta sensación nunca más ­ dijo.
­ ¿De qué sensación estás hablando? ­ preguntó ella.
­ Me contagié de las sensaciones del agonizante ­ le explicó él.
Entonces la Auxiliar se puso nerviosa y quería irse.
­ Cálmate­ dijo él ­ solo tuve una experiencia que fue demasiado real para ser placentera. Venga con nosotros ­ dijo volviéndose hacia el hombre muerto.
­ Tengo miedo ­ dijo el hombre ­ no sé hacia donde voy y puedo caerme por algún sitio.
­ Desee ver y podrá ver el camino ­ dijo el Auxiliar mientras se disponía a llevarle hacia la Región Fronteriza.
­ ¿Me llevará el Diablo?­ preguntó el atemorizado hombre.
­ No existe ningún demonio sino que usted mismo será su propio castigo ­ dijo el Auxiliar ­ sufrirá usted todo el daño que haya hecho a otros.
­ Lo siento ­ dijo el hombre ­ por no haber sido tan bueno como debía con los demás.
­ Bien, aprenderá usted algo más sobre eso antes de que regrese ­ dijo el Auxiliar, mientas lo dejaba en el Mundo del Deseo.
Aquel hombre había muerto solo en un hospital con la única compañía del médico y la enfermera. Los Auxiliares oyeron decir a ésta:
­ No es que tenga miedo, pero tengo la sensación de que había alguien más presente cuando el hombre murió ¡Me pregunto si habría alguien más aquí!
La noche siguiente, el Auxiliar vio a la misma enfermera otra vez y le dijo que había dos Auxiliares Invisibles además del Ángel de aquel hombre, cuando murió.
Después de haber muerto el hombre, los Auxiliares se dieron prisa para acudir al lado de un estudiante oculto que estaba agonizando. El Auxiliar percibió su sentimiento de calma, paz y felicidad. Todo era brillante y pudo oler el suave olor de las rosas.
­ Una vida bien emplead pero dura ­ fue el pensamiento que surgió en la mente del Auxiliar.
Vio a niños y adultos, Ángeles niños y Ángeles adultos, y todos ellos cantaban:
­ ¡Bien hecho! ­ mientras el hombre se hundía en la muerte.
Una sonrisa apareció en su rostro y pareció hacerse más luminoso. La música se hizo más nítida, mientras podía ir hacia donde se dirigía. Su casa en el Cielo era un bungalow con muchas flores alrededor. Había pájaros cantando y abejas yendo de flor en flor. El jardín era grande, de hermosa hierba verde, uniformemente cortada.
­ No quiero ir al Cielo ahora ­ dijo el hombre ­ quiero ayudar a mis semejantes. Sé que esa casa es mía. Mi esposa y mis hijos pueden esperar hasta que yo venga.
Como respuesta a ese pensamiento, una hermosa mujer salió al gran porche de la casa y, saludando, dijo:
­ Esperaremos, papá.
Dése usted cuenta de como este buen hombre había edificado un hogar en el Cielo y lo había habitado con pensamientos­ forma de su esposa e hijos. Éstos aún vivían cuando él murió, dejándolos en la tierra. Quería continuar laborando como un Auxiliar en vez de ir al
Cielo a disfrutar su bien ganado descanso. Entonces, se hizo la oscuridad por un segundo.
­ Ha fallecido ­ dijo la Auxiliar.
­ ¿Por qué me despertaste? ­ dijo el Auxiliar.
­ Pensé que estabas contemplando Venus o Vulcano ­ replicó ella ­ parecías profundamente concentrado en lo que estabas viendo.
­ Estaba contemplando y experimentando las sensaciones por las que este hombre estaba pasando ­ le dijo el Auxiliar.
Los Auxiliares preguntaron al hombre fallecido si quería quedarse a su funeral y éste dijo que no. Su esposa permanecía al lado de la cama de su marido y dijo a los Auxiliares:
­ ¿No parece la viva imagen de la paz? ­ preguntó ­ John, no tardaré en seguirte y entonces podremos trabajar juntos.
­ No te preocupes por mí; cuida de los niños ­ le dijo mientras la besaba.
Luego, los Auxiliares lo llevaron a la Región Fronteriza. La Hermana Lega que tiene la responsabilidad del aquel lugar le preguntó si quería trabajar o descansar. Él dijo que quería
trabajar. Se le dio un nuevo compañero y dejó a los Auxiliares con una sonrisa de felicidad en los labios.

***
Dos Auxiliares fueron enviados cierta ocasión a ayudar a una mujer a quien alguien la había instruido para desarrollar la visión negativa y que ahora se encontraba en problemas.
Había logrado su objetivo y tres días antes se le había abierto la percepción del bajo Mundo del Deseo. Lo que allí contempló la había asustado de una forma tal que estaba al borde de un
ataque de nervios.
Rogaba a Dios con todo su corazón para que alguien apartase de su lado las entidades que tenía constantemente ante su visión. Los Auxiliares vieron la entidad que ella estaba viendo en ese momento y tenía el aspecto de una horrible criatura. Se dirigieron a la entidad y ésta se volvió mirándolos, al tiempo que les mostraba su terrible rostro y cambiaba de forma.
Los Auxiliares hablaron con la mujer y le dijeron quienes eran y por qué habían venido a ella. Ella les pidió que la salvaran y dijo que nunca más practicaría aquellos ejercicios negativos otra vez. Un Auxiliar dijo a la entidad que se fuese y ésta así lo hizo.
Tranquilizaron a la aterrorizada mujer y hablaron con ella hasta que alguien de su familia entró con un médico. Éste la examinó y no le encontró dolencia alguna. Los Auxiliares dijeron a la mujer que estudiase sus enseñanzas y que de esa forma estaría a salvo.

***
Una vez, dos Auxiliares Invisibles iban sobre las montañas de la zona noroccidental de los Estados Unidos cuando oyeron a alguien pidiendo ayuda. Miraron hacia abajo y vieron a algunos hombres y mujeres bajando por la falda de una montaña, riendo y hablando. Pero vieron también a una mujer que se había acercado al borde de un precipicio y había caído por él. Se había agarrado de las raíces de un árbol y colgaba suspendida sobre el vacío. En medio
de su terror, oraba desesperadamente.
Uno de los hombres del grupo la vio en aquel momento. Llevaba una cuerda pero tenía demasiado miedo para usarla y permanecía quieto y como paralizado. Uno de los Auxiliares vio que la mujer estaba perdiendo fuerzas y estaba a punto de caer. Así que descendió y agarrando a la mujer la puso a salvo. Ella le dio las gracias y se desmayó. La gente quedó tan presa del pánico al ver aquello que echaron a correr, pero el Auxiliar les dijo que regresaran.
Así lo hicieron y se hicieron cargo de la mujer. Los Auxiliares desaparecieron. El otro Auxiliar tuvo clara percepción del sentimiento de terror de la mujer y, a la mañana siguiente,
recordaba nítidamente lo que había ocurrido y cómo su compañero la había rescatado. El Auxiliar estaba feliz porque había salvado la vida de la mujer.

