humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

Departamento de Curacion de The Rosicrucian Fellowship

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Cristo Salvador

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miércoles, 7 de noviembre de 2012

VISIÓN ESPIRITUAL Y MUNDOS ESPIRITUALES


VISIÓN ESPIRITUAL Y MUNDOS ESPIRITUALES


En la primera Instrucción vimos que la única teoría sobre la vida que lleva la antorcha de la razón es la de que el Ego humano es inmortal, de que la vida terrestre es una escuela y que el Ego vuelve a esa escuela vida tras vida para aprender la lección, dirigido por las dos leyes, la de Consecuencia y la de Renacimiento, progresando así convenientemente hacia la meta de la perfección.

La mencionada solución al enigma de la vida provoca naturalmente la pregunta: "y si los que llamamos muertos están vivos en realidad, ¿por qué no los vemos y dónde están?"

Esa pregunta fue contestada en la segunda Instrucción en la que se demostró por medio de testimonios inductivos, deductivos y directos, que hay un mundo invisible en torno nuestro, habitado por los llamados muertos, quienes viven en plena posesión de todas sus facultades, y que la única razón por la que no los percibimos ordinariamente es porque carecemos del sentido necesario para ello. El ciego no puede percibir la luz y el color por carecer de la visión física. Nosotros no podemos ver los mundos espirituales porque carecemos de la visión espiritual. Todos tenemos ese "sexto" sentido en estado
latente y en todos sin excepción puede despertarse mediante métodos apropiados, que se indican en la Instrucción XI de esta serie.
En esta Instrucción investigaremos los mundos internos y no estará fuera de lugar el dar una idea general de como conoce el clarividente los mundos invisibles, demostrando a la vez la amplitud, alcance y limitaciones de la clarividencia.

"Clarividente" es el nombre que se da a las personas que ven objetos invisibles para la humanidad ordinaria. Ese nombre significa sencillamente "visión clara" y contrariamente a la idea generalmente aceptada, hay diferentes clases de clarividentes. Algunos se parecen a un prisionero que se encontrara tras una ventana enrejada y cuya capacidad de visión dependiera del panorama de que se pueda dominar desde ella, (bien sea de a un patio de la cárcel o bien que de al campo). Si la ventana tiene además un postigo que se abra a cierre independientemente de su voluntad, comprenderemos fácilmente que
sus observaciones son de tan escaso valor para él mismo como para los demás.
 Cuando se abra el postigo podrá ver lo que ocurra fuera en la parte del mundo interno que esté ante él. No puede ver lo que quiera, agrádele o no la visión; tiene que soportarla hasta que se desvanezca por sí sola. A esas personas se las llama clarividentes negativos o involuntarios.

Otros, en cambio, si bien tienen limitada la amplitud de su visión dominan el postigo, pueden abrirlo o cerrarlo a voluntad, pudiendo ver todo cuanto esté a su alcance. Son también negativos, pero pueden ver "a voluntad" y por lo tanto se les llama clarividentes voluntarios.

Hay también otros cuya facultad puede compararse al estado de un prisionero encerrado en una cárcel de cristal situada en una colina y que tuviera a su disposición telescopios del mayor alcance, con obturadores construidos en tal forma que se abrieran tan Pronto como se quisiera mirar y se cerraran inmediatamente que se dejara de hacerlo. De esta manera tendría pleno dominio sobre su visión, pudiendo ver o no o dirigir su mirada a
cualquier objeto que deseara estudiar. Este sería por lo tanto un clarividente entrenado.

Hay aún un grado superior a éste, en el que las puertas de la prisión se abren y el hombre puede abandonar el cuerpo denso a voluntad, ir a los mundos invisibles y estudiar allí las cosas que desee conocer, cosas que la clase citada en el último término sólo puede ver a distancia. Abandonar el cuerpo denso, es, por supuesto, el método ideal. Entonces el hombre no es ya solamente clarividente: es un habitante de dos o más mundos. Pero este estado no lo consiguen generalmente los simples investigadores, sino aquéllos que han hecho el voto de dedicar sus vidas al servicio de la humanidad. A éstos
últimos se les llama Auxiliares Invisibles, los que trabajan bajo la dirección de los Grandes Guías de la humanidad: nuestros Hermanos Mayores.
Así como hay muchas personas que cometen el error de ser escépticas respecto a la existencia de los mundos suprasensibles, hay otras que se van al otro extremo, una vez convencidas de la verdad de los mundos invisibles, y creen que cualquiera que pueda "ver" clarividentemente ve toda la verdad y enseguida "sabe" todo lo concerniente a esos mundos superiores.
Es ese un gran error y la falacia de tal idea se comprenderá fácilmente comparándola con nuestros asuntos cotidianos. No nos imaginamos nunca que un hombre que haya nacido ciego "conozca todo" lo del Mundo Físico por el hecho de recobrar su vista; aún más, asaz sabemos que aún aquéllos que hemos tenido la vista sana toda la vida estamos muy lejos de poseer un conocimiento universal acerca de las cosas que nos rodean. La
lógica y la analogía quedarían violadas aplicando aquellas suposiciones a los mundos internos. En realidad, ningún clarividente, aunque sea desarrollado, conoce todo lo que haya allí, pues sólo conoce lo que ha investigado. Un ciego que obtenga la visión debe aprender a usar sus ojos, a medir las distancias, etc., lo mismo que el niño; y así también debe ejercitarse el clarividente antes de que su facultad sea realmente útil, e invariablemente, las personas más proficientes en ello son siempre las más modestas en sus afirmaciones y más dispuestas se encuentran a prestar oídos a las versiones de los demás, sabiendo cuanto es lo que aún se desconoce y cuan poco puede abarcar el
investigador de las muchas fases de un asunto.

Además, en el Mundo Físico, las formas son estables y no cambian fácilmente, pero en los mundos internos todo está moviéndose intensamente. Las formas cambian de una manera y con una facilidad como apenas es oscuramente mostrado en nuestros cuentos de hadas. Lo maravilloso no es que el clarividente involuntario mezcle a menudo las cosas lastimosamente, sino que consiga ver algo correctamente. El ejercitamiento consiste en enseñar al neófito a mirar más allá de la forma, que es evanescente e ilusoria, dirigiendo su mirada a la vida que es siempre la misma, sin importar cual sea la
"forma" que pueda tomar. Porque únicamente cuando se puede hacer eso, ver la "vida", se está libre de toda tergiversación.

Antes de proceder a la investigación de los mundos invisibles, debemos indicar
primeramente la concepción Rosacruz del Mundo Físico, porque difiere un tanto de las ideas aceptadas generalmente.

Región Química del Mundo Físico
En las cosas de la vida cotidiana distinguimos entre los sólidos, líquidos y gases. Todos ellos los agrupa la ciencia en unos setenta elementos inorgánicos, tales como hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, ,carbono, etc. Con estos elementos se construyen todas las formas.

También distinguimos cuatro reinos: mineral, vegetal, animal y humano, pero esta distinción es con referencia a las cuatro corrientes de vida de espíritus evolucionantes en varios grados de desarrollo, que se manifiestan como Vida, moldeando los elementos químicos en la multitud de Formas que vernos en torno nuestro.

