INSTRUCCIÓN IV
SUEÑO, ENSUEÑOS, TRANCE HIPNOTISMO MEDIUMNIDAD Y LOCURA
Hemos visto que el hombre es un organismo muy complicado, compuesto por:
1º El Cuerpo Denso, que es su instrumento en la acción.
2º El Cuerpo Vital, que es el conductor de la "vitalidad" la que hace posible la acción.
3º El Cuerpo de Deseos, que produce el deseo e impulsa a la acción.
4º La Mente, el freno del impulso, que suministra el propósito de la acción.
5º El Ego, que actúa y recoge experiencias de sus obras.
El propósito de la Vida es transformar los poderes latentes del Ego en energías
dinámicas, mediante las cuales puede dominar particularmente sus vehículos y obrar como le plazca. Sabernos que actualmente no tiene pleno dominio de ello, pues de lo contrario no habría lucha alguna en nuestros pechos entre el espíritu y la carne, según ahora decimos, o entre el Espíritu y el cuerpo de deseos, como se debiera decir. Esa batalla es la que desarrolla el músculo espiritual, así como la lucha desarrolla el músculo
físico. Es muy fácil decir a los demás que hagan esto o aquello, pero obligarse a la obediencia a sí mismo es la tarea más difícil del mundo, y en verdad se ha dicho que "el hombre que se conquista a sí mismo es mucho más grande que el que conquista a una ciudad". Goethe , el gran poeta Iniciado, nos da la razón de esto en las siguientes líneas:
«El hombre que adquiere el dominio de sí mismo se liberta de todos los poderes que
encadenan al mundo.»
Tal hombre está por encima de todas las leyes, bien sea de las hechas por el hombre o de las hechas por Dios - no por que las viole, lejos de ello- sino precisamente por la razón opuesta, porque su perfecta obediencia a las mismas hace superfluas para él todas las leyes, así como superflua es la ley "no robarás" para cualquiera que haya aprendido a respetar la propiedad ajena.
El pecado, o sea la acción contraria a la voluntad de Dios o a las leyes de la Naturaleza, era antes que toda Ley, y San Pablo aprecia muy bien su acción benemérita cuando dice que "la ley es el maestro que nos eleva a Cristo, porque sin la «Ley» no conoceríamos el pecado".
Cada vez que violamos una de las leyes de la Naturaleza, esa transgresión, como causa, produce, como efecto, la correspondiente retribución. Si comemos demasiado o impropiamente, podrá resultar una indigestión, o quizás, si la perturbación causada fue muy seria, podrá ser necesario que la Naturaleza la queme en el plano físico de acción por medio de la fiebre. Si pecamos contra la ley de moralidad, tendremos por consecuencia el ostracismo social, y de esa suerte todo error en el plano de la moral trae también su correspondiente retribución. Pero el hombre que emplea sus poderes mentales en cosas sin valor es el peor así como el más peligroso, porque el glotón, por ejemplo, puede ser en otros aspectos una persona sumamente respetable que prácticamente no perjudica con su afición más que a sí mismo. La persona inmoral, los chismosos y charlatanes tan comunes son cánceres de la sociedad, peligrosos para todos. Pueden, no obstante, aislárselos y anulárselos hasta cierto punto, disminuyéndose así los peligros que entraña su contacto, por lo menos. A veces pueden arrepentirse y reformarse, pero los más insidiosos de todos los males son los que se hacen desde el plano mental, en el que el hombre, bajo la máscara de una perfecta respetabilidad muy a menudo llena de benevolencia en apariencia, puede dominar las vidas del prójimo, dirigir sus voluntades y mantenerse, sin embargo, aparentemente irreprochable y hasta considerado a veces como amigo y benefactor por sus mismas víctimas.
Y de esta manera, sin correr peligro alguno de que lo encarcelen, consigue sus fines, bien sean éstos dinero o engrandecimiento personal.
Su transgresión es frecuentemente castigada en la misma vida en la que fue cometida, pero también en otras vidas posteriores encuentra su expiación en el idiotismo congénito, sin que entonces pueda tener oportunidad alguna de arrepentirse y deshacer lo hecho, como se hace cuando el arrepentimiento va acompañado de restitución. El crimen del hipnotizador ordinario es en realidad un aspecto de lo que la Biblia describe como "pecado contra el Espíritu Santo", la maldad espiritual, el mayor peligro para la sociedad.