***
Ahora, le haré mención de las oraciones de un hombre que no fueron respondidas, y también de las razones para ello: Una noche, dos Auxiliares oyeron a un hombre rezando y bajaron a ayudarle. Estaba solo, en un bosque, cazando, y había saltado sobre una valla que rodeaba una zona cenagosa para evitar que el ganado y los caballos se metieran en ella.
Comenzó a atravesar la ciénaga y cayó en la boca de una mina que no había sido utilizada hacía siglos. Estaba llena de agua, como lo había estado desde cientos de años antes, cuando otra persona fue arrojada dentro para que muriese.
La bocamina estaba en un lugar situado al margen de la senda y rodeada de ramajes que la ocultaban de la vista. Se trataba de un hombre fuerte en la flor de la vida y llevaba atrapado unas cuatro o cinco horas, luchando por sobrevivir. Elevaba plegarias a Dios
suplicando ayuda para salvarse. Los Auxiliares se detuvieron al borde la ciénaga y observaron. Querían acercarse y ayudarle, pero fueron advertidos de que no lo hicieran por un Ser Elevado, quien les dijo que aquel hombre debía cosechar lo que había sembrado.
­ Pronto podréis llevarle al Mundo del Deseo si lo deseáis ­ dijo el Ser Elevado Un Auxiliar puso reparos y entonces se les mostró la vida pasada de aquel hombre en la que se había generado aquel karma. Había sido una mujer en aquel tiempo y había empujado a un hombre a aquel mismo agujero causándole la muerte. No había nada que los Auxiliares pudieran hacer más que esperar a que muriese. A los pocos minutos salió su espíritu y los Auxiliares lo condujeron al Mundo del Deseo. Ya había examinado tanto su
vida presente como su vida pasada y sabía por qué no había recibido ayuda. Tenía que pagar la deuda que había contraído en un lejano pasado.
Los Auxiliares desean ayudar y les ocasiona mucha tristeza el permanecer expectantes viendo como muere la gente porque no se han ganado el derecho a recibir auxilio.

***
Una noche, se dijo a dos Auxiliares que fuesen al Norte del Océano Atlántico y que ayudasen a un barco pesquero que estaba a punto de ser succionado por un remolino en la costa de Irlanda. Se desplazaron velozmente al lugar y hallaron a los marineros luchando duramente para conducir el barco fuera de las rápidas corrientes que lo conducían hacia el remolino.
Cuando aquellos hombres vieron a los Auxiliares, que para entonces ya estaban materializados, les pidieron y les rogaron que los salvasen. Los Auxiliares amarraron una larga cuerda a la proa del barco y se elevaron en el aire, sobre el agua, halando el barco fuera de la corriente. El viejo buque crujía y crepitaba, pero los Auxiliares lograron ponerlo a salvo.
Aquellos hombres pensaron que los desconocidos eran Ángeles y se mostraron muy respetuosos. Los Auxiliares les dijeron que eran seres humanos y que sus cuerpos estaban en sus respectivas casas. Los hombres querían saber cómo podían desplazarse por el aire. Los Auxiliares intentaron explicarles cómo podían dejar sus cuerpos e ir a todas partes ayudando a la gente. Los siete hombre no podían entenderlo y creían que eran Ángeles, así que los
Auxiliares los dejaron y continuaron con su labor.
Puede usted estar bien seguro de que aquellos hombres saben que sus oraciones fueron respondidas y que nadie podrá debilitar su fe en el poder de Dios para ayudar a sus hijos en tiempo de tribulación y de necesidad desesperada.

***
He aquí una historia que nos habla de algo que ocurrió en Asia: Una mujer estaba en la silla del dentista que le extraía un diente sin haberle dado nada para evitar el dolor que ello le ocasionaba. Ella rezaba pidiendo ayuda y, cuando los Auxiliares llegaron hasta ella, ya estaba gritando de dolor.
Los Auxiliares se materializaron, entraron, pararon al dentista y le hicieron darle a la mujer algo para el intenso dolor; luego la dejaron ir a su casa. Un Auxiliar dijo al dentista que debería sacarse uno de sus dientes para que así viese qué se sentía, a lo que el hombre se
asustó. Esperemos que haya aprendido la lección y que no sea tan cruel e insensible de nuevo, especialmente con la gente pobre. Uno de los Auxiliares sintió el terror y el dolor de la mujer y lo recordaba vívidamente a la mañana siguiente cuando despertó. Escenas tales como estas entristecen mucho a los Auxiliares.

