LA TEORÍA NEBULAR
Considerada bajo esta nueva fase la génesis y evolución de nuestro sistema, es bien claro que ambas interpretaciones de la primera sentencia del Libro del Génesis son necesarias para al comprensión del asunto. La primera nos dice que hubo un comienzo de nuestra evolución en el que fueron creados los cielos; la otra interpretación complementa la primera, añadiendo que los cielos y la tierra fueron creados de la "siempre existente esencia", no sacada de la "nada", como indica burlonamente el materialista. La Substancia-Raíz Cósmica se mantiene unida y puesta en movimiento. Los círculos formados por la inercia de las masas en revolución se separan de la parte central, formando planetas, etc., tal como la ciencia moderna lo ha imaginado. La ciencia oculta y la ciencia moderna están completamente de acuerdo en lo que respecta al modus operandi. En estas afirmaciones no hay nada en desacuerdo con las dos teorías, como se demostrará. La ciencia oculta enseña que Dios originó el proceso de formación y está constantemente guiando al Sistema por un sendero definido. La ciencia moderna, para refutar lo que ella llama idea absurda y para demostrar que no es necesario Dios, toma una vasija con agua y echa un poco de aceite en ella. El agua y el aceite representan el espacio y la masa ígnea, respectivamente. Entonces se comienza a hacer girar el aceite por medio de una aguja, hasta que toma la forma de una esfera. Esto, según dice ella, representa al Sol Central. Conforme el aceite va girando más y más rápido, se curva más por el ecuador y despide un anillo; el anillo se rompe y los fragmentos se juntan, formando un globito pequeño, que gira en torno de la masa central así como un planeta gira alrededor del Sol. Entonces la ciencia pregunta piadosamente al ocultista: ¿No veis cómo se hace? No hay la menor necesidad de Dios, ni de ninguna fuerza sobrenatural.
El ocultista conviene en seguida que un Sistema Solar puede formarse aproximadamente de la manera detallada. Pero se maravilla de que un hombre poseyendo tan clara intuición que le permite percibir correctamente la operación del proceso cósmico, y con una inteligencia que conciba esa brillante demostración de su teoría monumental, sea incapaz, al mismo tiempo de ver que en su demostración, él mismo juega el papel de Dios. Suyo fue el poder extraño que colocó el aceite en el agua, donde habría permanecido inerte y sin forma durante toda la eternidad, si él no hubiera suministrado la fuerza necesaria para ponerlo en movimiento, obligando al aceite a tomar forma y representar al Sol y a los planetas. Luego fue el pensamiento que combinó el experimento, empleando el aceite, el agua y la fuerza, ilustrando así espléndidamente al Dios Triuno, trabajando con la substancia cósmica para formar un Sistema Solar.
Los atributos de Dios son Voluntad, Sabiduría y Actividad. (Véase el diagrama 6. Nótese cuidadosamente lo que el nombre Dios significa en esta terminología). El hombre de ciencia tuvo Voluntad para hacer el experimento. Tuvo también la ocurrencia de encontrar maneras y medios para la demostración. Esta ocurrencia corresponde a la Sabiduría, el segundo atributo de Dios. Tuvo también la fuerza muscular necesaria para realizar la acción, la que corresponde a la Actividad, que es el tercer atributo de Dios.
Además, el universo no es una máquina en perpetuo movimiento, que una vez puesta en marcha continúa en ella, sin causa alguna interna o fuerza directriz. Esto también lo prueba el experimento del hombre de ciencia, porque desde el momento en que cesa de hacer girar el aceite, la moción ordenada de sus planetas en miniatura, también cesa y vuelve a ser la masa informe de aceite flotante en el agua. De parecida manera, el universo se disolvería inmediatamente en "sutilísimo espacio" si Dios dejara por un momento de ejercer su actividad y cuidado que todo lo abarca.
La segunda interpretación del Génesis es maravillosamente exacta en su descripción de una energía formativa doble. No indica específicamente que Dios es triunfo. El conocimiento del lector sobre este hecho se da por entendido. Indica la exacta verdad cuando dice que únicamente dos fuerzas son activas en la formación del universo.
Cuando se manifiesta como Voluntad de crear el primer aspecto del Dios Triuno, se despierta el segundo aspecto (la Sabiduría), para planear el futuro universo. Después de que esa fuerza primaria de Imaginación ha concebido la idea de un universo, el tercer aspecto (la Actividad), obrando sobre la substancia cósmica, produce la moción (movimiento). Esta es la segunda manifestación de la Fuerza. El movimiento, sin embargo, no es suficiente. Para formar un sistema de mundos, debe haber un movimiento ordenado. La Sabiduría es, pues, necesaria para guiar la moción de una manera inteligente que produzca resultados definidos.
Por lo tanto vemos que la primera sentencia del libro del Génesis nos dice que en el principio el movimiento ordenado, rítmico, en la Sabiduría-Raíz Cósmica, formó el Universo.
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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel
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