Esta cuádruple corriente de vida está más o menos firmemente adherida a las formas que ha construido de acuerdo con el grado de desarrollo alcanzado por los diversos Espíritus que la componen.

Los Espíritus que componen la Corriente de Vida Mineral son tal débiles y, por lo tanto, están tan adheridos a la materia que forman los cristales inorgánicos, que parecen inseparables de ella. Esta corriente de vida se manifiesta como fuerza química.

Los Espíritus de la Corriente de Vida Vegetal asimilan los elementos químicos
cristalizados y transforman los cristales en cristaloides cuando construyen con ellos sus cuerpos más complejos.

Estas formas vegetales son a su vez utilizadas por las Corrientes de Vida Animal y Humana, agrupándolas como células y órganos que colectivamente componen los más complicados vehículos de los dos reinos superiores.
Mientras las tres corrientes de vida más desarrolladas están obrando sobre la materia química, la vida mineral, inmergida en ella, se hace inerte o, en cierto sentido, muere; pero en el momento en que la vida vegetal, animal o humana abandona una forma, que entonces decimos que está "muerta", la vida mineral nativa de la materia química se liberta nuevamente para afirmarse a sí misma, manifestándose como fuerzas químicas, las que producen el disgregamiento y descomponen la forma en sus constituyentes originales.

Algunos hombres de ciencia atribuyen sensación a los minerales, a los tejidos vegetales y animales "muertos". Las observaciones de la ciencia son correctas, pero es un grave error llamar sensación" o "sentimiento" a lo que no es más que una simple respuesta de la vida mineral a los impactos cuya vida anima a la forma cuando no se la ha apropiado para su uso alguna de las corrientes de vida superiores. La corriente de vida mineral que animal a los tejidos que los experimentadores emplean, meramente registra una impresión; pero es incapaz de verdadera sensación, como la de dolor o placer. Esas cualidades anímicas proclaman una conciencia "interna" capaz de "vibrar sobre" y con
las impresiones que recibe. Esto está aun más allá de la vida mineral y por lo tanto todas las formas, como tales, carecen de sensación como los elementos químicos de que están compuestas. La ciencia reconoce este hecho al afirmar que no hay sensación alguna en el dedo cuando éste se hiere, sino que inconscientemente trasmite la sensación de dolor al cerebro. El ocultista científico sostiene que todas las formas, cerebro, músculos, o
huesos, carecen igualmente de sensación porque la sensación es un proceso de la vida no inherente a los sólidos, líquidos o gases ni adquirible por ellos durante el tiempo en que están utilizados por las corrientes de vida superiores, que emplean esas substancias en sus propias formas para poder así expresarse mediante ellas en el Mundo Físico
denso y visible.
Así que si el hombre poseyera nada más que su cuerpo denso sería incapaz de
manifestar vida, como lo son las sustancias químicas que componen ese cuerpo, y si existiera solamente ese Mundo Físico visible, nunca podrían existir otras formas que no fueran cristales inertes. Los animales, vegetales y hombres hubieran sido realizaciones imposibles en la Naturaleza.
Región Etérica del Mundo Físico
Los Rosacruces, en armonia con las demás escuelas de ocultismo, dividen cada mundo en siete "regiones" o estados de materia. Nuestro mundo visible comprende nada más que tres de esas regiones; sólidos, líquidos y gases. El invisible éter ocupa las cuatro regiones restantes y la ciencia oculta comienza sus investigaciones por el estudio de este cuádruple éter.
A esos cuatro estados del éter se les llama la Región Etérica. El éter es el medio por el que fluye la energía solar en los cuerpos densos de las plantas, de los animales y del hombre, y de esta manera es la base de la manifestación de la Vida, y de la vitalidad. los nombres y funciones específicas de esos cuatro estados del éter, contando de abajo para arriba son los siguientes:
1º El Éter Químico es el medium o conductor de las fuerzas químicas que producen la formación de cristales, manifestándose ,como atracciones, y repulsiones, amores y odios de los átomos, la "afinidad electiva" de la que hablaba Goethe, por la cual pueden mezclarse el alcohol y el agua pero no el agua y el aceite. Otras fuerzas manifiéstanse en este éter, produciendo la asimilación, el crecimiento y la excreción que vemos en los reinos superiores: vegetal, animal y humano. El éter químico es el único activo en los
elementos químicos minerales en estado nativo.

2º El Éter de Vida. Un pez puede vivir y moverse en el agua. El animal y el hombre no pueden hacerlo. Viven en el aire que sofoca a su vez al pez. Así que cada reino de la Naturaleza es el medio de manifestación de inteligencias de diversa constitución y de varios estados de desarrollo, teniendo diferentes misiones en la economía de la Naturaleza. Mientras que las fuerzas que obran en el Éter Químico están relacionadas solamente con el mantenimiento de la forma separada, el éter de vida es el éter de la fuerza propagadora que tiene por objeto la perpetuación de la especie y de la raza. Están activas por lo tanto en los vegetales, en los animales y en el hombre.

3º El Éter Luminoso es el medium de manifestación de las fuerzas que producen el calor, el movimiento y la circulación de la sangre en el animal y el hombre y de la savia en los vegetales.

Por intermedio de dicho éter se deposita la verde clorofila en las hojas, coloreándose también por él las flores, los animales y el hombre. Es la vía de ingreso de las fuerzas solares que construyen el ojo y de la visión. Las fuerzas de este éter están parcialmente activas en los vegetales, y plenamente activas en los animales y el hombre.

4º El Éter Reflector es la substancia de la más elevada región del Mundo Físico y allí se pueden encontrar las imágenes o recuerdos de todo lo que ha sido en el Mundo Físico.
Por lo tanto decimos que contiene "la Memoria de la Naturaleza". Allí puede recobrarse en cualquier momento la idea o imagen de la casa que formuló el arquitecto citado como ejemplo, esté muerto o viva aún. Pero el Eter Reflector tiene ese nombre por más de un motivo, porque las imágenes que allí se encuentran, aunque son reproducciones de los objetos del Mundo Físico, no son más que reflejos de las imágenes que se encuentran en un mundo mucho más elevado, en el que esos recuerdos son permanentes, claros y definidos. Estos anales del Éter Reflector sólo los leen los clarividentes involuntarios y los psicómetras que no pueden elegir, aun cuando hayan oído hablar de la existencia de esos registros o anales más elevados.

Algunas veces el discípulo de ocultismo también busca esos registros en el Eter Reflector cuando comienza a investigar los dominios invisibles, pero se le previene su alcance, para que no se decepcione después creyéndolo la última perfección y a su debido tiempo se le enseñará a emplear los anales más elevados.

Este éter es uno de los más importantes dominios de la Naturaleza; es la vía de ingreso  mediante el cual el Ego manipula el cerebro y el sistema nervioso y gobierna su cuerpo denso; y en el éter reflector es donde el Ego imprime los recuerdos de sus experiencias que llamamos memoria.