***
Veamos otra narración en la que un Auxiliar salvó a una niña de la muerte, y también salvó a un oso y a una pitón que estaban en un foso: Una noche, unos Auxiliares estaban en la India y se encontraron con un oso muy dañino y malvado que atacaba a los nativos. Aquella gente intentaba que el oso se fuese, pero éste se enfrentaba a todo el que veía. Había herido gravemente a un hombre y a una mujer.
La Auxiliar no quería acercarse al oso porque había olvidado que éste no podía hacerle daño, estando como estaba en su cuerpo de deseos. El Auxiliar vio a una niña que se acercaba. Cuando el oso la vio se dirigió hacia ella pero el Auxiliar corrió hacia la niña y la
puso fuera de su alcance. Entonces el oso se enfrentó con el Auxiliar poniéndose frente a él.
Estaba a punto de golpearlo cuando el Auxiliar le hizo un quiebro.
El oso perdió el equilibrio y rodó sobre lo que el Auxiliar pensó que era hierba. En vez de eso, era un foso que los nativos habían excavado para atrapar osos, tigres y leones. El oso cayó dentro y al momento los Auxiliares oyeron un gran escándalo en su interior. Una enorme pitón se había arrastrado dentro del foso algún tiempo antes. Probablemente se había introducido para resguardarse del intenso sol.
Los nativos oyeron los rugidos en la fosa y se acercaron para apartar la hierba. Miraron en el interior y vieron al oso y a la serpiente peleando. El Auxiliar no quería que la serpiente
matara al oso. Ni que el oso matara a la serpiente, así que se introdujo en el foso y los detuvo.
El oso estaba en un lado del hoyo y la serpiente en el otro. La Auxiliar estaba encantada de observar que su amigo era capaz de solucionar el problema. El Auxiliar salió del foso y la
pelear comenzó otra vez. Así que regresó a su interior y desde allí llamó a la Auxiliar y ésta también bajó. El Auxiliar salió y el oso y la serpiente continuaron tranquilos.
Después de esto, el Auxiliar dijo a la serpiente que se arrastrase fuera del foso, y ésta lo hizo. Dijo a la pitón que se fuese y que no hiciese daño a nadie hasta que se introdujese en la jungla. Los nativos correteaban de un lado a otro para mantenerse fuera del alcance de la serpiente. A continuación, el Auxiliar consiguió algunos troncos, los puso dentro del foso y dijo al oso que saltase fuera. Éste lo hizo rápidamente, seguida de la Auxiliar, tras lo cual el oso comenzó a seguirla. Los nativos se mantenían a una distancia segura y observaban para ver lo que iba a ocurrir. Una niña se acercó a los Auxiliares sin prestar atención al oso. Éste
simplemente la miró mientras permanecía tranquilamente al lado de la Auxiliar. El otro Auxiliar puso a la niña sobre el lomo del oso y éste la llevó de un lado a otro. Una Hermana Lega llegó y realizó algún trabajo en los vehículos superiores de la niña.
­ Ahora, nada hará daño a esta niña ­ dijo ­ y todas las criaturas la obedecerán hasta que se haga mujer a la edad de catorce años. Será capaz de proteger a los nativo que hayan sido presa de serpientes y bestias salvajes.
Luego la Hermana Lega hizo que el oso se fuera y los Auxiliares se acercaron a los nativos heridos. El hombre se había desangrado hasta morir debido a sus heridas y su ego se había ya ido. El Auxiliar dijo a los nativos que enterraran su cuerpo enseguida. Los Auxiliares atendieron a la mujer herida y vendaron sus heridas. Pensaron que viviría. Después de haber hecho todo lo que podían por ella, continuaron con su trabajo.

***
Otra noche, dos Auxiliares fueron enviados a un viejo monasterio en Europa, que había sido bombardeado. Justo cuando llegaron a aquel lugar, vieron entrar a una mujer con un niño en brazos y otros dos niños pequeños más. Había abandonado su ciudad de
residencia, a unos cuarenta kilómetros, intentando llegar hasta el monasterio. Su marido había sido asesinado y su hogar destruido. Antes de la guerra habían disfrutado de una situación
confortable.
Tuvo que huir para salvar su vida y había estado caminando durante cuatro días.
Muchas veces tuvo que ocultarse de soldados y salteadores. Habían cogido un resfriado y al haber estado sin comida ni cobijo, habían desarrollado una neumonía. El llevar al bebé en su brazos le había consumido todas las energías. La madre y sus tres hijos cayeron al suelo y murieron a unos quince metros de las ruinas del viejo monasterio.
La madre estaba delirando antes de morir y sólo tenía un pensamiento. Quería llegar al monasterio y murió sin saber que el edificio estaba desierto. Cuando la difunta madre vio a la
Auxiliar, pensó que era una monja y le dio a sus tres hijos. La Auxiliar los sentó en un banco y se sentó a su lado.
­ ¡Gracias a Dios! ¡Estoy tan contenta de que pueda hacerse cargo de ellos! ­ dijo la pobre mujer, y desapareció.
Tanto la madre como sus hijos iban bien vestidos y todos ellos tenían auras muy brillantes. La Auxiliar puso al bebé en su regazo y éste pronto quedó inconsciente. Los niños, que estaban inclinados ante la Auxiliar también cayeron pronto en la inconsciencia. Mientras ocurría esto, la Auxiliar habló con su compañero:
­ Están enfermos. ¿Qué va a pasar con ellos?
­ Están todos muertos ­ replicó él tristemente ­ Sus cuerpos deben estar por aquí cerca.
Fue hasta la puerta y vio los cuatro cadáveres a unos quince metros de ésta. Entonces, los Auxiliares dejaron dormidos a los niños en los bancos del viejo monasterio y se dirigieron hacia los cuerpos. La madre estaba al lado de su cuerpo, preguntándose qué había ocurrido.
Se agarraba al cuerpo de su bebé.
­ Por favor, ayúdenos ­ dijo ­ Ha ocurrido algo. No sé lo que está pasando. Mi bebé y yo estamos aquí, pero hay otros cuatro cuerpos más que son nuestros. ¿Qué ha ocurrido? Me duele el pecho. A duras penas puedo respirar. Quiero llegar hasta el monasterio para llevar a mis tres niños mayores.
­ Señora, está usted muerta, tal como llaman los hombres a esta situación ­ dijo el Auxiliar ­ Ya ha llevado al bebé y a los niños al monasterio. Debe usted desear sentirse bien.
La madre así lo hizo y se encontró mejor. Entonces contó a su nuevos amigos cómo los soldados encontraron a su marido en el campo y lo mataron. Ella tomó a sus hijos y se alejó a escondidas del lugar. Hacía frío y estaba lloviendo por lo que se resfriaron.
­ Sólo tuvimos agua y unos pocos frutos secos para comer durante estos cuatro días que hemos estado caminado.
Venga con nosotros y la llevaremos a un lugar donde podrá descansar un rato ­ dijo la Auxiliar.
­ Puede llevar usted al bebé; yo estoy demasiado débil ­ dijo la mujer al Auxiliar.
­ Simplemente desee seguirnos ­ dijo el Auxiliar mientras tomaba al bebé.
Así lo hizo la madre y al poco ya estaba inconsciente. Los Auxiliares primero llevaron a los dos niños al Mundo Celestial. Luego regresaron para llevar a la madre y al bebé. Se detuvieron en la Región Fronteriza con la madre, y la dama que estaba allí al mando dijo que la madre tendría sólo una corta estancia en el bajo Mundo del Deseo, ya que era una buena mujer. Los Auxiliares continuaron su camino y se dirigieron al Cielo de los Niños con el
bebé, donde éste comenzó a jugar con sus hermanos que para ese entonces ya estaban despiertos y en perfecto estado.
¿Se sorprende usted de que uno de estos Auxiliares llorase pensando en el triste destino de esta pequeña familia? La guerra causa sufrimientos y dolores interminables como éstos. Digo interminables porque el sentimiento de odio generado en una vida es llevado hasta la siguiente, de lo que resulta otra guerra. Sólo retroceda en la historia e intente contar las guerras que han tenido lugar. La pérdida de vidas es espantosa. La humanidad ha acumulado tanto karma que su carga parece asombrosa. Si la gente tan sólo se detuviera por un momento y considerase los costes, muchos problemas podrían evitarse, pero la mayoría de la gente no
tiene la menor intención de detenerse. Rehúsan creer en la Ley del Renacimiento y en la Ley de Consecuencia. Para ellos, estos temas son charlas inútiles. Cierran sus oídos y siguen metiendo la pata y cometiendo toda clase de errores, que sólo les proporcionarán más
problemas.
Muchos médicos han vivido vidas útiles y de servicio. Paracelso fue uno de los más famosos médicos de su tiempo. Era compasivo y dedicó su vida entera a curar al enfermo, sin tener en cuenta si éste podía pagarle o no. Recolectó hierbas, hojas, frutos y cortezas de los  árboles y las plantas del bosque, y creó su propia medicina de extraordinaria efectividad.

