ESPÍRITUS APEGADOS
A LA TIERRA
PARTE I
Existe actualmente un deseo extraordinario en la humanidad de saber algo acerca de la vida en los planos invisibles. Hay muchos incrédulos todavía y aun escépticos que se burlan de la idea de otra existencia después de haber abandonado sus cuerpos físicos, pero se manifiesta un rápido deseo, siempre creciente, de comprender y de tener contacto con tales planos entre muchos de esos materialistas.
Nosotros no podemos dudar que las influencias planetarias son responsable por este general cambio de opinión en el mundo. Mientras que Urano cruzó su propio signo, Acuario, hizo su aparición. El hombre ha avanzado y ha arrastrado con él a la mente del público. A menudo oímos la expresión “está en el aire”, y el escéptico más exagerado está propenso a ser convencido.
Acuario es un signo fijo, donde Saturno está en su hogar, indicando que tal persona es de carácter algo pesimista, que no puede ser arrastrado por sus emociones, y que razona antes de aceptar una cosa. Urano ha entrado ahora en el signo Piscis, que corresponde a la mística Casa 12ª y de influencia de Neptuno, el cual representa lo oculto, el lado velado de las cosas, y podemos esperar que haya muchos conversos a la doctrina de la vida en los mundos invisibles. Muchos habrá también que desarrollarán ese sexto sentido tan traído y llevado.
Durante los siete años que separan a 1920 y 1928, en que la doble influencia de Urano y Neptuno influirán especialmente a la humanidad, cambiarán las religiones en todo el mundo y el hombre, en general, no tendrá duda alguna de la existencia de la vida más allá de la tumba. Ya no temerá a lo sobrenatural, porque él sabrá, y será capaz de comprobar por sí mismo la realidad de tal vida que al presente sólo es conocida por unos pocos.
Se nos ha enseñado en el Concepto Rosacruz del Cosmos que el hombre es un triple espíritu, y que funciona en un cuerpo triple, de cuyos cuerpos solamente uno puede ser visto con el ojo físico. Pablo dice en el Capítulo 15 de la primera Epístola a los Corintios, en el versículo 40: “Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales”, y en el versículo 44: “Hay un cuerpo natural y un cuerpo espiritual.”
Las enseñanzas Rosacruces reconocen ambos cuerpos de los indicados por Pablo; el cuerpo natural y el cuerpo espiritual, pero también afirman, además, que estos dos cuerpos están interpenetrados por un vehículo invisible llamado “cuerpo vital”, el cual mantiene saludable al cuerpo denso, que lo construye y lo restaura durante el sueño, cuando el hombre, con sus deseos y emociones durante el día, lo ha desequilibrado y deprimido. Asimismo, el cuerpo triple del hombre corresponde a los diversos mundos invisibles que le rodean y que consiste de los mismos grados de sustancia. Los mundos físico, etérico y de deseos, los diversos planos de existencia, son de diferentes grados de densidad y se interpenetran los unos a los otros. Por ejemplo, en el Mundo de Deseos, la densidad de la materia de deseos ocasiona el que actúe análogamente al humo, cuya parte más pesada se cierne sobre la Tierra, mientras que lo más puro y ligero se eleva hacia el aire.
Durante la vida del hombre en el mundo físico, sus pensamientos, deseos y emociones construyen constantemente sus cuerpos invisibles. Si sus deseos le arrastran hacia una vida sensual, si emplea el tiempo en placeres inútiles y para su propia satisfacción o si no tiene aspiración más elevada que la de acumular riquezas, entonces su cuerpo de deseos puede ser comparado al humo negro y pesado. En este caso, después de pasar al más allá de la tumba, gravitará hacia esa región llamada región del purgatorio, la que está más cercana al plano denso físico. En ella deberá purgarse de todos sus impuros deseos; debe purificar su cuerpo de deseos antes de que pueda ascender a esa otra región más elevada que llamamos Primer Cielo.
Si tomáramos una persona refinada y sensitiva que haya vivido una vida pura y limpia y la lleváramos a los bajos fondos de una gran ciudad y la obligáramos a vivir en aquel ambiente, sufriría, caería enferma y a la menor oportunidad a su alcance escaparía de allí para volver adonde viven los de su clase. Igualmente, si tomamos un hombre degradado y bajo, uno que haya vivido siempre entre gente deshonesta y depravada y lo pusiéramos en un palacio entre personas cultas, se sentiría muy a disgusto y también en la primera oportunidad se deslizaría hacia los bajos fondos acostumbrados.
En el mundo de deseos existen condiciones semejantes. El hombre que ha vivido una vida limpia y espiritual después de pasar allí al morir permanece sólo un poco de tiempo en tan baja parte del Mundo de Deseos. Tan pronto como se libera del cuerpo físico, rápidamente asciende a la parte más sutil del Mundo de Deseos. Pero la persona que no ha conocido nunca lo que significa una vida pura; que no ha tenido el menor pensamiento de que haya vida más allá de la tumba, es como el humo pesado y negro; esta persona se cierne cercana al plano físico. Prefiere el permanecer en contacto con sus viejas cosas, especialmente si tiene algún rencor contra alguno de la Tierra y desea vengarse, en tal caso permanecerá adherido a la Tierra hasta que haya satisfecho su venganza sobre su semejante. Una persona así se mantendrá donde se celebran sesiones espiritistas del lugar donde vive su enemigo, hasta que haya logrado influir a alguna persona débil o de carácter negativo para que lleve a cabo su plan de venganza.
