CARTA Nº 22
Septiembre de 1912
EL PAN Y EL VINO MÍSTICOS
Si yo les hubiese rogado a los estudiantes que me escribieran sobre cuál era, según su
opinión, el punto más importante de la lección del mes anterior, ¿qué cree usted hubieran
contestado en la mayoría de los casos? Yo creo que muchos hubieran manifestado que la relación
entre el pan, el vino y la salud, era el punto primordial y tal vez pueda ser que yo fuese culpable de
ello, porque, escribí esas palabras en tipo bastardilla. Pero aunque es de importancia señaladísima
que consideremos esta relación entre el pan, el vino y la salud, aplicándola con toda la fuerza que
esté a nuestro alcance en nuestras vidas, si obramos así únicamente por la razón de que fue dado
por nuestro Señor, será esencialmente motivo egoísta y no adelantaremos en nuestro camino tanto
como si lo hacemos como Él pidió: "en memoria Suya".
Mire este asunto bajo este prisma, querido amigo y cogerá usted la idea. Bajo el régimen de
Jehová, el egoísmo cristalizó la tierra en una extensión tal que las vibraciones espirituales cesaron
casi completamente. La evolución estaba llegando a un período de estancamiento y la sangre se
había impregnado tanto de egoísmo, que la raza corría el peligro de degeneración. El Cristo
Cósmico se manifestó entonces por medio de Jesús para salvarnos. Limpiar de egoísmos la sangre
es el Misterio del Gólgota; empezó cuando la sangre de Jesús fue derramada y ha continuado a
través de las guerras entre las naciones Cristianas en las que los hombres han luchado por un ideal,
y durará hasta que por contraste los horrores de la guerra hayan impreso lo bastante en el género
humano la belleza de la Confraternidad.
Cristo entró en la tierra en el Gólgota. Él está fermentando de nuevo el planeta, haciéndolo
responder a las vibraciones espirituales, pero Su sacrificio no se consumó en un momento por el
mero hecho de morir y salvarnos por ello como generalmente se cree, sino que Él está aún
gimiendo, trabajando y esperando el día de su liberación, para la "manifestación de los hijos de
Dios"; y, en verdad, nosotros apresuramos aquel día cada vez que participamos del alimento para
nuestros cuerpos superiores simbolizado en el místico pan y vino. Pero esto tendría mayor eficacia
para acelerar nuestra propia liberación y para activar "el día de nuestro Señor", si lo hiciéramos
siempre en memoria de Él.
¿Recuerda usted la "Visión del caballero Launfal?
No fue la magnitud de la dádiva lo que se tuvo en cuenta; la moneda de oro que le arrojó al
pordiosero tenia más valor material que el mendrugo que le dio más tarde; la moneda la dio por
librarse de una presencia aborrecible y el mendrugo lo dio en memoria del Cristo y por Su amor, y he
ahí la diferencia.
"Y dijo el caballero Launfal: contemplo en ti,
Una imagen de Aquel que murió en la cruz;
Tú también has tenido tu corona de espinas,
Tú también has recibido los bofetones y desprecios del mundo,
Y a tu vida no la ha faltado
Las heridas de las manos, los pies y del costado;
Y Dulce Hijo de María, reconóceme;
¡Mira, por él te doy a Ti!”
Cuanto más cultivemos el espíritu de hacer todas las cosas por el amor de Cristo y Su
liberación, tanto más fructíferas serán las vidas que llevemos.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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