***
Los Auxiliares Invisibles pasan mucho tiempo curando al enfermo. Ayudan a todos aquellos a los son enviados, sin tener en cuenta quienes son. Nuestra próxima historia se refiere a un trabajo realizado en los estados del Norte de Estados Unidos: Una noche de
octubre, dos Auxiliares fueron enviados a una reserva India. Había unos cincuenta indios enfermos, hombres, mujeres y niños.
Fueron de sitio en sitio haciendo todo lo que podían por ellos. Alguien lanzó un mensaje indio y muchos nativos vinieron hasta la choza donde estaban los Auxiliares, y se quedaron observándolos. Una joven india se alejó y volvió con un bebé muy enfermo,
envuelto en una manta. Los otros indios se apartaban de ella como si tuviesen miedo del bebé. Un indio intentó hacer que se fuera, pero ella llamó a la Auxiliar, que hizo detenerse al hombre.
­ Por favor, ayude a mi hijo ­ dijo la madre india a la Auxiliar ­ yo sé que no sois humanos, y si tocas a mi hijo se pondrá bien.
Descubrió al bebé y su cara y cuerpo aparecieron cubiertos de una serie de llagas.
También tenía neumonía.
- ¡Qué bebé más lindo! ­ dijo la Auxiliar mientras lo tomaba en sus brazos ­ Amado Señor, yo así lo veo, pero esta gente no. Por favor, ayuda a este niño, si es tu voluntad.
Mientras rezaba solicitando ayuda para el bebé, el Auxiliar pidió un cubo de tierra y dos cuartos de leche. Enseguida se lo trajeron. El bebé estaba tan débil que la Auxiliar dijo:
­ Creo que este niño ha fallecido.
Su compañero lo observó detenidamente y vio que todavía vivía.
­ Llevad al bebé a su casa ­ dijo.
Los Auxiliares quisieron ir con la madre y su bebé hasta su casa y descubrieron que no había lugar ni para ella ni para el bebé.
­ ¿Tiene usted algún pariente? ­ le preguntó.
­ Sí, pero están enfadados conmigo ­ dijo la madre.
­ Lléveme hasta ellos ­ dijo el Auxiliar con firmeza.
La mujer los guío y los Auxiliares entraron a una choza.
­ Quiero un sitio aquí para esta madre y su hijo ­ dijo a sus padres.
Ellos se mostraron amigables y les dejaron un lugar caliente sin decir una palabra. La Auxiliar se sentó y colocó al bebé en su regazo. Su compañero mezcló la tierra y la leche haciendo una pasta y la extendió sobre el bebé dejando que se secase sobre la piel del niño mientras este yacía sobre una manta cerca del fuego. Luego pidió algo de grasa y se la trajeron. Después de un rato el Auxiliar retiró la pasta de la piel del niño y le engrasó el
cuerpo, tras lo cual se lo dio a su madre, que estaba observándolos. El bebé comenzó a moverse y a llorar. Entonces la Auxiliar lo tomó en brazos otra vez y dejó de llorar. Un indio enorme dijo:
­ Veámoslo sin las ropas para ver si han desaparecido las llagas.
El Auxiliar apartó la manta del niño y lo ayudó a incorporarse para que todos pudiesen ver que estaba curado. La pasta que le habían puesto encima se usó simplemente como un medio a través del cual actuó la fuerza curativa que viene de Dios. Aquel bebé era el más
lindo indio de raza cobriza que los Auxiliares hubiesen visto nunca. No había ya cicatrices ni manchas en ningún lugar de su cuerpo. Los indios estaban asombrados de ver el cambio que había tenido lugar en el niño.
­ ¿Es usted casada? ­ preguntó el Auxiliar volviéndose a la madre.
­ Sí ­dijo ella ­ mi hombre se fue cuando el bebé se puso enfermo y lleno de llagas y no ha regresado.
­ ¿Está por aquí? ­ preguntó el Auxiliar.
­ Sí, allí está ­ dijo ella señalándolo.
El Auxiliar le dijo que hasta que muriese, debía de cuidar del niño hasta que se hiciese un hombre y que no debía tocar ni molestar a su mujer a menos que ella lo desease.
­ Yo no quererlo. Él no bueno ­ dijo la mujer.
El indio hizo ademán de abalanzarse sobre ella pero el Auxiliar lo detuvo.
­ Si la molestas o te llevas al niño, o sólo lo intentas, nunca más caminarás ni hablarás ­ dio el Auxiliar.
El indio lo miró seriamente atemorizado cuando oyó aquello.
­ ¿Qué querías decir? ­ dijo el Auxiliar.
­ Yo no hacerle daño ni llevarme al niño. Yo ayudar al niño ­ dijo.
Quería decir que quería ayudar al bebé. El Auxiliar interrogó a la mujer india para descubrir si padecía alguna enfermedad y ella dijo que no a todas sus preguntas.
­ ¿Quién cree usted que somos nosotros? ­ le preguntó el Auxiliar.
­ Ella Ángel ­ dijo la mujer señalando a la Auxiliar ­ tú, guardián de ella.
Fue inútil explicarles que los desconocidos no eran Ángeles. Los indios querían darles abalorios y otros regalos, pero los Auxiliar se lo agradecieron diciéndoles que no podían aceptar obsequios. Visitaron a todos los indios enfermos de aquel lugar mientras la madre india iba con ellos.
­ Ha tenido usted muchos problemas ¿no es así? ­ dijo el Auxiliar ­ ¿por qué no es una buena chica y se dedica a ayudar a todo el que pueda?.
­ Lo haría, pero la gente de aquí me esquiva ­ dijo ella, comenzando a llorar.
­ Ven aquí, niña mía ­ dijo el Auxiliar ­ yo no te esquivaré. Te admiro porque eres valiente, fuerte y buena.
Mientras el Auxiliar permanecía de pie a su lado, la madre india se le acercó y apoyó la cabeza en su hombro, diciendo:
­ ¡Estoy tan sola y triste! He rezado al Dios del hombre blanco para que me ayudase y me ha enviado a ese Ángel y a usted. Seré buena.
Mientras ella hablaba, el Auxiliar le acariciaba la cabeza y pedía que se le diese el poder de ayudar a otros mientras fuese buena y su bebé se mantuviese sano para que así pudiese ayudar a todo el que tocase. Le explicó que impusiese las manos sobre todo el que se
acercase y viese que estaba enfermo sin importar quien fuese ni lo que le pasase. Le dijo que todo el mundo la querría.
Debe haber un núcleo de buenos cristianos en todas las razas para la Edad de Acuario.
Los indios siguieron a los desconocidos a dondequiera que fueron. Finalmente, los Auxiliares se elevaron en el aire y los dejaron.
A los pocos días, regresaron a ver a la mujer india y vieron que vivía feliz en casa de sus padres. El niño estaba bien, durmiendo en una cuna al lado de la cama de su madre. La despertaron y ella besó a la Auxiliar; luego, siguieron con su trabajo sabiendo que ya no se les necesitaba allí.
Cuando se les permite ayudar a los niños y a los animales, los Auxiliares son felices.
La mayoría de los niños aman a los animales y cada niño debería tener una mascota y enseñársele cómo cuidar adecuadamente de ella. En mi experiencia, he notado que los niños que aman a los animales, generalmente son los mejores y más obedientes. A aquéllos que no aman a los animales se les debe enseñar a respetar sus derechos y a no maltratarlos. Si desea usted que su hijo se desarrolle siendo desinteresado, enséñele a compartir lo que tiene con la gente y con los animales.

