humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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domingo, 25 de noviembre de 2012

LUCIFER: ¿TENTADOR O BENEFACTOR? Origen, y Misión de la Tristeza y del Dolor - INSTRUCCIÓN XIV


INSTRUCCIÓN XIV

LUCIFER: ¿TENTADOR O BENEFACTOR?

Origen, y Misión de la Tristeza y del Dolor


Si miramos en torno nuestro en este mundo vemos que no hay hecho más evidente que
el expresado por el poeta hebreo: "El hombre es de pocos días y éstos llenos de
infortunios", y naturalmente preguntamos ¿por qué es eso así?

El teólogo nos dice que Dios decretó que debíamos sufrir porque nuestros primeros
padres pecaron, al ser tentados por el diablo, y entonces trata de justificar a Dios diciendo
que "en la caída de Adán todos pecamos". Pero ¿por qué comer una manzana como
causa debe merecer el castigo del parto doloroso como efecto? Esto ha sido siempre un
jeroglífico insoluble para los comentadores de la Biblia. ¿Cómo puede un Dios tan sabio y
bueno decretar tanta miseria sobre toda la raza humana por la aparentemente ligera falta
de Adán? Esto es tan difícil de comprender que excusa a Roberto Ingersoll hasta cierto
punto cuando dice. "Un Dios honrado es la obra más noble del hombre".

Esta anomalía aparente surge, por supuesto, de la falta de conocimientos ocultos y de la
consiguiente interpretación materialista que se hace de esa fuente de ocultismo: la Biblia.
Para obtener una explicación cierta sobre el dolor y la tristeza, tomaremos primeramente
las informaciones ocultistas tan sólo, y entonces veremos las luces que da la Biblia.
Recordaremos que cuatro grandes Épocas o edades han precedido a la actual Época
Aria: la Polar, la Hiperbórea, la Lemúrica y la Atlante.

En la Época Polar el hombre tenía apenas un cuerpo denso, pobremente organizado; de
ahí que estuviera inconsciente e inmóvil como los minerales, que ahora están
constituídos así. En la Época Hiperbórea su cuerpo denso quedó envuelto en un cuerpo
vital y el Espíritu flotaba fuera. Los efectos de tal naturaleza pueden verse en los
vegetales, que están constituídos análogamente.

En ellos vemos repetición constante, formación de tallos y hojas en sucesión alternada, lo
que seguiría produciéndose ad infinitum de no haber otra influencia. Pero como la planta
no tiene cuerpo de deseos separado, el cuerpo de deseos de la Tierra, el Mundo del
Deseo, endurece al vegetal y controla su intenso crecimiento hacia arriba en cierta
medida. La fuerza creadora que no puede encontrar expresión haciendo crecer a una
planta en particular, busca otra salida, forma la flor y se acumula por si misma en la
simiente, y en esa forma se produce una nueva planta.

En la Época Hiperbórea en la que el hombre se encontraba en parecidas condiciones, su
cuerpo vital lo hacía crecer hasta alcanzar un tamaño enorme. El Mundo del Deseo al
obrar sobre él le hacía echar unas simientes semejantes a esporos que, o bien eran
apropiadas por otros Egos humanos, o eran empleadas por los Espíritus de la Naturaleza
para formar los cuerpos de los animales que comenzaban a emerger del Caos. (La
oleada de vida superior es la que inicia primero un período y es la última que va al Caos:

las siguientes oleadas de vida ---animal, vegetal y mineral- emergen más tarde y se van
más pronto).

De esa manera, en la Época Hiperbórea, cuando el hombre en su constitución era
análogo a los vegetales su cuerpo vital formaba vértebra tras vértebra, y hubiera seguido
así si no se le hubiera dado un cuerpo de deseos en la Época Lemúrica. Ese cuerpo
comenzó a endurecer la estructura y a dominar la tendencia a crecer, siendo el resultado
de esto el cráneo, la flor que se encuentra al final del tallo de la columna espinal que
comenzó entonces a formarse.

Obstaculizada en sus esfuerzos para construir una forma más grande, se hizo necesario
que la fuerza creadora del cuerpo vital buscara otra salida por la cual pudiera hacer
seguir creciendo a otro ser humano. Entonces el hombre se volvió hermafrodita, capaz de
generar un nuevo cuerpo de sí mismo.