La ciencia nos enseña que lo mismo en el sólido más denso que en el gas más sutil ni dos átomos se tocan, sino que flotan, por decirla así en un océano de éter. Esto es cierto, pero es sólo parte de la cosa; si eso fuera todo sería imposible explicar lógicamente la diferencia entre los cuatro reinos.
Sabemos que para funcionar en el mundo visible es necesario tener un cuerpo denso. Sin tal cuerpo seríamos "fantasmas", invisibles para los otros seres físicos.
Y lo mismo es verdad para los otros mundos. Para poder funcionar en ellos o expresar sus cualidades peculiares, debemos primeramente tener un vehículo formado por sus materiales; y así como es necesario tener un cuerpo denso antes de que podamos actuar en el Mundo Físico, así también debemos tener un cuerpo vital para poder manifestar vida, asimilar, crecer y propagarnos. La corriente de vida mineral actualmente inmergida en la materia de la Región Química no tiene cuerpo vital separado. Las plantas, los animales y el hombre tienen cuerpos vitales, pero están tan diferentemente construidos
como sus respectivos cuerpos densos, variando en cuanto a la calidad, cantidad y organización de la materia etérica que los compone.
Sin embargo, la sola posesión de un cuerpo denso y de un cuerpo vital no es suficiente para explicar todos los hechos de la vida. Si no hubiera otros reinos en la Naturaleza, los cuerpos animales y humanos movibles serían imposibilidades; y aun cuando se hubieran creado cuerpos con el poder de moverse, faltaría el incentivo para ello. El ocultista encuentra que la acción tiene su incentivo en el.

Mundo del Deseo
Como el Mundo Físico, este dominio de la Naturaleza está también compuesto por siete regiones que dividen la materia de acuerdo con su relativa densidad y otras cualidades.

