CARTA Nº 53
Abril de 1915
EL SIGNIFICADO CÓSMICO DE
LA PASCUA
Como esta lección llegará a sus manos por los días de la Pascua he creído conveniente dedicar esta carta a
este cercano acontecimiento.
No ignoramos la analogía que existe entre el hombre que penetra en sus vehículos con la aurora, vive en
ellos y por medio de ellos trabaja, y que por la noche es un espíritu libre, sin los grilletes del cuerpo denso, y
el Espíritu de Cristo que mora en nuestra Tierra una parte del año. Todos sabemos que clase de grillete y que
prisión es este cuerpo, cuanto nos embaraza la enfermedad y el sufrimiento, pues ninguno de nosotros está
siempre en perfecto estado de salud, sin experimentar nunca un sentimiento de dolor, a lo menos ninguno de
los que están en el sendero.
Parecidamente ocurre con el Cristo Cósmico que vuelve su atención hacia nuestra insignificante Tierra,
concentrando Su conciencia en este planeta para que podamos tener la vida. Ha de incorporarse a esta masa
muerta (que nosotros hemos cristalizado del Sol) anualmente; y es un grillete, una traba y una prisión para
É1. Por consiguiente, es justo y acertado que nos regocijemos al venir por Navidad, un año y otro año, a
nacer de nuevo en este mundo para ayudarnos a sobrellevar y librarnos de la pesada carga con que nos
hemos abrumado nosotros mismos. Nuestros corazones, en aquellos días, deberían volverse con gratitud
hacia: Él por su sacrificio durante los meses invernales en que, por nuestra causa, imprime a este planeta con
Su vida despertándolo de su letargo invernal en que debería permanecer si Él no naciera aquí para darle
vida.
Durante los meses de invierno soporta agonías de tortura "sufriendo, afanándose, y esperando el día de la
liberación" que le llega en los días que la Iglesia ortodoxa conoce como la semana santa. Pero nos damos
cuenta, según las enseñanzas místicas, que esa semana no es más que la culminación o la cumbre de Su
sufrimiento y que sale entonces de su prisión; de modo que cuando el Sol cruza el Ecuador, Él cuelga de la
Cruz y grita: "Consummatum est!" "¡Todo se ha consumado!" Es decir, Su trabajo para aquel año ha sido
cumplido. No es un grito de agonía, sino uno de triunfo, una exclamación de gozo por la hora de la
liberación que ya ha llegado y que de nuevo le permite elevarse otro período, libre del vestido aherrojador de
nuestro planeta.
Ahora, queridos amigos, quisiera llamar profundamente su atención sobre el regocijo, la alegría, el gozo que
hemos de experimentar en esa grande, gloriosa y triunfal hora, la hora de la liberación en que exclama:
"¡Todo se ha consumado!" Pongamos nuestros corazones a tono con este grandioso acontecimiento cósmico;
regocijémonos con Cristo, nuestro Salvador, de que el término de Su sacrificio anual haya llegado una vez
más y sintamos alegría desde lo más intimo de nuestro ser, de que Él esté cercano a su liberación; que la
vida con que ha dotado ahora nuestro planeta es suficiente para llevarnos hasta. la próxima Navidad.
Tengo la esperanza de que lo que antecede les proporcionará un punto de vista excelente para la meditación
de.la Pascua y que de ello les resultará abundante desarrollo del alma.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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