¡Cuán a menudo leemos que un criminal o ladrón dice en sus confesiones ante el tribunal que llegó a él de repente una sensación semejante y que no pudo contenerse de realizar el crimen! Alguna fuerza obró para obligarle a cometerlo. El pobre borracho es empleado también por espíritus desencarnados y a menudo obligado a beber, pues de este modo el degenerado que se halla en el Mundo de Deseos percibe alguna satisfacción en su vicio de la bebida.
Hace algún tiempo que la autora de este trabajo vio la película que lleva el mismo título de esta obra, y que está tomada de la obra de Basil King. Estos rollos cinematográficos están exhibiéndose por todo el país y hay muchos que están tomando interés en la vida después de la muerte por medio de esta película. Un espíritu apegado a la Tierra se ve en ella dibujado maravillosamente y se ve cómo influye a sus amigos y parientes después de que un amigo celoso, porque su esposa estaba por escaparse con él, le disparara un tiro. Inmediatamente después del disparo y su muerte y antes que su familia tuviera conocimiento de la tragedia, una hijita suya y un perro estando jugando vieron el fantasma de su cuerpo pasar por la habitación. La niña corrió a su madre y le dijo: “Papá estaba aquí ahora mismo, pero parecía algo diferente.” La madre acusó a la niña de embustera. ¡Desgraciadamente éste es a menudo el caso con los padres! Ellos suponen que sus hijos sufren de alucinaciones y son embusteros, siempre que los niños son precisamente clarividentes y pueden ver lo que sus padres no.
Hace algunos años pasó al mundo celestial una señora anciana conocida de la autora de mucho tiempo atrás. Había alcanzado una edad avanzada y su vida había sido pura y desinteresada, y debido a que tenía un cuerpo muy débil había tenido que estar
muchos años sentada y sumida en silenciosa meditación. Cuando murió podía comparársela a una fruta muy madura que el árbol ya no puede sostener; por lo tanto, la rotura del cordón plateado, que ordinariamente se completa en cosa de tres días y medio, en su caso se produjo en menos de tres horas.
Durante su última enfermedad, y en su delirio, ella pidió un bastón, el cual había pertenecido a su esposo, quien había pasado al más allá hacía veinte años, y esta señora se había acostumbrado a usar este bastón algunos años. Ella murió teniéndolo sujeto en sus manos y sus familiares no tuvieron valor para separar de ella aquel objeto que tanto había amado durante los últimos años de su vida, de modo que el bastón fue quemado con el cadáver. Poco tiempo después de su defunción vino a hacerle una visita a la autora de este trabajo. ¡Oh, el verla era, sin duda alguna, ver una cosa maravillosa! Su cuerpo de deseos consistía de sólo los brazos, las manos y la cabeza, sosteniendo en sus manos el bastón que parecía tan natural como lo hubiera aparentado un bastón de madera, aprisionado fuertemente entre ellas. Ella parecía una purísima pluma blanca que tendía a volar hacia el aire, pero que se veía arrastrada hacia abajo como atada a una piedra. Era tan etérea, que si no hubiera sido por aquel bastón, que sostenía tan tercamente con ambas manos y que hacía el efecto de un gran peso que la detenía, hubiera pasado por la región purgatorial del Mundo de Deseos en muy pocos días. Cuando se le dijo que se desprendiese del bastón ella lo apretó con vehemencia, diciendo: “¡No, quiero tenerlo conmigo un poco más!” La tristeza de una de sus hijas la mantenía adherida a la Tierra, deseando consolarla, pero al cabo de cosa de seis semanas le fue imposible mantenerse cerca de la Tierra y sostener el bastón. El etéreo bastón fue visto después en el lugar favorito de ella en su hogar, roto en tres pedazos, donde ella tuvo que arrojarlo al ascender a los planos superiores.
Una de las hijas de esta misma señora paso al más allá dentro del año de la desencarnación de su madre. Esta mujer estaba en perfecta salud y en el apogeo de la vida, muriendo después de unos días de enfermedad. El marido, que no creía en la encarnación, envió el cadáver a la funeraria para que fuera embalsamado. Después de unas tres semanas nos visitó y estaba con gran desesperación, rogándonos que dijésemos a su esposo e hijos que nunca más enviasen a nadie a la funeraria, y con gran angustia dijo que habían cometido con ella una carnicería. Dijo: “¡Oh, cómo sufrí cuando cortaron mi cuerpo! Yo traté de decirles que se detuviesen, pero no logré hacerme oír o sentir por ellos.” Ella también nos preguntó el porqué no podía encontrar a su madre; añadiendo: “he recorrido y husmeado por aquí en todas partes, ¿por qué es que el señor S., que murió veinticinco años antes que mi madre, está aquí todavía, pero en cambio no puedo encontrar a mi madre?” Se le dijo que su madre, debido a su pura y liberal vida, ya había pasado a las regiones superiores, y también que el señor S. estaba apegado a la Tierra debido a los serios daños hechos a su familia durante su vida y que él no pasaría a los planos superiores hasta que aquellos a quienes habla injuriado aquí se viesen libres también de su cuerpo físico, de modo que tuviera la ocasión de hacer por ellos alguna cosa que deshiciese algunas de tales ofensas. Asimismo se le aconsejó que dejase a un lado todas las cosas de la Tierra y que trabajase con objeto de procurar pasar a los planos superiores, donde ella podrá reunirse con su padre y su madre.
del libro "Temas Rosacruces I" de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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