El Espíritu Santo es el principio creador de la Naturaleza y la fuerza creadora del hombre es su expresión directa. La misma fuerza se expresa a través de los órganos de la generación para crear un cuerpo nuevo y a través del cerebro para crear pensamientos nuevos, que después se cristalizan en "cosas".
Cuando uno es víctima de un hipnotizador cesa de ser su propio señor y dueño, pierde la facultad de pensar independientemente bajo el peso de las sugestiones del hipnotizador, que en realidad son órdenes, porque la víctima no puede elegir, sino que debe obedecer.
Por lo tanto, como que el hipnotizador cohibe la expresión creadora en el pensamiento de su víctima, cuya facultad es la expresión directa del Espíritu Santo, comete un pecado contra el Espíritu Santo.
Para dar mayor claridad y fuerza a las descripciones de esos estados anormales que existen como ensueños, trance, hipnotismo, mediumnidad, obsesión y locura, empezaremos con una explicación de la condición humana en los estados normales de sueño y vigilia, según el punto de vista oculto.
Estado de Vigilia. - En ese estado, todos los vehículos del hombre están confinados dentro del mismo espacio. Así como los huesos, carne y los diversos jugos del cuerpo están confinados dentro de la piel, así también todos los cuerpos del hombre se mantienen juntos dentro de una especie de nube en forma de huevo que se extiende por encima de la cabeza y más abajo de los pies, todo alrededor del cuerpo visible. No importa la posición que tome el cuerpo denso, porque éste estará siempre en el centro de su aura, así como la yema está en el centro del huevo. El aura rodea al cuerpo denso humano como la clara rodea a la yema. Pero no es esto todo, porque esta aura
compuesta por los vehículos sutiles del hombre no solamente rodea su cuerpo denso, sino que compenetra cada partícula del mismo, por decirlo así de parecida manera a como la sangre interpenetra todo el cuerpo denso.
Vemos, pues que estos cuerpos están tan cerca de nosotros como nuestros pies y manos, si bien invisibles como nuestro aliento, pero no por eso menos reales o necesarios. Durante la vida, el hombre no puede separarlos ordinariamente y a menos de que estén todos juntos no podrían moverse y obrar como lo hace en su vida diaria.
Durante el estado de vigilia hay una guerra constante entre el cuerpo vital y el cuerpo de deseos. Los deseos e impulsos del cuerpo de deseos están golpeando constantemente al cuerpo denso, incitándole a la acción para gratificar el deseo, sin tener para nada en cuenta los daños que pueden producirse por ello en el último instrumento. Es el cuerpo de deseos el que impulsa al bebedor a llenar su cuerpo de licores, para que la combustión química del espíritu eleve las vibraciones del cuerpo denso hasta tal grado que lo haga el dócil instrumento de cualquier impulso loco, exteriorizando las energías de
reserva con prodigalidad desenfrenada.
El cuerpo vital por otra parte, no tiene más interés que preservar el vehículo denso. Por medio del bazo especializa la energía solar incolora que compenetra el espacio, y por medio de un extraño proceso químico la transforma en fluido vital de un hermoso color rosa pálido, enviándolo luego a lo largo de todos los nervios y fibras del cuerpo. El cuerpo
vital está siempre tratando de conservar las energías almacenadas en el cuerpo denso.
Está trabajando constantemente para reconstruir los tejidos orgánicos destruidos bajo el poderoso impulso del cuerpo de deseos predominante.
Este "fluido vital" desempeña una función análoga a la que la electricidad ejecuta en un sistema telegráfico, pues aunque tal sistema estuviera perfectamente construido, con sus alambres conectando las diferentes estaciones y sus operadores prontos antes los manipuladores, el aparato no funcionaría hasta que la electricidad circulara por las líneas
llevando los mensajes. Así sucede también con el cuerpo denso, el que es inútil hasta que atraviesa por los nervios ese fluido vital. Cuando falta en todo o en parte decimos que el cuerpo está paralizado. Notamos el efecto, pero no vemos la causa en el mundo material.
