humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

Departamento de Curacion de The Rosicrucian Fellowship

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martes, 16 de septiembre de 2014

ALGUNAS HISTORIAS OCULTAS INSÓLITAS





Capítulo V
ALGUNAS HISTORIAS OCULTAS INSÓLITAS

Los estudiantes ocultos y místicos a menudo cuentan historias, que parecen increíbles a quienes desconocen la amplia gama de trabajos que hacen los Auxiliares Invisibles. Los siguientes relatos ilustran algunos de esos trabajos y muestran cómo se dan pruebas a los
estudiantes de que las enseñanzas Ocultas y Místicas son verdaderas.
Un día, un estudiante que era Auxiliar Invisible fue a un restaurante, pidió su almuerzo, lo llevó hasta su mesa habitual y se sentó. Una amiga lo llamó mediante el pensamiento y le preguntó si le gustaría tener una experiencia poco corriente. Le dijo que no tendría tiempo de almorzar.
­ Sí, me gustaría ver lo que tienes que enseñarme ­ contestó ­ Comeré algo en otro momento.
Entonces esta dama, que era una Hermana Lega, le mostró a una joven que había sido bailarina de cabaret y artista. Había estado muy enferma de neumonía durante una semana y había tenido tiempo de sobra para pensar mientras yacía en cama. En ese momento salía de su cuerpo y contemplaba su futuro. Se vio en un cruce de caminos, tratando de decidir cuál tomaría. Era inconsciente de su Ángel, que permanecía detrás de ella, de su cuerpo de pensamientos malos, que permanecía a su izquierda, y de su Ángel Guardián formado por sus pensamientos bondadosos, que estaba a su derecha. Los tres estaban esperando a que tomara
una decisión.
Entonces, la joven se inclinó lentamente por el sendero de la vida recta y dejó el camino de la perdición. Después de que se hubo alejado unos tres metros de la encrucijada, el Ángel Guardián la envolvió por completo; su Ángel, un hombre de la Oleada de Vida Angélica, derramó sus brillantes rayos sobre ella, y el cuerpo o forma de pensamientos malos dio media vuelta y desapareció. Tras ello, la joven regresó a su cuerpo, entrando en él a través de la
cabeza. Se incorporó y llamó a su madre, diciéndole que había muerto, que había visto su vida y hacia donde la conducía y que había decidido vivir una vida mejor. Luego le dijo a su madre lo que había visto y le preguntó qué debía hacer. Su madre no sabía qué decirle.
­ Espera hasta que te encuentres bien y puedas cambiar de forma de pensar ­ le dijo.
La Hermana Lega dijo al estudiante, a quien estaba siendo mostrada esta experiencia, que enviaría a un Auxiliar a la joven para decirle lo que tenía que hacer. Esta joven pertenecía a una familia acomodada y fue al cabaret sólo por el placer que obtenía de ello.
El estudiante tuvo que dejar sin tocar su almuerzo, pero se sintió más que recompensado porque había tenido una visión maravillosa. ¿Puede imaginarse cuán emocionante tuvo que ser la visión de una joven en su cuerpo de deseos, acompañada por su Ángel de la Guarda compuesto de sus formas de pensamiento positivas, y de un Ángel real, con un aura muy grande, compuesta de delicados colores de gran brillantez?
Aquella forma de pensamiento maligna era realmente su cuerpo de pecado. Tal cuerpo de pecado está compuesto por un cuerpo vital y un cuerpo de deseos y tiene una conciencia individual extraordinaria. No puede razonar, pero posee una limitada astucia que lo hace parecer como si estuviese dotado de un ego, y esto lo capacita para vivir una vida separada después de que muera el ego que lo creó. Cuando su espíritu retorna a la tierra para renacer,
ese cuerpo de pecado es atraído espontáneamente hacia él y, normalmente, permanece con él toda la vida, como un demonio.

* * *
El siguiente relato es también muy insólito y dará una pequeña idea de cómo un ego altamente avanzado, que murió, fue transferido al cuerpo de otro hombre cuyo tiempo había llegado a su fin, y cuyo arquetipo había cesado de vibrar, aunque su cuerpo estaba aún
físicamente sano:
Un día, un estudiante de las enseñanzas Místicas estaba sentado en su escritorio cuando un Hermano Lego le preguntó si quería ver la transición de otro Hermano Lego.
­ Sí ­ dijo el estudiante ­ ¿y, puedo llevar a una amiga?
­ No, esta vez, no ­ contestó el Hermano ­ pero puedes hablarle sobre ello.
El estudiante se recostó, y pronto se durmió, saliendo de su cuerpo, listo para partir.
Fueron a la costa oeste, donde un hombre muy anciano vivía en una colina que dominaba el Océano Pacífico. Este hombre era un Hermano Lego muy elevado que sanaba a todo el que se acercaba a él. Tres hombres y una mujer estaban tratando de comercializar su maravillosa habilidad para sanar a la gente, con el fin de enriquecerse. Anteriormente, el anciano había vivido solo, hasta que, un día, la mujer fue a vivir allí, como su ama de llaves. Los tres
hombres estaban conchavados con ella. Decían al que llegaba hasta allí, que estaban planeando edificar un templo dedicado al anciano y así tener algo que mantuviese su recuerdo. La gente les daba dinero, que ellos se apropiaban. Este timo llevaba funcionando
tres meses y ya habían conseguido una suma considerable.
La mujer, que permanecía en la casa todo el día, empezó a experimentar un cambio en sí misma, y quería confesarle al anciano todo lo que había hecho, pero el jefe de la banda le dijo que la mataría si hablaba. Los otros dos hombres también habían sido afectados por las elevadas vibraciones del Hermano Lego, y rehusaron tomar dinero alguno; así que el jefe lo tomó todo y se marchó. Eso había ocurrido el día que el estudiante fue allí para ayudar.
El estudiante vio a un hombre que se dirigía al hogar del anciano. Arrastraba un lado de su cuerpo, y notó que su brazo derecho colgaba fláccido del hombro, de tal manera que sólo utilizaba la mano izquierda. El Hermano Lego salió al porche de su casa, el inválido se dirigió a él y se echó a sus pies. Gradualmente comenzó a enderezarse y su brazo se fortaleció. El sudor cubría su cara formando grandes gotas. Luego, se levantó y gritó de alegría.
Más tarde, un jovencito con muletas las dejó caer y fue hacia el anciano, que lo sostuvo y le dijo que amase a toda la humanidad sin tener en cuenta el color, la raza o el credo, y que rezara.
Una mujer en una camilla gritaba pidiendo ayuda a Dios; el anciano extendió su mano y ella se levantó y fue hacia él, sana. Luego, el anciano bendijo a todos los que estaban al alcance del sonido de su voz. El aire estaba muy tenso, y parecía como si estuvieran en la
presencia de Dios. Muchos ojos estaban llenos de lágrimas.
Un hombre trajo a su hijo para que lo curase. El joven había togado y suplicado a su padre y, finalmente, éste prometió llevarlo, pero no tenía la fe del muchacho. Dijo a su hijo que aquello era una farsa y que sólo querían sacarle el dinero a la gente. Después de que llegaran al lugar donde vivía el anciano, el padre sacó una pequeña botella de whisky para tomar un trago y su brazo quedó inmóvil en el aire, permaneciendo a cinco centímetros de la boca.
Para entonces, el joven había entrado en la casa, y había salido ya curado. Cuando vio a su padre de pie allí, temblando de miedo y sudando profusamente, le dijo que rezara.
­ No sé cómo ­ dijo el padre y, al mirar a su hijo, vio que estaba sano. Le sorprendió tanto que se desmayó, cayendo al suelo. El joven entró corriendo en la casa, y regresó con el anciano. Éste extendió su mano hacia el caído, que se restableció, se levantó y fue hacia quien había venido a ayudarle. Era un hombre transformado.

­ Yo quiero ser capaz de sanar de esta manera ­ dijo el estudiante que estaba mirando.
­ Hermano, asegúrese de que sabe lo que está pidiendo, porque se requiere mucha voluntad por su parte antes de que alcance ese estado ­ dijo el Hermano Lego.
­ Permítame conservar mi familia y mi trabajo, y haré cualquier esfuerzo que se me pida ­ replicó el estudiante.
­ No me queda mucho tiempo aquí, y quedan dos personas más por sanar ­ dijo el anciano El hombre devolverá el dinero, y usted lo tomará y se lo dará a alguien que encontrará en la calle.
El estudiante preguntó si conocía a ese hombre y le respondió que lo conocería porque tenía la marca de Venus. El Hermano Lego insistió, además, en que, de todas formas, reconocería a aquel hombre en cuanto lo viese.
Llegaron las dos personas a quienes estaban esperando, y el anciano las curó. Entonces llegó a la casa un automóvil y de él descendió el jefe de la banda, que entró precipitadamente,
llevando una pequeña bolsa de viaje. Confesó todo lo que había hecho y entregó el dinero al anciano. Luego, la mujer confesó y también hicieron lo mismo los otros dos. El anciano los perdonó. La mujer dijo que quería permanecer allí para ayudarle. El Hermano Lego le respondió que se iba y que pasarían siglos antes de que regresara. Dijo que ella podría quedarse y continuar con la labor, mediante la oración y el servicio a otros, pero que no debía
cobrar nada.
La mujer había visto cómo el anciano sanaba al enfermo y al afligido y lo bueno que era, y esto tuvo un efecto interno sobre ella, de modo que la había hecho mucho mejor. Estaba arrepentida e intentaba comportarse bien; comenzó a orar a su manera para hacerse limpia y honesta. Su confesión preparó el camino para una vida mejor. Los Seres Elevados le dieron una oportunidad para continuar la obra del Hermano Lego. Si cumple su promesa, se le dará más poder para sanar a otros. Muchas personas que han comenzado actuando erróneamente, como lo hizo ella, han cambiado y han vivido vidas buenas y útiles. Esperemos que haya sido fiel a su responsabilidad y que haga siempre lo que es correcto.
Después de esto, el elevado Hermano Lego dijo:
­ Amigos míos, debo irme.
Entonces salió de su cuerpo. La habitación se volvió luminosa por la deslumbrante luz de su refulgente aura. Había muchos Liberados, Hermanos Legos y Hermanas Legas presentes, y
la casa vibraba. Algunos hombres intentaron levantar el cuerpo del anciano de la silla y acostarlo sobre la cama, pero les dijo un hermano que dejaran el cuerpo solo. Lo cubrieron con una sábana y salieron de la habitación. Se habían ido justo antes de que el cuerpo se desintegrara y, tras un momento, no había allí nada más que sus ropas, sus zapatos y la sábana. Su cuerpo se había desintegrado, como el cuerpo de Elías y otros que vivieron vidas santas.
Se le dijo al estudiante que tomara las ropas y los zapatos y los quemara. Así lo hizo y luego salió y dijo a la gente que el anciano realmente se había ido. A continuación, tomó el dinero y algunas otras cosas para un amigo del anciano que vivía a alguna distancia de allí, y regresó a su casa, entró en su cuerpo y se levantó.
Unos pocos días después, este estudiante y su amiga fueron con cuatro Hermanos Legos y cuatro Hermanas Legas, que los llevaron a cierto templo en algún lugar de las montañas, donde había una reunión. Se les mostró, mediante la Conciencia Jupiteriana, todo lo que había ocurrido el día en que murió el anciano. La estudiante, que no había estado presente aquel día, vio lo viejo y débil que era el anciano y cuánto le amaba la gente de toda aquella zona del país. Vio las maravillosas obras de curación que hizo y se dio cuenta de la gratitud de aquellos a los que había ayudado. Vio pasar, uno tras otro, los acontecimientos del último día de la vida del Hermano Lego. Lo vio sentado en su silla, hablar a la gente y despedirse de
ellos. Lo vio morir y salir de su cuerpo. Luego, el cuerpo se desplomó y se desintegró rápidamente y, al momento, sólo quedaron sus ropas y sus zapatos.
El estudiante que había ido a ayudar al anciano en su último día de vida no sabía adonde había ido su ego, porque se había desplazado para llevar la bolsa de viaje al hombre en un lugar alejado.
Ese día, pues, no vio lo que ocurrió después de que el anciano saliese de su cuerpo. Un Hermano Lego lo elevó, a través del Mundo del Deseo y del Mundo del Pensamiento, hasta el
Mundo del Espíritu de Vida, donde se le proporcionó un nuevo deseo de vivir. Entonces lo trajeron de vuelta y lo colocaron en el cuerpo de otro hombre, con el que lo conectaron dos
Hermano Mayores.
El otro hombre era un joven, quizá de veinticinco o treinta años. Era un individuo ordinario que había vivido una vida limpia y buena, y cuyo cuerpo había llegado a estar bien sensibilizado. Era su tiempo de morir y su arquetipo se había debilitado y detenido. Había estado enfermo y en estado de coma durante algunos días.
En el momento en que se hizo el cambio, estaba rodeado por algunos miembros de su familia que lo cuidaban. No vieron los portentosos acontecimientos que tuvieron lugar, porque todos los visitantes estaban en su cuerpo alma y eran, por lo tanto, invisibles para la gente con visión ordinaria.
El cuerpo del hombre, sobre la cama, estaba sin vida e inerte. Su cara estaba lívida y sus ojos cerrados. El ego del elevado Hermano Lego se deslizó dentro de su nuevo cuerpo, justo después de que el ego del agonizante lo abandonase. Entonces, de una manera prodigiosa, dos Hermanos Mayores enlazaron el ego del Hermano Lego al cuerpo. Éste es un proceso muy complicado que no me está permitido explicar.
Me gustaría que el lector pudiera ver el maravilloso cambio que tuvo lugar entonces: El color volvió a la cara del cuerpo encamado, y el cutis tomó un bello color rosado y blanco. El hombre poseía unos rasgos hermosos y un precioso cabello castaño. El rostro se iluminó y se tornó radiantemente hermoso. Abrió sus adorables ojos pardos y miró fijamente a la gente que estaba a su alrededor. Los estudiantes que estaban contemplando la escena pudieron
reconocer el espíritu del Hermano Lego, porque estaban mirando con su visión espiritual y con la iluminación de los que les acompañaban.
Había ocho Elevados Seres cuando el joven murió. Habían estado manteniendo el cuerpo preparado para el Hermano Lego. Cuando regresó el Hermano Mayor con el ego del anciano que acababa de morir, se completó el número nueve. Había cinco hombres y cuatro mujeres.
Los familiares presentes del joven se alegraron de verle volver a la vida después de haber estado en coma tanto tiempo. Vieron más tarde que estaba muy cambiado, pero no supieron que el cuerpo tenía un nuevo y más avanzado inquilino.
Todos los Hermanos Legos y Hermanas Legas que estaban presentes tenían más de nueve iniciaciones y ofrecían un hermoso aspecto. Sus auras eran de colores continuamente cambiantes y parecía como si cada color fuese más hermoso que el anterior. La estudiante estaba muy emocionada con las imágenes de aquellos acontecimientos y su cara y su rostro brillaban también. Una de las Hermanas Legas tuvo que acercarse a ella en dos ocasiones y
tranquilizarla. Los otros le sonreían, porque estaban contentos de verla tan feliz.
Uno de los motivos de que la estudiante estuviera tan excitada era que había reconocido el cuerpo del joven que había muerto. Lo había conocido antes de aquellos acontecimientos y estaba segura de su identidad. Reconoció su rostro cuando lo vio iluminarse, después de que el Hermano Lego fuera ligado a su cuerpo. Esperaba ver a este Hermano Lego en persona algún día.
¿No es maravilloso saber que un ego puede ser enlazado a un nuevo cuerpo cuando el viejo se ha gastado demasiado para ser útil en lo sucesivo? Max Heindel nos dice en El Concepto Rosacruz del Cosmos que eso fue lo que ocurrió cuando Jesús fue bautizado en el
Río Jordán. Jesús salió de su cuerpo y el gran Arcángel Cristo penetró y fue unido a él por dos Hermanos Mayores. Este cambio se hizo con el pleno consentimiento de Jesús, que sabía, desde mucho antes, que estaba preparando un cuerpo para Cristo, que es el Iniciado más elevado del Período Solar.

