CARTA Nº 62
Enero de 1916
LA DEUDA DE GRATITUD DEL
MAESTRO
Estamos al final de otro año de nuestras vidas y en los comienzos de uno nuevo, y ciertos pensamientos se
me han ocurrido con relación a estas divisiones de nuestras vidas terrenales.
Cuando Cristo se hallaba al final de su ministerio tomando la última cena con sus discípulos, les lavó los
pies sin atender las protestas de algunos que creyeron que esto era una humillación para el Maestro. Pero, no
obstante, aquello fue el símbolo de una actitud de espíritu que es de gran significancia como un factor en el
desarrollo del alma. Si no existiese el suelo mineral, el superior reino vegetal seria una imposibilidad, así
como tampoco podría existir el reino animal de no darle las plantas la substancia que le es necesaria. De este
modo vemos que en la Naturaleza lo superior se alimenta y depende de lo inferior para su desarrollo y
consiguiente evolución. Aunque es un hecho que los discípulos fueron instruidos y ayudados por Cristo, es
igualmente un hecho que ellos sirvieron de escalones para su desarrollo; y en reconocimiento de tal hecho es
por lo que Él se humilló, reconociendo su deuda para con ellos por medio del servicio más bajo que se pueda
imaginar.
Ha sido una gran fortuna para el que esto escribe transmitir las instrucciones esotéricas de los Hermanos
Mayores a usted y a otros miles durante el año que ha terminado, en cuya tarea se ha visto ayudado por
todos los trabajadores de Mt. Ecclesia, directa o indirectamente. Todos aquellos que han colaborado desde la
imprenta, desde la oficina o desde cualquier otro de nuestros departamentos, comparten también este
privilegio y todos les agradeceremos a ustedes la oportunidad de desarrollo que nos han proporcionado por
medio de poder satisfacer las necesidades de ustedes.
Tenemos la esperanza de haberles sido útiles a este respecto y les rogamos nos dediquen sus oraciones para
que podamos ser sirvientes más eficaces en el año recién comenzado.
¿En cuanto a usted, querido amigo, qué me puede decir sobre el particular? Sin duda que ha tenido usted
oportunidad de servir al prójimo de manera similar, durante este último año. ¿Ha utilizado sus talentos y los
conocimientos que le hemos transmitido para iluminar a todos los que se han puesto en contacto con usted?
No es, ciertamente, necesario subirse a un púlpito, literal o metafóricamente, para hablar al corazón de los
demás. Es mucho más eficaz, a menudo, hacerlo de forma suave, tranquila, para que nadie sospeche que
pretendemos enseñarle algo. Alimentamos la ilusión de que ha aprovechado sus oportunidades lo mejor que
ha podido y deseamos que entre en el año nuevo con un espíritu de servicio mayor todavía y que le pueda
ser más beneficioso, para el desarrollo de su alma, que le ha sido en el pasado.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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