Cuando hablamos de este mundo hablamos de una manera muy diferente de la del Mundo Físico. Esta diferencia es sumamente difícil de describir, porque todos nuestros términos de lenguaje se refieren al mundo de los sentidos, y lo mejor que puede y de aquello en lo que no se parecen.
En primer lugar, aunque la materia de deseos es un grado menos densa que la materia física, no es, bajo ningún concepto materia física "sutilizada". Es muy cierto que el átomo último de todas las formas físicas es el mismo; que la montaña y la flor, el ratón y el hombre están formados todos por la misma clase de átomos; pero sin embargo nunca decimos que el ratón tenga un grado más de "sutilidad" que la montaña. Una diferencia análoga se encierra en la afirmación relativa a la densidad de las dos clases de materia,
que hace a la una esclava de leyes que en la otra no rigen.
La materia de deseos o emocional está caracterizada particularmente por la facilidad con que se moldea en diferentes formas y por su capacidad de cambiar de una forma a otra.
Plasticidad es una palabra demasiado pobre para poder calificar a esa cualidad; ademásla materia de deseos es también un manantial de luz y de color de tal brillantes y luminosidad, tan iridiscente, que nuestros más hermosos crepúsculos parecen obscuros y muertos en comparación con aquélla. Esta luminosidad fulgurante fue la que hizo que los alquimistas medievales la llamaran "astral" o "estelar” aunque nada tiene que ver con las
estrellas. Una idea escasísimamente aproximada de ella puede obtenerse tomando una concha de nacar y observando la brillante y variada coloración que adquiere, fluída y cambiante cuando se la pone bajo la luz del Sol y mueve ligeramente.
Para comprender razonablemente lo que es el Mundo del Deseo debemos comprender que es el mundo de la sensación, del deseo, de los anhelos y emociones. Así como nuestros huesos, sangre y carne están compuestos de materia química, así también, nuestros deseos y emociones están formados por materia del Mundo del Deseo; y así como nuestros cuerpos densos están sujetos gravedad y otras leyes físicas, así también nuestros deseos, etc., están dominados por la Atracción y Repulsión, las dos grandes fuerzas del Mundo del Deseo.
La Repulsión es la fuerza predominante en las tres regiones inferiores o más densas. La atracción solo tiene su imperio en las tres regiones superiores, donde la materia es más sutil pero está también presente en algún grado en las tres regiones inferiores, donde se opone a la fuerza de Repulsión.
La Región Central es la Región del "Sentimiento". En ella el interés o la indiferencia por un objeto o idea rompe el equilibrio en favor de una de las otras dos fuerzas, atracción o repulsión, relegando por lo tanto al objeto o idea que engendró el sentimiento a las tres regiones superiores o a las tres inferiores, o, según sea el caso, expulsándolo de nuestras vidas. Una ilustración mostrará el principio que los rige y cómo esos "dos
sentimientos" son los resortes que mueven al mundo por medio de las "dos fuerzas".
Los animales y el hombre tienen cuerpos de deseos y están por lo tanto dominados por los dos sentimientos y por las dos fuerzas. Un tigre de los juncales pasará ante un pan con toda indiferencia. Pero sí sentirá interés por el poseedor del pan. Su interés despertará la fuerza de atracción y tratará de matarlo. Este acto de destrucción no es, en manera alguna, ni el fin ni el objeto del tigre, sino un paso necesario para su asimilación.
Si el tigre viera a otra fiera que estuviera tratando algo sobre lo que aquel consideraba su botín, también le producirá interés. Pero en este caso el sentimiento de interés despertará la fuerza de repulsión y se producirá una lucha, siendo el objeto de la misma la destrucción del adversario. En el caso mencionado y en los casos en los que los deseos animales del hombre son factores integrantes, esos dos sentimientos y esa duple
fuerza opera análogamente, pero hay una diferencia en la composición del cuerpo de deseos del hombre y del animal.
El cuerpo de deseos de un animal está compuesto solamente por materia de las cuatro regiones inferiores del Mundo del Deseo. De ahí que sea incapaz de sentir más que deseos animales de alimento , defensa o análogos. Un santo sentiría agudos remordimientos por haber expresado inadvertidamente alguna palabra dura e hiriente; los tigres permanecen tranquilos, sin el menor sentimiento por haber obrado mal, aunque maten diariamente. La razón es que el cuerpo de deseos del hombre está compuesto de materia de todas las siete regiones del Mundo del Deseo, así que es capaz de sentir más
sutil y elevadamente que el animal, en cierto sentido. Otra ilustración aclarará el punto:
Tres hombres van caminando por una carretera, Ven a un perro enfermo, cubierto de llagas, sufriendo evidentemente dolores intensísimos y hambre.
Esto es evidente para los tres hombres; es lo que testimonian sus sentidos. Ahora viene el "sentimiento". Uno se queda "indiferente" y sigue su camino sin preocuparse, abandonando al perro a su destino. No sucede así con los otros. Ambos se interesan y se quedan; pero este sentimiento de interés se manifiesta de distinta manera en los dos hombres.
El interés de un hombre es de simpatía, de auxilio impeliéndolo a cuidar al pobre animal, para mitigar sus dolores y restaurar su salud. En él, el "sentimiento de interés" ha despertado la "fuerza de atracción'.
El interés del otro hombre es de naturaleza opuesta. Ve nada más que un objeto asqueroso, que ofende su sentido estético y desea librar al mundo de tal ruina tan pronto como sea posible; desea matar al animal y quemarlo. En él, el "sentimiento de interés" ha engendrado la "fuerza destructivo de repulsión".
De esta manera vernos que toda acción o refrenación (que no es más que una acción negativa) es debida a los dos sentimientos. El Interés que pone en acción a una de las dos fuerzas, Atracción o Repulsión, y la Indiferencia que simplemente corta toda relación o idea con el objeto a que va dirigida. Si nuestro interés por un objeto o idea genera repulsión, eso, por supuesto, hará que lo expulsemos de nuestras vidas, pero, hay una
gran diferencia en la acción de la fuerza de repulsión y el sentimiento de indiferencia.
Vernos, pues, que un cuerpo denso formado por la sustancia de la Región Química, animado y vitalizado por el cuerpo vital compuesto por los éteres de la Región Etérica, recibe el incentivo para la acción del cuerpo de deseos, un incentivo que los animales siguen absolutamente, pero que en el hombre esta reprimido por otro factor, por cuya razón a veces se ve obligado a obrar contra sus deseos. Si no hubiera otros dominios en la Naturaleza
El Mundo del Pensamiento
Debe ser tenido en cuenta este Mundo para poder explicarnos al hombre. De su
substancia se forma la mente para obrar como freno de los impulsos del cuerpo de deseos, indicando la contraria a los impulsos de los dos sentimientos, debido amplio punto de vista alcanzado por la razón.
El Mundo del Pensamiento se compone también de siete regiones en las que la materia está clasificada de acuerdo con su densidad y calidad; además está dividida en dos secciones principales: la "Región del Pensamiento Concreto" y la "Región del Pensamiento Abstracto".
En las tres divisiones inferiores de la Región del Pensamiento Concreto están los arquetipos de todo lo que vemos en el Mundo Físico, como minerales, vegetales, animales y hombres de los continentes, ríos y océanos; y en ellas, el clarividente ejercitado cuya facultad le permite remontarse hasta esos elevados dominios ve, también el océano universal de vida, en el que están sumergidas todas las formas, ve el mismo impulso vital moviéndose de forma a forma en ciclos rítmicos, sustentando la forma especializada por el Ego del hombre o por el Espíritu-Grupo animal y vegetal.
Esos arquetipos no son simplemente modelos, en el sentido en que generalmente se habla de ellos, como una cosa en miniatura o de material más fino; son arquetipos creadores que moldean todas las formas visibles, tales como las vemos en el mundo, a su propia imagen y semejanza, o mejor dicho, semejanzas, porque muy a menudo muchos arquetipos trabajan juntos para formar ciertas especies, dando cada uno la parte de sí mismo que se requiera para construir la forma necesaria. Están dominados y
dirigidos por las "Fuerzas Arquetípicas" que se encuentran en la cuarta división. Nuestra mente está formada por la substancia de las cuatro divisiones inferiores, permitiendo al hombre el formar también pensamientos e imágenes que luego puede reproducir en hierro, piedra o madera, así que por medio de la mente que obtiene de este mundo mental el hombre se convierte en un creador en el Mundo Físico, análogo a las fuerzas arquetípicas.
Pero, ¿qué es lo que dirige a la mente en vez de las fuerzas arquetípicas que guían las operaciones de los arquetipos? Es el Ego, quien obtiene sus ropajes de las tres secciones superiores, llamadas la Región del Pensamiento Abstracto e Ideas.
Vemos, pues, que el hombre es un ser muy complicado, habitante de tres mundos a los que está correlacionado por una cadena ininterrumpida de cinco vehículos, los que le proporcionan una conciencia de vigilia, permitiéndole ver los objetos fuera, en el espacio, con contornos nítidos y claros.
El animal no tiene espíritu "individual" todavía, pero tiene el llamado Espíritu-Grupo que anima a todos los miembros de la misma especie. Los animales tienen tres distintos cuerpos- denso, vital y de deseos, pero carecen de un eslabón de la cadena: la mente.
De ahí que los animales no piensen ordinariamente, pero así como "inducimos" electricidad en un alambre poniéndolo cerca de otro que esté cargado, así también, por contacto con el hombre se ha producido una suerte de "inducción" mental en los llamados animales superiores, tales como el perro, el gato, el caballo y el elefante. Los demás animales obedecen los impulsos (que llamamos instinto) del Espíritu-Grupo animal. No
ven los objetos con la misma nitidez con que los ve el hombre; en las especies inferiores la conciencia del animal se resuelve más y más en una "conciencia imaginativa" semejante al estado humano de sueño con ensueños, salvo que las imágenes no son confusas e ¡lógicas, sino que concuerdan perfectamente con el animal y con los impulsos del Espíritu-Grupo.
Las plantas tienen un cuerpo denso y un cuerpo vital; de ahí que no puedan sentir ni pensar. Carecen de cuerpo de deseos y mente, y por lo tanto existe una distancia mayor entre la planta y su Espíritu-Grupo que entre el animal y el suyo; de ahí que la conciencia del vegetal sea correspondientemente más obscura, pareciéndose al estado de sueño sin
ensueños.
El mineral tiene únicamente un cuerpo denso. Carece de tres eslabones de la cadena que lo uniría a su Espíritu-Grupo. Es, por lo tanto, inerte y su inconciencia se asemeja a la del
cuerpo humano en estado de "trance" cuando el Espíritu humano, el Ego, está fuera de su vehículo.
En conclusión- notemos que los tres mundos en los que vivimos no están separados por el espacio. Están todos en torno nuestro, como la luz y el color, inmergidos en la materia física cual si fueran las líneas de cristalización de los minerales. Si dejamos que un platito con agua se hiele y lo examinamos después microscópicamente veremos cristales de hielo divididos unos de otros por líneas. Estas líneas estaban presentes aunque no vistas en el agua como líneas de fuerza, invisibles hasta que se produjeron las condiciones apropiadas. Así que cada mundo está sumergido en el próximo inmediato, invisible hasta que se produzcan las condiciones apropiadas; pero cuando nos hayamos preparado para ello, la Naturaleza, que está siempre pronta para desarrollar ante nosotros sus maravillas, expresará su ardiente alegría a cualquiera que, como  auxiliar de la evolución, obtenga la
ciudadanía en esos dominios invisibles.

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del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel

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martes, 6 de noviembre de 2012

¿DONDE ESTÁN LOS MUERTOS? - INSTRUCCIÓN II



INSTRUCCIÓN II



¿DONDE ESTÁN LOS MUERTOS?

Un poco de meditación hará evidente a cualquier investigador que vivimos en un mundo de efectos que es el resultado de causas invisibles. Vemos la Materia y la forma, pero la Fuerza que moldea a la materia en formas y la vivifica es invisible para nosotros. No podemos conocer la vida directamente por medio de los sentidos; es invisible y existe por sí mismo independiente de las diversas formas que vemos como manifestación de ella.

Electricidad, magnetismo, vapor, son otros tantos nombres que damos a fuerzas que no podrán ver nunca los ojos físicos, si bien sujetándolas a ciertas leyes descubiertas por la experimentación podemos convertirlas en nuestros servidores más valiosos. Vemos su manifestación en el movimiento de los automóviles, en los ferrocarriles y vapores; ellas iluminan nuestro camino por la noche o llevan nuestros mensajes en torno del globo con una velocidad tal, que el espacio queda casi como aniquilado, poniendo las antípodas al
alcance de nuestra mano en pocos segundos de tiempo.