Tenemos en el cuerpo dos sistemas nerviosos, el voluntario y el involuntario.
El primero de los nombrados está dirigido directamente por el cuerpo de deseos y domina los movimientos del cuerpo, tendiendo a destrozar y destruir, estando refrenado sólo en parte por la mente, El sistema involuntario tiene su campo de acción en el cuerpo vital, el que dirige los órganos digestivos y respiratorios que reconstruyen y restauran el cuerpo
denso.
Esta guerra entre el cuerpo vital y el cuerpo de deseos produce la conciencia en el Mundo Físico, pero si la mente no actuara como freno del cuerpo de deseos, las horas de vigilia serían muy cortas, y corta también nuestra vida, porque el cuerpo vital sería bien pronto contrarrestado en sus beneficientes esfuerzos por el desenfrenado cuerpo de deseos, como lo demuestra la postración que sigue a una explosión de ira, porque la ira es una
condición en la que el hombre "ha perdido el dominio de sí mismo" y el cuerpo de deseos está obrando sin freno.
Sueño y Trance natural. - A pesar de todos los esfuerzos el cuerpo vital va perdiendo terreno lentamente conforme transcurre el día acumulándose los venenos de los tejidos destruidos, los que impiden la circulación del flúido vital y sus movimientos se hacen el cuerpo denso muestra signos de agotamiento. - Por último - cuerpo vital se paraliza los nervios en cantidad suficiente como para mantener el peso del cuerpo denso y éste se
torna inconsciente y lo tanto inapropiado para ser empleado por el Espíritu.
Esto es el sueño.
Mucha gente cree que el sueño es un estado pasivo o negativo. Nada más erróneo, porque si ese fuera el caso el cuerpo se despertaría tan cansado como cuando comenzó a dormir, o mejor dicho, no se despertaría más, pues su incapacidad para recibir el flúido vital (producida por estar lleno de toxinas) fue lo que produjo el sueño, y si el único efecto de ese estado fuera una cesación negativa de gastar energías, las condiciones permanecerían en "statu- quo", y el cuerpo seguiría durmiendo. Algunas veces se da ese
caso, durante semanas enteras y hasta meses. Se dice entonces que el que duerme está en "trance". Para conservar ese estado durante algún tiempo sin que se produzca la muerte, el cuerpo vital no puede suspender estas funciones completamente; debe tener cuidado de efectuar una determinada cantidad de absorción.
¿Qué es, pues, lo que hace del sueño un estado de restauración? El mismo término "restauración" implica una actividad. Si es necesario restaurar un edificio es preciso que en primer lugar se muden los inquilinos, cesando así el uso y desgaste de aquel. Pero esto sólo no es suficiente. Deben venir además obreros que reparen los deterioros incidentales al uso del edificio. únicamente cuando se han efectuado esos trabajos, cuando la restauración es completa, está nuevamente listo para que los inquilinos vuelvan a habitarlo.
Así ocurre también con el templo del Ego, nuestro cuerpo denso, cuando éste queda exhausto. Entonces es necesario que el Ego, la mente y el cuerpo de deseos se vayan y dejen el campo libre al cuerpo vital, para que éste pueda restaurar el tono del cuerpo denso, y así cuando el cuerpo denso entra en sueño, se efectúa una separación. El Ego y la mente, encerrados en el cuerpo de deseos, salen fuera del cuerpo vital y del cuerpo denso. permaneciendo los dos últimos en el lecho, mientras que los vehículos superiores
flotan sobre o cerca del cuerpo dormido.
El proceso de restauración comienza ahora. En toda lucha en el Mundo Físico, las heridas no están siempre de un solo lado; el vencedor tiene siempre algunas lesiones.
Cuanto más terrible es la pelea, cuanto más combatientes son los adversarios, tantas más lesiones se producen cada uno. Así sucede con los cuerpos vital y de deseos en combate; el cuerpo de deseos gana siempre, pero su victoria es siempre también una derrota, porque entonces se ve obligado a abandonar el campo de batalla y su botín, el cuerpo denso, en manos del vencido cuerpo vital, y retirarse para reparar su propia quebrantada armonía.