En la planta no hay cuerpo de deseos separado, de ahí que no siente pasión; dirigiendo
su órgano de generación, la flor, casta e inocentemente hacía el Sol, llena de belleza e
inocencia .

En el hombre, el cuerpo de deseos individual debe necesariamente producir la pasión y el
deseo salvo que esté subyugado por algún medio. Por lo tanto, el hombre figurativa y
literalmente, es lo inverso de la casta planta, porque él es apasionado y dirige sus
órganos creadores hacia la Tierra y se avergüenza de ellos. La planta absorbe el alimento
por las raíces; el alimento del hombre entra en su cuerpo por la cabeza. El hombre inhala
oxígeno vivificante y exhala el tóxico dioxido de carbono. Este lo absorbe la planta, la que
extrae el veneno y devuelve el principio que ha de vitalizar al hombre.
Con objeto de controlar la pasión y evitar el abuso de la función creadora, se adoptaron
diversas medidas por los Guías que tienen a su cargo la evolución.

Ésta criatura semianimal del medioevo lemúrico, aunque de horrendo aspecto, eran sin
embargo un diamante en bruto, destinado a convertirse a su debido tiempo en el
instrumento perfecto y hermoso templo de Espíritu interno. Con ese fin necesitaba un
mecanismo coordinador, un cerebro y un sistema nervioso capaces de estar regidos por
la "voluntad" que es la fuerza de que dispone el morador, el Ego.

Toda la fuerza creadora pudo emplearse para ser usada con ese objeto, pero como el
uso continuado de una herramienta la desgasta e inutiliza, se debió inventar un medio
para reemplazar los instrumentos inutilazados, cuando el Espíritu los abandonaba al
morir, y con ese fin se dividió la fuerza creadora de cada ser. A una mitad de la misma se
le permitió seguir fluyendo hacia arriba como antes, para que construyera el cerebro y la
laringe mediante los cuales pudiera el espíritu gobernar su instrumento y expresarse a sí
mismo por pensamientos y palabras. La otra mitad fue dirigida hacia abajo a través de los
órganos de generación, para la reproducción.

Esta ordenación tiene un mérito más como medio de prevenir los abusos, pues hizo más
difícil la generación. Antes de la separación de los sexos cada uno podía crear sin ayuda;
después necesitaron buscar la cooperación de otra persona que poseyera la mitad de
fuerza sexual aprovechable para la reproducción.

El que el adolescente cambie de voz al llegar a la pubertad muestra la relación que hay
entre los órganos creadores y la laringe, Como que la mitad de la fuerza sexual es la que
sustenta al cerebro. Quien malgasta fuerza sexualmente con exceso se idiotiza, en tanto
que el pensador profundo, especialmente el espiritualista, siente poca o ninguna
inclinación por el coito, pues emplea la mayor parte de su fuerza sexual en el cerebro.
Los Ángeles trabajaron solos con el hombre en la Época Hiperbórea, cuando éste sólo
tenía un cuerpo vital y uno denso, pero en la Época Lemúrica, cuando se obtuvo el
cuerpo de deseos, los Arcángeles entraron también en acción para ayudar al espíritu
humano infante a controlar sus futuros vehículos. Y neutralizaron el cuerpo de deseos en
tal forma que sólo era activo sexualmente en determinadas épocas del año. En la última
parte de la Época Lemúrica y al principio de la Atlante, el sistema cerebroespinal habíase
desarrollado ya suficientemente y se obtuvo el eslabón de la mente, y el Ego comenzó
lentamente a entrar en sus cuerpos, convirtiéndose en un Espíritu interno a mediados de
la Época Atlante, completamente consciente de su alrededor externo. Antes de que la
entrada en los cuerpos fuera completa, especialmente en la última parte de la Época
Lemúrica, la conciencia del hombre estaba dirigida hacia adentro, y era más consciente
de los mundos espirituales. Así que el nacimiento y la muerte no existían para él, como
tampoco lo es para la planta la caída de una hoja seca. Su conciencia permanecía
continuamente en los mundos internos, tuviera o no un cuerpo, pues estaba inconsciente
de éste, si bien lo empleaba muy bien, en la misma forma en que nosotros empleamos
ahora nuestro estómago o pulmones inconscientemente.