Ellas están enteramente bajo nuestro dominio, infatigable y fieles en la realización de innumerables tareas, si bien, como ya dijimos, nunca hemos visto a esas fidelísimas e inestimables servidoras. Esas fuerzas naturales no son ni ciegas ni ininteligentes como equivocadamente creemos; hay muchas clases de ellas y obran en diferentes sentidos en la vida. Puede ser que una ilustración haga más claro su estado con relación a nosotros.

Supongamos un carpintero construyendo una empalizada y un perro ante él
observándolo. El perro ve al carpintero y a su obra a la vez, si bien no comprende del todo que es lo que está haciendo. Si el carpintero fuera invisible para el perro éste vería que la empalizada se iba formando lentamente, vería como se hundían los clavos, percibiría la manifestación pero no la causa y estaría entonces en la misma relación respecto al carpintero que nosotros respecto a los fuerzas naturales que se manifiestan en torno nuestro como gravedad, electricidad o magnetismo.

Durante las últimas centurias, pero especialmente en los últimos sesenta años, la ciencia ha hecho enormes progresos en la investigación del mundo en el que vivimos y el resultado ha sido la revelación en todo sentido de un mundo anteriormente invisible. Con telescopios de creciente poder los astrónomos han ido penetrando el espacio, descubriendo más y más mundos; con admirable ingeniosidad han unido la cámara obscura al telescopio y han fotografiado así soles que están a enormes distancias de nosotros, tanto, que sus rayos no impresionan nuestra retina y únicamente pueden
encontrarse mediante largas horas de exposición con placas sumamente sensibles.

En el dominio de lo diminutamente pequeño, la creciente perfección del microscopio ha obtenido resultados semejantes; un mundo invisible anteriormente ha sido descubierto, conteniendo una vida activísima cuya diversidad es apenas menos compleja que el mundo que percibimos a través de nuestros imperfectos sentidos. El mirar a través del ocular de un microscopio produce una gran fatiga en los ojos, pero aquí también los lentes de la cámara obscura ayudan al hombre. Con los accesorios mecánicos apropiados y con una iluminación conveniente se pueden obtener placas permanentes de
los fenómenos microscópicos a una velocidad aproximada de setenta negativos por segundo. Éstos pueden ser luego amplificados y proyectados sobre una pantalla como cuadros vivientes, movibles, que centenares de personas pueden ver a la vez sentadas confortablemente.

Puede observarse como la savia circula lentamente por las venas de una hoja o examinar el camino que recorre la sangre a través de las semitransparentes venas de la pierna de una rama. Los gusanos del queso parecen tan grandes como cangrejos caminando de un lado para otro en busca de presa. Una gota de agua contiene muchos globitos de color obscuro que crecen y revientan arrojando numerosísimas bolitas minúsculas que a su vez se expanden y salen fuera de su matriz. El doctor Bastián, de Londres, ha pedido ver
hasta una pequeña manchita situada en el dorso de un cíclope (de los que hay muchos en una gota de agua) que se desarrollaba convirtiéndose en un parásito que luego se alimentaba del cíclope. Por medio de los rayos X la ciencia ha podido invadir los pliegues más recónditos del cuerpo denso de un ser humano vivo, fotografiando el esqueleto y cualquier substancia extraña que se hubiera alojado allí por cualquier accidente. De esta manera se ha descubierto un mundo nuevo, anteriormente invisible a la mirada de los
persistentes investigadores. ¿Quién podría decir que se ha llegado al fin; que no hay otros mundos en el espacio más allá de los fotografiados actualmente por los astrónomos; que no hay vida que habite formas más diminutas que las ya descubiertas por los mejores microscopios de hoy? Mañana puede descubrirse o inventarse algún instrumento que llegue más allá que todos los actuales y que muestre mucho de lo que hoy es invisible. La infinidad del espacio, de lo grande y de lo pequeño parece estar más
allá de toda cuestión y es independiente de nuestro conocimiento.
Considerando las maravillosas realizaciones de la. ciencia física, hay una característica que debe notarse particularmente: que cada nuevo descubrimiento se ha efectuado mediante algún invento nuevo o perfeccionamiento de otros ya existentes para ayudar a
los sentidos; y por esa razón las investigaciones de la ciencia han quedado limitadas al mundo de los sentidos: el mundo físico denso. Los hombres de ciencia operan con los elementos químicos, sólidos, líquidos y gases; pero más allá de esos no, porque no tienen instrumentos capaces para ello, si bien se ven obligados a admitir la existencia de una substancia más sutil que llaman "éter" pues sin ese médium sutil no pueden explicar la luz, la electricidad, etc. Vemos, pues, que la ciencia física reconoce inductivamente la
existencia de un mundo invisible como una necesidad en la economía de la Naturaleza.

La ciencia física y la oculta concuerdan por lo tanto en ese punto y ambas buscan la solución de los problemas en el mundo invisible. Sólo difieren en cuanto al método de investigación y a la fe que debe prestarse a los resultados así obtenidos. La ciencia material busca explicación a los problemas no solucionados sólo sobre una base puramente física, tal como el paso de las ondas luminosas a través de un vacío o la analogía de las flores de la estación actual con las de los veranos pasados. En tales casos admite un algo invisible e intangible como el éter o la herencia y se enorgullece de
su perspicacia y de la ingeniosidad de sus explicaciones.

La ciencia oculta afirma que la raíz de todo fenómeno visible es una causa invisible, la que cuando se conozca proporcionará una comprensión más perfecta de los hechos de la vida que el concepto mecánico, y esa idea más comprensiva se obtiene por el estudio de ambos, el fenómeno y el noúmeno las causas que subyacen en el mundo invisible.

Aquélla (la ciencia oculta) investiga por lo tanto los mundos invisibles y ofrece una solución más perfecta y razonable a los problemas de la vida que los simples hechos de la ciencia derivados solamente de la observación de los fenómenos físicos. La ciencia material admite el éter y la herencia como soluciones a los problemas citados, si bien no puede dar una prueba real de la verdad de sus hipótesis excepto su aparente razonabilidad. Sin embargo, cuando la ciencia oculta que emplea métodos similares
declara la existencia del Espíritu, su inmortalidad, su preexistencia al nacimiento y su persistencia después de la muerte, su independencia del cuerpo, etc., la ciencia física sonríe burlonamente y habla atolondradamente de superstición y de ignorancia. Pide pruebas, aunque la evidencia ofrecida es por lo menos tan buena como la que dan los hombres de ciencia sobre el éter, la herencia y otras numerosas ideas emitidas por ellos, implícitamente creída por la multitud, que admirada toca el polvo con la cabeza ante
cualquier cosa dictada por la mágica palabra: Ciencia. Nadie puede demostrar una verdad contenida en cualquier proposición geométrica a una persona que no esté versada en los principios matemáticos. Por análogas razones no pueden probarse los hechos de los mundos internos a los científicos materialistas. Si la persona que ignora las matemáticas las estudia entonces será facilísimo satisfacerla en cuanto a la solución de
sus problemas. Cuando la ciencia física se haya preparado para la comprensión de los hechos suprafísicos, obtendrá la prueba y se verá obligada a sostener las teorías que ahora combate como superstición.

