humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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Cristo Salvador

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martes, 16 de octubre de 2012

MEDITACIÓN


MEDITACIÓN

Cuando el aspirante ha practicado la concentración durante algún tiempo, enfocando la mente sobre un mismo objeto, construyendo un pensamiento-forma viviente por medio de la facultad imaginativa, aprenderá, por medio de la Meditación, todo lo referente al objeto así creado.Suponiendo que el aspirante haya evocado, por medio de la concentración, la imagen de Cristo, es muy fácil reproducir meditativamente todos los incidentes de su vida, sus sufrimientos y su resurrección, pero mucho más allá de todo eso es lo que puede aprenderse por la meditación. Un conocimiento jamás soñado fluirá en el alma llenándola de gloriosa luz. Sin embargo, algo que carezca de interés y no sugiera por sí mismo nada interesante o maravilloso, es mejor para la práctica. Tratad de descubrir todo lo referente a un fósforo o a una mesa, por ejemplo.

Cuando la imagen de la mesa se ha formado claramente en la mente, tratad de pensar de qué clase de madera es y de dónde ha venido. Retrocédase hasta el tiempo en el que, como pequeña y delicada simiente, el árbol de cuya madera está formada la mesa, cayó por primera vez en la tierra del bosque. Obsérveselo año tras año, cubierto por las nieves del invierno o calentado por el Sol estival, creciendo continuamente, mientras sus raíces van constantemente penetrando en la tierra. Primeramente es un tierno vástago, mecido por la brisa; después un arbolito que gradualmente va creciendo cada vez más alto, dirigiendo su copa al aire y hacia los rayos del Sol. Conforme los años pasan, su fronda y su tronco se van haciendo cada vez más grandes, hasta que por último viene el leñador, con el hacha y el serrucho que brillan bajo los rayo del Sol. Cae el árbol y queda despojado de sus ramas, dejando sólo el tronco; éste es luego cortado en tablones, los que son luego arrastrados hasta el río, donde tendrán que esperar hasta la primavera, a fin de que la nieve derretida no obstaculice la corriente. Más tarde se hace un gran atado con los tablones, entre los cuales están los de aquel árbol. Conocemos todas las pequeñas peculiaridades de aquél y lo reconoceremos instantáneamente entre millares de otros; !tan claramente lo hemos observado mentalmente! Seguimos a la balsa en su curso por la corriente, observando los paisajes por los que pasamos y familiarizándonos con los hombres que cuidan de la balsa o jangada y que duermen sobre pequeñas hamacas sobre la carga flotante. Por último llegamos a un aserradero. Uno por uno los tablones son tomados por una cadena sin fin y extraídos fuera del agua. Aquí viene uno de nuestros tablones, cuya parte más ancha servirá de tablero a nuestra mesa. Se saca del agua para llevarla al galpón. Oímos el ansioso chirrido de las grandes sierras circulares que giran tan rápidamente que parecen torbellinos borrosos. Nuestro tablón queda colocado sobre un carro que lo conduce a una de esas sierras, la que en un momento muerde con sus dientes a la madera y la divide en tableros y planchas. Algunas maderas se apartan para formar parte de algún edificio, pero las mejores son llevadas a las fábricas de muebles, donde se meten en una estufa, en la que quedan secas por medio del vapor, para que no se tuerzan después de que se ha hecho el mueble. Entonces se las mete en una gran máquina plana, provista de muchas cuchillas afiladas que las suavizan. Después quedan cortadas en pedazos de diversos tamaños, pegándolas para formar los tableros de las mesas. Las patas se sacan de los troncos más finos y se colocan en la armazón que soporta el tablero; siendo nuevamente pulimentado entonces todo el mueble con papel de lija, barnizado y suavizado, quedando así completa la mesa en todos sus detalles. Después se la envía a otra mueblería, para que quede en existencia hasta su venta, y nosotros la seguimos hasta ese lugar en el que la compramos y la llevamos a casa, dejándola en el comedor.

De esta manera, por medio de la meditación, nos hemos familiarizado con varias ramas de la industria, necesarias para convertir un árbol del bosque en una pieza de moblaje. Hemos visto todas las máquinas y hombres y observado las peculiaridades de los diferentes lugares visitados. Hemos seguido además el proceso de la vida por el cual surgió el árbol de la delicada semilla, y hemos aprendido que tras toda apariencia, por común que sea, hay una historia interesante en sumo grado. Un alfiler; el fósforo con el que encendemos el gas; el gas mismo; y la habitación en la que encendemos ese gas, todos tienen historias muy interesantes que bien vale la pena de aprender.
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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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