En épocas indicadas del año los Arcángeles suprimían su influencia restrictiva sobre los
cuerpos de deseos y los Ángeles reunían a la humanidad en grandes templos donde se
realizaba el acto generador, en momentos en que las constelaciones eran propicias. En
nuestros días, los viajes de la luna de miel son recuerdos atávicos de esas migraciones
con objetos generadores, y muestran una relación con los cuerpos celestes por el hecho
de llamarse luna de miel.

Una vez realizada la propagación, el cuerpo de deseos quedaba nuevamente
neutralizado, y por consiguiente el parto no producía ningún dolor, como sucede
actualmente con los animales que se encuentran en condiciones análogas.
Este era un estado sin cuidado, pues el hombre extremadamente limitado en su
conciencia, era guiado por agentes externos independientes de su voluntad. Si esas
condiciones hubieran subsistido, el hombre habría seguido siendo un autómata guiado
por los dioses. Nunca hubiera podido convertirse en una Inteligencia Creadora
consciente, que es su destino, hasta que arrojara todos los yugos y trabajara por sí
mismo para salvarse.
Por consiguiente se enviaron Guías provenientes de una evolución más avanzada para
dirigir al hombre y despertarlo al conocimiento del mundo material externo, y por
supuesto, fueron necesarias ciertas medidas violentas durante edades enteras. A los
muchachos se les enseñó a desarrollar la Voluntad que es la contraparte espiritual de su
fuerza creadora positiva. Se les hacía llevar inmensas cargas y fortalecer sus brazos por
la voluntad. Se los obligaba a luchas brutales; se quemaban y atenaceaban sus cuerpos,
o se los empalaba, etc., con objeto de despertar al Ego a la conciencia del mundo
externo.

A las muchachas se las llevaba a inmensas selvas vírgenes, de vegetación lujuriante y
gigantesca, que brotaba del suelo húmedo y ardiente. Se las exponía a la fuerza de las
horrendas tempestades e inundaciones de la Lemuria y se les hacía contemplar las
erupciones volcánicas, cosa que les producían imágenes ante su visión interna. De
parecida manera observaban las luchas de los muchachos con objeto de desarrollar su
Imaginación.

La imaginación es el polo espiritual de la fuerza negativa, que refleja las escenas del
mundo externo como imágenes ensoñativas ante la visión o conciencia interna, y de esta
manera las mujeres fueron las primeras que se dieron cuenta de la existencia del Mundo
Físico y del cuerpo denso, y entonces comenzaron a predicar el evangelio del cuerpo a
los hombres, a quienes hablaron de esa su obscura percepción de la existencia física.

Agunos de entre nosotros están ya sintiendo el alma y tratando de predicar el evangelio
del mundo espiritual en el que el Espíritu, vive, y se encuentran, con incredulidades y
ridículos semejantes a aquellos con los que se encontraron las mujeres lemures cuando
trataban de convencer a sus coterraneós de que tenían un cuerpo denso.
Entre las observaciones que hicieron esas videntes estaba el hecho de que a veces el
hombre perdía su cuerpo, desintegrándose éste. Los seguían viendo como antes en el
mundo espiritual, pero habían dejado la existencia material, y esto las confundía. No
podían obtener información alguna sobre el asunto de los Ángeles, pues si bien éstos
obraban sobre el cuerpo denso no lo hacían directamente sino que empleaban el cuerpo
vital como transmisor y no podían hacerse comprender de un ser que razonaba
cerebralmente. Los Ángeles obtienen su conocimiento sin razonar, porque irradian todo
su amor en su obra y la sabiduría cósmica fluye en ellos como recompensa. El hombre
también crea por amor, pero es egoísta; ama porque desea la cooperación en la
generación, porque sólo exterioriza la mitad de su fuerza creadora, conservando la otra
mitad egoístamente para substentar su propio órgano mental, el cerebro, y también usa
esa mitad con egoísmo para pensar porque desea conocimientos. De ahí que tenga que
trabajar y razonar para obtener la sabiduría, pero a su debido tiempo llegará a un estado
muy superior al del Ángel o del Arcángel. Entonces habrá pasado más allá de la
necesidad de los órganos creadores inferiores; creará por medio de la laringe, pudiendo
"hacer su verbo carne".