La ciencia oculta comienzo su investigación en el punto en el que la ciencia material la abandona en el portal de los dominios suprafísicos mal llamados sobrenaturales. No hay nada sobre natural o innatural, nada que pueda estar fuera de la Naturaleza, si bien puede ser muy bien suprafísico, porque el mundo físico es la parte más pequeña de la Tierra. Sin embargo, diferentemente de la ciencia materialista, el ocultista no efectua sus
investigaciones por medio de instrumentos mecánicos, sino perfeccionándose a sí mismo, cultivando las facultades perceptivas latentes en todos los hombres capaces de ser despertadas mediante el ejercitamiento conveniente. Las palabras de Cristo "buscad y encontrarais" se refieren particularmente a las cualidades espirituales y se dirigen a "todos los que quieran"; todo depende de uno mismo; no hay nadie que ponga obstáculos
pero en cambio hay muchos dispuestos a ayudar a todo aspirante aplicado que anhele el conocimiento. Discutir los medios y caminos para obtenerlo está, sin embargo, fuera del tema que tratamos y lo dilucidaremos en las Instrucciones III y XI.

"Pero" dirán algunos "¿por qué molestarse por los mundos invisibles? Si estamos colocados en este mundo material ¿qué tenemos que hacer en esos mundos invisibles ahora? Y aún cuando sea cierto que vamos a ellos después de la muerte, ¿por qué río ocuparnos de cada mundo a la vez, a su debido tiempo? Bastantes molestias y fatigas nos proporciona éste hoy, ¿para qué aumentarlas más?" Seguramente, esa concepción
de las cosas es muy estrecha. En primer término, el conocimiento de lo que ocurre después de la muerte nos quitaría el miedo de ella que atormenta a tanta gente aún cuando gocen de buena salud. Aún en la vida más libre de cuidados hay momentos en los que alguna vez llega el pensamiento de aquélla en la obscuridad, lo que cierra los sentidos a la alegría de la vida, y cualquier explicación que ofrezca un conocimiento definido, de confianza, sobre el asunto, debe ser seguramente bien recibido. Además, cuando miramos en torno nuestro en el mundo, vemos que hay una ley evidente hasta
para los más tardos: la ley de causalidad. Nuestro trabajo y condiciones diarias dependen de lo que hicimos o dejamos de hacer el día anterior; nos es absolutamente imposible librarnos de nuestro pasado, el poder "comenzar nuevamente en libertad". No podemos realizar acto alguno que no esté en relación con nuestros actos anteriores, limitados y rodeados como estamos por nuestras acciones primitivas; y es muy razonable suponer
que cualesquiera que puedan ser los modos de expresión de la vida en el mundo invisible, estarán determinados en alguna forma por nuestra manera actual de vivir. Y sería igualmente lógico declarar que si se pudiera obtener alguna información de confianza sobre ese mundo invisible se obraría sabiamente preparándose para ello, por las mismas razones que cuando deseamos viajar por países extranjeros tratamos antes
de familiarizarnos con su geografía, leyes, costumbres, lenguaje y otras cosas
necesarias. Hacemos ésto porque sabemos que cuanto más equipados estemos con ese conocimiento tanto más provecho sacaremos de nuestro viaje y menores serán las molestias que nos ocasionarán esos cambios. Y lo mismo debe ser lógicamente cierto respecto a los estados post-mortem.

Nuevamente el objetador dirá: "Pero si precisamente está ahí la cuestión! Sean cuales fueren las condiciones después de la muerte nadie las conoce con certeza. Los que dicen conocerlas difieren todos en sus relatos, muchos de los cuales son irrazonables o imposibles".

En primer lugar, nadie tiene moralmente el derecho de asegurar que nadie sabe, salvo que él mismo sea omnisciente y conozca la extensión de los conocimentos de todos los que viven, y es el colmo de la arrogancia el tratar de juzgar las capacidades mentales de los demás por las propias estrechas ideas que tienen los que generalmente hacen esas afirmaciones. El sabio tiene siempre pronto el oído para escuchar toda nueva evidencia y
estará deseoso de investigarla. Y aún cuando no hubiera más que un sólo hombre que afirmara conocer los mundos invisibles eso no probaría en manera alguna que estuviera equivocado. ¿No se mantuvo solo Galileo cuando afirmaba su teoría sobre el movimiento de los cuerpos celestes, a la cual se convirtió después todo el mundo occidental?

En cuanto a las diferencias en los relatos de los que afirman conocer los mundos invisibles, es muy natural que así sea y es un hecho inestimable, como lo probará una ilustración tomada de la vida diaria. Supongamos que la ciudad de San Francisco (California) ha sido completamente reconstruida en gran escala, con todos los perfeccionamientos modernos y se hubiera decidido celebrar el acontecimiento con un gran festival. Millares de personas acudirían a la Golden Gate (Puerta de Oro) para regocijarse en el nuevo Fénix, surgido de las cenizas de esa hermosa ciudad tan súbitamente arrasada por el fuego. Entre otros vendrían probablemente un buen número de periodistas, reporteros de diversas partes del país, con objeto de enviar crónicas a sus
respectivos diarios. Puede deducirse fácilmente que ni dos crónicas de las enviadas serían iguales. Algunas tratarán determinados puntos en general. Otras serán completamente distintas de las demás bajo cualquier aspecto en que se las considera, por la sencilla razón de que cada reportero vería la ciudad desde un punto de vista particular anotando solamente lo que le llamara la atención. Así, pues, en vez de ser la diversidad de las crónicas un argumento contra su verosimilitud y certeza, se verá
facilmente que todas no son más que aspectos diversos de un todo único y puede agregarse que un hombre que haya leído todas las crónicas habrá adquirido una idea mucho más amplia sobre San Francisco que si sólo hubiera leído una, subscripta por uno de los tantos periodistas.

El mismo principio debe aplicarse a los diferentes relatos descriptivos de los mundos invisibles; no son necesariamente falsos porque sean distintos, sino que en conjunto forman una narración más completa y acabada. En cuanto a los relatos "imposibles", supongamos que uno de esos reporteros idos a San Francisco, en vez de haber observado los festejos hubiera empleado su tiempo en divertirse, enviando luego una crónica imaginaria: seguramente, eso no invalidaría las crónicas hechas honradamente.