* * *
Otro ejemplo que yo conozco, de este tipo de trabajo, hecho por Auxiliares muy avanzados, fue la conexión del ego conocido como Francisco de Asís a un nuevo cuerpo.
Había venido como un monje y se le dio la oportunidad de tener un nuevo cuerpo. Cierto joven noble de Asís, una ciudad de Italia, tuvo una larga y grave enfermedad y murió. El ego del monje fue conectado inmediatamente a su cuerpo por dos Hermanos Mayores. La gente de la ciudad se maravilló del gran cambio que tuvo lugar.
El ego, en el nuevo cuerpo, tomó el nombre de Francisco, se instaló fuera de las murallas de la ciudad y trabajó entre los pobres, los leprosos y los marginados. Este ego había sido el Rey David en una vida pasada. Había renacido posteriormente como Jonás, el profeta. Más tarde como el Apóstol Pedro, llegando a ser uno de los discípulos de Jesús. Pedro regresó y alcanzó la liberación como Francisco de Asís. Durante su evolución, este ego fue conectado a
cuatro cuerpos diferentes.

* * *
Los Adeptos son seres avanzados que han pasado todas las nueve iniciaciones menores y una iniciación mayor. Pueden construir por sí mismos nuevos cuerpos e introducirse en ellos.
Unos Auxiliares Invisibles estuvieron presentes en la muerte de dos de estas personas hace pocos años.
Cuando el ego del primero de ellos abandonó su viejo cuerpo, éste estaba tan demacrado que era puramente piel y huesos. Justo lo suficiente para poder hacer un funeral. El ego fue a otra casa y entró en el nuevo cuerpo que él mismo había construido, y fue ligado a él por dos Hermanos Mayores. Y asistió al funeral de su antiguo y deteriorado cuerpo, en su nuevo cuerpo físico.

* * *
Otro caso es el de dos Auxiliares que recuerdan haber conocido a un hombre muy amable, que les mostró un cuerpo que él mismo estaba construyendo, pero que no estaba listo todavía para ser ocupado. Creo que estará usted de acuerdo conmigo en que estos son relatos asombrosos. Puede usted obtener pruebas por sí mismo de que relatos como éstos son verdaderos, si se decide a vivir una vida de servicio a la humanidad y a hacer el esfuerzo necesario.

* * *
He aquí una narración de lo que ocurrió una noche de Enero, después de que muriese un sacerdote: Dos Auxiliares fueron enviados al lugar en que, aquella tarde, había fallecido. Se les dijo que hicieran lo que pudieran para ayudarle. Cuando llegaron al lugar, lo encontraron en una habitación, de pie al lado de su cuerpo. Estaba muy desconcertado e iba de un lado para otro comprobando si estaba muerto. Entraba en el armario donde guardaba sus ropas y
luego iba al vestidor.
Cuando vio a la Auxiliar, la reconoció, y también ella a él, aunque no se habían visto desde hacía muchos años. Cuando él era joven, había asistido a una Escuela de Teología en cierta gran ciudad y, durante ese tiempo, sirvió como pastor ayudante en una ciudad cercana.
Mientras estaba estudiando para ordenarse, había bautizado a esta Auxiliar y a su prima, que eran entonces escolares. Después que dejó su pequeña iglesia, la Auxiliar nunca supo nada de él, hasta que lo encontró esa noche al lado de su cuerpo muerto.
­ ¿Estoy muerto? ­ preguntó el ministro a la Auxiliar.
­ Sí, está usted lo que los hombres llaman muerto ­ contestó ella.
­ ¿Por qué se me enseñó que, cuando un hombre muere ya no hay más vida para él y que sus pensamientos perecen con él? ­ dijo ­ ¿Por qué el empleado de la funeraria me introdujo ese líquido? Primero me quemaba terriblemente, y luego sentí tanto frío como si estuviera congelado. Estaba contemplando mi vida cuando vino él, me cortó en los brazos y empezó a introducirme ese fluido a través de ellos. Entonces las imágenes de mi vida se detuvieron, y estoy así desde entonces.
La Auxiliar habló al afligido individuo, explicándole las enseñanzas Ocultas y Místicas y preguntándole algunas cuestiones. El ministro dijo que nunca había oído nada de tal filosofía, y que no sabía si creerla o no. Le hizo algunas preguntas.
­ No siempre he sido fiel a mis enseñanzas y quizá sea usted mi última tentación ­ dijo.
La Auxiliar le dijo que no había venido a tentarle, sino a ayudarle, si podía.
­ No hay ayuda para nadie más allá de la tumba ­ dijo él.
La Auxiliar le dijo que, efectivamente, no podía ser ayudado de una manera física, pero que se podía dar gran ayuda a una persona en el Purgatorio y en la futura vida.
­ ¿Vivimos otra vez? ­ preguntó sorprendido.
­ Sí ­ contestó ella.
­ ¿Puede uno tener un nuevo cuerpo físico y vivir en la tierra? ­ preguntó.
­ Sí ­ replicó ella, y entonces le mostró dos de sus pasadas vidas.
­ Bueno, si hubiera sabido esto, de qué manera tan distinta hubiese vivido! ­ dijo el ministro ­ Ahora no sé lo que voy a hacer.
La Auxiliar le dijo que si había vivido una buena vida y ayudado a todo el mundo, todo le iría perfectamente. Si no, tendría que hacer frente a todos los errores que hubiese cometido.
Tendría que ir al Purgatorio y allí sufriría por las equivocaciones en que hubiese incurrido con otros; luego iría al Primer Cielo y disfrutaría todo lo bueno que hubiese hecho mientras estaba en la tierra.
­ Siento no haber vivido una vida mejor ­ dijo. La Auxiliar le preguntó si alguna vez había visto un Ángel, y él trató de evadir la pregunta porque no quería contestar.
­ ¿Ha visto alguna vez algún Ángel? ­ preguntó ella de nuevo.
­ No, y nadie lo ha visto tampoco ­ dijo ­ Dudo si existe alguno.
­ Yo he visto Ángeles y son Seres maravillosos ­ dijo ella, y le describió uno.
­ Bien, imagino que usted sí lo ha visto, porque me ha hablado y me ha mostrado cosas maravillosas. Debo creer que hay Ángeles ­ dijo.
La Auxiliar le dijo que lo más importante de todo es vivir una vida buena y pura, y que una persona así aprenderá todo sobre los misterios de Dios a su debido tiempo. El ministro dijo que estuvo interesado en el trabajo misionero en tierras lejanas. La Auxiliar le dijo que es inútil enviar misioneros a tierras lejanas a enseñar religión.
­ Está bien ir a otras tierras y educar a la gente ­dijo ­ pero quienes hacen esto debe respetar la religión de los nativos, porque los Elevados Seres, que están guiando la evolución sobre la tierra, les dan la religión que necesitan en el momento presente. Cuando la gente evoluciona, tiende hacia una religión más elevada.
Los Auxiliares preguntaron al ministro si quería ir con ellos, pero este dijo:
­ No.
Ellos sabían que su período de tres días y medio para contemplar el panorama de su vida no había terminado y que todavía estaba conectado con su cuerpo mediante el cordón plateado, así que lo dejaron.

* * *
He aquí uno de los más insólitos relatos que yo haya oído nunca. A los Auxiliares Invisibles se les permite suspender la ley de la gravedad cuando se les envía a ayudar a gente que está en peligro:
Una noche, una Hermana Lega dijo a dos Auxiliares que fuesen rápidamente en auxilio de los ocupantes de una lancha motora. Mientras hablaba, les mostraba a las personas y la localidad donde estaban, por medio de la Conciencia Jupiteriana, que es similar a una cinta cinematográfica. Esta gente iba de una isla a otra y otros individuos los perseguían en otra lancha, tratando de robarles. Los perseguidos rezaban pidiendo ayuda para escapar de sus
perseguidores.
Los Auxiliares alcanzaron el bote, se materializaron y la gente se asustó mucho. La mujer gritó, porque no se daba cuenta que les iban a ayudar y que sus oraciones demandando protección estaban a punto de ser respondidas. El otro bote estaba acercándose tan rápido que un Auxiliar tuvo que suspender la gravedad. La lancha de los acosados se elevó en el aire de la forma más insólita y siguió volando. Los que estaban a bordo miraban como paralizados,
porque nunca habían visto ni oído cosa igual.
Aterrizaron en la isla y un hombre y su esposa se apearon. Los Auxiliares les dijeron que se dirigiesen rápidamente a su casa y se marcharon tan rápido como pudieron. Dieron la vuelta al bote, que se elevó en el aire otra vez, regresando por donde había venido. En el camino se cruzaron con la otra lancha a una milla de la costa, y pasaron justo sobre ella. La lancha con los Auxiliares dentro iba tan rápida, que los ladrones no pudieron dispararles.
La Auxiliar estaba encantada con lo que ocurría y se divertía mucho con ello. Los otros cuatro hombres del bote estaban mudos de asombro con lo que había ocurrido y con el regocijo de la Auxiliar. Después de que el bote hubo alcanzado la isla, los ladrones preguntaron a los Auxiliares si eran humanos.
­ Sí, somos humanos ­ dijo uno de ellos.
Entonces quisieron saber cómo habían llegado al bote. Preguntaron si habían llegado por el agua, que estaba llena de tiburones. Los Auxiliares les dijeron que ellos iban a todas partes ayudando a la gente que podían. Les explicaron algunas cosas y luego los dejaron y siguieron con su labor.
Ambos Auxiliares recordaban claramente este incidente la mañana siguiente, y para uno de ellos fue una de las mayores experiencias de su vida. Una prueba como ésta es muy convincente, no sólo para los auxiliados sino para los Auxiliares.