En aquel estado la mujer no podía razonar tampoco, porque la mente fue dada por los
Poderes de las Tinieblas y era obscura, y antes de que pudiera emplearse para
correlacionar los hechos era necesario que se iluminara. Únicamente después que se
hubo hecho esto pudo el hombre arrojar "la Luz de la razón" sobre sus problemas.
Aquí oímos hablar por primera vez de "Lucifer", el "dador de Luz", quien habla a la mujer
y la ayuda a resolver el enigma mostrándole cómo con la ayuda del hombre podía ella
ejecutar la función creadora independientemente de los Ángeles, pudiendo suministrar así
cuerpos a los que los hubieran perdido, evadiéndose también de la muerte.
Y él pregunta si Dios les había prohibido comer de los árboles, y le contestan que se les
había prohibido comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, bajo pena de muerte.
Que el árbol del conocimiento es una expresión simbólica de la función generadora se
hace evidente si recordamos cuán limitada era la conciencia del hombre en ese entonces.
No sabía o no conocía nada fuera de sí mismo, sus ojos no habían sido aun abiertas, su
conciencia era interna, como la que tenemos en el sueño con ensueños, salvo que no era
confusa, pero estaba tan ajeno e inseguro respecto a los seres y cosas del mundo
exterior como lo estamos ahora nosotros respecto al mundo espiritual, excepto cuando
era llevado a los templos y puesto en íntimo contacto sexual con otro; entonces, durante
un instante, el Espíritu atravesaba el velo de la carne. El hombre y la mujer se conocieron
uno a otro en la carne, y para el iniciado la Biblia ilumina admirablemente esos hechos,
empleando las mismas expresiones en muchos lugares. "Adán conoció a su esposa", y
en la pregunta de María: "¿Cómo concebiré si no he conocido a hombre alguno?" Los
dolores del parto son también mucho más lógicos como penalidad por la violación en
cosa del comercio carnal que como castigo por haber comido una manzana.
La serpiente dijo: "Vosotros no moriréis en verdad, porque Dios sabe que el día en que
comáis de él (el árbol) vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, conociendo el bien
y el mal. Este último era entonces desconocido para el hombre.

Obrando según ese consejo, la mujer obtuvo la cooperación del hombre y mediante el
poder de la voluntad libertaron sus cuerpos de deseos. Esa facultad fue entonces mucho
mayor que ahora, porque es ley que toda nueva facultad se adquiera siempre a costa del
debilitamiento de otro poder anterior, como cuando se obtuvo la facultad de pensar
comprada al precio de la mitad de la fuerza creadora. Entonces el poder de la voluntad
humana era tal que el miedo de Dios de "que el hombre comiera también del árbol de la
vida y se hiciera inmortal" estaba ampliamente justificado, pues se habría así asegurado
la posesión del secreto de renovar el cuerpo vital así como el denso, y hubiera podido
crear un cuerpo y vitalizarlo para siempre. Entonces no hubiera habido en verdad
evolución alguna, porque el hombre no sabía entonces, como no lo sabe tampoco ahora,
construir un cuerpo perfecto, y esto hubiera sido la mayor de las calamidades posible. La
muerte no es una desgracia, sino un amigo que viene a nosotros naturalmente, porque ya
hemos aprovechado que nos liberta de un medio ambiente , y de un cuerpo que nos
encadena, para que podamos obtener una oportunidad nueva en un cuerpo nuevo y
mejor, para aprender lecciones nuevas también.

El uso ilimitado de la función sexual tuvo por resultado hacer al hombre más y más
consciente de su cuerpo, "sus ojos se abrieron", y su atención fue enfocándose más y
más sobre el Mundo Físico, hasta que por grados llegó a olvidar los mundos superiores, y
muchos han llegado hasta a no creer que hay un espíritu inmortal en el hombre. Para
ellos, la muerte es por supuesto, una desgracia terrible, una horrenda calamidad, a pesar
de todas las afirmaciones, porque creen en la aniquilación. Así que aunque la palabra de
Lucifer era verdad, y se podían crear nuevos cuerpos, la palabra del Ángel era más
verdadera todavía, porque en realidad no hubo muerte hasta que el hombre perdió la
conciencia de los mundos espirituales.

