OBSERVACIÓN
Uno de los más poderosos auxiliares del aspirante en sus esfuerzos es la observación. La mayoría de los hombres van por el mundo casi ciegos. De ellos es literalmente cierto el que "tiene ojos y no ven... tienen oídos y no oyen". En la mayor parte de la humanidad hay una falta deplorable de observación.
Muchas personas pueden excusarse, en cierto grado, porque su vista no es normal. La vida urbana ha causado grandes daños a los ojos. En el campo el niño aprende a usar los músculos del ojo en toda su extensión, relajándolos o contrayéndolos, según sea necesario, para ver objetos muy distantes o cercanos. Pero el hijo de las ciudades ve prácticamente todas las cosas a mano y los músculos de sus ojos apenas se emplean para observar objetos a gran distancia, y por consiguiente, se pierde esa facultad en gran parte, resultando de ello que prevalece la visión para las cosas próximas (miopía) y otras perturbaciones del ojo.
Es muy importante para el aspirante a la vida superior el que pueda ver todas las cosas en torno suyo de una manera clara, nítida y distinta, y en todos sus detalles. Para uno que sufre de la vista, el empleo de los lentes es lo mismo que se abriera ante él un mundo nuevo. En vez de perfiles borrosos, todo se ve claro y definido.
Si el estado de la vista requiere el empleo de dos focos, no debe contentarse con tener dos pares de anteojos, uno para las cosas próximas y otro para las lejanas, porque eso necesita cambios muy frecuentes. Y no solamente se necesita cambiarlos con frecuencia, sino que puede olvidárselos uno en casa al salir. Pueden tenerse los dos focos en un par de lentes bifocales, y éstos son los que deben usarse para facilitar la observación en los menores detalles.
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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel
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