* * *
He aquí otra admirable narración que muestra más sobre la labor de los Auxiliares Invisibles: Dos de ellos iban hacia un lugar perdido en el norte. Al mirar abajo vieron una casa aislada, a muchos kilómetros de cualquier señal de civilización.
­ Paremos y veamos si hay alguien en la casa ­ dijo uno de los Auxiliares.
Bajaron y vieron a un hombre y a una mujer dormidos, entraron y los despertaron. Aquella gente se puso muy contenta al verles y dijeron que no habían visto ni hablado con nadie desde hacía cuatro años. Dijeron que estaban demasiado lejos de cualquier pueblo para caminar hasta allí sin provisiones ni munición. Vivían lo mejor que podían, pero sus cuerpos estaban delgados por falta de alimentos.
El hombre dijo que se habían casado en contra del deseo de sus padres, convirtiéndose en marginados entre su propia gente. Finalmente, se fueron al norte con un equipo de perros, a
buscar oro, y habían hallado solamente un poco, pero no podían regresar porque sus perros habían muerto y habían gastado toda su munición. Los Auxiliares miraron en torno y vieron que el lugar habitado más cercano estaba a unos trescientos setenta kilómetros por tierra y a unos catorce kilómetros por el río.
Vieron que aquella gente se las había arreglado para vivir gracias a su ingenio, y habían orado durante tres años para que alguien viniera a ayudarles.
­ Hemos visto aviones pasar por encima de nosotros ­ dijo el hombre.
­ Hace unos pocos días vi un aeroplano que iba hacia el este y otro que iba hacia el oeste, pero no pudimos atraer su atención ­ dijo la mujer.
­ También hemos visto personas volando ­ dijo el hombre.
Los Auxiliares sabían que éstos eran Auxiliares viajando y que aquella gente no fue capaz de atraer su atención. La razón de que pudiesen ver a estos Auxiliares Invisibles, tanto de día
como de noche, era que la carencia de alimentos había sensibilizado mucho sus cuerpos.
Tenían dinero y oro pero no podían comprar nada con él.

­Llevémosles hasta la ciudad ­ dijo un Auxiliar al otro.
El otro Auxiliar llamó a un Hermano Lego distante, a través del pensamiento, le pidió permiso para llevarlos a la civilización y lo obtuvo. Se les dijo que serían responsables de aquella gente hasta que los dejasen en algún sitio. El Auxiliar preguntó dónde podían llevarlos y se le dijo que los llevasen a la costa oeste de América del Norte, a unos cientos de kilómetros de allí.
Los Auxiliares dijeron al matrimonio que recogiesen lo que quisieran llevar con ellos, así como todo su dinero, y que los llevarían a un lugar donde pudieran vivir mejor.
Los dos Auxiliares los envolvieron con los andrajos que tenían, ataron su dinero y les hicieron dormir. Los elevaron y, cuando comenzaron a flotar, les pusieron el dinero en sus ropas y se dirigieron hacia un lugar lejano. Como iban muy rápido, no pasó mucho tiempo antes de que llegaran al lugar donde iban a vivir.
Pusieron a ambas personas en tierra y los despertaron. Luego, los llevaron a un hotel y la Auxiliar se fue a su casa. El otro Auxiliar permaneció allí más tiempo. Cuando se hizo de día, fue con ellos a comprar algo de ropa. Después, los puso en un tren que partía hacia un lugar más hacia el oeste y les prometió que los vería en el tren aquella noche. Llegó a su casa a las 9.43 h. de la mañana.
El Auxiliar visitó a esta gente en el tren dos días más tarde, y el hombre le dijo que la Auxiliar había ido a verles un día antes.
­ Estaba en nuestro vagón hablando con nosotros cuando vino el revisor. Entonces, salió por la puerta y desapareció; el revisor se quedó petrificado. ¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen? ­ preguntó el hombre ­ ¿No quieren decirnos sus nombres?
Los Auxiliares les hablaron de su labor pero no les dijeron sus nombres, porque eso no está permitido en los Planos Internos. El hombre y su mujer agradecieron, a ellos y a Dios, la ayuda que les habían prestado. Pero no creyeron que los Auxiliares fueran humanos, sino que pensaron que debían ser Ángeles. Los Auxiliares han visto a estas personas varias veces desde entonces.

* * *
He aquí una historia sobre cómo halló un nuevo hogar un jovencito que tenía visión espiritual: Una noche de Mayo, unos Auxiliares estaban en las montañas de uno de los estados orientales y llegaron a un pueblecito en la ladera de una colina. Había llovido
intensamente, las calles estaban inundadas y el agua anegaba los sótanos de muchas casas.
Los Auxiliares ayudaron a algunas personas que iban en automóvil. Varios adultos y niños que caminaban con dificultad a través del agua estaban en el trayecto de unos autos y se les puso a salvo.
Rescataron a un niño que estaba completamente solo. Vieron que su aura era muy brillante y hermosa y supieron que era un niño avanzado. Lo llevaron con sus padres, que vivían en lo alto de una montaña.
­ ¿Por qué dejan ustedes solo a su hijito? ­ preguntó uno de los Auxiliares.
­ Es un niño tan raro y dice unas cosas tan extrañas, que no lo quiero para mí ­ contestó su madre.
­ Sí, es un niño extraño ­ dijo el padre ­ Pero yo lo amo, y deseo encontrar un buen lugar donde pueda quedarse, crezca y llegue a ser un hombre distinguido.
Uno de los Auxiliares pensó en una dama que conocía, que vivía en el mismo estado, y dijo al otro Auxiliar que iba a ver a esta mujer y que le esperase hasta que volviese. El otro Auxiliar insistió en ir también, así que ambos fueron a la casa de la mujer, la despertaron y le dijeron que necesitaban un hogar para un niño altamente evolucionado, que tenía unos cinco años. Le preguntaron si a ella le gustaría.
­ Sí ­ dijo ella ­ pero espera hasta que se lo pregunte a mi marido.
El esposo entró y habló con los Auxiliares sobre el niño. Quería saber si el niño pertenecía a los Auxiliares y estos contestaron:
­ No.
Dijo que tendría que ver al niño y quería tomar su automóvil e ir enseguida. Uno de los Auxiliares le dijo que estaba demasiado lejos. Los Auxiliares llamaron entonces mentalmente a una de sus amigas, que pasa la mayor parte de su tiempo trabajando como Auxiliar, y ésta se presentó en la puerta de la casa, diciendo que quería ver a su hermana y a su hermano. El dueño de la casa, que era médico, la hizo entrar y, admirado por su belleza, le preguntó varias veces si era hermana de las otras dos personas.
­ Sí, ¿por qué? ­ preguntó ella con voz amable.
­ Porque parece usted tan perfecta ­ dijo el médico ­ Parece usted sobrehumana.
Esta Auxiliar, que es una Hermana Lega, dijo al doctor y a su esposa que se recostaran y que los llevaría a ver al niño. Los puso a dormir y todos ellos fueron donde estaba el niño.
Luego, despertó al médico y a su esposa, les mostró al niño y lo aceptaron al momento.
La Hermana Lega preguntó a la madre del jovencito si cedería su hijo a la esposa del doctor, a lo que la madre respondió que sí. Entonces la Hermana Lega pidió sus ropas y otras cosas y lo vistió, poniendo un anillo, que alguien le había dado, en uno de sus dedos. Dijo a su madre que en el futuro intentaría encontrarlo pero nunca lo vería otra vez en esta vida. Y dijo al padre que vería con frecuencia a su hijo en sueños, pero nunca sabría donde vivía.
La Hermana Lega pidió una sábana y envolvió al niño cuidadosamente con ella. La Auxiliar solicitó llevarlo, y se le permitió hacerlo, así que lo condujeron a casa del doctor.
Éste y su esposa entraron en sus cuerpos, la mujer abrió la puerta y la Hermana Lega, que es una Liberada, despertó al niño. Preguntó al doctor y a su esposa si lo querían y contestaron que sí. Entonces, la Hermana Lega colocó al niño entre ellos e hizo algo que los agudos ojos de los Auxiliares no pudieron seguir.
­ Ahora es vuestro hasta que la muerte os separe ­ dijo la hermosa Hermana Lega. Dijo al niño que este iba a ser su hogar y que aquellas personas iban a ser su papá y su mamá.
­ Muy bien ­ dijo el niño.
­ Estoy muy contenta de tenerlo ­ dijo la esposa del doctor ­ Por favor, háblenos sobre esto.
¿Quiénes somos nosotros y quién es este niño, y por qué estamos mi esposo y yo tan ansiosos de tenerlo?
­ Este ego os ha prestado muchos servicios en un lejano pasado, y tendréis una oportunidad de pagarle esa deuda dándole un hogar y una oportunidad para hacer el bien ­ dijo la Hermana Lega ­ Si prestáis atención a lo que este niño dice, obtendréis beneficio de

ello.
La Hermana Lega partió con los Auxiliares, pero éstos regresaron para ver qué decían aquellas personas.
­ Ahora que ya tienes el niño, sé para él lo que serías para uno que fuese realmente nuestro ­ dijo el esposo a su mujer.
­ Siento como si fuera mi propio hijo ­ replicó ella.
­ Yo también ­ dijo él ­ Me pregunto qué clase de gente son y si son humanos, porque no lo parecen.  Caramba! ¿No era hermosa aquella dama?  Me hizo sentir tan relajado!
Entonces, la mujer tomó al niño, le dio un baño, lo puso en la cama y los Auxiliares partieron sabiendo que estaría bien cuidado. Los Auxiliares han visto a este niño varias veces desde entonces. El médico y su esposa tienen una hijita ahora, y ella y el niño son camaradas.
Se llevan maravillosamente y son felices juntos.

* * *
En cierta ocasión, unos Auxiliares estaban en Asia y, mientras iban volando, miraron hacia abajo y vieron a unos bandidos a punto de matar a unos blancos que viajaban en automóvil, a través de una extensión arenosa. Estos bandidos tenían tres puñales con hojas cubiertas con baño de cobre.
Uno de ellos estaba a punto de apuñalar a una mujer en el abdomen, cuando aparecieron los Auxiliares. Uno de éstos derribó al salteador y entonces este le embistió. El segundo Auxiliar se plantó ante el otro forajido, que trató de cortarle el brazo. Otro bandido se le unió
y estaba a punto de apuñalarla, cuando el primer Auxiliar le dijo que desapareciera. Ella lo hizo enseguida, y los hombres tropezaron y se apuñalaron el uno al otro gravemente. También se envenenaron mutuamente porque habían puesto veneno en sus dagas. Los otros tres bandidos persiguieron al primer Auxiliar. Mientras esto ocurría, el segundo Auxiliar liberó a los blancos.
Todos los bandidos que atacaron al primer Auxiliar, se hirieron unos a otros. El lugar estaba demasiado lejos para que los  auxiliares llevaran a los bandidos heridos al hospital, lo que hubieran hecho dadas las circunstancias.
Los viajeros iban de camino hacia otro país. Los Auxiliares les ayudaron a reparar los neumáticos de su automóvil para que pudieran continuar. Los bandoleros habían puesto clavos en la carretera para detener a los viajeros que pasaran por allí, porque sabían que cuando los neumáticos se desinflaran, tendrían que parar. Cuando la gente estuvo lista para seguir, los Auxiliares fueron a ver a los malhechores pero ya habían muerto. Enterraron los cuerpos profundamente en la arena para que ni los animales ni los pájaros pudieran perturbarlos.
Los viajeros se preguntaban quiénes eran los Auxiliares y de donde venían. Una mujer preguntó a la Auxiliar si era humana o un Ángel, y ella le respondió que era humana. Los turistas eran intelectuales y los Auxiliares supieron que hablando con ellos les harían un bien,
así que les dijeron que viviesen vidas buenas y útiles y que desarrollaran sus corazones; entonces podrían hacer lo que ellos habían hecho cuando les habían ayudado. Luego desaparecieron y se fueron.