***
El siguiente relato se refiere a una niña que se acercó a un cachorro de oso en el bosque, de cómo fue salvada del ataque de la madre osa, y de cómo se les consiguió un hogar en una granja: Dos Auxiliares fueron enviados a salvar a una niña de unos seis años. Había estado vagando lejos de su casa sin que sus padres se diesen cuenta. Se introdujo en el bosque y allí encontró a un osezno y comenzó a jugar con él hasta que la madre osa la vio y se acercó
a ellos destrozando las ramas que encontraba a su paso. La hubiese herido si los Auxiliares no hubiesen aparecido en el momento justo para detenerla. Un Auxiliar comenzó a hablar con la madre osa para tranquilizarla:
­ Escuche, Señora Osa, no se inquiete. Nadie quiere quedarse con su cachorro. Yo vivo a miles de kilómetros de estos bosques del Maine y no me sería fácil llevármelo a casa. Esta niña puede que sí quiera porque todavía es pequeña; pero no lo querrá cuando se haga
grande. Acompáñeme, llevaremos la niña a su casa y nadie le hará daño a usted.
La osa siguió a los Auxiliares hasta que alcanzaron la linde del bosque, y allí se paró y llamó a su cachorro. El Auxiliar se detuvo y dijo a su compañera que llamase al osezno, y así lo hizo ella. Éste acudió y su madre comenzó a gruñir y a enseñar los dientes.
­ Ya sé que tiene usted unos dientes estupendos ­ le dijo el Auxiliar ­ pero mis intenciones son buenas, así que continuemos.
Entonces la madre osa los siguió como caminando entre zarzas. Después que llegaron a la carretera, la niña y el osezno continuaron adelante, corriendo y jugando, mientras la gran osa negra se movía pesadamente, carretera abajo, entre los Auxiliares. Cuando la niña llegó a la puerta de su casa, entró corriendo y llamando a su madre que estaba en el granero.
La madre salió y cuando vio a los osos se puso a gritar, a lo que dos hombres salieron con armas y apuntaron con ellas a los osos. La madre osa puso una pata sobre los brazos de uno de los Auxiliares y lo miró a la cara como si dijese:
­ Por favor, no les permita matar a mi hijo. Yo nunca hubiese venido hasta aquí si no hubiese sido por ustedes.
Todo esto ocurrió en un santiamén, pero el Auxiliar ya había advertido a las Salamandras que se mantuviesen tranquilas, así que las armas no funcionaron. Los hombres dejaron caer sus armas y corrieron a meterse en el granero, pero la madre se dirigió hacia su
hija. El Auxiliar le dijo que ni el cachorro ni su madre le harían daño a la niña.
­ ¡Pero señor, este oso es salvaje! ­ dijo la madre de la niña.
­ Lo sé, pero somos amigos ­ dijo.
Lo que ocurría es que el Espíritu Grupo estaba colaborando con los Auxiliares porque quería salvar la vida de sus protegidos.
­ Espere hasta que amarre a los perros ­ dijo la mujer ­ o matarán al cachorro y a su madre.
­ No, no necesita hacer eso porque los perros y los osos no se van a pelear ­ dijo el Auxiliar ­  se harán amigos.
En ese momento, los perros salieron del granero y se dirigieron hacia los desconocidos. El Auxiliar les habló, diciendo:
­ Oíd, no quiero actitudes agresivas. Debéis haceros amigos de los osos.
Los perros miraron al osezno y a su madre y se fueron. Los dos hombres y la mujer  estaban asombrados de la forma cómo los perros se habían comportado.
­ ¿Pero cómo ha ocurrido eso? ­ preguntó uno de ellos.
­ Porque yo pedí que así ocurriera ­ dijo el Auxiliar.
­ ¿Y cómo lo hizo? ­ preguntó el hombre.
­ Pedí que fuesen amigos ­ les dijo el Auxiliar.
El Espíritu Grupo de los perros los ayudó haciendo que éstos se comportasen de forma amistosa con los protegidos del Espíritu Grupo de los osos, pero aquella gente no sabía nada
sobre los Espíritus Grupo.
­ Eso es una tontería ­ dijo el hombre.
­ Usted no fue capaz de disparar su arma ­ dijo el Auxiliar ­ Los perros no se decidieron a pelear. Supongo que será una tontería, pero quiero un hogar para esta madre y su osezno. Serán buenos y la madre se irá pronto, pero el osito se quedará y será bueno en la
medida en que no lo maltraten.
­ En ese caso, me haré cargo de ellos pero ¿qué pasa con el padre? ­ preguntó el hombre.
­ Si aparece por aquí, se comportará con corrección ­ dijo el Auxiliar.
Luego llamó a los perros y, cuando estuvieron junto a los osos, les dijo que fuesen amigos de ellos y de todos los osos, y que tuviesen cuidado del osezno. Dijo a los osos que aquella granja iba a ser su hogar y que podrían entrar y salir de allí como deseasen. El
cachorro siguió a los perros hasta el interior del granero. El Auxiliar observó y los vio ir hasta donde los perros dormían. No estaba seguro, pero le pareció como si uno de los perros dijese
al otro:
­ El cachorro puede dormir bien aquí, pero si su madre se mete también, ocupará toda la habitación. Debería buscarse otro lugar.
Entonces el Auxiliar dijo al granjero que preparase un lugar para la madre osa, cerca de donde dormían los perros en el granero.
­ ¡Pero qué dice, hombre! No puedo meter a esa osa en el granero. ¡Los caballos saldrían de estampida! ­ dijo el hombre con voz preocupada.
­ No, todos los que están en esta granja se harán amigos de los osos. Vaya a traer un caballo, una vaca y un cerdo y veamos qué es lo que ocurre ­ dijo el Auxiliar.
El granjero trajo a los animales, uno tras otro, y no ocurrió ningún percance. El sudor brotaba de la frente del hombre, porque lo dominaban los nervios.
­ ¿Pero qué es lo que está ocurriendo aquí? ­ preguntó ­ ¿es esto el fin del mundo?
­ No ­ contestó el Auxiliar ­ lo que ocurre es que las influencias espirituales actúan sobre los animales y hacen que se hagan amigos, aunque todavía no pueden hacer lo mismo con el hombre, a pesar de que, a su tiempo, también lo harán.
­ ¿Quiénes sois vosotros y dónde vivís ­ preguntó el hombre.
Los Auxiliares le hablaron de su trabajo y él se mostró muy interesado.
­ ¿Sois Ángeles? ­ preguntó.
El Auxiliar le respondió que no.
­ Entonces debéis ser muy buenos ­ hizo notar el campesino.
Los Auxiliares regresaron a sus hogares al tiempo que la alarma del reloj despertador de uno de ellos sonaba avisándole de que era hora de levantarse.