Cuando el cuerpo de deseos se retira del cuerpo dormido penetra en el océano de fuerza y armonía llamado Mundo del Deseo, Allí revive los sucesos del día, pero en orden invertido, de los efectos a las causas, vigorizando las enseñanzas del día, formando verdaderas imágenes para reemplazar las impresiones erróneas debidas a las limitaciones de la vida en el cuerpo denso, y como las armonías del Mundo del Deseo lo compenetran y la sabiduría y la verdad reemplazan al error, recobra su ritmo y tono. El tiempo necesario para efectuar esta restauración está de acuerdo con lo ilusoria, impulsivo e intensa que haya sido la vida durante ese día.
Entonces, y solamente entonces, comienza el trabajo de restaurar los vehículos
abandonados en el lecho, y el cuerpo de deseos ya restaurado comienza a reanimar al cuerpo vital, inundándole de energía rítmica, y éste a su vez comienza -a trabajar sobre el cuerpo denso, eliminando los productos de los tejidos destruídos, principalmente por medio del sistema simpático, resultando que el cuerpo denso queda restaurado y lleno nuevamente de vida, cuando el cuerpo de deseos, la mente y el Ego entran en él por la
mañana despertándolo.
Ensueños. - Ocurre algunas veces, sin embargo, que hemos llegado a estar tan absortos e interesados en los asuntos de nuestra existencia mundana que aun después de haberse paralizado el cuerpo vital y hecho inconsciente el cuerpo denso, no podemos lograr que nuestras mentes los dejen y comience el trabajo de reparación. El cuerpo de deseos estará adherido o inconsciente y quizá sólo retirado a medias por el Ego y entonces comenzará a considerar los sucesos del día en esa posición.
Es evidente que eso es una condición anormal. La debida relación entre los diferentes vehículos se rompe en primer término por la paralización del cuerpo vital cada vez más molestado por las posiciones relativas anormales de los vehículos superiores, los que han desconectado parcialmente los órganos de los sentidos del último, y su invariable resultado son esos sueños confusos en los que los sonidos y visiones del Mundo del Deseo se mezclan con los sucesos de la vida diaria en la forma más grotesca e imposible.
A veces, cuando algo del día ha agitado particularmente al cuerpo de deseos, ocurre que al interrumpir éste su conexión con los vehículos inferiores y entregarse al trabajo de restauración ya mencionado, aparece uno de los incidentes del día y ve la solución.
Entonces el cuerpo de deseos vuelve súbitamente al cuerpo denso para imprimir las ideas en el cerebro, haciendo que el cuerpo denso se despierte de golpe. Pero en la menor parte de los casos solamente se consigue acordarse de la solución que parecía tan clara en el Mundo del Deseo. Y aunque se consiga imprimir la solución en el cerebro, generalmente se olvida por la mañana.
El conocimiento de esto ha hecho que muchas personas pongan papel, lápiz y luz al alcance de la mano, al acostarse, y muy a menudo han visto recompensadas sus precauciones recordando la solución de sus problemas por la mañana al despertar, casi sin necesidad de releer lo escrito. Es una buena idea que puede seguirse.
Bajo tales condiciones no hay separación completa de los vehículos, siendo evidente que el desgaste de energías continúa impidiendo la restauración, agitándose el cuerpo denso en el lecho en los casos extremos. Por consiguiente, al levantarse por la mañana se siente uno cansado, debido a la imperfecta separación de los vehículos, que producen los ensueños y hacen que no se obtenga del sueño el menor reposo.
No todos los ensueños son confusos, sin embargo, como por ejemplo los que
proporcionan soluciones lógicas a los problemas de la vida o las advertencias proféticas que nos ahorran muchas penas, o que hasta nos permiten eludirlas o prevenir algún desastre. Tales ensueños ocurren generalmente poco antes de despertarse, y sólo cuando ha habido separación completa de los vehículos antes del despertar, porque únicamente en ese caso es posible que los ensueños sean lógicos. El Ego ve en el Mundo del Deseo la manera de impedir la desgracia y la trasmite entonces con éxito al cerebro denso. Es muy bueno tratar de conseguir tales soluciones por la noche, al irse a acostar, manteniendo en la mente este pensamiento con firmeza: "Quiero saber ésto o
aquéllo y voy a acordarme de ello mañana por la mañana". Éste es el último pensamiento que se debe mantener al dormirse y probablemente traerá la solución requerida a la memoria.
