CARTA Nº3
Marzo de 1911
SERVICIO DESINTERESADO A LOS DEMÁS
Desde luego habrá usted estudiado, en alguna medida las varias enseñanzas de la Orden Rosacruz, y
al dirigirme a usted no es como si le estuviera hablando a un desconocido que no está familiarizado con las
enseñanzas o tal vez poseído de un escepticismo respecto a la existencia de tal Orden. Estas enseñanzas se
han extendido por el mundo Occidental durante los dos pasados años como un fuego devorador, y esto en si
demuestra una fuerza impulsiva que no pertenece a la clase de la humanidad ordinaria. Esto lo comprenderá
usted mejor cuando haya leído la lección para este mes, la cual trata de la misteriosa Orden y demuestra su
relación con la Fraternidad Rosacruz.
Se le ha ocurrido indagar alguna vez, mi querido amigo, lo que le une a usted a esta Fraternidad?
Usted sabe que no existen lazos externos, que no ha prestado juramento de obediencia, o de alianza, y de que
usted no ha sido instruido en ninguno de los secretos. ¿Qué es lo que constituye, pues, la Fraternidad a que
nos referimos?
No pueden ser las enseñanzas, por ser éstas libres
para todo el mundo, y tienen el beneplácito, de los muchos que no han solicitado su filiación como
estudiantes. Tampoco es el enrolamiento como estudiante lo que hace crear el lazo interno, porque son
muchos los que estudian solamente para "su propio beneficio" y no tienen fraternidad con el resto de
nosotros. Mas, es el servicio que ejecutamos y la buena fe con que practicamos las enseñanzas deseando el
convertirnos en ejemplares vivientes en el mundo, de aquel amor fraternal de que habló Cristo, como el
coronamiento del cumplimiento de todos los mandamientos.
El pasado mes tomamos como lema el pensamiento de que si se había de hacer algún trabajo que al
parecer no fuera de la particular incumbencia de nadie, deberíamos decir "¿Por qué no yo?", en lugar de
dejarlo para que lo hiciera otro, o dejar de hacerlo. Espero que habrá ejecutado este servicio desinteresado
con frecuencia, glosando así los lazos de fraternidad.
Para el mes entrante deseo de usted que envíe todos sus pensamientos y esfuerzos para el adelanto de
las enseñanzas de la Fraternidad. No intente, convencer o convertir a nadie en contra de su voluntad, pero sí
trate de saber en forma que no sea de ostentación, sino de espiritualidad, la causa del agobio del prójimo.
Entonces, pruebe de ayudarle con sus enseñanzas. Pero el que le diga algo acerca del lugar de donde usted
las recibe, debe ser potestativo de su propio criterio. Lo primordial es diseminar las enseñanzas, no el
anuncio y la propaganda de la Fraternidad Rosacruz.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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