***
Veamos ahora un relato sobre cómo un chico y una pantera recibieron ayuda mediante la curación espiritual: Un sábado por la noche, dos Auxiliares se encontraron con un chico en el corazón de las junglas de África. Estaba sentado sobre un árbol caído con una imagen de su dios frente a él. Estaba orando para que lo ayudase. Se había ido solo ya que sus padres lo esquivaban porque tenía un brazo quemado que ya olía mal.
Los Auxiliares bajaron del aire y se materializaron frente a él. El muchacho los vio y se hincó de rodillas suplicándoles que lo ayudasen o se lo llevasen con ellos. Era un chico muy inteligente, muy por encima de la media de su pueblo.
Los Auxiliares se hicieron cargo de la situación, pero no podían hacer nada al respecto. Había veinte kilómetros hasta el campamento misionero más cercano. Uno de los
Auxiliares envió al otro al campamento para conseguir vendas, pomadas, etc. La Auxiliar fue hasta allí, pero se negaron a proporcionarle nada para el chico así que regresó.
­ Quédate aquí hasta que yo vuelva ­ dijo el Auxiliar.
Luego partió y regresó con un equipo de primeros auxilios. Vio que su compañera estaba intentando trabar amistad con una pantera negra que tenía una pata llagada. Era un animal inusualmente grande para su especie.
El Auxiliar llamó a la pantera y le dijo que se sentara. Entonces pidió al Espíritu Grupo de la pantera que la mantuviese tranquila hasta que hubiese atendido al muchacho,
para vendar luego la pata de la pantera. El Espíritu Grupo dijo que estaría encantado de hacerlo así.
Los Auxiliares limpiaron el pus del brazo del chico y lo lavaron cuidadosamente, le pusieron una pomada y lo vendaron. Luego dijeron al joven que se mantuviese cerca de ellos.
El Auxiliar se volvió hacia el animal herido:
­ Señora Pantera ­ dijo ­ tiene una pata en mal estado. Se la cuidaré si se comporta como una dama.
La pantera abrió la boca a todo lo ancho y mostró sus cuatro grandes caninos.
­ Ya sé que tiene unos dientes bien afilados ­ dijo el Auxiliar ­ pero no voy a estar aquí el tiempo suficiente para poder servirle de comida.
Después de decir esto, el Auxiliar le levantó la pata delantera y vio estaba seriamente inflamada y purulenta. Tomó el bisturí del equipo de primeros auxilios y dijo a la Auxiliar que distrajese la atención de la pantera de su pata mientras él procedía a cortar. Ella lo hizo y
el Auxiliar hizo un corte en la piel inflamada. La pantera lanzó un fiero rugido y saltó golpeando a la Auxiliar. Ésta gritó y el chico salió corriendo. El Auxiliar tuvo que ir a detenerlo para evitar que fuese herido en la jungla.
Después de que la Auxiliar se recuperó de su momentáneo susto, le hizo unas caricias a la pantera hasta que ésta se amansó como un cordero. Luego extrajo todo el pus de la pata y la pantera estaba lamiéndole la mano cuando el Auxiliar regresó con el chico. Lavó la pata de la pantera, la vendó y la pantera se quedó al lado de sus nuevos amigos.
Luego, el Auxiliar pidió que el chico tuviese protección contra las bestias de la jungla hasta que se hiciese un hombre. Se dijo a los Auxiliares que familiarizase al chico con las criaturas de la jungla. Encontraron a grandes serpientes, un león, y algunos otros animales de la selva e hicieron que el joven se acercara a ellos, los tocase y los mandase obedecer sus órdenes. Dijeron al chico que mientras fuese bueno, ninguno le haría daño y que sería capaz
de ayudar a otros. Se le dijo que ayudase a todas las criaturas de la selva y regresase a su casa, ya que su familia estaría encantada de recibirlo.
­ No quiero regresar ­ dijo el chico ­ quiero quedarme con vosotros.
Los Auxiliares llevaron al chico a su casa y siguieron después con su labor, felices de haber sido capaces de ayudar tanto al joven como a la pantera.
Se me ha informado que los Espíritus Grupo que tienen bajo su responsabilidad a los animales, están conectados con sus protegidos mediante un fino y reluciente cordón, invisible
al ojo físico, tal como nosotros estamos conectados con Dios. Estos Espíritus Grupo son hermosos Seres de gran inteligencia y sabiduría. El Espíritu Grupo del león tiene la apariencia de un hombre de noble aspecto con la cabeza de un león, y un cuerpo etérico de león extendiéndose más allá del cuerpo que tiene el aspecto de un cuerpo de hombre.
Imagínese a un hermoso Ángel con una cabeza de león y brillantes radiaciones que parten de él, y tendrá una idea de cómo se aparece el Espíritu Grupo de los leones a los Auxiliares Invisibles, que traban amistad con sus protegidos. Estos Espíritus Grupo pueden ver en el Mundo del Espíritu de Vida, donde está localizada la Memoria de la Naturaleza. Los Espíritus Grupo suelen prestar ayuda a los niños y a los animales, dirigiendo a los Auxiliares
Invisibles hacia ellos.