* * *
Estos mismos Auxiliares fueron luego a África, donde vieron a una cobra que estaba a punto de morder a un niño de color. Un Auxiliar descendió, agarró al bebé y lo apartó de la serpiente, que era muy grande y venenosa. Llevaron al niño a su casa, hablaron a sus padres de la serpiente y seis hombres fueron y la mataron. La serpiente muerta parecía medir más de ocho metros. Los nativos dijeron que habían visto cuatro de estas enormes serpientes y que
habían matado dos de ellas.
Los Auxiliares fueron entonces a ver a una leona y a sus cachorros, a los que habían ayudado hacía poco tiempo. El padre león estaba allí esta vez y tenía una cabeza y un cuello muy grandes. La Auxiliar fue hacia él, hizo amistad y le quitó algunas ramitas de su melena.
Él le lamió las manos, la miró y se echó a sus pies. Los cachorrillos corrían alrededor de esta Auxiliar y, cuando se sentó, saltaron sobre ella, que pasó un buen rato con ellos.
Justo entonces, el Auxiliar vio a seis cazadores nativos con un hombre y una mujer blancos que se acercaban. Estaban a punto de disparar a los leones, cuando les gritó diciéndoles que no lo hiciesen. La Auxiliar se levantó y fue hacia los cazadores, mientras los cachorros la seguían. Dijo a los cazadores que los leones eran sus hermanos menores y que no los cazaran.
Los cazadores pensaron que la Auxiliar estaba loca. El hombre blanco se fijó en los anillos y el reloj de la Auxiliar y dijo a los hombres que la atraparan. Ellos lo hicieron y ambos leones se levantaron de un salto y fueron a ayudarla. Los hombres trataron de disparar a los leones pero sus armas no funcionaron.
Esto ocurrió porque el otro Auxiliar había ordenado a las Salamandras que se mantuvieran al margen. Las Salamandras son las responsables de iniciar todos los fuegos y explosiones.
Son Espíritus de la Naturaleza, y sus cuerpos son del color del fuego y de diferentes tamaños.
La mujer blanca se desmayó y cayó al suelo; entonces una serpiente pitón se acercó y se enroscó en su cuerpo antes de que el Auxiliar la viese y le ordenase detenerse.
En ese momento, un ciervo salió corriendo del bosque y se paró a los pies de la Auxiliar.
Una pitón iba persiguiéndolo y pronto apareció en escena. Las cosas se volvían muy emocionantes por momentos. Había dos serpientes, cuatro leones, un ciervo, seis nativos y dos cazadores blancos, un hombre y una mujer, todos en un pequeño grupo en el bosque.
Todos se empujaban unos a otros para estar cerca de la Auxiliar, que amaba a los leones y era amigo de ellos. El Auxiliar estaba preocupado por cómo iba solucionarse aquello antes de que las personas, los animales y las serpientes se hirieran unos a otros.
Este Auxiliar dijo a su compañera que enviara al ciervo en una dirección, a las serpientes en otra y a las personas en otra diferente. El ciervo, las serpientes y los cazadores estuvieron encantados de partir, ya que la cosas se ponían demasiado difíciles para ellos.
Después de que se hubieron ido, la Auxiliar devolvió a los leones al lugar que su Espíritu Grupo le había mostrado cuando pocas semanas antes había protegido a la leona y a sus cachorros recién nacidos, y luego, los dos Auxiliares se fueron. Me parece que esta fue una situación insólita, y que los Auxiliar actuaron correctamente salvando a todos los que allí estaban, al proteger a unos de otros.

* * *
Una noche de Junio, se envió a unos Auxiliares a un lugar de las altas montañas de Asia, para llevar el cuerpo de un hombre de ochenta años hasta la Región Fronteriza, ya que había muerto, y luego trasladar a su hija a la civilización. La hija tenía treinta años y nunca había salido de la montaña. Era consciente en los Planos Internos durante la noche y podía abandonar su cuerpo durante el sueño y salir, pero no sabía cómo abandonar su hogar durante el día.
Los Auxiliares llevaron a esta mujer a unos monjes que vivían en un monasterio alejado, en la falda de la montaña, y un hombre dijo a los Auxiliares que él la cuidaría. No quería abandonar su casa, pero los Auxiliares la llevaron a pesar de todo, ya que se les había dicho
que la llevasen a un nuevo hogar. Hallaron que sabía leer y escribir y que era muy cariñosa con los animales. Tenía serpientes, ciervos y gatos salvajes como animales de compañía, que no se atacaban unos a otros.
La casa en la que había vivido era de piedra y contenía siete habitaciones. Dijo que nunca habían tenido luz durante la noche y que no la necesitaban. Había cultivado su comida cada año y nunca había comido carne.
El hombre que la tomó bajo su cuidado contó a los Auxiliares la historia de la familia de la joven. Este hombre era un Hermano Lego muy avanzado que había estado instruyéndola cuando estaba fuera de su cuerpo durante el sueño.
Muchos años antes, la joven madre de la mujer, una joven blanca, se había casado con un nativo que era muy atractivo para las mujeres y esto la hizo muy celosa. A la esposa le gustaba explorar las montañas y un día encontró un lugar elevado, por encima de la línea del bosque, que era cálido, agradable y de vegetación verde. Hizo construir allí una moderna mansión de primera clase. El matrimonio acostumbraba usar la mansión como refugio durante las épocas más calurosas.
Un día, la esposa celosa planeó hacer algo muy extraño e inusual. Tenía la casa provista de comida suficiente para seis meses. Tenía toda clase de alimentos accesibles en aquel lugar.
Poseía un pequeño jardín plantado de maíz, trigo, y otros alimentos que podían crecer en aquella zona. El clima era cálido y confortable a lo largo de todo el año. Así que, tras disponerlo todo a su gusto, drogó a su marido e hizo que unos criados lo llevasen hasta el
refugio, diciendo que prefería permanecer allí para siempre que ver a su esposo con otra mujer.
Después de haber pasado allí una semana, la esposa recibió un gran suministro de alimentos, velas y otras cosas que había comprado. Cuando los nativos se fueron, ella y su esposo salieron a pasear, ya que les gustaba aquel lugar, para descansar y disfrutar del cambio.
Aquella noche hubo un deslizamiento de tierras y el valle en el que vivían se hundió unos setenta metros, bloqueando todas las salidas al exterior y condenándolos a quedar allí prisioneros de por vida, ya que no había manera de localizarlos.
Cuando se dieron cuenta de su situación, les abandonó su felicidad. El marido se portó mal con su esposa. Tenía que labrar la tierra y nunca le perdonó el haberlo llevado allí. No mucho después de esto, les nació un hijo y luego tres más, con el correr de los años. El último hijo, esta joven, había nacido treinta años antes de que los Auxiliares la conociesen. Su madre había muerto cuando ella tenía quince años. Sus dos hermanos y su hermana habían muerto
siendo adultos. El último hermano había muerto hacía diez. Habían vivido y muerto sin haber visto las tierras bajas.
Los padres enseñaron a sus hijos a leer la Biblia Inglesa y a escribir. La madre enseñó también a su hija más joven a rezar a Dios, para que les sacara de las montañas. La joven oró durante quince años, pero cuando llegó el momento no quería irse.
La hija había estado cuidando de su padre durante diez años. Un Auxiliar preguntó al Hermano Lego por qué aquel lugar no fue nunca invadido por serpientes, ciervos ni gatos salvajes. Dijo que, tan pronto como llegaba uno, algún Auxiliar se llevaba a los anteriores y les encontraba nuevo hogar, y que no había aparecido ningún nuevo animal desde hacía cinco años.
Las ropas de la mujer estaban hechas de largas hojas tejidas entre sí. Su pelo era largo y le llegaba más abajo de su cintura. Era una chica muy hermosa, de tez cetrina y con un temperamento amable.
Cuando los Auxiliar estuvieron preparados para llevársela, le dijeron que recogiera sus cosas. Recogió lo que más apreciaba y los Auxiliares pusieron todo en una bolsa de hojas que ella había hecho. La joven llamó entonces a sus animales y les dijo que se iba y que fueran buenos amigos. Se les dijo a los Auxiliares que aquellos animales iban a ser evacuados de la montaña y que aquel lugar no sería descubierto hasta que la montaña se transformase durante los próximos cambios de la tierra. También se les dijo que el padre y los hijos nunca supieron por qué estaban en aquel remoto lugar. La madre sufrió mucho por sus celos y vivió una vida
de oración. Vivieron en un hermoso lugar lejano por encima de las nubes y demasiado apartados para que el resto de la gente pudiese ver a estos vecinos lejanos.
Cuando la chica estuvo lista par marchar, un Auxiliar tomó la bolsa de hojas conteniendo sus cosas y el otro la transportó a ella hasta el monasterio y la dejó con los acogedores monjes. Se dijo a los Auxiliares que los monjes la enviarían posteriormente a los Estados
Unidos a vivir.

* * *
La mayoría de la gente no sabe que los antropoides pertenecen a la oleada de vida humana y son rezagados que pueden ser capaces de elevarse hasta la condición humana y habitar cuerpos humanos. Los antropoides incluyen los simios, los gorilas y los chimpancés. Max
Heindel ha dicho lo siguiente en relación a ellos:
Los monos inferiores, en vez de ser los progenitores de las especies superiores, son rezagados, ocupando los cuerpos más degenerados de lo que una vez fueron formas humanas. En vez de provenir el hombre de los antropoides, es verdad lo contrario. Los antropoides han degenerado del hombre.
Los Auxiliares Invisibles a menudo se encuentran con gorilas en su labor en África.
Algunas veces protegen a la gente de los feroces gorilas y otras ayudan a los gorilas, consiguiéndoles alimentos y protegiéndolos de las serpientes y de la ferocidad de los animales de la jungla.
Una noche, unos Auxiliares fueron a Sur África a ayudar a unos nativos que vivían en pequeñas cabañas de paja, y estuvieron trabajando con unas personas enfermas. Mientras estaban allí, un par de familias de gorilas se acercaron por las inmediaciones buscando comida. Vieron a los nativos y persiguieron a algunos de ellos hasta la choza donde estaban los Auxiliares. Uno de los gorilas entró en la cabaña y se plantó ante los Auxiliares. Había un
cuchillo pequeño sobre el suelo en una esquina y una lanza al lado. Un Auxiliar tomó la lanza y el otro el cuchillo, que no estaba muy afilado.
Un Auxiliar dijo a su compañero que sacara fuera al gorila más pequeño, y que él trataría de sacar al grande. Los gorilas adoptaron una actitud combativa y rehusaban abandonar la choza sin causar problemas. Todos abandonaron la cabaña excepto la mujer enferma, que estaba demasiado débil para moverse. Yacía en su cama de paja y gemía.
Uno de los Auxiliares relató más tarde esta experiencia de la siguiente manera:
­ Yo tenía un cuchillo pequeño y desgastado. Por dos veces el gorila más pequeño me embistió, y mantuve firmemente el cuchillo ante mí; cuando el gorila me atacó, la hoja del cuchillo entró primero en su abdomen y después en su pecho. Hubo gran excitación durante
unos minutos porque el gorila estaba realmente furioso. Se levantó sobre sus patas traseras y parecía muy corpulento y fuerte. Los gorilas eran como del tamaño de un hombre, fuertemente constituidos, de hombros y brazos poderosos. Yo estaba en una extraña choza de suelo sucio al lado de unos toscos escalones que conducían a un altillo. Cuando el gorila me embistió por tercera vez, tuve miedo, olvidé que no podía ser herido mientras estaba
trabajando fuera de mi cuerpo como Auxiliar y desaparecí volviendo a mi hogar. Cuando desperté, recordé lo que había ocurrido.
Como se puede ver, este Auxiliar no fue lo bastante valiente en el momento de intentar llevar a cabo esta particular clase de trabajo. El otro Auxiliar tuvo entonces que enfrentarse a los dos gorilas. No quería matarlos pero quería salvar la vida de la mujer enferma. Finalmente golpeó a un gorila, que cayó derribado, y luego dejó fuera de combate al segundo.
Después de esto, el Auxiliar echó una mirada al exterior de la choza y vio que había alrededor una cerca de estacas hechas de pequeños troncos de árbol, para evitar que entrasen serpientes y otros animales mientras la gente estuviese durmiendo. Si alguna criatura lograba pasar la cerca de estacas, los nativos la matarían antes de que pudiese escapar, si había suficiente gente en ese momento. Había una pequeña plataforma construida de modo que las patas de los animales colarían por entre las rendijas que había en ella, quedando apresados.
Entonces los gritos del animal despertarían a los nativos. Sin embargo, las serpientes podían arrastrarse a través de ella sin peligro, así que los nativos tenían que estar muy vigilantes de
modo permanente.
Los nativos regresaron cuando vieron que la pelea había terminado y querían apresar al gorila de menor tamaño.
­ No hagáis eso, o los padres del gorila os matarán ­ dijo el Auxiliar ­ No tenéis nada lo bastante fuerte para sujetarlo.
Cuando los dos gorilas se levantaron y se fueron, el Auxiliar persiguió a sus familias con una porra y, después de algún contratiempo, consiguió alejarlos. Los gorilas eran una banda
errabunda y se le dijo al Auxiliar que no regresarían.
Uno de los nativos habló al Auxiliar de otra familia que necesitaba ayuda. Precisamente entonces, el Auxiliar que se había asustado y regresado a su cuerpo, volvió, y los dos se acercaron hasta la otra familia y ayudaron a algunas personas enfermas. Luego, dejaron
África.