O supongamos que uno de ellos llevaba un par de anteojos amarillos sin saberlo y que enviara una crónica diciendo que casas y calles eran de oro; eso demostraría únicamente su ignorancia respecto a que ese color era de sus anteojos y no de la ciudad, y su crónica en nada perjudicaría a la verdad reflejada en las de los demás. Y por último recordemos que aún cuando actualmente hay algunas cosas que están más allá de nuestro poder de
raciocinio presente, eso no prueba absolutamente que sea irrazonable. El que un niño no comprenda la raíz cuadrada no es prueba alguna contra las matemáticas. En una palabra, los materialistas no pueden oponer argumento alguno para probar que no hay ningún mundo invisible, así como un hombre nacido ciego no puede discutir la existencia de la luz y del color en el mundo que le rodea. Si obtiene su vista los verá. Ningún argumento de los ciegos respecto de ese mundo puede convencer al vidente de la no
existencia de lo que ve, y si el sentido apropiado se despierta en esas personas
percibirán ellas también, el mundo para el que antes eran insensibles, aunque estaba en torno de ellas, así como la luz y el color compenetran todo el mundo de los sentidos percíbanse o no. Pasando de este testimonio negativo de la existencia de los dominios suprafísicos a una evidencia más efectiva, otro ejemplo tomado de la vida diaria demostrará que en toda la Naturaleza la materia está transformándose constantemente de estados densos en estados sutiles. Si tomamos un trozo de hielo tenemos un "sólido"; calentándolo aumentamos la vibración de los átomos que lo componen y se convierte en
un "líquido": agua. Si lo calentamos aún más, elevaremos las vibraciones de los átomos del agua, a un grado tal que se llegarán a hacer invisibles para los ojos; entonces tenemos un "gas" que llamamos vapor. La misma materia que era visible como hielo y como agua ha pasado más allá de nuestra visión, pero no más allá de nuestra existencia; enfriándola la condensaríamos convirtiéndola en agua, y enfriándola aún más la cristalizaríamos en hielo.

Aunque la materia pueda traspasar el radio de nuestra percepción sigue siempre existiendo. Así sucede con el conocimiento interior. La conciencia subsiste también, aún cuando no pueda dar seriales de existencia. Esto ha sido probado en varios casos en los que una persona ha muerto aparentemente, no pudiéndose percibir el más leve movimiento respiratorio, y en el último momento, antes del entierro, el supuesto muerto ha vuelto a la vida, repitiendo todas las palabras y describiendo todos los actos de
aquellos que lo rodeaban cuando estaba en trance. Por lo tanto, si la materia es indestructible y se sabe que existen estados invisibles e intangibles de la misma y si el conocimiento interior está tan alerta o es quizás más perspicaz cuando el cuerpo denso está en trance que en la vida despierta, ¿no es razonable suponer que este conocimiento interior puede modelar la materia invisible para nosotros y funcionar en ella cuando se desencarna (así como moldea durante la vida terrestre la materia de este mundo) produciendo o trayendo así a la existencia otro mundo de formas y de conocimiento
interior tan real para el espíritu desencarnado como este mundo lo es para los ojos físicos?
Aún durante la vida en el cuerpo denso conocemos y tratamos con el mundo invisible en cada momento de nuestra existencia, y la vida que en él vivimos es la parte más importante de nuestro ser: La base de la vida en el cuerpo denso. Todos tenemos una vida interna, que vivimos en medio de nuestros pensamientos y sentimientos, contemplando escenas y condiciones desconocidas para nuestro alrededor externo. Allí la mente da forma a nuestras ideas, convirtiéndolas en imágenes mentales que después
exteriorizamos. Todo cuanto vernos en torno nuestro y todo cuanto está en contacto con nuestros sentidos no es sino la sombra evanescente de un mundo invisible e intangible.

El mundo visible es la cristalización de los dominios invisibles, así como la conchita dura y graciosa del caracol no es más que la cristalización de los jugos de su blando cuerpo.

Además, así como la casita del caracol es inerte y permanecería inmóvil si el caracol no la moviera, así también los cuerpos vegetales, animales y humanos no son sino emanaciones inertes del espíritu que subyace en el mundo invisible y salvo que esa vida subyacente galvanice la forma y la ponga en acción, ésta es incapaz de movimiento.

Esos cuerpos se conservan únicamente mientras sirven para los propósitos del Espíritu; cuando éste los abandona ya no hay nada que pueda mantener la forma unida y por eso se disgrega, se desintegra.

Aún más, todo lo que vemos en tomo nuestro como las casas, automóviles, vapores, teléfonos, y en una palabra, todos los objetos que la mano del hombre ha construido, no son más que IMAGINACIONES cristalizadas, que tienen su origen en el mundo invisible.

Si Graham Bell, no hubiera imaginado el teléfono, nunca hubiera éste existido. Fue la "vida interna" de Fulton la que dio a luz el primer buque de vapor, mucho antes de que se hiciera el visible "Clermont".

En cuanto a la realidad y permanencia de los objetos del mundo invisible, la son mucho más que lo que equivocadamente creemos, son el pináculo de la "realidad".

Consideremos nuestras imágenes mentales o imaginaciones como menos reales que un miraje y hablamos de ellas muy a la ligera, como de "simples pensamientos" o "nada más que una idea", cuando en verdad son realidades subyacentes de todo lo que vemos en torno nuestro, en el mundo en que vivimos. Una ilustración aclarará el punto:

Cuando un arquitecto desea construir una casa no empieza por pedir que se manden materiales al sitio requerido y por contratar obreros ordenándoles que empiecen a construir. Antes formula una idea; medita sobre ella; primero construye la casa "en su mente" con tantos detalles como sea posible. y de este modelo mental podría construirse la casa si pudiera ser visto por los obreros, pero dicho modelo está aún en el mundo invisible y a pesar de que el arquitecto lo ve claramente, el "velo de la carne" impide que los otros lo vean. De manera, pues, que es necesario llevarlo al mundo de los sentidos y
hacer planos visibles de la casa a fin de que los obreros puedan trabajar de acuerdo con ellos. Esta es la primera consolidación de la imagen mental del arquitecto y cuando la casa está construida vemos en piedra y madera lo que fue primero una idea en la mente del arquitecto, invisible para nosotros.
En cuanto a la relativa estabilidad de la idea y del edificio es bien claro que la casa puede ser destruida por la dinamita o por cualquier otro poderoso medio de destrucción, pero la "idea" de la mente del arquitecto ni siquiera él mismo puede destruirla y mediante esa ideación puede construirse otra casa idéntica en cualquier momento mientras viva el arquitecto. Y aún después de su muerte esa idea puede encontrarse en la memoria de la Naturaleza (de la que se hablará algo más en la próxima Instrucción) por cualquiera que
esté calificado para ello; sin importar nada el tiempo en que esa idea se imprimió allí, pues nunca se perderá ni destruirá.

Si bien podemos así "inferir" inductivamente la existencia de un mundo invisible no es ese el único medio de probarlo. Hay gran abundancia de testimonios directos que demuestran que existe tal mundo, testimonios de hombres y mujeres de incuestionable integridad, cuya veracidad y corrección no han sido nunca motivo de discusión sobre otros asuntos, que afirman que el mundo invisible está habitado por los que llamamos muertos, quienes están viviendo allí en plena posesión de todas sus facultades emocionales y mentales, viviendo bajo condiciones que hacen su vida tan real y
provechosa como la nuestra o quizás más. Es posible demostrar también que por lo menos algunos de ellos se toman mucho interés por los asuntos del mundo físico.

Bastará con apelar a sólo dos ejemplos de fama mundial. En primer término está el testimonio de Juana de Arco, la "Doncella de Orleans" que oía "voces que la hablaban y que la dirigían". Consideremos la historia de su vida y veamos si ella no lleva el sello de la verdad. Aquí nos encontramos con una muchacha sencilla, pura y sin sofismas, poco más que una niña, que nunca había estado fuera de su ciudad nativa antes de llevar a cabo su
“misión". Era extremadamente tímida, temerosa de desobedecer a su padre, si bien las imperiosas "voces" le hicieron desafiar su disgusto v fue en busca del rey de Francia.
 
