humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

*
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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lunes, 20 de septiembre de 2010

Los elementos en la interpretación



Los elementos en la interpretación
Al enfocarnos sobre los elementos estamos tratando con las energías específicas de la
vida en funcionamiento.

Tradicionalmente a los elementos se los divide en dos grupos:

· activos y auto expresivos (Aire y Fuego)

· pasivos y auto-represivos (Tierra y Agua)

Por lo que, los signos de Agua y Tierra son más auto-represivos que los de Fuego y
Aire, en el sentido que viven más dentro de sí mismos y no se permiten proyectar sus
energías esenciales hacia fuera sin antes no tomar mucha cautela y previsión. Los signos de
Fuego y Aire son más auto expresivos ya que siempre están derramando su energía sin
reserva: los signos de Fuego mediante acción directa, y los de Aire mediante interacción
social y expresión verbal.

Todo individuo lleva consigo a los cuatro elementos, ya que son éstos los que hacen a
la condición humana.

Sin embargo, al observar una carta natal, no siempre encontramos que estos
elementos se hallen en equilibrio, o sea que los cuatro estén acentuados en proporciones
similares. Los elementos que carecen de énfasis indican reinos específicos de la actividad con
los que uno no está conscientemente en contacto, por lo que son precisamente estos
elementos los que nos están revelando una armonización que deberá cultivarse y
desarrollarse conscientemente a fin de que la persona gane experiencias en dicho campo.

Por el contrario, los elementos que más recalcan en un mapa natal relacionados con la
ubicación planetaria y con el elemento del Ascendente indican las energías y cualidades
principales con las que dicha persona está armonizada conscientemente. Estos elementos
dominantes nos están mostrando cuales son las energías que la persona utiliza más
fácilmente en su vida cotidiana, lo mismo que en qué reinos de la experiencia podrá participar
natural y espontáneamente.

Al analizar el desequilibrio marcados por los elementos es muy común encontrar la
raíz de un problema particular que hubo de inquietar a la persona durante toda su vida (ya sea
consciente o inconscientemente), a partir de lo cual la incrementada consciencia de su
desequilibrio innato podrá ayudarle a cultivar un contacto significativo con áreas de
experiencia que antes le fueron ajenas. Naturalmente, uno no podrá cambiar su propia
armonización simplemente a través del análisis y la discusión del problema, pero podrá
empezar a darse cuenta de que hay campos de la actividad y tipos de personas que pueden
enseñarle a entrar en contacto con dichas energías.

De modo parecido, quienes tienen un énfasis excesivo sobre un elemento particular
del mapa natal tienden a sobre valorar ese reino de la experiencia, en detrimento de su
potencialidad respecto a la totalidad.

Por lo que, el equilibrio de los elementos debe considerarse más como una pauta de
ulterior crecimiento que como un factor limitante de la auto expresión plena.
Al analizar un mapa en término del equilibrio de los elementos, el elemento más
dominante es habitualmente (pero no siempre) el del signo del Sol. Segundos en importancia
están los elementos del Ascendente, la Luna y Marte. Luego vienen los elementos de Venus
y Mercurio, seguidos por Júpiter y Saturno. Los elementos de Urano, Neptuno y Plutón
tienen muy poca importancia, aunque indican algunos factores inconscientes.

Se debe tener en cuenta, además, que el elemento en que se encuentra el regente
del Ascendente, lo mismo que el elemento en que se encuentra el regente del signo solar
(o sea quien está dispositando al Sol), ya que reciben énfasis complementarios.

Ejemplo: si en un mapa natal, Escorpión está en el Ascendente, el elemento de su
regente, Marte, recibirá más énfasis, pero no el de su co-regente, Plutón.

El elemento del Ascendente es de tal importancia en el poder de armonización que
uno debe considerar a dicho elemento especialmente acentuado. Por ejemplo: alguien con
libra en el Ascendente y con Venus en Cáncer, pero sin otros planetas en los signos de Agua
sería fuertemente influido por –y expresaría muchas cualidades de- las cualidades asociadas
con el elemento Agua. En tal caso la persona sería motivada por necesidades emocionales,
por el impulso de expresar sentimientos, mezclados con la naturaleza simpática de Cáncer.

Por lo que podríamos decir que el elemento del regente del Ascendente nos indica los
primordiales impulsos motivadores del individuo, conocimiento este que fácilmente podría
perderse si sólo se suma la cantidad de planetas de cada elemento y se les da igual peso al
determinar la armonización dominante de los elementos.

Como último punto veremos un ejemplo de la fuerza del elemento del Planeta que
disposita al Sol: en un mapa natal tenemos el Sol, la Luna, Venus Urano, Júpiter y Mercurio,
todos en el signo de Aries; por lo que cabría suponer que esta persona poseería notorias
características del elemento Fuego. Sin embargo, el regento de Aries, Marte, se halla en
Piscis, siendo el único Planeta en signo de Agua. El hecho de que el dispositor de todos los
planetas de Aries esté en un signo de Agua, modera la expresión del ígneo impulso de Aries y
matiza la auto expresión de dicha persona con una sensibilidad que no se encuentra
habitualmente con tantos planetas en Aries.

