humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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viernes, 21 de diciembre de 2012

DESARROLLO DEL ALMA MEDIANTE OBRAS



CARTA Nº 2

Febrero de 1911



DESARROLLO DEL ALMA MEDIANTE OBRAS

Espero que habrá estudiado usted a fondo la lección de Navidad, y esté del todo familiarizado con el
fenómeno del flujo y reflujo espiritual en el universo, de modo que esté ya capacitado para dar una razón por
la cual tiene usted fe en la "Nochebuena". En la lección de este mes la idea conduce a una mayor conclusión,
no enseñada públicamente hasta la fecha. En esta corta lección van otras enseñanzas, las cuales arrojarán
mayor claridad sobre el misterio del nacimiento inmaculado que la dada hasta ahora, y espero que la
estudiará usted diligentemente durante el mes venidero, para que pueda concebir toda la trascendental
belleza de las sublimes enseñanzas Rosacruces sobre este asunto.
Tanto si ha estudiado la lección de Navidad y se ha capacitado para la discusión sobre el flujo y reflujo
espiritual, como si se halla preparado para explicar el de la Inmaculada Concepción al final del presente
mes, todo ello es de una importancia secundaria comparado con la contestación que pueda usted dar a la
pregunta siguiente:¿ Aprovechó usted la pleamar espiritual por Navidad para ir en busca de alguien que se
hallase en peligro, según se indica en el último párrafo de aquella lección?... ¿ Lo puso en práctica en el
trabajo, en el mundo? Espero que así lo habrá hecho, pues solamente el practicar las enseñanzas en nuestro
inmediato circulo de influencia es lo que nos trae el fruto del crecimiento del alma. Podemos leer hasta
llegar a una indigestión mental, pero nos hablan mucho más alto las acciones que las palabras. También se
dice que existe un mal lugar del que dicen que está empedrado de buenas intenciones. Por lo tanto, querido
amigo, permítame le encarezca la necesidad por parte de usted de ¡trabajar!, ¡Trabajar! y ¡trabajar!
Con frecuencia vemos que en el hogar, en la oficina, en la tienda o en el local de reuniones hay cierta
cosa que debe hacerse. Pero... la actitud del hombre del mundo es la de evadirse de hacerlo él. Se encoge de
hombros diciendo: ¿Por qué lo he de hacer yo? ¡ Que lo haga otro! Deberíamos razonar del modo contrario,
sin embargo. No podemos alegar lo poquito que podemos hacer. Si lo hacemos así, no nos estamos
preparando para llegar a ser Auxiliares Invisibles. Si vemos que tiene que llevarse a cabo un trabajo,
debemos decirnos a nosotros mismos: Alguien tendrá que hacerlo; ¿por que, pues, no he de ser yo? En el
próximo mes, querido amigo, tomemos como ejercicio espiritual el siguiente lema: "¿Por qué yo no?" Si lo
seguimos consistentemente seremos recompensados con bendiciones mayores que las que podríamos
obtener si las confiriéramos sobre los demás.
Que Dios le conceda bendiciones en abundancia y le fortalezca a usted en sus esfuerzos.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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