Los planetas en la Astrología
Según nos enseña la filosofía Rosacruz y en armonía con el axioma hermético “como
arriba es abajo” y viceversa los planetas, son los cuerpos celestes de grandes espíritus
Embajadores de Dios, que circundan o giran alrededor de Dios.
Las enseñanzas esotéricas nos revelan que en el comienzo de un día de
manifestación cierto Gran Ser Supremo se limita a sí mismo en cierta porción del espacio, en
la cual elige crear un Universo para la evolución de una acrecentada autoconciencia.
Este gran ser supremo incluye dentro de sí una huestes de seres de inconmensurable
poder espiritual, los cuales son el fruto de sus manifestaciones pasadas, y también otras
inteligencias espirituales con menor grado de desarrollo.
Así se crea un orden dentro del Universo que da lugar a los distintos Sistemas Solares
con distintas jerarquías espirituales que evolucionan en cada Planeta.
Esta jerarquización debe entenderse como las distintas distancias recorridas por las
conciencias en el camino hasta ser dioses creadores.
Nuestro Sol visible, aunque es el campo de evolución de Seres muy superiores al
hombre, es una emanación del Sol central, el cual es la fuente invisible de todo lo que existe
en nuestro Sistema Solar. El Sol visible es solo el espejo en el cual se reflejan los rayos de
energía del Sol Espiritual.
El Sol y los Planetas reales son tan invisibles como el hombre real, encerrado en la
materia densa.
Todos los seres que ahora habitan en los diversos Planetas en nuestro Sistema Solar
estaban en un tiempo contenidos en el Sol Central, el cual podemos considerar como centro
de manifestación. Luego por un proceso que diferenció las distintas vibraciones espirituales
que en él habitaban, se produjo una emanación de algunos de ellos según sus necesidades
evolutivas. Así se crearon los distintos Planetas y el Sistema Solar tal como lo conocemos.
Por lo que todos los planetas están habitados y son el campo de evolución de
diferentes clases de espíritus en diverso grado de desarrollo, lo cual no significa que
necesariamente deban utilizar cuerpos constituidos por sustancias tan densas como las de
nuestro cuerpo físico, tal forma de pensar correspondería a una visión antropocéntrica del
Universo.
Cada planeta se halla con el Sol en la misma relación que cada color con el principio
de la luz: El Sol como cuerpo central es la voluntad del Logos objetivada y los cuerpos del
Sistema Solar son las expresiones de ésta voluntad en la manifestación.
Los Planetas más próximos al Sol sostienen a los seres más desarrollados, siendo
Júpiter una excepción a esta regla.
Cada clase de espíritus permanece en su medio ambiente estando bajo la tutela y
guía directa de un Espíritu Planetario cuyo cuerpo es el Planeta que habita.
Generalmente los espíritus no reencarnan en otro Planeta, sino cuando todas las
huestes de seres que lo habitan han de pasar a otro nivel evolutivo.
Distinto es el caso cuando algunos seres de los planetas más interiores son enviados
como instructores a las esferas externas. Cuando nuestra humanidad necesitó instructores en
forma física y visible entonces algunos seres de Venus y Mercurio vinieron a la Tierra para
guiar a la humanidad naciente, y se los conoció con el nombre de “Mensajeros de Dios”. Los
Señores de Venus fueron los primeros reyes y legisladores de la raza humana.
Posteriormente los Señores de Mercurio nos iniciaron en los Misterios.
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Curso de Astrología básico Página: 84 - Fraternidad Rosacruz Max Heindel del Uruguay
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