En cuanto a la maldición: "Con dolores parirás a tus hijos", no es una maldición
absolutamente, sino la simple indicación de los efectos que resultarían inevitablemente
del abuso ignorante de la función creadora.

Mientras ésta se efectuó bajo la sabia dirección de los Ángeles, en ciertas épocas del
año, cuando las fuerzas cósmicas provenientes de los planetas eran propicias, el parto se
realizaba sin dolor, pero el hombre ignoraba esos factores, y de ahí que de la
transgresión resultara el sufrimiento.

De esta forma se obtuvo el cerebro y el órgano vocal a costa de la mitad de la fuerza
creadora; el habernos libertado de la dirección de los Ángeles, el poder de iniciar la
acción para elegir el bien o el mal y la conciencia del mundo material, son nuestros a
costa de la tristeza, del dolor y de la muerte.

Pero todas las cosas trabajan para el bien en el reino de Dios, el mundo. Aun lo que es
malo se trasmuta mediante la sutilísima alquimia espiritual en sucesivos escalones de un
bien superior, el que no habría podido realizarse sin aquél. Habiendo sido desterrado del
jardín del Edén, la Región Etérica, aprendiendo a conocer el mundo material, a
consecuencia de los repetidos abusos sexuales que fijaron su atención aquí, aumentó el
uso del cuerpo de deseos, el que endureció al cuerpo denso y éste comenzó a necesitar
alimento y bebida. De esta manera el ingenio del hombre quedó limitado en parte para la
creación del cuerpo y su substentación. El hambre y el frío fueron los látigos del mal, que
despertaron el ingenio humano, obligándolo a pensar y a trabajar para proveer a sus
necesidades. Y en esa forma va aprendiendo gradualmente la sabiduría; tiene que
proveer para esas contingencias antes de que lleguen, porque el hambre y el fría le han
enseñado a velar por si mismo, y de esta manera la sabiduría es sufrimiento cristalizado.
Cuando consideramos serenamente nuestras tristezas pasadas y extraemos de ellas las
lecciones que contienen, se tornan para nosotros en minas de sabiduría y en indicadoras
de futuras alegrías, porque de ellas aprendemos a dirigir nuestras vidas con rectitud, y a
dejar de pecar, porque la ignorancia es pecado y el conocimiento aplicado es la
salvación, la única salvación. Esto parecerá ser una afirmación gratuíta, pero si tratamos
de probarla por medio de la meditación encontraremos que es absolutamente cierta y tan
demostrable como que dos y dos son cuatro.

En cuanto a la pregunta: ¿quiénes son esos Luciferes? (porque aunque la Biblia sólo
parece hablar de una persona, eso es un error, lo mismo que cuando habla de Dios en
singular en el primer capítulo del Génesis), son una clase de seres que alcanzaron un
estado evolutivo, muy superior al de nuestra Humanidad, en el Período Lunar, pero que
no llegaron al desarrollo obtenido por los Ángeles . Son semi-dioses, y no pueden tomar
un cuerpo denso como el hombre. Pero tampoco puede adquirir experiencias en la forma
en que lo hacen los Angeles. Necesitaban un cerebro y una médula espinal, así que
cuando el hombre hubo construido ese instrumento, lo urgieron a que hiciera uso de él
para aprovecharse ellos mismos.

En ese tiempo la naciente conciencia del hombre estaba dirigida hacia adentro, y veía sus
órganos internos, construyéndolos con la misma fuerza que ahora dirige al exterior para
hacer casas, buques, etc., y los músculos externos de su cuerpo, así que la mujer que
era la que se había desarrollado más en esa dirección por tener su imaginación ya
ejercitada, vio la inteligencia encarnada en su serpentina médula espinal, y en un estado
posterior, cuando el hombre recordó esa experiencia, le pareció que lo más semejante a
lo que quería indicar era una serpiente.

