Nº 23. — LOCURA Y ESPÍRITUS CONTROL
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Al juzgar este horóscopo miremos primeramente a la mentalidad, pues éste
es siempre el factor más importante en el tratamiento de un enfermo. Mercurio y la
Luna son los factores principales para determinar este punto, aunque, por
supuesto, todos los planetas tienen su parte en ello así como en cualquiera otro
asunto. Aquí, nosotros tenemos que Mercurio está en combustión y que está con
el Sol en el signo común Piscis. Esto en sí no es buen augurio que digamos;
vemos después que la Luna está en conjunción con Neptuno en Aries, que está en
cuadratura con Saturno y Júpiter y que, por lo tanto, la mente debe ser débil y de
naturaleza inestable. Marte, la Luna y Neptuno en Aries harían por sí solos una
persona errática, pero cuando encontramos, como aquí, que la Luna está en
cuadratura con Júpiter, el planeta de la religión, y también con Saturno, el planeta
de la obstrucción y negación, produce naturalmente una condición muy mala.
La oposición de Júpiter con Saturno indica que cualquier deseo que por la
religión pueda engendrar Júpiter, estará siempre en oposición a la influencia de
Saturno, que siempre aconseja “No, no, no”, ocasionando que la persona rehusé
lo que anhela y necesita realmente.
Es cosa sabida por todos, que lo que no podemos comprender aparece
caótico y lejano a nuestras mentes.
Neptuno es el planeta del miedo y del caos para nosotros, porque la raza
humana todavía no ha podido asimilarse sus elevadas vibraciones, y éste, con la
Luna en cuadratura con Urano, ocasionan ese estado mental caótico que
observamos en este círculo. Para expulsar esta influencia está el trígono de
Júpiter, el planeta de la religión, con el Sol y Mercurio; pero aun esta influencia no
podía dominar completamente la condición, aunque no hay duda que esta fuerza
redentora surtirá su efecto para combatir el día adverso en el que la mente se
desequilibre totalmente.
Como es norma general, las órbitas planetarias en su danza circular llegan
a un punto en el que la cuerda de cada aspecto se pulsa, lo cual entonces produce
el tono de armonía o discordia que nos impele a las acciones que llamamos
buenas o malas según el caso.
El tiempo marcado en el reloj del destino por la mano de Dios fue en abril
de 1913, cuando la fase lunar estaba en conjunción con la Luna radical en Aries.
Esto naturalmente excitó la cuadratura radical de Saturno y Júpiter y también su
oposición, y así fue como se cumplió lo señalado en este horóscopo; esta persona
se volvió violentamente loca.
Nosotros podemos ver la causa inmediata que precipitó tal calamidad en la
posición radical de Neptuno y Urano. Estos planetas, las octavas de Mercurio y
Venus, en la posición de cuadratura pondrán a la persona en contacto siempre
con espíritus que han dejado sus cuerpos o con aquéllos que no han habitado
nunca un cuerpo como el que nosotros poseemos.
Durante los aspectos como los anteriores tendrán una excelente coyuntura
para emplear esta pobre persona como un instrumento para sus prácticas
nefastas, porqué naturalmente aquellos espíritus que vienen con ocasión del
aspecto de cuadratura no son de los que no pueden llamar buenos en ningún
sentido; ellos no tienen designios benévolos para favorecer a sus víctimas, sin
importar, lo que puedan manifestar ellos por su parte. Entonces podemos
hacernos esta pregunta: ¿Qué es lo que podemos hacer por una persona en este
estado? Tenemos un buen aspecto de la Luna y Neptuno, que es el sextil con
Venus. Neptuno gobierna la música —en particular la música clásica de cuerdas—
y Venus en Acuario da a la persona una atracción por esa clase de música
precisamente que podrá calmar la mente. Esta configuración da también gusto por
los colores brillantes y el brillo del Sol que ayudará para armonizar el sistema. Esta
enferma no debe leer libros, sino que debe tener un descanso completo de todo
esfuerzo mental, con una conversación lo más alegre posible y una dieta
vegetariana. Con todo esto hay alguna probabilidad de que pueda ser dominada
esta mala configuración y restaurado el equilibrio mental de la paciente, aunque
nunca volverá a ser perfecto.
***
del libro "El Mensaje de las Estrellas" de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel
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