El elemento del signo del Sol revela dónde está arraigada la consciencia, con que
reino de la experiencia la persona está armonizada y de que campo de actividad y de su ser
deriva la energía que principalmente lo mueve. Así, los signo de Tierra se afirman en el mundo
material y en sus consideraciones en torno a la producción en el mismo, lo cual es
considerado mucho más real que cualquier otro aspecto de la vida; los signos de Agua viven
en sus sentimientos, siendo su estado emocional el que determina su conducta más que todo
lo demás; los signos de Aire viven en el reino abstracto del pensamiento, y para ellos un
pensamiento es tan real como cualquier objeto material; y por último, los signos de Fuego
viven en un estado de actividad muy excitada e inspirada, y mantener ese estado del ser es
crucial para que estén sanos y felices.

Otro modo de expresar el profundo significado del signo solar es ver en él la fuerza
interior básica que motiva todo lo que hacemos:

- los signos de Tierra son motivados por sus necesidades materiales,

- los signos de Agua por sus anhelos emocionales,

- los de Aire por sus conceptos intelectuales, y

- los de Fuego por sus inspiraciones.

Si descuidamos recargar nuestra energía básica del signo del Sol (lo mismo que las
energías indicadas por la ubicación elemental de los otros Planetas y del Ascendente), nos
volveremos más irritables y vulnerables a los trastornos físicos y psicológicos, al tiempo que
nos sentiremos más agotados. Esto se debe a que el elemento del signo del Sol está
indicando, como ya vimos, nuestra energía más primordial.

En otras palabras el elemento del signo del Sol es la fuente de nuestra vitalidad
básica, y la energía que nos permite revitalizarnos a fin de superar las tensiones y exigencias
de la vida diaria.

Por tal motivo, los signos de Tierra necesitan asumir deberes y obligaciones
materiales, ya que los desafíos para imponerse al mundo estimulan sus energías y alimentan
su necesidad de expresarse a través de la realización práctica. También pueden recargarse

mediante el trato con otras personas con énfasis en el elemento Tierra. Los signos de Agua
necesitan tratos con otras personas de Agua o un intenso compromiso emocional con cuanto
están haciendo. Los signos de Aire sienten la necesidad de una relación regular con otras
personas de mentalidad afín, de compromisos sociales que les permitan canalizar la expresión
de sus ideas, o un tipo de trabajo que les dé libertad y estímulo intelectual. Los signos de
Fuego requieren el compromiso con otras personas de Fuego, o con un tipo de trabajo que
sea físicamente exigente y activo.

También se puede armonizar conscientemente con la energía necesaria cultivando
íntimo contacto físico con ese elemento. Por lo que, los signos de Tierra toman energía de la
tierra, los del Agua del contacto con el agua, los de Aire toman su energía del aire, y los de
Fuego la toman del Sol y de la actividad física. Así, uno puede aprovechar el contacto con el
elemento del signo del Sol para revitalizarse y recuperarse del impacto desvitalizador de las
exigencias de la vida diaria, sobre todo si éstas implican que nos “movamos fuera” de nuestro
elemento solar.


Por último, cabe mencionar precisiones de Paracelso, médico y astrólogo medieval,
que derraman luz sobre cómo podemos trabajar con estas “fuerzas” llamadas elementos.

Por
aquellos tiempos, a las ondinas se las consideraba los espíritus del agua, y Paracelso
expresaba que se las debía controlar con firmeza, con lo que se representaba que las
personas de Agua debían ser firmes consigo mismas, y que dicha firmeza es el mejor modo
de tratarlas cuando sus emociones están fuera de control. A los espíritus del aire, los silfos,
se los podía controlar mediante constancia, ya que para los signos de Aire es difícil concretar
un compromiso con una resolución determinada, pero éste es precisamente un paso muy
importante en su evolución. Los espíritus del fuego son las salamandras, y se las puede
controlar principalmente mediante la placidez, expresando, así, que si los signos de Fuego
pudieran aprender a aceptar con calma la vida, evitarían muchas tensiones y derroche de
energía. A los espíritus de la tierra, los gnomos, se los debía controlar mediante jovial
generosidad, la cual no es una cualidad que se encuentre con facilidad en los signos de
Tierra, por lo que estas personas se beneficiarían bastante de cultivarla.

Como vimos, el estudio de los elementos nos muestra como podemos vivir mejor con
nosotros mismos y con los demás, satisfacer nuestras necesidades y revitalizar nuestro
campo de energía.

Puntos a tener en cuenta al estudiar la armonización de los elementos

Elemento del signo solar (impulsos motivadores inconscientes).

El elemento del Ascendente.

El elemento en que se encuentra el regente del Ascendente (principales impulsos
motivadores conscientes)

El elemento en que se encuentra el Planeta que disposita al Sol.

Elemento de la Luna, Marte, Venus y Mercurio.

Elemento de Júpiter y Saturno.

Elementos en que se encuentran Urano, Neptuno y Plutón.

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Curso de Astrología básico Página: 53 - Fraternidad Rosacruz Max Heindel del Uruguay

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