EL MUNDO DEL DESEO
CAPÍTULO IX
LA EXPERIENCIA DE LA TRANSICIÓN
EL PANORAMA DESPUÉS DE LA MUERTE
Revisaremos ahora la experiencia de la transición del Ego, que naturalmente incluirá los panoramas mencionados en nuestra última lección. Allí hicimos una lista de los mismos para mayor claridad, por lo que ahora los consideraremos en su relación con la experiencia total del Mundo del Deseo.
La transición del Ego de un plano de conciencia y experiencia a otro, sigue un sendero o ciclo claramente definido. Ya hemos aprendido cómo el colapso del cuerpo vital produce la condición, tanto del sueño como de la muerte, en la cual el Ego sale del cuerpo físico encerrado en el aura compuesta de los éteres superiores, el cuerpo de deseos y la mente. La diferencia entre el sueño y la muerte es que en el primero, el cordón de plata que une al Ego con su cuerpo todavía está intacto, mientras que en la segunda ha roto el átomo-simiente del corazón, aunque permanece todavía adherido. En el caso de la muerte, el Arquetipo ha cesado de vibrar y comienza a disolverse y el Ego se lleva el cuerpo vital entero --todos los cuatro éteres-- fuera del vehículo denso. Sin embargo, la muerte no es total hasta que el cordón de plata mismo no se rompa por el medio, en la juntura que, durante la existencia física está localizado en el plexo solar, pero que durante la muerte y el sueño es visto en el "espacio" entre el cuerpo inconsciente y el aura "en forma de globo" que flota a pocos pies por encima del mismo, debiendo añadir que una semejanza del hombre es visible dentro del "globo" áurico mencionado.
El tiempo durante el cual el Ego revisa los acontecimientos de su recién terminada vida, varía entre pocas horas y tres días y medio, mientras flota en el "globo" áurico por encima del cuerpo, unido por el cordón plateado. En el sueño, también el Ego flota sobre su cuerpo inconsciente tiene lugar el proceso restaurador, después del cual queda libre para ir dondequiera.
Estas son las condiciones normales entre el sueño y la muerte; pero también existen sus excepciones. Después del intervalo de retrospección que sigue a la muerte, el Ego cae dormido y luego despierta en el Mundo del Deseo. La duración del tiempo del panorama retrospectivo, está determinado por el lapso que el Ego pueda normalmente soportar.
El cordón de plata se rompe entonces por la mitad, en el punto en se unen los "seis", es una especie de "rizo", mientras el Ego, revestido de sus vehículos -los dos éteres superiores, el cuerpo de deseo y la mente- se aleja. Los éteres inferiores permanecen cerca del cadáver mientras éste se desintegra, ya sea lentamente si es enterrado o rápidamente, por efecto de la cremación.
Nótese que el panorama post-mortem no comienza, en todos los casos, inmediatamente después de la muerte. Existen muchos ejemplos de fantasmas que han aparecido en el momento de su fallecimiento a los parientes o amigos en lugares distantes, pero ello debió ocurrir antes que el Ego comenzara su retrospección. Max Heindel una vez afirmó, que una Probacionista, a quien se le había pedido cantar en uno de los festivales de Mt. Ecclesia, se presentó muy afligida, inmediatamente después de su muerte, por no haber podido cumplir con su compromiso, lo que significa que éste evidentemente, había sido su último pensamiento. Sin embargo, Max Heindel fue de opinión que dicha persona retornaría a su cuerpo y comenzaría a hacer la retrospección.
Max Heindel también ha dicho que en las guerras la detonación de los grandes cañones destruía la cubierta etérica junto con el registro del polo negativo del Éter Reflector; en cuyo caso los soldados despertaron instantáneamente en la Región etérica del mundo físico y simplemente permanecieron en ella hasta que la conciencia se enfocó gradualmente en el Mundo del Deseo, o tuvieron lugar ciertas preparaciones especiales que se hicieron para ellos. En otras circunstancias un soldado durmió durante días y aún semanas antes de poder despertar, estando aparentemente en un estado de shock.
del libro "Temas Rosacruces" Tomo Segundo, de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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