humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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jueves, 20 de diciembre de 2012

LA AMISTAD COMO UN IDEAL - Navidad de 1910



CARTA Nº1


Navidad de 1910

LA AMISTAD COMO UN IDEAL

En los movimientos religiosos es costumbre darse el tratamiento de "hermana" y "hermano", como
reconocimiento de que todos somos hijos de Dios, nuestro Padre común. Ello no obstante, no siempre
está en armonía los hermanos y hermanas. Algunas veces hasta llegan al extravío de odiarse uno a otro, pero
entre amigos no puede caber más sentimiento que el del amor.
El reconocimiento de esta verdad fue lo que impulsó a Cristo, nuestro glorioso y gran Ideal, a
decirles a Sus discípulos: "De ahora en adelante no os llamaré siervos... sino amigos." (Juan 15:15.) Nada
mejor podemos hacer que seguir a nuestro gran Guía en esto como en todas las demás cosas. Así es que no
hemos de contentarnos con las frías relaciones fraternales, sino esforzarnos en ser amigos en el verdadero y
más santo sentido de la palabra. Los Hermanos Mayores, cuyas enseñanzas bellas nos han unido en la Senda
del Progreso, hacen honor a sus discípulos del mismo modo que Cristo honraba a Sus apóstoles, verbigracia,
otorgándoles el nombre de "Amigo". Si se sigue el camino emprendido, algún día nos hallaremos en
presencia de ellos, y oiremos el nombre de "amigo" pronunciado en voz tan suave, tan cariñosa y tan
apacible, que sobrepasará a toda ponderación de la imaginación humana. Desde ese día no habrá trabajo
alguno que no se lleve a cabo para merecer tal amistad. Será su único deseo y su única aspiración el servirles
y no habrá distinción humana que pueda compararse a tal galardón como el llamarnos sus amigos.
Sobre mis indignos hombros ha caído el gran privilegio de transmitir las enseñanzas de los Hermanos
Mayores, al público en general, y a los estudiantes, probacionistas y discípulos de la Fraternidad Rosacruz
en particular. Ha solicitado usted que su nombre figure en mi lista de corresponsales, y yo alegremente le
tiendo mi mano derecha fraternal, saludándole con el nombre de amigo. Aprecio la confianza que deposita
en mí y le aseguro que me esforzare en prestarle mi ayuda en todo lo que esté a mi alcance y en mi poder,
para hacerme merecedor de su confianza. Confío y espero que usted, a su vez me ayudará en mi trabajo que
para usted y los demás llevo a cabo, sirviéndose formar un juicio caritativo al descubrir en mis escritos algún
defecto o falta. Nadie está más necesitado de las oraciones de sus semejantes como el que está obligado a
servir de guía.
Sírvase tenerme presente en sus preces, y tenga por seguro que le tendré a usted en las mías. Le
incluyo la primera lección con la esperanza de que por todo lo expuesto, se establezcan entre nosotros
relaciones cimentadas sobre la base de una amistad sincera.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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