Emplear el tiempo citando ejemplo para demostrar el valor de los sueños sería
malgastarlo. La prensa diaria está llena de ellos, donde se relatan escapatorias providenciales atribuíbles solamente a las advertencias obtenidas en los sueños. Los anales de la Society for Psychical Research pueden proporcionar innumerables evidencias y cualquiera que las desee no tendrá mucho que trabajar para obtenerlas.
Hipnotismo. - Una característica de los cuerpos invisibles del hombre es que operan bajo el impulso de la voluntad. Todo impulso que viene de adentro tiene su origen en la voluntad del hombre mismo, mientras que los incentivos para la acción surgen de fuentes externas, comunmente llamadas "circunstancias", las que tienen su origen en la voluntad ajena y la diferencia entre el hombre de carácter fuerte, 'bueno o malo, y el hombre débil,
estriba en que el primero está impulsado por su propia voluntad, actuando desde adentro, lo que le permite hacer sus cosas como él mismo determine sin tener en cuenta las circunstancias. Por otro lado, el débil que no tiene voluntad es el juguete inerme de las circunstancias, dominado por la voluntad de los demás, náufrago en el mar tempestuoso de la vida.
Dominar a los demás por el poder de la voluntad es un ataque mental mucho más reprensible que un asalto o ataque en el plano físico de acción. A ese crimen mental se le llama "hipnotismo" - y está graduado en sus efectos, lo mismo que lo está en el mundo físico. Un hombre fuerte puede dar un puñetazo suficiente para hacer que otro haga su voluntad o puede darle un golpe que lo deje inconsciente. El vendedor hipnotista administra exactamente la fuerza necesaria para hacer que el comprador adquiera algo
que no necesita, o que no está al alcance de sus medios, y se ilusiona a sí mismo diciéndose que es un negocio legítimo.
Malo y despreciable como es esto no es, por lo menos, tan mato como los efectos posteriores que produce la práctica de sumir a los "sujetos" en sueño hipnótico. La enormidad de este crimen puede apreciarse, únicamente cuando se puede ver el efecto sobre los cuerpos invisibles de la víctima.
Ninguna persona de voluntad fuerte puede ser subyugada por un hipnotizador en tal extensión que llegue a dormirse y los que tienen una actitud mental positiva no pueden ser dominados. De ahí que a la confiada víctima se le diga primeramente que se ponga en actitud perfectamente negativa y que quiera dormir. Los pases del hipnotizador se dirigen entonces hacia la cabeza, golpeando esa parte del cuerpo vital y desplazándola
de la física, de tal manera que cuelgue en gruesos rodillos en torno de la garganta, como si fuera un cuello arrugado.
De esta manera se corta la conexión entre el Ego y el cuerpo denso como en el sueño y los vehículos superiores se retiran. Pero ahora hay una condición diferente que en el estado de sueño. La cabeza del cuerpo vital no está en su debido lugar, envolviendo y compenetrando la cabeza física de la víctima. Esta está ahora interpenetrada por el éter del cuerpo vital del hipnotizador y de esta manera el mismo obtiene poder sobre ella.
Si sabemos lo que significa "interceptar una línea" tendremos la clave de la relación entre el hipnotizador y el sujeto, por lo menos en cierto grado. Si un hombre tiene un teléfono privado directo desde su casa a su oficina y alguien hace alguna conexión entre las dos casas, podrá interceptar los mensajes, enterarse de los asuntos del hombre de negocios,
expedir órdenes, etc. El hipnotizador hace algo semejante. Intercepta la línea de comunicación entre el Ego y el cuerpo de su víctima interponiendo parte de sí mismo en la línea, y en virtud de ello puede obligar al Ego a salir al mundo invisible y a obtener allí cualquier información que desee, en lo posible; o puede hacer que el cuerpo denso del sujeto haga locuras o ejecute actos criminales, de acuerdo con los deseos del hipnotizador.
