CARTA Nº 59
Octubre de 1915
LOS ESPÍRITUS DE RAZA Y LA
NUEVA RAZA
Siendo muy respetable el número de estudiantes que no están subscritos a la revista, en la que se
publica actualmente un articulo muy importante sobre el lado ocultista de la guerra, creo de interés general
dedicar esta carta mensual a resumir los hechos, seguro de beneficiar así tanto a unos como a otros, ya que
no intentaré copiar, sino hacer consideraciones improvisadas con lo que resultará la indicación de puntos
nuevos.
Usted recordará cómo cada una de las naciones interesadas en este triste negocio ha procurado declinar la
responsabilidad, desde el mismo principio. En cierto aspecto tienen razón, porque si bien todas ellas han
sido culpables de orgullo de corazón y, como David cuando nombró a Israel, han confiado enteramente en la
multitud de sus guerreros, buques y armamentos, ninguna guerra puede declararse sin que sea permitida por
los Espíritus de Raza. El Espíritu de Raza guía a sus protegidos por el sendero de la evolución y, como
Jehová, por ellos pelea o permite que otras nacionales les conquisten cuando cree que es necesario obrar así
para enseñarles las lecciones que su. avance requiere.
Cuando se le ve con la visión espiritual, el Espíritu. de Raza aparece como un nube cobijando su, nación y
de este modo lo aspiran por sus pulmones los habitantes con cada una de sus inhalaciones. En él estos
habitantes viven, se mueven y tienen sus seres, real y verdaderamente. Por medio de este proceso quedan
imbuidos del sentimiento nacionalista que llamamos (“patriotismo", el cual incita tan poderosamente en
tiempos de guerra, que todos se sienten dominados hasta cierto grado y están dispuestos a sacrificarlo todo
por su patria. América carece todavía de Espíritu de Raza. Es el crisol donde diferentes naciones se han
amalgamado para extraer la simiente de una raza nueva; por consiguiente, es imposible levantar un mismo
sentimiento universal que haría mover a todos sus habitantes en una misma dirección como a un solo
hombre respecto a cualquier punto. No obstante, comienza a aparecer esta nueva raza. Puede reconocerse
por sus largos brazos y miembros, su cuerpo flexible, su cabeza larga, pero un tanto estrecha, coronilla alta y
frente casi rectangular. Dentro de pocas generaciones es de esperar que un Arcángel la tomará bajo su
protección para darla unidad. Esto último requerirá también generaciones, pues por más que los matrimonios
internacionales desvanezcan poco a poco los rasgos originariamente estampados en las viejas razas, éstos
son efectivos todavía y las relaciones familiares de América con Europa pueden trazarse en la Memoria de la
Naturaleza que se halla en el Éter Reflector. Hasta que esta huella haya sido totalmente extinguida no habrá
quedado enteramente roto el lazo con el país ancestral y las colonias de italianos, escoceses, alemanes,
ingleses, etc., subsistentes todavía en distintas partes de este país, retrasan la evolución de la raza nueva.
Probablemente llegará la Edad Acuaria sin haber desaparecido del todo esta condición y antes de que la raza
americana haya quedado establecida completamente. Si miramos hacia los acontecimientos de los últimos
sesenta o setenta años, nos será evidente que ésta ha sido una época de escepticismo, duda y critica de los
asuntos religiosos. Las iglesias se han visto cada día más vacías y la gente se ha dedicado a la persecución
del placer abandonando la adoración de Dios. Tal tendencia estaba en su auge al estallar la guerra en Europa
y lo sigue estando en algunas ciudades y centros científicos de América. Como resultado de esta general
actitud de pensamiento alimentada por los Hermanos de las Sombras con el permiso de los Espíritus de
Raza, así Como legendariamente fue tentado Job por Satanás, una catarata espiritual ha cubierto los ojos del
mundo Occidental y que debe ser extirpada antes de que pueda proseguir la evolución. La manera de
lograrlo, será el tema de la carta siguiente.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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