* * *
Otra noche, los Auxiliares fueron a una jungla de África y se encontraron a un padre y a una madre gorilas con un hijo bastante crecido. Se desplazaban pacíficamente, cuando una gran serpiente atacó a la madre. Ésta gritó pidiendo ayuda y, cuando el padre se dirigió a ayudarla, comenzó una gran pelea. La enorme serpiente comenzó a enrollarse alrededor del cuerpo de la madre y el otro gorila empezó a tirar de ella. Entonces la serpiente atrapó a
ambos gorilas en sus anillos y otra serpiente llegó y atrapó al gorila pequeño. En ese momento aparecieron los Auxiliares. El pequeño gorila estaba muy asustado y el aspecto de su cara era muy lastimoso y casi humano. Un Auxiliar dijo al otro que permaneciese alerta, porque iba a deshacerse solo de las serpientes. Fue hacia una de las serpientes y la tocó y, cuando le dijo que dejase ir al pequeño gorila, obedeció. Entonces el Auxiliar le dijo a su compañera que cuidase del pequeño gorila. Éste corrió hacia ella, que lo tomó de la mano.
Estaba temblando de miedo.
La segunda serpiente se dirigió hacia el padre y la madre, con lo que ya había dos serpientes intentando matarlos. Comenzó una terrible batalla, pero no fue muy larga porque el Auxiliar detuvo a las serpientes y las hizo irse. Los padres gorilas pelearon valientemente por sus vidas, pero los hubieran matado si no se los hubiera ayudado, ya que dos serpientes eran demasiado para que pudiesen manejarlas al mismo tiempo.
Las serpientes y la gorila hembra estaban seriamente heridas. El gorila macho se acercó adonde estaba su hijo con la Auxiliar; se dijo a ésta que el gorila no la atacaría. Los Auxiliares llevaron a los gorilas a una corriente de agua, lavaron las heridas de la hembra y la sanaron con la fuerza curativa que proviene de Dios, que ciertos Auxiliares están autorizados a usar en su labor con las personas y los animales.
Entonces, cuando los Auxiliares estaban a punto de partir, vieron a una pantera negra deslizándose sigilosamente hacia los gorilas. Esperaron hasta que saltase sobre la madre, que había sangrado. La pantera había olido la sangre que se había derramado durante la batalla.
Un Auxiliar apartó a la madre gorila del trayecto de la pantera en el momento justo y esta cayó al suelo con tanta fuerza que quedó desconcertada. El Auxiliar la hizo permanecer echada hasta que consiguieron alejar a la familia de gorilas lejos de su camino. Los gorilas no querían separarse de los Auxiliares porque les gustaban sus nuevos amigos. Un Auxiliar habló a los gorilas y les dijo que debían esforzarse por alcanzar su oleada de vida.
Entonces la Auxiliar se volvió y dijo:
­ Mira.
Cuando se volvió, vio a un hermoso Ángel femenino, radiante y feliz. Parecía emitir rayos brillantes de luz de sí misma. Un Auxiliar le habló y le preguntó que quería.
­ Sólo quiero darles las gracias por salvar a mis protegidos de las serpientes ­ dijo.
La Auxiliar entró en un estado de éxtasis a la vista del maravilloso Ángel que era la protectora de los gorilas.
El Auxiliar pensó para sí:
­ Si este Ángel viene a sus protegidos, ¿qué está haciendo el Espíritu Grupo de las serpientes?
Investigó en el Mundo del Deseo para observar a ese Espíritu Grupo. Lo que vio le hizo retroceder por un momento. Luego se recobró y habló al Espíritu Grupo de aquellas serpientes.
­ Nuestra misión es ayudar a todas las oleadas de vida y no destruir ninguna vida ­- dijo -
  No podíamos ver como esa familia de gorilas era asesinada.
Este Auxiliar habló hasta que el Espíritu Grupo adoptó un mejor estado de ánimo. Había estado enviando impulsos que pronto habrían conseguido que todas las serpientes estuviesen en pie de guerra.
Si los Auxiliares no hubieran estado allí, los gorilas habrían sido asesinados y el asunto se hubiera acabado, pero al verse frustrado, el Espíritu Grupo había avivado sus impulsos para enviar mayor vigor a la lucha. Esta es una razón de por qué es muy peligroso, para los animales y para las personas, estar en las junglas. Se han perdido muchas vidas de las que el mundo exterior no ha tenido conocimiento. Quienes viven allí necesitan mucha ayuda. Todo
en la jungla tiene que estar en alerta permanente.
Después de apaciguar al Espíritu Grupo de las peligrosas serpientes, el Auxiliar envió a los gorilas en una dirección y a la pantera en otra, y luego continuaron con su labor.

* * *
Otra vez, estos Auxiliares fueron hacia una colonia de gorilas que había asaltado una aldea nativa y ahuyentado a sus habitantes. Al mirar en torno, vieron a trece gorilas llevando a dos mujeres nativas y a una mujer blanca. Los pies de ésta estaban sangrando y su cuerpo lleno de arañazos.
Los Auxiliares se materializaron, fueron hacia la mujer blanca y le preguntaron qué había ocurrido. Ella contestó que uno de los gorilas la había apresado cuatro días antes, que desde entonces habían estado caminando durante el día, que había dormido en árboles, y que habían apresado a la mujeres nativas hacía tres días.
­ Los gorilas tuvieron dos combates con serpientes y luego las despedazaron y se las comieron ­ dijo ­ Me dieron algo de comer y yo estaba tan hambrienta que lo hice.
Consiguieron otras cosas para comer, que tenían buen sabor. Un gorila muy grande se había encargado de mí y me vigilaba estrechamente. Se golpeaba el pecho, pero nunca me dañó.
Los gorilas no habían herido a las otras mujeres. Estamos heridas debido a los árboles y ramas de la jungla.
Un Auxiliar preguntó al otro cómo podrían salvar a estas pobres mujeres, cómo podrían tratar a los gorilas y si estaban éstos bajo la tutela de un Espíritu Grupo. El otro Auxiliar respondió que no lo sabía pero que lo averiguaría. Llamó al Espíritu Grupo de los gorilas, que dijo a los Auxiliares, mediante la Conciencia Jupiteriana, cuál era la causa de que esta mujer blanca estuviese en este difícil trance. Mientras el Espíritu Grupo hablaba, los Auxiliar veían lo que había ocurrido.
Esta mujer blanca, cuando era un hombre en una vida anterior, atrajo a un rival hacia la jungla para eliminarlo; los gorilas lo atraparon y nunca regresó. Luego, este hombre volvió y
se casó con la mujer que ambos hombres amaban. Después formó una partida de caza y fue a buscar al hombre al que tan cruelmente había tratado pero, aunque buscó y buscó en la jungla, nunca lo encontró. A los pocos años, murió de remordimiento. Nunca se atrevió a decir a nadie lo que le había hecho a aquel hombre.
Renació como una mujer que, finalmente, se unió a una expedición de caza que iba a África y, mientras estaba en la jungla, se desvió del camino, se perdió y los gorilas la encontraron. La atemorizaron de tal forma que olvidó que estaba armada. Al huir, dejó caer
sus armas y uno de los gorilas más grandes se la llevó a la fuerza. Las mujeres nativas habían sido imprudentes y se habían extraviado tanto, que fueron fácilmente capturadas por los gorilas. El Espíritu Grupo dijo que los Auxiliares no podrían llevársela a menos que los
Señores del Destino dieran su permiso. Los Auxiliares se acercaron a los gorilas que se enfurecieron cuando los vieron, e intentaron atacarles
Los Auxiliares rescataron a las dos nativas y las llevaron a su casa; luego volvieron por la otra mujer. El gorila la mantenía en sus brazos para que no pudiera irse y para que ninguna de las gorilas hembras pudiera herirla, ya que estaban celosas de la desconocida.
Los Auxiliares no sabían cómo acceder a los Señores del Destino, de los que se habla en la Biblia como los Ángeles Archiveros, así que llamaron a una amiga. Esta vino y le dijeron lo que había dicho el Espíritu Grupo de los gorilas. Ella dijo que era verdad y que llamaría a cierto Hermano Lego avanzado.
Éste vino con su hermana y los Auxiliares los pusieron al corriente de lo que ocurría. Una Auxiliar le pidió que hiciera algo, porque estaba segura de que la mujer estaba arrepentida, que sería una buena persona si podía escapar de los gorilas, y que nunca mataría nada otra vez.
­ Por favor, espere a que le pregunte ­ suplicó la Auxiliar, y fue a preguntar a la mujer.
El gorila se levantó y gruñó. La Auxiliar dijo al gorila que se estuviera quieto, que ella no iba a dañar a la mujer y él se echó otra vez. La Auxiliar preguntó a la pobre mujer y esta dijo:
­ Haré cualquier cosa para salir de aquí. Si no escapo me volveré loca o moriré. No estoy casada y no amo a nadie, pero quiero vivir y tengo miedo de morir.
­ Sé valiente ­ dijo la Auxiliar ­ trataré de ayudarte.
La Auxiliar dijo entonces al Hermano Lego lo que la mujer había prometido y le pidió que se dirigiese a los Señores del Destino e intercediera por su causa. Le dio prisa para que regresase mientras ella esperaba. Él sonrió y desapareció.
Después de un rato, regresó y la Auxiliar corrió hacia él.
­ Cálmate ­ dijo, porque vio que estaba muy excitada. Entonces dijo a la Auxiliar que sus oraciones habían sido respondidas. Luego, ésta llamó al Espíritu Grupo y le pidió que mantuviese a sus protegidos en calma y le dejara llevarse a la mujer; éste dijo que lo haría.
Entonces, fue hacia el gorila, lo despertó y le dijo que soltara a la mujer para que pudiera llevársela. El gorila gimió, se levantó y lamió su mano. Después de que la mujer se alejó del gorila, se desmayó, y éste alargó la mano para levantarla, le lamió la cara y el cuello y se la dio a la Auxiliar, que se lo agradeció. Los otros gorilas observaban, pero su mantuvieron quietos y no protestaron. La pobre mujer estaba inconsciente, necesitaba algo de ropa y la
Auxiliar no sabía donde vivía. Consultó al Espíritu Grupo, que respondió que vivía a unos cientos de kilómetros hacia el nordeste.
­ Apresúrate y llévala allí antes de que se despierte, porque se va a enfermar ­ dijo ­ Pero se pondrá bien y será un servidor de la humanidad como tú.
El Auxiliar levantó a la mujer del suelo, donde había permanecido mientras el Espíritu Grupo hablaba.
­ Vamos ­ dijo el otro Auxiliar, tomándola de las piernas. Y partieron. Al elevarse en el aire, el gorila comenzó a golpearse el pecho y gruñó ruidosamente. Era el jefe de la manada.
Los Auxiliares alcanzaron la ciudad donde vivía la mujer, bajaron y caminaron por una calle. Encontraron a un hombre que les dijo quién era la mujer y donde vivía. La llevaron al hotel y subieron a su habitación. Su hermano y su hermana estaban allí lamentándose por ella, ya que pensaban que la habían perdido. Los Auxiliares ayudaron a tratar sus heridas y curar las llagas de los pies. La madre les dijo quienes eran y donde vivían. Dijo que habían ido a aquel lugar para cazar en las junglas de África. Los Auxiliares les dijeron lo que había ocurrido a la mujer, pero a duras penas podían creerlo.
­ Sean amables con ella ­ dijo uno de los Auxiliares ­ se pondrá enferma, pero se recobrará y será una mujer transformada, queriendo ayudar a todo el mundo.
Los Auxiliares volvieron entonces junto al grupo de gorilas e hicieron amistad con ellos.
Los adultos se agrupaban a su alrededor, y los jóvenes se situaban más cerca permitiendo que los Auxiliares los tomaran de la mano. Cuando se sentaron, los gorilas más jóvenes saltaban
sobre ellos, y los Auxiliares pasaron un buen rato.
Los gorilas están bajo un Espíritu Grupo que los tiene bajo su custodia y que les envía estímulos para hacer cosas, los ayuda a buscarse la vida y los protege tanto como le es posible. Este Espíritu Grupo tiene un cuerpo poderosamente constituido, una cabeza como la de un gorila y un cuerpo etérico de gorila tras él. Había unos cincuenta o sesenta gorilas en aquella colonia. Después de un rato, los Auxiliares los dejaron jugando alegremente y
siguieron con su trabajo.

