CARTA Nº 54
Mayo de 1915
EL DESPILFARRO QUE REPRESENTA
EL PRODIGAR NUESTRAS FUERZAS
En la carta de marzo sugerí, como no lo habremos olvidado, la concentración de la energía en una sola
dirección, advirtiendo, como tengo hecho anteriormente, que los estudiantes dedicasen su tiempo sobrante
en el trabajo en y por una sociedad religiosa, antes que disipar y distraer sus energías perteneciendo a varias
de estas sociedades, pues es imposible hacer trabajo alguno efectivo de tal manera.
Como consecuencia de ello hemos recibido algunas bajas, las cuales no eran inesperadas. Entre los
miembros de una asociación tan grande como la Fraternidad Rosacruz, algunos de los que al mismo tiempo
pertenecen a otras agrupaciones, tendrá naturalmente sus mayores simpatías en alguna otra de tales
agrupaciones y habrán seguido su inclinación en consonancia con su advertencia. Verdaderamente lo
sorprendente es que hayan llegado tan pocas resignaciones, aunque indudablemente ello puede ser
consecuencia de la poda que el Cuartel General hace periódicamente de aquellos que muestran poco interés,
conservando así solamente los miembros más asiduos y devotos en su lista.
Pero el tono de estas dimisiones sí que nos lastima. Nos escribe uno: "Soy miembro de la Iglesia Episcopal;
mi limosna periódica la pago allá, etc., etc." Parece extraño que haya quien no quiera comprender que la
Fraternidad Rosacruz no es antagónica a ninguna Iglesia ni sociedad alguna, especialmente a las Iglesias
Cristianas. Hemos afirmado repetidamente que fomentamos la asociación en cualquiera Iglesia cristiana. Lo
que dijimos en la carta no era “iglesias”. sino "sociedades religiosas"; pero, además, no fue dicho por
animosidad alguna contra las sociedades que colaboran o trabajan siguiendo las normas Cristianas. Existe,
por ejemplo, la Sociedad Unida de la ciudad de Kansas (Unity Society of Kansas City), organización
limpida y moral bajo la dirección de un noble presidente, según se desprende de todos los informes. Pero
para hacer todo lo bueno posible en aquella u otra sociedad religiosa, toda la energía de uno, en el tiempo
sobrante, debe ser dedicada a aquella sola sociedad; y si un miembro de la Fraternidad Rosacruz que
pertenezca igualmente a una organización parecida decide a la suerte dedicarse a ella solamente, es lo mejor
que puede hacer para aquella organización y lo mejor también para la Fraternidad Rosacruz, que si prosigue
su asociación con ambas agrupaciones. Y si se decide, por el peso de sus simpatías, a permanecer a nuestro
lado, entonces será mejor para él, mejor para la Sociedad Unida y mejor para la Fraternidad Rosacruz que se
adhiera única y exclusivamente a nuestra asociación.
Repetimos, pues a menudo lo hemos dicho, que todos los caminos conducen a Roma, pero sin poder tomar
dos de ellos a la vez. Uno solo se ha de seguir para llegar a la meta. Dejar uno para tomar otro y abandonarlo
luego para variar su rumbo es un derroche de esfuerzo. Si cumplimos nuestros deberes para con el mundo,
muy poco tiempo sobrante nos queda para. trabajar legítimamente por nuestro progreso, en líneas
espirituales. Es, por consiguiente, necesario, que procuremos concentrar nuestros esfuerzos hacia lo que nos
sea más provechoso en vez de disipar nuestras energías y obtener así bien poco desarrollo anímico.
Además, conviene dejar sentado que si alguna vez la conducta política de la Fraternidad Rosacruz no
encuentra la aprobación de alguien, éste no se conduce bien con la causa desertando simplemente de bandera
para despotricar contra nosotros desde afuera. Si en cambio permanece entre nosotros, le escucharemos
como un hermano escucha a otro hermano y ponderaremos sus argumentos desde un punto de vista muy
diferente del que podríamos sustentar mostrando hostilidad, dejándonos y transformándose en detractor
nuestro. Entonces sus argumentos hubieran perdido buena parte de su. Peso. Todos coincidimos en los
grandes puntos cardinales de nuestra enseñanza. Cada uno de nosotros ha experimentado seguramente los
beneficios que reporta la filosofía que nos hemos comprometido a divulgar. ¿ No les parece acertado, pues,
que deberíamos ser tolerantes tocantes a nuestro modo de actuar y dedicar toda nuestra atención a los
ideales?
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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