Se ve esta idea en toda la Biblia. En Isaías 14 se le llama Lucifer (la estrella del día), rey
de Babel-On (puerta del Sol), ciudad situada sobre siete colinas, que dominaba todo el
mundo. Allí la humanidad cesó de obrar al unísono y se separó en varias naciones
guerreras. Fue la simiente de todos los males imaginables y se le llama "ramera" en la
Revelación, donde se describe su caída.

Como suprema antítesis oímos hablar de otra "Luz del Mundo", una "brillante estrella
matutina", la verdadera Luz (Lucifer) que se levantará después de la caída de Babilonia y
reinará para siempre en la ciudad de paz: Jer-u-sa-lén, que es llamada la "novia". Viene
del cielo y tiene doce puertas, que nunca se cierran, aunque el inestimable árbol de la
vida esté dentro. No hay iluminación externa alguna. La luz está dentro y no hay noche.
Ciertamente es una ciudad maravillosa, y la mayor antítesis imaginable de la otra. ¿Qué
significa eso?, ya que toda interpretación literal está fuera de discusión en ambos casos.
Admitiendo que la ciudad de Babilonia haya existido, no era literalmente como se
describe, y la futura "Nueva Jerusalén" es contraria a todas las leyes de la Naturaleza tal
como las conocemos. Esas dos ciudades tiene que ser, pues, simbólicas.

Con objeto de descubrir su significado consideremos que esas ciudades están situadas
sobre siete colinas o montañas, posición que ofrece ventajas especiales para la
observación. Moisés fue ,"a la montaña" y "vio" y "oyó", así como en el 'monte" de la
transfiguración. Daniel compara a Babilonia con la cabeza de la imagen que
Nabucodonosor vio en un sueño, y en la cabeza humana hay siete puntos de
observación: dos ojos, dos oídos, dos fosas nasales y una boca. Sobre éstos está el
cerebro, en el que el "dador de Luz" la razón dirige el pequeño mundo, el microcosmos,
así como el Gran Dador de Luz, Dios, dirige al macrocosmos.

La razón es producto del egoísmo, pues está generada por la mente proporcionada por
los "Poderes de las Tinieblas", en un cerebro formado egoístamente por la mitad de la
fuerza sexual y estimulada por los egoístas Luciferes siendo, por consiguiente, "la
simiente de la serpiente', y aunque sea trasmutable en sabiduría mediante el dolor y la
tristeza, debe dar lugar a algo superior: la intuición, que significa "enseñanza o
conocimiento interno". Esta es una facultad espiritual, presente en todos los Espíritus,
encuéntrense funcionando en un cuerpo masculino o femenino, pero se manifiesta mucho
mejor en un organismo femenino, porque en él la contraparte del Espíritu de Vida - El
cuerpo vital- es masculino, positivo, y la intuición, la facultad del Espíritu de Vida, puede
por consiguiente, llamarse apropiadamente "la simiente de la mujer", de donde surgen
todas las tendencias altruístas mediante las cuales todas las naciones van
agrupándose lenta, pero seguramente, formando una Fraternidad Universal de amor, sin
tener en cuenta la raza, el sexo o el color.

Este cerebro nuestro, sin embargo, no es en conjunto homogéneo, sino que está dividido
en dos mitades, y los fisiólogos saben muy bien que usamos principalmente uno de esos
hemisferios cerebrales: el izquierdo. El hemisferio derecho del cerebro está activo en
parte. El corazón está también en el lado izquierdo del cuerpo, pero está comenzando a
dirigirse hacia el "lado derecho". El cerebro "derecho" está también haciéndose más y
más activo, y a consecuencia todo el carácter del hombre aparece distinto. El lado
izquierdo está bajo el dominio de los Luciferes y produce egoísmo, pero el Ego adquirirá
más y más dominio conforme el lado derecho del cerebro vaya adquiriendo el poder de
actuar sobre el cuerpo como juicio justo o recto.