* * *
He aquí uno de los más extraordinarios relatos que yo he oído, porque el gorila de esta historia va a renacer como un ser humano en su siguiente reencarnación: Una vez, dos Auxiliares iban sobre un claro de una densa jungla, en África, cuando uno de ellos miró hacia abajo y vio a un cautivo en los brazos de un gorila.
­  Oh, mira! Hay una mujer blanca ­ dijo a su compañera ­ Vayamos y salvémosla.
Bajaron y preguntaron a la mujer si quería irse.
­ Sí, por favor saquénme de aquí ­ contestó ella.
Estaba tendida sobre los brazos del gorila y si se movía, este se despertaría. Cuando ella se levantó, el gorila también lo hizo. Los Auxiliares se preguntaban cómo podrían llevársela.
Cada vez que intentaban sujetarla, el gorila se levantaba y les gruñía. Tenían miedo de que, si trataban de rescatarla, el gorila la despedazase.
La mujer necesitaba ropas, y les contó cómo el gorila había rasgado sus vestiduras y que, cada vez que ella se había hecho alguna vestimenta con hojas o hierbas, él se la había arrancado. No le había hecho daño sino que la había protegido de los otros gorilas, que habían aprendido a dejarles completamente solos, y de las serpientes y animales salvajes de la jungla. El gorila le había proporcionado alimentos y siempre se mantenía cerca de ella y
apartado del resto, para que nada pudiera dañarla.
Llegó un momento en que se curtió por completo, y la piel de sus pies se endureció tanto que podía moverse por la jungla sin herírselos. Aprendió que, para vivir, debía depender de su
gorila protector, y comenzó a enseñarle todo lo que podía. Dijo que, cierta vez, el gorila se volvió inquieto y agitado, y temió que la abandonaría, así que por la noche se ató a él con su largo pelo. El gorila había aprendido a amarla a su manera, y ella sabía que viviría sólo si él seguía cuidándola. Cuando le preguntaron qué había ocurrido para que se encontrase en aquel lugar, dijo que se había unido a unos viajeros que estaban cazando en la jungla. Fueron
atacados por aquél grupo de gorilas y había visto como mataban a todos los demás.
Los Auxiliares pidieron permiso para llevarse a esta mujer y les dijeron que sí podían hacerlo. Un Auxiliar dijo a la mujer que enviase al gorila a buscar comida. Ella lo hizo, y los Auxiliares le dijeron que se tendiese en el suelo. Luego la alzaron y la llevaron a una pequeña ciudad donde encontraron a unas personas que les dieron ropa. Los Auxiliares le dijeron que fuese al cónsul para obtener un pasaporte y regresar a casa.
Unas pocas noches después, un Hermano Lego muy avanzado vino a estos mismos Auxiliares y les dijo que fueran a la ciudad donde habían dejado a la mujer e insistieran al cónsul para que le diera a la mujer un pasaporte y dinero para gastos en su regreso a casa. El
Hermano Lego dio a la Auxiliar el poder de hacer este trabajo y le dijo que no tuviera miedo de hacer lo que fuese necesario.
Cuando los Auxiliares llegaron a la ciudad, hallaron a la pobre mujer en una vieja casa con otros pobres desgraciados. Estaba vestida con unos andrajos. Cuando vio a los Auxiliares, les
suplicó que la devolviesen a la jungla con su amigo gorila y la dejaran morir con él, ya que éste había sido amable con ella a su manera y la amaba. Ellos le dijeron que habían venido para llevarla a su casa.
­ No podéis hacer nada por mí, ya que nadie cree mi historia ­ les dijo ella.
Ellos le dijeron que la llevarían a la oficina consular.
­ El cónsul no querrá veros ­ dijo ella.
Fueron y dijeron al hombre que estaba en la puerta que querían ver al cónsul.
­ No está levantado ­ contestó.
­ Vaya, despiértele, y dígale que queremos verle sobre un asunto importante; y no se quede aquí mirándome ­ dijo el Auxiliar.
El hombre fue y, después de un rato, el cónsul se presentó con el hombre e invitó a los tres desconocidos a entrar a su casa. Estaba enfadado y quería saber que se pretendía de él.
­ Quiero un pasaporte y dinero para esta mujer para que pueda regresar a su casa en Europa ­ dijo uno de los Auxiliares.
­ No la conozco y no tengo ningún dato sobre ella ­ dijo el cónsul ­ La mujer que ella dice ser se perdió hace cinco años y nunca se halló a nadie del grupo de caza.
El cónsul sacó su libro de registro y pidió a la mujer que dijera los nombres de la gente que
estaba en el grupo de caza, donde vivían y su edad.
Ella lo hizo, y él se quedó atónito.
­ Tendré que averiguar en su ciudad natal si sus padres viven o no ­ dijo.
­ Ambos están vivos ­ dijo el Auxiliar ­ Escriba a sus padres y pídales que escriban una carta, y que el alcalde de su ciudad ponga su sello oficial sobre ella.
El cónsul escribió una carta y puso su sello en ella. Un Auxiliar le dijo que el otro Auxiliar entregaría la carta mientras él expedía el pasaporte. El Auxiliar fue a la ciudad natal de la mujer, encontró a sus padres y les dio la carta.
La madre gritó de alegría y enseguida se sentó y respondió a la carta. Dijo al desconocido
donde vivía el alcalde y el Auxiliar fue allí y le hizo sellar la carta. Estuvo ausente veinte minutos y, cuando regresó y entregó la respuesta, el cónsul lo miró y casi se desmaya, porque vio un sello que él conocía, fechado y estampado sobre el papel.

­ ¿Está usted casado? ­ preguntó el Auxiliar.
 Sí, tengo esposa ­ contestó el cónsul.
­ Hágala bajar aquí para que haga de criada de esta mujer ­ dijo el Auxiliar.
­ Tengo sirvientes para ese trabajo ­ dijo el hombre.
­ Haga como le digo ­ replicó el Auxiliar con voz firme.
­ Sí, Su Alteza ­ dijo el cónsul y fue a por su mujer.
Ella entró furiosa, pero cuando el Auxiliar la miró, se detuvo súbitamente.
­ ¿Qué quiere usted de mí? ­ preguntó la mujer.
­ Asee a esta mujer y dele algo de ropa para el viaje ­ replicó el Auxiliar.
­ Sí, Su Alteza ­ dijo la mujer del cónsul, y se llevó a la mujer fuera de la habitación.
Regresaron al cabo de media hora, y el Auxiliar a duras penas reconoció a la mujer. Su pelo estaba peinado y estaba pulcramente vestida. Incluso sus uñas estaban cortadas. Todos vieron que era hermosa.
El cónsul le dio su pasaporte y quinientos dólares.
­ Tenemos el tiempo justo para tomar el barco ­ dijo.
Luego pidió a los Auxiliares que regresasen después de que la mujer se hubiese ido. Los Auxiliares despidieron a la mujer rescatada en el barco. Ella lloraba y decía que no quería regresar a su casa, sino que quería volver con su amigo de la jungla. Le pidió al Auxiliar que cuidase del gorila, y ellos le dijeron que lo harían.
Los Auxiliares regresaron a la casa del cónsul. Éste y su esposa estaban en el despacho y ambos se arrodillaron a los pies de la Auxiliar.
­Señorita Ángel, le ruego misericordia ­ dijo el cónsul ­ Yo no sabía quién era la mujer cuando vino la primera vez.
­ Levántese ­ dijo ella ­ Yo no soy un Ángel. Soy sólo un Auxiliar de la humanidad.
­ Por favor, dígame cómo puedo hacer lo que usted hace y ser un Auxiliar ­ dijo el cónsul.
Su esposa dijo que también quería saberlo y la Auxiliar les habló y les explicó todas sus enseñanzas y lo que debían hacer. Les dijo que tendrían oportunidades en su posición para hacer obras mayores.
Lo haremos ­ prometió el cónsul ­ Si puede usted atrapar al gorila que se hizo amigo de la mujer, lo cuidaré y domesticaré.
La Auxiliar les dijo a ambos que se fuesen a la cama y se acostaran juntos, y que les llevaría hasta el gorila. El hombre y su mujer lo hicieron, y después de que la Auxiliar los hizo dormir, los cuatro fueron a buscar al gorila en la jungla.
Lo encontraron muerto. Había regresado con frutas para la mujer y, cuando descubrió que se había ido, su corazón se rompió. Los Auxiliares llamaron a su Espíritu Grupo, y éste les dijo lo que había ocurrido. Dijo que este peculiar gorila renacería pronto como un niño y, en el futuro, su amiga tendría una oportunidad para enseñarle, porque sería una auténtica misionera entre los grados inferiores de gentes de todas las razas.
El cónsul y su mujer estaban en sus cuerpos de deseos y de este modo fueron capaces de ver y oír al Espíritu Grupo, lo que les sorprendió mucho.
­ Seguramente deben ser Ángeles o Dioses, porque ningún humano puede hacer lo que ellos han hecho ­ dijo el cónsul.
El Espíritu Grupo dijo que la joven había elevado al gorila al estado humano mediante su bondad; también habló sobre el karma que había ocasionado aquel problema. Una vez ella había extraviado a unas personas en la jungla, y en esta vida tenía que pagar aquella deuda y lo hizo bien.
Una gran serpiente llegó arrastrándose, la Auxiliar la llamó y ella se acercó, pero el cónsul y su mujer retrocedieron. Los Auxiliares llevaron entonces al hombre y a su esposa a su casa.
La siguiente noche, los Auxiliares fueron a ver a la mujer, para hablarle de su amigo.
Encontraron el barco y la despertaron; ella se agarró de la Auxiliar y dijo:
­ Querido Ángel, muchas cosas extrañas me han ocurrido. Esta tarde me acosté y me encontré a mí misma fuera de mi cuerpo, floté a través de la pared y sobre el agua, y encontré el cuerpo muerto de mi amigo. Había estado a punto de ser devorado. Traté de
enterrarle pero no podía agarrar o sostener nada. ¿Cuál es mi problema?
La Auxiliar se sentó en su cama y se lo explicó todo; ella lloró de gozo y dijo:
­ Ahora yo puedo ayudar a los nativo y a los gorilas. Me preocupa muy poco la gente de mi clase.
Los Auxiliares vieron la vida pasada de esta mujer, cuando era un hombre. Había sido un estudiante avanzado de la filosofía hindú y estaba casi listo para la iniciación. Por culpa de los celos, extravió a unas personas en la jungla, porque quería deshacerse del hombre que se había interpuesto entre él y la mujer que amaba. Después de dos semanas salió en su busca, los encontró y los rescató, pero pronto murieron debido a unas fiebres contraídas en la jungla.
La mujer dijo que no le gustaba la comida del barco, porque ella comía sólo frutas, pan, mantequilla y leche o vegetales crudos.
­ Todos los que encuentro son muy amables ­ dijo ­ pero quiero estar sola con mis pensamientos. El capitán es afectuoso conmigo y me cuenta extrañas historias que me divierten.
La mujer dijo que había visto a los Auxiliares una vez, anteriormente, en la jungla. Fue en la ocasión en la que salvaron a la familia de gorilas de dos serpientes. Dijo que se alegró de
que detuvieran a las serpientes porque ella y su gorila protector tenían miedo de intervenir.
Ellos estaban sólo a unos treinta metros de distancia y vieron lo que ocurría a la familia de gorilas. Habló del poblado de gorilas y dijo que había unos cincuenta. Esta mujer pidió a los Auxiliares que llevaran un mensaje a sus padres y que dijeran a su madre que todavía tenía sus bonitos dedos de los pies. Entonces mostró a los Auxiliares dos pequeños dedos supernumerarios en los pies y el lugar donde había tenido otros dos que le habían sido
extirpados. Luego, los Auxiliares la dejaron y fueron con el recado. Cuando la madre oyó lo de los dedos, se puso contentísima y dijo:
­ Es mi hija, porque yo siempre me maravillé de sus dedos de más.
Posteriormente, la mujer llegó a su hogar sana y salva y fue recibida por sus padres con gran regocijo. Este relato nos habla de cómo trabaja la ley del karma. Todos estamos afectados por ella, pero sólo a unos pocos de nosotros les han ocurrido cosas tan
extraordinarias.