***
A continuación, verá usted un relato sobre una niña a la que gustaba jugar con las serpientes. Este relato resulta divertido para los Auxiliares que conocen a la madre de esta niña: Una noche, unos Auxiliares iban sobre América del Sur cuando vieron unos hombres y mujeres corriendo hacia una casa. Se detuvieron para ver qué es lo que ocurría.
La madre de la niña estaba terriblemente asustada porque había descubierto que su hija estaba en el sótano de la casa rodeada de cierto número de grandes serpientes. La madre dijo que daría la mitad de todo lo que poseía a cualquiera que rescatase a su hija.
­ Si alguien intenta rescatar a la niña ­ dijo un hombre ­ las serpientes morderán a la niña y al que vaya a rescatarla también.
­ Permitidme hablar con mi hija antes de que muera ­ suplicaba la madre.
­ ¿Realmente está dispuesta a dar la mitad de todo lo que posee a quien rescate a su hija? ­ le preguntó la Auxiliar.
­ Sí ­ dijo la madre.
­ Iré a buscársela ­ prometió la Auxiliar.
Luego bajó al sótano, se acercó a la niña y le dijo que su madre quería que fuese con ella. Luego la agarró y salió con ella. Las cinco grandes serpientes las siguieron y la gente salió a la desbandada. Un hombre estaba a punto de disparar a las serpientes.
­ No haga eso ­ dijo el Auxiliar, que sabía que el arma no dispararía debido a que ya había dicho a los Espíritus de la Naturaleza que se mantuviesen quietos.
La Auxiliar hizo detenerse a las serpientes y llevó a la niña con su madre diciéndole que estaba dispuesta a recibir la mitad de sus propiedades. La Auxiliar quería poner a prueba su sinceridad. Entonces la mujer se echó atrás, pretendiendo no mantener su promesa.
­ Puede usted darme lo prometido ahora o en su próxima vida ­ dijo la Auxiliar ­ me da igual.
­ No viviré de nuevo ­ dijo la mujer.
Entonces la Auxiliar le explicó las Leyes del Renacimiento y Consecuencia y le mostró su vida pasada, donde pudo contemplar cómo había trabajado duramente para obtener dinero y propiedades.
­ Déjeme meditar sobre todo esto unos días ­ dijo la mujer ­ quiero hablar primero con mi marido.
La Auxiliar dijo a las serpientes que la siguiesen y las hizo salir de la casa. Se puso a jugar con ellas durante un rato tomándolas de una en una. La gente quería saber quién era.
Luego la Auxiliar hizo que las serpientes se fueran.
Pocas noches después, la misma Auxiliar se detuvo de nuevo en la casa de aquella mujer para hablar con ella. Ésta quería llegar a un acuerdo con la Auxiliar por quinientos dólares. Su oferta fue rechazada y entonces ofreció mil dólares. La Auxiliar le dijo que quería la mitad de todo lo que poseía o nada. La mujer se enfadó, dijo que ya no le daría nada y le pidió que se fuera.
­ No debería hacer usted promesas que no esté dispuesta a cumplir ­ dijo la Auxiliar ­
Tendrá que aprender a mantener sus promesas.
La niña se acercó a la Auxiliar, y ésta la sentó en su regazo mientras admiraba su lindo pelo rizado.
­ ¿Harás que vuelvan mis serpientes?­ preguntó la niña ­ llevo jugando con ellas hace mucho tiempo.
La mujer interrogó a su hija y descubrió que había estado jugando con aquellas serpientes venenosas desde hacía nueve meses, y que nunca le habían hecho daño.
­ Esas serpientes ya no volverán más, pero volverán otras ­ replicó la Auxiliar.
La madre se puso mortalmente pálida pero no quería ceder y mantener su promesa.
Más tarde, el Auxiliar preguntó a su compañera si hubiese sido capaz de aceptar la mitad de las propiedades de la mujer.
­ -No, naturalmente que no ­ replicó ésta ­ pero si me las hubiese ofrecido, hubiera probado que era sincera y honesta.
Otra noche, los Auxiliares fueron a ver a esta misma mujer. Uno de ellos tocó en la puerta, se les permitió entrar y hallaron que la mujer estaba muy enferma. La niña estaba en cama, en la misma habitación que su madre.
­ Tengo miedo de que algo le ocurra a mi hija porque no conoce el miedo ­ dijo la madre a la Auxiliar.
­ No le pasará nada ­ replicó la Auxiliar ­ permítale jugar fuera de la casa y deje de preocuparse por ella; sea una buena madre para ella.
­ Estoy lista para cumplir la promesa que le hice ­ dijo la mujer.
La Auxiliar comenzó a frotarse las manos aparentando estar muy complacida con aquello. Se interesó por sus escrituras y la mujer fue a buscarlas, se las dio y entonces cayó desmayada. Los Auxiliares la levantaron; luego la Auxiliar le devolvió las escrituras.
­ Ahora ya estamos en paz ­ le dijo.
Aquello hizo que la mujer fuese feliz de nuevo y los Auxiliares la dejaron feliz y contenta.