Pero no es esto lo peor del hipnotismo. El mayor peligro y más grave para la víctima está en el hecho, de que una vez que parte del cuerpo vital del hipnotizador ha sido introducido en el de aquélla, ya no puede arrojarlo completamente al despertar. Una pequeña parte del mismo permanece y forma un núcleo mediante el cual el hipnotizador
puede obtener nuevamente ingreso y subyugar a su víctima más fácilmente la segunda vez, y en cada ocasión se agrega algo más a ese núcleo, así que la víctima se va quedando gradualmente impotente y desamparada, dirigida por la voluntad de su dominador, independientemente de la distancia, hasta que la muerte del uno o del otro acaba con toda conexión.
Este remanente del cuerpo vital del hipnotizador es también el almacén de las órdenes que deben ejecutarse en el futuro, implicando la realización de ciertos actos en determinado día y hora. Cuando llega el momento requerido ese impulso obra en la misma forma que el resorte de un reloj despertador, y la víctima debe realizar la orden, aunque sea el asesinato, sin saber que está influenciada por otro. Por lo tanto, el hipnotismo es el mayor crimen en la Tierra y el mayor peligro para la sociedad.
Se arguye algunas veces que el hipnotismo puede ser empleado benéficamente para curar el bebedor y otros vicios, y se admite fácilmente que desde ese simple punto de vista material así debe ser. Pero desde el punto de vista de la ciencia oculta está lejos de ser así. Como todos los demás deseos, la sed de licores está en el cuerpo de deseos y es deber del Ego dominarlo por su propio poder de voluntad. Por eso está en la escuela de experiencia que se llama vida, y nadie puede hacer ese crecimiento moral por él, así como nadie puede digerir las comidas de otro. La Naturaleza no tiene necesidad de que
se la corrija; cada uno debe resolver sús propios problemas y dominar sus propios defectos mediante la propia voluntad. Por lo tanto, si un hipnotizador domina el cuerpo de deseos de un borracho, el Ego del borracho tendrá que aprender su lección en una vida futura, si muere antes que el hipnotizador. 'Pero si el hipnotizador muere primero, el hombre volverá inevitablemente a beber de nuevo porque entonces la parte del cuerpo vital del hipnotizador que actuaba como dominadora del mal deseo volverá a su fuente original y la cura quedará anulada. La única manera de dominar permanentemente un
vicio es hacerlo con la propia voluntad.
Al morir el hipnotizador todas sus víctimas se libertan y ninguna sugestión subsiguiente podrá ya influenciarlas.
Mediumnidad. - Para comprender la mediumnidad es necesario saber que al morir se efectúa la misma separación de vehículos que durante el sueño, pero entonces esa separación es permanente, Los llamados muertos tiene Ego, mente y cuerpo de deseos, y frecuentemente están conscientes del mundo que han abandonado durante algún tiempo. Algunos se apegan a la vida terrestre y no pueden poner su mente en condiciones de aprender las nuevas lecciones; a esos les llamamos "Espíritus apegados a la Tierra". No pueden funcionar en el mundo visible sin un cuerpo, así que tienen que aprovecharse de que no todos los Espíritus están confinados con igual rigor en la prisión de su cuerpo denso. Los que se encuentran más estrechamente apegados y limitados a
la Tierra son los materialistas. Y aquellos cuyas fibras no los adhieren tan fuertemente son "impresionables" o "sensitivos", capaces de responder en algún grado a las vibraciones espirituales. Las personas de carácter positivo así constituidas, si se desarrollan, pueden responder a esas vibraciones por su propia voluntad y se convierten en ocultistas ejercitados. Los de voluntad débil pueden únicamente desarrollarse con ayuda de los demás, en una forma negativa. Estos son presa de los Espíritus apegados a la Tierra que se constituyen a sí mismos como Espíritus guías" y desarrollan a sus
víctimas como "mediums de trance" o, si las conexiones entre los cuerpos vital y denso de la víctima es especialmente débil, como "mediums materializadores".