* * *
Les contaré un relato más del trabajo de los Auxiliares Invisibles, que ilustra cómo se proporciona asistencia a los seres rezagados, para ayudarles a realizar un progreso más rápido en su evolución: Unos Auxiliares estaban en la zona occidental de Norteamérica y se
encontraron con un joven de color, cuyo aspecto se parecía mucho al de un gorila. Hablaron con él y descubrieron que estaba muy dispuesto a aprender. Era fuerte y buen nadador. Había salvado a mucha gente en una inundación reciente. Los Auxiliares descubrieron que era su segundo cuerpo humano y que había renacido dos veces en quinientos años.
Este joven seguía a una de las Auxiliares por todas partes y le dijo que le gustaba. Cuando ella dijo que se iba, el joven dijo que le gustaría invitarla a visitarlo, pero que su casa había sido destruida por la inundación y que no sabía donde estaban sus padres. La Auxiliar lo besó, lo abrazó y él dijo:
­ Sé que ustedes dos no son como yo. No lo sé con seguridad pero ustedes se parecen a la gente que vuela a través del aire. Yo he visto muchos de ellos y me han hablado cuando estaba durmiendo.
Los Auxiliares le dijeron que ellos viajaban a través del aire.
­ Entonces son ustedes Ángeles ­ dijo el muchacho ­ Mis padres me han hablado de los Ángeles.
La Auxiliar le dijo que pronto lo volvería a ver y le habló de su trabajo.
­ Procurad buscarme, porque no sé donde estaré ­ replicó el joven.
­ Muy bien ­ dijo la Auxiliar ­ Ahora, sé un buen muchacho y ayuda a todo el que puedas.
Él dijo que lo haría, y los Auxiliares desaparecieron.
Más tarde, hallaron al joven pero este no había encontrado a sus padres. Los Auxiliares los buscaron y los hallaron al otro lado del territorio inundado. Regresaron junto al joven y le dijeron que iban a llevarlo a casa con sus padres.
­ Mis padres son buenos conmigo, pero preferiría ir con ustedes ­ dijo.
Los Auxiliares le dijeron que se acostara y él obedeció. Entonces, lo elevaron y lo llevaron sobre el agua hasta la casa temporal de sus padres, lo bajaron y lo despertaron. El joven estaba aturdido y feliz. Lo llevaron hasta la casa y su madre corrió hacia él, lo besó y su padre lo abrazó.
Vieron que los padres eran gente buena e inteligente y eran bondadosos con el chico.
Hablaron con el padre y la madre mientras el joven estaba comiendo.
­ ¿Puede decirme por qué tengo un hijo así? ­ preguntó la madre ­ ¿Me ha tratado Dios injustamente? No soy tan vieja y no he hecho daño a nadie.
La Auxiliar pidió que se le mostraran las vidas pasadas del joven para que pudiera contarlo a la madre, o permitir que los padres las viesen mientras se las contaba. He aquí la historia que les fue revelada: Dos mil años antes, cuando los padres eran marido y mujer como ahora, salieron a la jungla de cacería con su amo. Este joven, entonces un gorila, los salvó de la muerte, mientras que él quedó gravemente herido. Ellos lo sacaron de la jungla y lo cuidaron, salvándole la vida y convirtiéndose en sus amigos. Luego, el gorila murió y renació como un gorila. Encontró amigos que lo hicieron su compañero de juegos y cuando murió, su vida en
cuerpos de gorila terminó.
Quinientos años antes del momento actual, este ego regresó en un cuerpo humano por primera vez y vivió hasta los ochenta años. Luego murió y, posteriormente, renació con sus padres actuales doce años antes, quienes lo amaron y cuidaron con cariño, tomando especial interés en instruirlo, porque se dieron cuenta de que debía adquirir conocimientos para enfrentarse a la vida en este mundo. El joven estaba en la escuela en el grado 8B.
El Auxiliar dijo a la mujer que ella y su esposo estaban saldando una deuda con el muchacho.
­ ¿Qué deuda? ­ preguntó la madre.
Entonces se oyó decir a sí misma:
­ Si fuera un niño, ciertamente le enseñaría a ser un hombre de provecho, porque lo quiero por su generosidad, al salvar mi vida.
Entonces apareció un anciano y le preguntó si le proporcionaría un cuerpo humano si tuviese la oportunidad, y ella rodeó al gorila con sus brazos y respondió:
­ Sí.
El anciano se alejó diciendo:
­ Quizá podrá hacerlo algún día,  quién sabe!
Aquí vemos de nuevo lo que la Biblia quiere decir cuando afirma que debemos dar cuenta de cada palabra y pensamiento vano e inútil. Esta mujer no tenía idea de hasta qué punto esto podría ser verdad. La madre dijo que veía todo lo que los Auxiliares estaban contando y lo creyó por completo.
­ Ahora que sé todo esto, haré lo mejor que pueda para hacer un buen hombre de mi hijo ­ dijo la mujer.
­ Yo también lo vi todo, y quiero hacer mi parte ­ dijo su esposo.
­ ¿Es usted un Ángel? ­ preguntó la madre, y el Auxiliar respondió que no, dándole explicaciones acerca de su labor como Auxiliares.
­ Qué adorable debe ser ir por ahí durante la noche ayudando a la gente! Me gustaría hacerlo también ­ dijo el padre.
Los Auxiliares les prometieron que volverían algún día y dijeron a la mujer que podría hacerlo. Le dieron la dirección de un lugar al cual podía escribir y hacer que les enviaran algo de literatura.

* * *
Otra noche, estos Auxiliares trabajaban en una región inundada, donde miles de personas estaban sin hogar, enfermas y hambrientas. Vieron a este mismo joven y notaron una gran mejoría en su forma de caminar. Anteriormente, cuando tenía prisa utilizaba las cuatro
extremidades como lo hacen los gorilas en la jungla. La Auxiliar le dijo que no caminase de esa manera, porque hipertrofiaría sus brazos.
­ Debes andar erguido ­ dijo la Auxiliar.
Se dijo a los Auxiliares que los Seres Elevados iban a cambiar el contorno de su cabeza y cara. Esto podía hacerse alterando su arquetipo, que es el modelo del cuerpo físico.
Posteriormente, los Auxiliares descubrieron que el rostro del joven había cambiado agradablemente y que tenía mucho mejor aspecto. Su madre estaba muy contenta por la gran mejoría de su aspecto.
Los antropoides pertenecen a nuestra oleada de vida, y es posible para estos rezagados incorporarse de nuevo a cuerpos humanos. Cuando uno de estos gorilas, por ejemplo, salva una vida o se sacrifica por alguien, realiza un progreso, tal como nosotros hacemos. Cuando leemos acerca de personas que han adoptado como mascotas a gorilas u otros antropoides, y que éstos han mostrado gran inteligencia, podemos estar completamente seguros que estos antropoides regresarán como seres humanos cuando mueran y renazcan de nuevo.

* * *
He aquí cómo un joven Ubangi fue salvado de la muerte: Una noche, dos Auxiliares se desplazaban sobre las junglas de África y llegaron hasta donde vivía una tribu de nativos. Allí vieron a un jovencito de color, de unos trece años, corriendo y gritando. Bajaron la mirada y vieron un gran cocodrilo, con su gran boca abierta, corriendo tras el muchacho y dándole alcance.
­ Bajemos y salvémoslo ­ dijo la Auxiliar.
Comenzó a bajar pero, cuando estuvo cerca del chico, tuvo miedo y llamó a su compañero para que bajara y salvara al chico. Había olvidado que no estaba en su cuerpo físico y que nada podía herirla.
El otro Auxiliar pasó disparado a su lado, ya que no era el momento de explicárselo, y atrapó al joven justo en el momento en que el cocodrilo lo agarraba y tiraba de él. Pareció como si el cocodrilo se irguiera sobre su cola y emitiera un divertido resoplido como si dijera:
Caramba, perdí una buena comida.
Los Auxiliares no se atrevieron a regresar a aquel lugar con el joven, porque el cocodrilo estaba enfurecido. Resoplaba y agitaba la cola de un lado a otro. El Auxiliar preguntó al muchacho donde vivía, pero estaba tan seriamente asustado que se quedó mudo. Tuvo que preguntar a alguien a distancia, mediante el pensamiento, donde vivía el joven. Descubrió que vivía a una cierta distancia de allí. Los Auxiliares lo llevaron sobre la jungla hasta su hogar.
Cuando alcanzaron el lugar y depositaron al muchacho en el suelo, éste corrió y cayó a los pies de su madre. La madre era una especie de jefa. Dio un grito y un grupo de guerreros se precipitó a rodear a los Auxiliares. La Auxiliar comenzó a ponerse muy nerviosa.
El Auxiliar dijo a la madre lo que había ocurrido y ésta dijo al chico:
­ Espera, muchacho. Habla y luego márchate. No, vete ahora.
El Auxiliar fue a levantar al joven pero la madre lo detuvo. Entonces el Auxiliar la miró y ella retrocedió.
­ A por ellos. Matádlos ­ ordenó.
El Auxiliar miró en torno suyo, pero no vio a su compañera por ninguna parte. Los hombres se dirigieron hacia él, pero fueron detenidos por una orden silenciosa que tuvieron que obedecer, y se quedaron inmóviles.
El Auxiliar fue hacia el joven, lo levantó y le frotó la nariz y la garganta. Enseguida comenzó a hablar a su madre diciéndole lo que había ocurrido y que había dejado a su hermana en un árbol.
 Ve a traerme ­ dijo el joven volviéndose al Auxiliar.
­ ¿Qué quieres decir ­ preguntó el Auxiliar.
­ Ve a traerme el otro yo ­ dijo el chico.
Esto hizo entender al Auxiliar que era su hermana gemela lo que él quería. El Auxiliar desapareció y fue a buscarla al árbol.
Cuando el Auxiliar se acercó a la chica, esta le amenazó con un enorme cuchillo que llevaba con ella. El Auxiliar desapareció, se acercó a ella y la hizo dormir. Ella se aquietó rápidamente y pronto estuvo inconsciente; entonces la llevó a su casa, la depositó en tierra y la despertó. Ella no quería dejarlo. El Auxiliar dijo a los guerreros que se fueran y estos lo hicieron rápidamente, porque no podían entender por qué habían sido incapaces de moverse
mientras el desconocido estuvo ausente. La madre del joven fue hasta el Auxiliar, de rodillas, y le dio las gracias. Él la levantó del suelo, y ella quedó sorprendida.
El Auxiliar dijo al joven que no fuera a aquel lugar nunca más y él prometió que no lo haría. La madre dijo que sus hijos estaban siempre escapándose y que la volvían loca. Quería decir que estaba siempre preocupada por su seguridad. Entonces el Auxiliar se fue, ya que había realizado su labor.

* * *
Una mañana, una Auxiliar Invisible se despertó recordando una extraña escena de la que había sido testigo durante la noche, mientras estaba fuera de su cuerpo durante el sueño.
Había estado en la casa de una joven donde había serios problemas. Esta chica había mantenido una relación de amistad con un joven que conoció en la vecindad. Le había permitido enamorarse profundamente de ella y luego lo había ignorado. Sus dos hermanos se pusieron de su parte y todos ellos trataron muy desconsideradamente al joven.
Éste se irritó ante el injusto y grosero trato que había recibido y resolvió ir a su casa, tomar su pistola y matar a los tres. Con el plan de asesinarlos en la mente, fue a su casa agarró su arma y se dirigió hacia el pueblo, donde pretendía permanecer al acecho y acabar con aquellos tres que le habían causado tantos problemas. La Auxiliar estaba con un Liberado y varios Auxiliares y vio lo que había ocurrido. Comprendiendo el sentimiento de cólera del
joven, se alarmó ante lo que podría ocurrir. Así que preguntó al líder del grupo si no se podía hacer algo para salvar a la joven y a sus hermanos.
­ Tendré cuidado con él ­ replicó la Hermana Lega. Fue hacia el encolerizado hombre y, de alguna manera, borró de su conciencia y de su memoria todo sentimiento de odio hacia los tres hermanos.
­ De ahora en adelante, los hermanos serán como desconocidos para él ­ dijo a la Auxiliar.
La Auxiliar pensó que sería maravilloso ser capaz de hacer aquello. Esta proeza parece imposible, hasta que recordamos que el hombre tiene otros cuerpos además del físico que podemos ver y que las formas de pensamiento que emitimos pueden ser fácilmente visibles
para aquellos que están cualificados para ello.