***
Nuestro próximo relato es sobre un niño esquimal que fue salvado por Auxiliares Invisibles. En relación con esta historia, quiero enfatizar una cuestión muy importante que muchos estudiantes ocultistas no entienden. Cuando los Auxiliares son enviados en misiones de misericordia, deben ayudar a todo el mundo. Algunas personas de mentalidad estrecha, están prejuiciadas y no están dispuestas a ayudar a gentes de otras razas. Se sienten superiores
a la gente de color, los chinos, los japoneses, los esquimales, los indios o cualquier otra raza, y no desean ayudarlos.
Se me ha informado de que un estudiante, durante un tiempo, llevó a cabo un buen trabajo mientras estaba fuera de su cuerpo, pero una noche rehusó ayudar a un indio enfermo por lo que, desde ese momento, no resultó adecuado para ser un sirviente de los Hermanos Mayores. Han pasado años desde entonces y aún no se ha calificado para ser admitido de nuevo como trabajador en un grupo de Auxiliares Invisibles. Aún permanece prejuiciado y
estrecho de miras.
Si aspira usted a ser un obrero en un grupo de Auxiliares que estén dirigidos por los Seres Elevados de una verdadera Escuela de Misterios, debe usted considerar a la gente de todas las razas como a sus hermanos y hermanas, y estar deseoso de ayudar a todo el que
pueda. Estas no son palabras ociosas; es un requisito necesario para el desarrollo.
Dos Auxiliares fueron enviados al lejano norte a salvar a un chico esquimal de unos ocho años. Lo habían enviado a buscar a un médico y se había quedado atrapado en una zona de nieve profunda, sin poder continuar. Los Auxiliares lo hallaron yaciendo inconsciente en la nieve con una nota en la mano. Lo levantaron y lo llevaron al puesto avanzado más cercano.
El hombre que estaba a cargo allí leyó la nota y dijo que los padres del niño estaban enfermos y necesitaban ayuda y que vivían a unos diez kilómetros. Dijo al médico que se preparase y fuese a verlos. El médico examinó al niño y dijo:
Tiene la cara y una mano congeladas y puede perder los dedos y la nariz.
La Auxiliar comenzó a llorar y pidió a su compañero que ayudase al niño inmediatamente. El Auxiliar pidió al hombre que pusiese al niño sobre la cama diciendo que cuidaría de él.
­ No tengo más cama que la mía propia ­ dijo el hombre.
­ Póngalo en ella ­ dijo el Auxiliar.
El hombre consintió y el Auxiliar desvistió al jovencito, le puso un camisón de dormir y lo acostó en la cama.
­ Tómalo en brazos ­ dijo el Auxiliar a su compañera.
Ella lo tomó en sus brazos y lo cubrió con su aura. Era un niño atractivo, rechoncho y regordete. La Auxiliar sentía mucha lástima de él y estaba ansiosa de ayudarlo en todo lo que pudiese para que se recuperase. Los hombres de la estación estaban atónitos por la compasión y la piedad que manifestaba la Auxiliar. También pudieron contemplar su aura.
­ Debe ser un Ángel, ya que ningún ser humano puede hacer eso ­ dijo uno de los policías.
­ No lo molestéis ­ dijo el Auxiliar al jefe de la estación ­ excepto para darle alimentos y los cuidados que necesite para que no tenga dolor. Mantenedlo aquí hasta que cambie la piel. Si se ocupa usted de que este niño sea tratado cariñosamente, recibirá muchas bendiciones.
­ Así lo haré ­ prometió el hombre.
­ Tome su maletín y ya nos encontraremos en la casa del niño ­ dijo el Auxiliar al médico.
­ Llevaré conmigo a la señora en mi trineo ­ dijo el médico ­ pero no puedo llevarles a los dos porque mis perros no pueden arrastrar el peso de tres personas.
­ No tenemos intención de separarnos y no necesitamos que nadie nos lleve ­ replicó uno de los Auxiliares.
Entonces el médico inició su camino hacia la casa de los esquimales. Los Auxiliares llamaron al jefe de la estación y de nuevo le dijeron que cuidase del niño, y luego
desaparecieron. Los Auxiliares llegaron a la casa del niño mucho antes que el médico y encontraron que los padres estaban muy enfermo y que tenían poca comida. Mediante el pensamiento, uno de los Auxiliares preguntó a alguien en la distancia si podían ayudar a los esquimales.
­ Sí, pero espera hasta que llegue el médico ­ dijo esa persona.
Cuando llegó el médico, se sorprendió de ver a los Auxiliares otra vez y comenzó a temblar de los nervios.
­ Cálmese ­ le dijo el Auxiliar.
Se volvió hacia su compañera y le pidió que trabajase sobre la mujer mientras él prestaba cuidados al hombre.
Los esquimales tenían fiebre ártica y debido a la escasez de comida estaban desnutridos. Los Auxiliares pronto hicieron que los esquimales se sintiesen mejor. El Auxiliar dijo al médico que hiciese que se enviase un suministro de comida a aquella gente y que
cuidase del niño.
El médico rogaba a los Auxiliares que le dijesen quienes eran. Ellos le hablaron de su trabajo y le explicaron que eran Auxiliares y seres humanos. Él no les creía e insistía en que eran Ángeles. Entonces los Auxiliares siguieron con su trabajo.

***
He aquí un corto relato sobre cuatro oseznos que fueron salvados de un cazador: Una noche, dos Auxiliares encontraron a unos oseznos en una vieja choza de algún lugar del bosque. Los animalitos parecían tener solo tres o cuatro días de vida. Un cazador los había encontrado y quería llevárselos para venderlos.
­ Déjelos irse tranquilos para que se hagan adultos ­ dijo uno de los Auxiliares somos sus amigos y deseamos que se les deje en paz.
El cazador se asustó tanto de ver aparecer de repente a aquellos desconocidos, que decidió no cazar más aquel día.
­ Pasará un largo tiempo hasta que vuelva a cazar ­ dijo uno de los Auxiliares al otro mediante el pensamiento.
El cazador miraba a los desconocidos como si dijese:
­ Están locos ­ y luego se dirigió hacia la puerta y se fue.
­ Adiós ­ le dijeron los Auxiliares mientras se alejaba a toda prisa.
Después que se hubo ido, la Auxiliar tomó a los osos y los observó, les hizo una cama más blanda y confortable y los depositó de nuevo en ella.
­ Espera un momento, sus padres se están acercando ­ dijo el Auxiliar cuando estaban a punto de irse.
El padre y la madre osa aparecieron a la vista y se detuvieron. El padre oso levantó una pata, se la husmeó y dijo algo a la madre osa. Luego se dirigió hacia la choza mientras la osa esperaba. Cuando alcanzó la puerta miró dentro y se volvió hacia la osa. Entonces ésta se acercó precipitadamente y se dirigió hacia sus bebés.
Parecía como si dijese:
­ Alguien ha estado aquí  y ha preparado una linda cama para mis niños, y estoy contenta de que no se los hayan llevado.
El padre oso dio un empujón a los oseznos para despertarlos y los Auxiliares los dejaron a todos felices. Trabajos como este dejan un recuerdo de alegría.

* * *

del libro: LA LABOR DE LOS AUXILIARES INVISIBLES
por Amber M. Tuttle
traducción de Manuel Padrón


2 comentarios:

  1. Estas lecturas son muy esclarecedoras y
    ayudan a la comprensión de muchas cosas,
    muchas gracias y saludos fraternales,
    jesús mujica

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  2. Hola Jesús, buenas tardes.
    Es un gusto saludarlo, y compartir con Ud. esas apreciaciones sobre estos escritos.
    Fraternalmente, Edgardo Ceol

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