SIETE ETAPAS EN EL SENDERO DE LA INICIACIÓN ROSACRUZ
1. Curso preparatorio de doce lecciones basadas en el libro Concepto Rosacruz del
Cosmos.
2. - Período de estudiante. Estos reciben lecciones mensuales durante un lapso de dos años.
3.Período de Probacionistas. Se les envían instrucciones en forma de cartas mensuales
durante cinco años. El Hermano Mayor imparte al Probacionista una enseñanza científica
definida para defenderle contra los peligros de decepción en el Mundo del Deseo, y le
hace pasar por una prueba antes de admitirlo como discípulo.
4. Período de Discípulo. Estos son preparados para la Iniciación bajo la dirección de los
Hermanos Mayores, quienes les dan ciertas instrucciones individuales que son
absolutamente secretas.
5. Período de Hermano Lego. Estos hermanos o hermanas legos viven en varios países
del mundo occidente, y han recibido una o más Iniciaciones en las Escuelas de Misterios
Menores. Están capacitados para abandonar sus cuerpos físicos conscientemente, asistir
a los servicios y tomar parte en el trabajo espiritual en el Templo de los Hermanos de la
Rosacruz, habiéndole enseñado el método de abandonar su cuerpo y de reintegrarse en
él a su voluntad, por uno de los Hermanos Mayores.
6. - Período de Adepto. Éstos son graduados de una de las Escuelas de Misterios
Menores (7 escuelas, 9 iniciaciones). Un Adepto puede consumirse para su uso un nuevo
cuerpo, y no necesita renacer como un niño. Su vehículo está completamente bajo su
control y generalmente dura muchos centenares de años.
7. - Período de Hermano Mayor. Éstos son graduados de las Escuelas de Misterios
Menores (7 escuelas, 9 iniciaciones), y también de las Escuelas de Misterios Mayores (5
escuelas, 4 iniciaciones).
La Orden Rosacruz, fundada en el siglo XIII, es una de las Escuelas de Misterios
Menores. Las otras Escuelas de Misterios Menores son variantes graduadas para servir a
las necesidades espirituales de los más precoces entre las razas primitivas de los
pueblos orientales y meridionales, con los cuales trabajan.
Christian Rosenkreutz es el décimotercer miembro de la Orden Rosacruz. Solamente los
Hermanos de la Orden tienen derecho a usar el nombre de "Rosacruz".
Siete de los Hermanos de la Orden Rosacruz van al mundo cada vez que la ocasión lo
requiere, apareciendo como hombres entre otros hombres, o trabajando en sus vehículos
invisibles con otros o a favor de otros, según el caso lo requiere. Pero es preciso no
olvidar nunca, que en ningún caso, jamás, ejercen influencia sobre alguien, contra su
voluntad, sino que sólo ayudan a aumentar el bien donde sea que lo hallen. Cuando
alguno de los siete Hermanos trabaja en el mundo, emplea un cuerpo físico igual que los
demás hombres, y vive en una casa que la gente, en general, considerará una vivienda
de una persona de buena posición, pero sin ostentación alguna. Tiene oficinas o posición
de distinción en la comunidad donde vive, pero todo esto solamente para justificar su
presencia y no crear suspicacias respecto a lo que es, quién es y su manera de vivir.
Pero fuera de esta casa y dentro de ella, allí está lo que puede llamarse el Templo. Es
etéreo y distinto de nuestros edificios corrientes. Se podría comparar a la atmósfera
"áurica" que rodea a la Ecclesia en la Sede Central; es mucho más extenso que en el
edificio material, y es etérea. Se podría llamar más bien una iglesia espiritual tal como se
halla alrededor y a través de los edificios donde la gente se dedica a cosas espirituales y,
naturalmente su color es distinto según la clase del lugar. El Templo Rosacruz es una
cosa extraordinaria y no puede compararse con ningún otro edificio etéreo, envuelve y
penetra a través de la casa donde viven los Hermanos Mayores. Esta morada está de tal
modo empapada de espiritualidad, que mucha gente no estaría muy a gusto allí.
Cinco de los Hermanos Rosacruces nunca abandonan el Templo, y aunque posean
cuerpos físicos, todo su trabajo se hace desde los mundos internos.
A pesar de que los Hermanos Mayores son humanos, están muy por encima de nuestra
condición humana. Un período considerable de una vida intensamente activa como ayuda
visible, ha de ser vivida por el aspirante antes de que haya evolucionado su alma a un tal
grado de luminosidad que atraiga al Instructor. Al mismo tiempo el alumno está
acumulando un poder interior, en la misma proporción.
