humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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martes, 5 de marzo de 2013

AMOR, SABIDURÍA Y CONOCIMIENTO


CARTA Nº 51
Febrero de 1915

AMOR, SABIDURÍA Y CONOCIMIENTO

Con este mes comenzamos una serie de lecciones sobre: "EI velo del Destino. Cómo se teje y desteje" y
confiamos que las mismas serán muy provechosas para sus estudios y para su existencia. Aunque las
lecciones son analíticas y técnicas en algunos aspectos, el sujeto ha de ser abordado con un espíritu de la
más profunda devoción, sin perder de vista el propósito más esencial de la vida.
Probablemente sabrá usted que la palabra "filosofía se compone de dos voces que significan "amor de la
sabiduría". Muchos se figuran que "amor de la sabiduría", en este sentido, es sinónimo de "deseo de
conocer", pero una lección reciente nos ha mostrado la vasta diferencia que media entre "conocimiento" y
"sabiduría". Sabiduría implica amor antes, después y siempre, mientras que el "conocimiento" puede
aplicarse a los peores propósitos imaginables. De hecho, el verdadero esotérico que se inspira en una
devoción ferviente en el estudio y el trabajo en la vida, es demasiado modesto para aceptar el titulo de
filósofo, pues para él significa aún más al volverlo del revés y lo llama: "Sabiduría del amor" en lugar de
"Amor de la sabiduría." Una ligera consideración esclarecerá pronto este punto. El sujeto escogido para las
próximas lecciones es uno de los más íntimos y santos que se puedan elegir, por lo que fácilmente se
colegirá que es necesario abordarla con este espíritu de “sabiduría del amor", en este amor que encierra la
real y completa concepción de lo que la verdadera filosofía es y significa.
Roberto Burns dijo una vez:
"¡Oh! ¡Qué poder nos hiciera la merced de poder vernos a nosotros mismos como los demás nos ven!"
Pero me temo que aquel poder seria una amarga posesión aunque parezca deseable pensándolo
superficialmente. Todos y cada uno de nosotros estamos plagados de defectos. Hay instantes en que
representamos un triste papel en el escenario del mundo. Algunas veces parecemos arrojados a la deriva, sin
objeto alguno, de aquí para allá, por el timón del Destino al par que otros que no pueden ver la viga en su
propio ojo nos critican amargamente y nos ponen en ridículo. Si nos viésemos con sus ojos perderíamos
aquel esencialísmo atributo, nuestro propio respeto y temeríamos encaramos con nuestros semejantes.
Cuando comprendemos que esto es así (y no es posible que no nos convenzamos de ello a poco que se
medite) entonces podríamos con provecho considerarlo por el lado opuesto, volver la oración por pasiva y
comprender que nosotros, al criticar agudamente los más mínimos defectos de los demás, adoptamos una
actitud muy poco fraternal, antifilosófica y desprovista de la "sabiduría del amor". Es el propósito de las
próximas lecciones darnos una idea de lo que ha causado en el pasado alguna de las cosas que más
criticamos en los otros, con el objeto de que podamos evitar personalmente parecidos errores; su propósito
es también que practiquemos aquella caridad cristiana, real y verdadera, que no se envanece ni se engríe, que
no busca lo suyo ni se regocija con el mal, sino con la verdad, como Pablo la describe en aquel hermosísimo
capitulo 13º de la 1º Epístola a los corintios.
Yo confío que usted acogerá estas lecciones con un tal espíritu y que le serán perdurablemente beneficiosas.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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