* * *
He aquí un relato de cómo una Hermana Lega, que es una Liberada, prestó su ayuda: Un hombre regresaba a su casa del trabajo una mañana y halló a su bebé de trece meses en la cama llorando de dolor. Estaba solo en la habitación. El hombre tomó al niño en sus brazos y, al tocar su costado derecho, este gritó desesperadamente.
El hombre desvistió al niño y vio que esa zona estaba ligeramente hinchado y muy dolorida. Sospechó que el niño tenía apendicitis y lo llevó directamente al hospital. Un médico examinó la bebé y dijo que tenía apendicitis y debía ser intervenido enseguida.
­ No ­ dijo el padre, y se llevó al niño a su casa en un taxi.
Durante todo el camino iba rezando a Dios para que salvara a su bebé. Cuando llegó a casa, puso al niño en la cama y untó la zona inflamada con una pomada. Entonces, una mujer muy hermosa vino hasta él y le dijo que diera masaje a la zona, en dirección hacia arriba, y que diera al niño un enema suave.
­ Aliméntelo con comida liquida durante unos días y se recuperará sin peligro ­ dijo.
El bebé pronto estuvo bien y no ha tenido señales de alteraciones desde entonces. Más tarde, el hombre descubrió que la mujer había venido en respuesta a sus oraciones.

* * *
En 1910, un hombre partió de uno de los puertos meridionales en un barco con destino a África. El mar estaba encrespado cuando alcanzaron el extremo meridional de Sudamérica pero, durante el resto del viaje todo fue bien. En el viaje de regreso, salieron hacia el Océano Pacífico en dirección al oeste. Cuando estaban a dos días de distancia de Hawai, el barco chocó contra algo y comenzó a hundirse rápidamente. Cuando los botes salvavidas fueron
arriados, un anciano llamó a este hombre y a otro más y les dijo que se metieran en un bote.
Los tres hombres entraron en un bote y se alejaron justo a tiempo de escapar de la muerte.
Súbitamente, el barco hundió la proa y se sumergió. El sol se estaba poniendo y, a su luz, buscaron otros hombres o botes, pero no pudieron ver a nadie. Estaban solos en el ancho Océano Pacífico.
Este hombre no vio agua ni comida en el bote y empezó a temer que moriría de hambre o de sed. Miraba al anciano y se preguntaba quién sería. Había estado por todas partes en el barco y estaba seguro de no haberlo visto antes. ¿Quién podría ser? Entonces preguntó al anciano si había algo de agua en la garrafa y éste le contestó que mirara y viese. Su corazón desfalleció cuando alzó la garrafa, porque había sólo un poco de agua.
El anciano le dijo que no bebiese más que lo necesario y él obedeció, aunque sentía que, de todas formas, necesitaba toda el agua de la garrafa. Preguntó al anciano si había algo de comida en el bote.
­ No puedo encontrar la caja de los alimentos en la proa del bote ­ dijo ansiosamente Hay comida bajo todos los asientos ­ contestó su nuevo amigo.
Para ese entonces ya era de noche y estaba muy oscuro. El hombre rebuscó por todas partes como mejor pudo, encontró la caja de los alimentos y tomó unas galletas; el otro hombre y él comieron, pero el anciano no aceptó nada de ellos. No vieron a este anciano
comer ni beber durante los tres días completos que estuvieron a la deriva en el Océano Pacífico.
La primera noche, el hombre no pudo dormir porque temía que algo pudiese volcar el bote.
Durante los días siguientes, vieron algo muy grande en el agua, mirándoles, y estaban aterrorizados. Estaban casi paralizados temiendo por su seguridad. El anciano le dijo que no metiera las manos en el agua porque estaban rodeados de peces enormes.
Aquella noche había luz de luna, y el hombre vio gran cantidad de objetos como luces rojas moviéndose rápidamente alrededor. Algunas eran grandes y separadas unas de otras, y otras eran pequeñas y cercanas entre sí. No conseguía conciliar el sueño, viendo como iban y venían.
Cuando se despertó a la mañana siguiente, encontró al anciano en su lugar, vigilando. Por alguna extraña razón, el agua nunca se acababa, sin importar que bebiesen frecuentemente, y cada vez que hacían uso de los alimentos, encontraban siempre la misma cantidad allí. El hombre habló sobre ello y se preguntaba:
­ Yo sé que he comido dos galletas ayer, y hay el mismo número en la caja hoy ­ dijo al anciano.
Estaba muy cansado y soñoliento aquel día, pero temía dormirse. Parecía como si todos los peces de aquella parte del océano viniesen a mirar a los hombres del bote. Otras criaturas que
vivían en el agua subían a mirarles. Parecía como si se hubiese extendido el rumor de que los hombres iban a darles algo de comida. El hombre pensó que parecían hambrientos.
El exceso de cansancio y el miedo hicieron que el hombre se sensibilizara, su visión se amplió y comenzó a imaginar cosas. Se preguntaba donde le morderían primero los peces.
Encontró que hay muchas cosas en el océano a las que los científicos no han puesto nombre.
Vio criaturas que parecían serpientes, de color plateado y otras que parecían doradas. Cuando el sol brilló sobre aquellas criaturas en el agua verde, el hombre tuvo el horroroso sentimiento de hallarse solo y desamparado. Parecía estar esperando que llegara el momento de ser devorado. Sus pensamientos se volvieron hacia Dios.
Comenzó a orar en voz alta a Dios.
­  Oh, Señor, ten misericordia de mí y sálvame ­ suplicaba.
­ Deja el me y dí nos ­ le dijo el anciano tranquilamente ­ E inténtalo con más empeño, porque dudo que tus oraciones se oigan más allá del bote.
El hombre miró al agua, vio algo que tenía unos ojos tan grandes como faros y comenzó a rezar fervientemente. Ahora incluía a los tres en sus oraciones a Dios, pidiendo la salvación.
­ Amado Dios, si nos permites llegar a tierra, a cualquier tierra, haré lo que tú quieras que haga ­ rogaba. Después de rezar durante largo tiempo, comenzó a dormirse.
­ Señor, ten misericordia de nosotros ­ dijo. Entonces lo perdió de vista todo y olvidó que estaba en el bote.
­ Ésa es la forma de rezar; ahora sí llegaremos a algún lugar ­ oyó débilmente decir a alguien.
Cuando el hombre volvió en sí, no tenía tanto miedo, estaba resignado con su destino y dijo:
­ Estoy demasiado cansado para permanecer despierto ­ y se durmió sin tener ningún temor sobre lo que pudiera ocurrirle.
A la mañana siguiente, el bote estaba sobre tierra firme cuando los dos marineros se despertaron. Se encontraban en la costa occidental de América del Norte, y el anciano se había ido. La garrafa de agua estaba vacía y ya no había galletas en el bote. Los dos marineros comentaron los sucesos de los tres últimos días. El segundo hombre dijo que había sido marinero durante diez años y que nunca antes había naufragado.
Hablaron sobre cómo habían durado el agua y la comida.
­ Nunca antes vi una garrafa de agua que no pudiese vaciarse en tres días ­ dijo el segundo hombre.
No podían entender por qué el agua no se agotó y por qué había siempre la misma cantidad de comida sin importar cuanto comiesen. Se preguntaban quién era el anciano y adonde se había ido. Habían salvado sus vidas milagrosamente, y ahora estaban solos.
Fueron hasta el pueblo más cercano y el primer hombre consiguió trabajo y posteriormente pudo pagar su regreso a casa. Nunca ha visto al segundo hombre desde aquel día.
Años después, se encontró con el anciano otra vez. Una noche, mientras estaba fuera de su cuerpo durante el sueño, lo encontró, y el anciano se dio a conocer.
­ Supongo que no me conoce ­ dijo.
­No, no le conozco ­ contestó el hombre.
­ De todas formas, está usted manteniendo parcialmente la promesa que hizo a Dios ­ dijo el anciano.
­ ¿Qué promesa? ­ preguntó el hombre.
El anciano continuó y relató lo que había ocurrido en el bote en el Océano Pacífico muchos años antes.
­ ¿Es usted el hombre que estuvo con nosotros? ­ preguntó, sorprendido.
­ Yo soy él ­ dijo el anciano.
Los dos hombres se hicieron buenos amigos enseguida, y el hombre preguntó al anciano más cosas sobre el misterio, y el anciano se le explicó todo y le mostró los principales acontecimientos mediante la Conciencia Jupiteriana.
El anciano fue al barco en sus vehículos superiores en el momento en que estaba apunto de hundirse, porque no era el destino de aquellos dos hombres desaparecer con él. Se materializó y los ayudó a introducirse en el bote salvavidas. Mantuvo a todas las criaturas del mar alejadas de ellos y esperó hasta que se arrepintiesen y clamasen ayuda a Dios; luego, impulsó
el bote hasta la costa, eliminando la ley de la gravedad para que flotara en el aire. Cuando estuvieron a salvo en la costa, los dejó. El hombre descubrió que este anciano que les había salvado es un Liberado y que dejó su cuerpo durante tres días para salvarles. El primer hombre había mantenido su promesa desde entonces.
Un Auxiliar Invisible no puede normalmente permanecer fuera de su cuerpo durante tres días para llevar a cabo una misión así, como la que se acaba de relatar, pero los Hermanos Legos y Hermanas Legas más avanzados sí pueden hacerlo. La mayoría de los Auxiliares tienen que hacer su trabajo en el mundo y permanecer en él durante las horas de sueño habituales. Los Auxiliares a menudo rescatan personas que han naufragado.
El náufrago de esta historia dijo que aprendió que uno debe abandonarse por completo a la oración para obtener resultados, que orar es la llave del Cielo, y que es verdad que la fe abre la puerta que conduce a los resultados deseados.

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Max Heindel, en su folleto, La Interpretación Mística de la Pascua ha dicho que, cuando Cristo fue crucificado en el Gólgota, Su sacrificio por la humanidad acababa justo de empezar. Cada año, desde entonces, el veintiuno de Septiembre, cuando el sol pasa desde el signo Zodiacal de Virgo al de Libra, el Espíritu de Cristo, regresando a nuestra tierra, toca su atmósfera. Comienza su jornada descendente alrededor del veintiuno de Junio en el Solsticio de verano, cuando el sol entra en Cáncer. Alcanza el centro de la tierra en la medianoche del veintiuno de Diciembre. Allí permanece durante tres días y luego comienza a retirarse. Esta retirada se completa en la Pascua. Desde la Pascua hasta el solsticio de
verano, Él pasa a través de los mundos superiores y alcanza el Mundo del Espíritu Divino, el trono del Padre, el veintiuno de Junio. Durante Julio y Agosto, mientras el Sol está en Cáncer
y Leo, permanece reconstruyendo Su vehículo de Espíritu de Vida que traerá de nuevo al mundo y con el que rejuvenece a la tierra y a los reinos de vida relacionadas con ella y que están en ella. Desde Navidad hasta la Pascua Él se da a Sí Mismo, sin restricción ni medida, dotando de vida no sólo a las semillas durmientes sino a todo lo que hay sobre la tierra y en su interior.
La mañana de un miércoles, veinticinco de Marzo, el gran espíritu solar Cristo se elevó de la tierra y lo vieron unos mil cien estudiantes de cierta escuela de Misticismo que se encontraban aquella noche en el Mundo del Deseo. Un Hermano Lego les dijo que los iba a llevar a ver la ascensión de nuestro amado hermano Cristo Jesús. Luego, él y otros dos maestros los llevaron a todos a algún lugar del Mundo del Deseo donde podían ver el mundo
entero.
Parecían estar en un anfiteatro abierto; encontraron asientos y se sentaron donde podían ver lo que estaba a punto de tener lugar. Vieron venir una fila de Seres Exaltados y luego una fila de Liberados. A continuación, llegaron los Arcángeles, luego los Ángeles y luego los Iniciados. Todos estaban rodeados de grandes y hermosas auras de delicados colores, de un blanco deslumbrante y de dorada luz que sería imposible describir.
La procesión subía una pendiente regular. Todos los presentes oían la música de las esferas y los cantos de los Ángeles. El mundo entero parecía como una gran esfera de luz blanca y, cuando Cristo salió de la tierra, los seres que iban en procesión, a encontrarse con Él, formaron un cuadrado quedando Él en el centro.
Los radiantes seres formaron alrededor de Cristo cinco grandes cuadrados de tamaños variables, que eran una fuerte y poderosa guardia personal de granes Seres en sus elevados vehículos.
Algunos de los estudiantes lloraban, otros rezaban, otros cantaban, algunos entraron en un estado de éxtasis, revelando un enorme deleite y felicidad, y otros pedían a Dios que tuviese misericordia de ellos. La gran audiencia observó a Cristo salir de la tierra y perderse de vista.
Cristo parecía cansado y agotado, pero feliz. Debemos recordar que Él había estado confinado en la tierra durante seis meses y había sentido las tristezas, pecados y angustias de toda vida durante todo ese período. El aura de Cristo iluminaba toda la tierra. Esta
maravillosa visión estimulará a todos aquellos que la vieron y les hará avanzar más rápidamente, aún si no la recuerdan, durante su conciencia de vigilia.

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del libro LA LABOR DE LOS AUXILIARES INVISIBLES
por Amber M. Tuttle
traducción de Manuel Padrón

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