Un estudio fácil o cómodo, o una contemplación de ensueño no son cosas que atraerán al
Instructor. El mismo es un servidor en el más alto sentido de la palabra. nadie que no
sirva a los demás con toda su alma, debe esperar encontrarle. Pero cuando viene, no
necesita credenciales, porque la primera frase pronunciada por él nos convencerá, y así
sucederá con cada palabra que él diga al discípulo. Porque estando provisto de la
conciencia que todos poseeremos en el llamado Período de Júpiter (una conciencia
pictórea auto consciente), cada frase del Instructor llevará a la concepción interior del
alumno una serie de imágenes que ilustrarán con gran exactitud su significación.
sirva a los demás con toda su alma, debe esperar encontrarle. Pero cuando viene, no
necesita credenciales, porque la primera frase pronunciada por él nos convencerá, y así
sucederá con cada palabra que él diga al discípulo. Porque estando provisto de la
conciencia que todos poseeremos en el llamado Período de Júpiter (una conciencia
pictórea auto consciente), cada frase del Instructor llevará a la concepción interior del
alumno una serie de imágenes que ilustrarán con gran exactitud su significación.
Por
ejemplo, cuando él quiera explicar el proceso de la muerte, el discípulo verá interiormente
cómo el espíritu sale del cuerpo; podrá también ver el desarrollo del cordón plateado, la
ruptura del átomo-simiente en el corazón cómo sus fuerzas salen del cuerpo y se unen al
espíritu. El Hermano Mayor puede efectuar esto con su discípulo del siguiente modo: fija
su atención sobre ciertos hechos que él desea imprimir en la mente de su discípulo; y
éste que se ha hecho apto para la Iniciación, desarrollando dentro de él mismo ciertos
poderes, los cuales, sin embargo están aún latentes, es como un diapasón que gradúa
el tono, conforme a las vibraciones de las ideas emitidas por el Hermano Mayor, en las
imágenes. Así que el discípulo no sólo ve las imágenes, sino que puede también
responder a la vibración; y vibrando con el ideal presentado por el Hermano Mayor, el
poder latente dentro de él se convierte entonces en energía dinámica, y su conocimiento
interior es elevado hasta el nivel requerido para la Iniciación que se le quiere conferir.
ejemplo, cuando él quiera explicar el proceso de la muerte, el discípulo verá interiormente
cómo el espíritu sale del cuerpo; podrá también ver el desarrollo del cordón plateado, la
ruptura del átomo-simiente en el corazón cómo sus fuerzas salen del cuerpo y se unen al
espíritu. El Hermano Mayor puede efectuar esto con su discípulo del siguiente modo: fija
su atención sobre ciertos hechos que él desea imprimir en la mente de su discípulo; y
éste que se ha hecho apto para la Iniciación, desarrollando dentro de él mismo ciertos
poderes, los cuales, sin embargo están aún latentes, es como un diapasón que gradúa
el tono, conforme a las vibraciones de las ideas emitidas por el Hermano Mayor, en las
imágenes. Así que el discípulo no sólo ve las imágenes, sino que puede también
responder a la vibración; y vibrando con el ideal presentado por el Hermano Mayor, el
poder latente dentro de él se convierte entonces en energía dinámica, y su conocimiento
interior es elevado hasta el nivel requerido para la Iniciación que se le quiere conferir.
Ésta es la razón por la cual los secretos de la verdadera Iniciación no pueden ser
revelados. No es un ceremonial exterior, sino una experiencia interior.
Esta es la descripción más aproximada que se puede dar de lo que es la Iniciación a una
persona que no ha pasado por ella. No hay ningún secreto respecto a las imágenes en el
sentido de que alguien no quisiera comunicarlas; pero el secreto radica en el hecho de
que no existen palabras humanas que puedan describir adecuadamente una experiencia
espiritual. Es verdad que la Iniciación tiene lugar en el Templo particularmente apropiado
a las necesidades de cierto grupo de individuos que vibran dentro de cierta octava, y que
hay también otros presentes; pero no es lo que dicen o hacen lo que constituye la
Iniciación, porque ésta es una experiencia interna, por la cual los poderes latentes que
han madurado dentro de nosotros se transforman en energía dinámica, y la Iniciación
enseña al discípulo a servirse de ella.
MRS. MAX HEINDEL Mt. Ecclesia, 1923.
***
del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel
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