El que se está produciendo un cambio en el corazón, que lo convierte en una anomalía,
en un enigma, no tiene nada nuevo para los fisiólogos. Tenemos dos clases de músculos:
una clase de ellos está bajo el dominio de la voluntad, por ejemplo, los músculos del
brazo y de la mano; éstos son estriados a lo largo y a lo ancho. Los músculos
involuntarios, que tienen a su cargo las funciones que no están bajo el dominio de la
voluntad, que no pueden moverse a impulsos del deseo, sólo están estriados a lo largo.
El corazón es la única excepción. No está bajo el dominio de la voluntad ni del deseo, y
sin embargo está comenzando a mostrar fibras transversales como los músculos
voluntarios.

A su debido tiempo esas estrías latitudinales se desarrollarán plenamente y el corazón
quedará bajo nuestro control. Cuando llegue ese momento podremos dirigir la sangre
hacia donde queramos enviarla. Entonces podremos negarnos a dejar ir la sangre al
hemisferio izquierdo del cerebro, y Babilonia, la ciudad de Lucifer, caerá.
Cuando la sangre vaya afluyendo al cerebro derecho iremos edificando la Nueva
Jerusalén, y ya nos estamos preparando para ese momento al construir las estabas
latitudinales del corazón mediante ideas altruístas o, como en el caso de los discípulos,
enviando las corrientes sexuales a través del sendero derecho del corazón.

Recordaremos que los Querubines fueron los que despertaron el Espíritu de Vida, el
asiento o fuente del amor divino cuya sombra es el cuerpo vital, el medio de la
propagación, y cuando el hombre quedó desterrado de la Región Etérica, el jardín del
Edén, con sus cuatro corrientes etéricas, debido al mal uso de la fuerza sexual se
presentaron los Querubines ante él con una espada de fuego. El debido uso de la fuerza
sexual construye un órgano que dará al hombre la clave de los mundos internos y le
ayudará a crear por medio del pensamiento. Entonces cesarán el dolor y la tristeza, y
habremos entrado en el sendero que conduce a la ciudad de la paz: Jer-u-salén.
Lemuria pereció por el fuego y terribles cataclismos volcánicos, surgiendo en su lugar la
Atlántida. En su momento ésta quedó sepultada bajo las aguas dando lugar a Ariana, la
Tierra que vemos en nuestra actual Época Aria, pero que pronto pasará. Las
salamandras están empezando a avivar los fuegos de la fragua, para hacer "un nuevo
cielo y una nueva tierra", que la Escuela Ocultista Occidental llama la "Nueva Galilea".
En las primeras dos Épocas el hombre desarrolló un cuerpo y lo vitalizó; en la Época
Lemúrica desarrolló el deseo; en la Época Atlante produjo la astucia; y el fruto de la
Época Aria es la razón.

En la Nueva Galilea la humanidad tendrá un cuerpo mucho más fino y etérico que ahora,
la Tierra será transparente también y como resultado esos cuerpos serán más
permeables a los impactos espirituales de la Intuición. Esos cuerpos tampoco se
cansarán y por eso no habrá noche alguna, y los doce nervios craneanos, que son las
puertas del asiento de la conciencia, entonces como ahora, nunca estarán cerrados.
Además, la Nueva Galilea estará formada por éter luminoso y trasmitirá la luz solar. Esa
tierra será una tierra de paz (Jer-u-salén), porque la Fraternidad Universal unirá a todos
los seres de toda la Tierra en el Amor. No podrá existir la muerte, porque el árbol de vida,
la facultad de generar fuerza vital se habrá hecho posible por medio del órgano etérico de
la cabeza ya mencionado, que se desarrollará en todos aquéllos que van siendo elegidos
como progenitores de la humanidad de la Época venidera.


Esa raza se llama la "Raza de Cristo", pero entiéndase que no es debido a un Cristo
exterior, sino porque habrán desarrollado el principio Cristo dentro, porque actuarán
siguiendo los dictados del Espíritu mediante la Intuición, y todo cuanto hagan lo harán por
Amor. Únicamente mediante ese perfeccionamiento individual puede efectuarse la
salvación de la Raza, porque, según dijo Angelus Silesius,
Aunque Cristo renazca mil veces en Belén,
Si en ti mismo no nace tu alma sigue extraviada;
Ni importa que en el Gólgota contemples levantada
La Cruz, si no es un Gólgota tu corazón también.

***

del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel

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