Estos Espíritus ligados a la Tierra dominan en forma análoga a la del hipnotizador, salvo en que permanecen invisibles para sus víctimas y en que tiene más poder sobre ellas, porque éstas los consideran "seres superiores", "ángeles", sin malicia, que sólo desean difundir la sabiduría y la felicidad desinteresadamente. En realidad no hay poder transformativo alguno después de la muerte. El pecador no se convierte en un santo ni el
ignorante en un Salomón por haberse muerto, y es una cosa tristísima para el clarividente desarrollado ver las imposiciones de esos Espíritus sin principios, dominando a sus confiadas víctimas que están tan sofisticadas que no saben distinguir el verdadero carácter de los impostores y aceptan sus frases dulzonas como sublime sabiduría. Han hecho algún bien, no obstante, probando la realidad de una vida después de la muerte, pero han perjudicado muchísimo a los mediums.
El "modus operandí" del invisible manipulador es simplemente arrojar los vehículos superiores fuera de los inferiores de un medium pasivo, colocarse en vez de aquéllos y tomar las riendas. Cuando lo abandona se lleva parte del cuerpo vital del medium para emplearlo como llave o palanca en la próxima vez. En algunos casos ya no se satisfacen sólo con tener un cuerpo prestado, sino que lo roban y lo conservan permanentemente.
Vemos el mismo cuerpo, pero hay otra alma dentro que muestra diferentes hábitos y gustos. A eso se le llama obsesión, que puede comprobarse por el hecho de que el iris no responde ni a la luz ni a la distancia con contracciones o expansiones, porque el ojo es la ventana del alma y únicamente puede manipularlo en verdad su propietario; de ahí que los ojos de los mediums dominados (obsesados) estén siempre cerrado¿ o tengan una mirada vidriosa. Hay ciertos medios para arrojar a un Espíritu obsesionante y devolver el
cuerpo a su poseedor pero no pueden darse a conocer públicamente.
Hemos visto que en el estado de vigilia el cuerpo denso y el cuerpo vital están rodeados e interpretados por una nube en forma de huevo, ovoidal, que comprende el cuerpo de deseos y la mente, Estos vehículos son todos concéntricos y forman otros tantos eslabones de una cadena. La interpolación de uno en otro de tal manera que los centros de los sentidos de uno estén debidamente conectados a los del otro, es lo que permite al
Ego manipular su complicado organismo y realizar de manera ordenada los procesos de la vida que llamarnos razón, lenguaje y acción. Si hay un mal ajustamiento en cualquier parte, el Ego se verá limitado correspondientemente en su expresión. El equilibrio perfecto es salud, su opuesto es enfermedad.
La enfermedad toma muchas formas; una de ellas es la locura y ésta es de diferentes clases. Cuando la conexión entre los centros de los sentidos de los cuerpos vital y denso está rota, como cuando la cabeza vital está sobre la física en vez de ser concéntricas, el cuerpo vital está fuera de ajuste con los vehículos superiores y con el cuerpo denso a la vez. Entonces tenemos el idiota dócil. Cuando los cuerpos vital y denso están ajustados pero la ruptura está entre el cuerpo vital y el de deseos, se produce un estado semejante,
pero cuando la ruptura está entre el cuerpo de deseos y la mente nos encontramos con el maniático delirante, que es más ingobernable que un animal salvaje, pues éste está siquiera dominado por su Espíritu-Grupo. En este caso todos los impulsos animales son seguidos ciegamente.
Cuando la ruptura es entre Ego y la mente, esta última toma a su cargo los tres vehículos y tenemos la astucia consumada que caracteriza a cierta clase de locos. Estos sabrán ocultar con éxito sus designios para conseguir venganza de alguna injuria imaginaria o para realizar otros deseos groseros, hasta que la víctima cae en su poder. Entonces, la naturaleza brutal del cuerpo de deseos explotará en algún ultraje horrendo, o la mente podrá dominar aún al cuerpo de deseos y ejercerá su diabólica astucia con lentas torturas
antes de que el cuerpo de deseos se exteriorice y acabe de una vez con los sufrimientos de la víctima, quizás brutalmente, pero no obstante infinitamente más misericordiosa que las torturas continuadas.
La lección que tenemos que aprender con el conocimiento de estos asuntos es que debemos mantener siempre el dominio propio alguno, y no permitir jamás que se nos hipnotice o dejarnos dominar por cualquier otro agente externo; así como también que el dominio propio es nuestra meta y no el dominio de los demás.
***
del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel
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