CARTA Nº 52
CONCENTRACIÓN EN EL TRABAJO
ROSACRUZ
Meditando sobre la bondad de la Fraternidad Rosacruz ha cruzado por la mente del autor la pregunta:
"¿cuál es el obstáculo generalmente mayor contra nuestro progreso en el trabajo espiritual?" Y la respuesta
ha sido: "La falta de concentración.
Todos tenemos nuestra familia que depende de nosotros y que tienen derecho a una parte determinada de
nuestra atención. Nuestra tarea en el mundo no debe sufrir negligencias bajo ningún concepto. Aquí estamos
para cumplir ciertos cometidos y aprender por medio de ellos. Después de atenderlos debidamente, a cada
uno de nosotros nos queda todavía un tiempo que podemos aplicar, propiamente y con justicia, a nuestro
propio desarrollo y tan importante es que usemos acertadamente de este tiempo sobrante, como que
atendemos a nuestros deberes para con el mundo, con nuestra familia y con nuestras obligaciones sociales.
Hemos de considerar que en la vida ordinaria, si queremos llegar a ser médicos, no practicamos hoy la
medicina, trabajamos al día siguiente en maquinaria y al otro nos aplicamos a trabajos tan diferentes entre si
como éstos que señalamos. Sabemos que tal proceder no nos llevaría a nada bueno en la vida. Tampoco
somos hoy el marido o la mujer en una familia para asumir mañana semejantes relaciones en otro hogar
distinto; y no cambiamos tampoco de circulo social tan a menudo como cambiamos de traje o de zapatos.
Estas condiciones industriales y sociales serian absolutamente imposibles. Bien al contrario, perseguimos
una línea de trabajo en el mundo; cuidamos de una sola familia; concentramos nuestros esfuerzos en
determinadas acciones de nuestra vida con exclusión de cualesquiera otras.
¿Por qué no aplicamos el mismo sentido común en nuestros esfuerzos espirituales? Estudiamos nuestros
negocios; desarrollamos el plan trazado; trabajamos con todo nuestro poder para alcanzar el éxito.
Estudiamos igualmente las necesidades de nuestra familia y hacemos nuestros planes para ellas. Sabemos
que el éxito, social o industrial, depende del valor de la concentración y del planeamiento primitivo.
Entonces, si nos mostramos tan sabios y prudentes por lo que concierne a las cosas del mundo, duraderas
solamente lo que duren los pocos años de nuestra vida, ¿por qué no inducirnos a usar del mismo sentido
común y aplicarnos en cuerpo y alma a las cosas espirituales, que son imperecederas?
En la Época Atlántica, al ser llamados y escogidos entre sus hermanos los semitas originales, muchos de
ellos lo tuvieron por una cosa penosa. Ellos, los "Hijos de Dios", se casaron con "las hijas de los hombres"
con el resultado que sabemos por medio de nuestro estudio del Concepto Rosacruz del Cosmos.
Estamos actualmente en otra gran bifurcación de los caminos. Una "Iglesia" o comunidad de hombres, ha
sido designada como precursora de la próxima gran raza. Muchos caminos conducen a Roma y al Reino de
Dios, pero si perdemos nuestro, tiempo andando hoy en una dirección para escoger mañana un camino
diferente, nuestro fracaso es seguro. Por consiguiente, ruego a todos los estudiantes que simpaticen con las
ideas de la Fraternidad Rosacruz, que abandonen todas las demás sociedades religiosas y se consagren con
todo su corazón, su mente y su espíritu a vivir y extender nuestras enseñanzas.
Para nuestras empresas terrenas buscamos trabajadores diestros, hábiles y devotos. En el Reinado Celestial
la lealtad y la devoción son asimismo primeros factores.
Rememoremos y concentrémonos en los tres primeros versos del Salmo primero, ya que seguramente
queremos recoger la mayor cosecha que puedan producirnos nuestros esfuerzos, tanto espirituales como
materiales.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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