Después de muchas dificultades, pero constantemente guiada por las voces, a ella le fue concedida una audiencia por el rey. Cuando ella entró, el rey estaba en medio de sus cortesanos, los que habían puesto un muñeco en el trono, y todos esperaban verla desconcertada porque jamás habla visto al rey, pero guiada por las fidelísimas voces Juana marchó sin vacilar hacia él y lo saludó. Lo convenció de la verdad de su misión susurrando en su oído un secreto abrumador que él sólo conocía.

Ante esa prueba se quitó el comando del ejército francés de manos de experimentados generales, que habían sido derrotados por los ingleses en todas partes y se lo puso en manos de esa niña que nada sabía de estrategia, si bien guiada por sus invisibles guías llevó las tropas francesas a la victoria. Su conocimiento de la táctica militar fue la constante admiración de sus compañeros y en sí mismo era una prueba de la dirección invisibles que ella invocaba. Vemos después su apresamiento, sujeta durante años
enteros a traiciones y sufrimientos por sus crueles perseguidores, quienes la querían inducir a que dijera que no había habido tales voces, pero los archivos de su proceso y de las diferentes pruebas a que fue sometida demuestran por sus respuestas una sencillez mental, una inocencia inmaculada y una rectitud sin igual en los anales de la historia, lo que confundía a sus jueces más y más. Ni aún la muerte en la hoguera la pudo hacer abjurar la verdad que conocía, y hasta en los tiempos actuales su testimonio respecto a
las voces guiadoras del mundo invisible se mantiene firme, sellado con su sangre. Esta mártir de la verdad ha sido últimamente canonizada por la misma iglesia que antes la condenó.

Ah, dirá alguno, si bien no hay duda alguna de que era una honrada muchacha y sencilla campesina, estaba sufriendo alucinaciones "... ¡Extrañas alucinaciones las que le permitieron señalar al rey sin vacilar, a quien no había visto nunca, y decirle un secreto
que sólo él conocía, y describir batallas que se estaban efectuando a muchas millas de distancia, lo que después era corroborado por los que habían tomado parte en ellas!

Pero pasemos al segundo ejemplo, que no se refiere seguramente a una "mente
sencilla". En ese respecto Sócrates era una absoluta antítesis de Juana de Arco, porque era la inteligencia más sutil, la mente más grande que hayamos conocido, no igualada en los presentes días. También él selló su testimonio sobre la voz guiadora del mundo invisible con su vida y podemos tomar como un hecho evidente el que esa voz debe haber sido extraordinariamente inteligente, pues si no, no hubiera podido aconsejar a un sabio tan grande como Sócrates.

Decir que era un loco o que sufría alucinaciones sería muy fuerte, porque un hombre que, como Sócrates, trataba todos los asuntos con tanta exactitud, está más allá de toda sospecha por ese lado y lo más razonable sería confesar que "hay más cosas en los cielos y en la tierra" que las que conocemos individual o colectivamente y entonces debemos comenzar a investigarlas.
Esto es precisamente lo que la mayor parte de las personas avanzadas están haciendo en nuestros días, realizando que es tan absurdo ser demasiado escéptico para investigar como ser excesivamente crédulo y tomar por artículo de fe todo cuanto oigamos.

Unicamente informándonos nosotros mismos apropiadamente nos será posible arribar a una conclusión digna de nuestra condición humana, sin importar nada el que nos decidamos por un camino o por el otro.

Reconociendo este principio y la gran importancia del asunto la Society for Psychical Research (Sociedad de Investigaciones Psíquicas) se formó hace más de un cuarto de siglo y reunió en su seno a algunas de las más brillantes inteligencias de nuestros tiempos. No han escatimado trabajos para separar la verdad del error en los millares de casos puestos a su estudio, y como resultado vemos que uno de los hombres de ciencia más prominentes de nuestros días, Sir Oliver Lodge, como presidente de la sociedad
afirmó ante el mundo, hace algunos años, "la existencia de un mundo invisible habitado por los llamados muertos y su poder de comunicarse con este mundo ha quedado establecido más allá de toda vacilación, con tal abundancia de casos que no hay sitio alguno para la menor duda".

Viniendo esa afirmación de donde viene, de uno de los más grandes hombres de ciencia modernos, que ha llevado a sus estudios psíquicos una mente aguzada por la ciencia, que estaba bien protegido contra cualquier engaño, tal testimonio debe merecer el mayor respecto a todos los que buscan la verdad. Habiendo, pues, examinado evidencias inductivas, deductivas y directas, podemos agregar la existencia de otro mundo, intangible para los cinco sentidos, pero fácil de investigar por medio del "sexto sentido",
hecho natural, reconozcámoslo o no, así como la luz y el color existen por doquiera, en torno del ciego y del que ve. Es la ceguera del hombre la que le impide verlos. Es nuestra "ceguera" la que nos impide ver los dominios suprafísicos; pero para todos los que se tomen el trabajo de despertar sus facultades latentes la apertura del sentido correspondiente no es más que cuestión de tiempo. Cuando ese tiempo llegue veremos que los llamados “muertos" están todos en torno nuestro y que en realidad "no hay
muerte", como John McCreery dice en su hermosísimo poema:

There is no death. The stars go down (*)
To rise upon another shore,
And bright in heaven's jeweled crown
They shine for evermore.
There is no death. The forest leaves
Convert to life the viewless air;
The rocks disorganize to feed
The hungry moss they bear.
There is no death. The dust we tread
Shall change beneath the summer showers
To golden grain or mellow fruit,
Or rainbow-tinted flowers.
There is no death. The leaves may fall,
The flowers may fade and pass away-
They only wait through wintry hours,
The warm, sweet breath of May.
There is no death, although we grieve
When beautiful familiar forms
That we haye leamed to love are torn
From our embracing arms.
Although with bowed and breaking heart
With sable garb and silent tread
We hear their senseless dust to rest
And say that they are dead-
They are not dead. They have but passed
Beyond the mists that blind us here
Into the new and larger life
Of that serener sphere.
They haye but dropped their robe of clay
To put a shining raiment on;
They have not wandered far away
They are not "lost" or “gone”
Trough unseen to the mortal eye,
They still are here and lovye us yet;
The dear ones they haye left behind
They never do forget.
Sometimes upon our fevered brew
We feel their touch, a breath of balm;
Our spirit sees them, and our hearts
Grow comforted and calm.
Yes, ever near us, though unseen,
Our dear, immortal spirits tread –
For all God's boundless Universe
Is Life-there are no dead.

(*) La muerte no existe. Los astros se ponen
Para surgir sobre otros cielos
Y en la corona joyante del firmamento
Brillan eternamente.
La muerte no existe. Las hojas del bosque
Se convierten en la vida del aire invisible
Las rocas se desintegran para alimentar
A los musgos hambrientos que sobre ellas crecen
La muerte no existe. El polvo que pisamos,
Al llegar el verano se transformará
En dorados granos o dulces frutos
O en flores policromas.
La muerte no existe. Las hojas caerán
Las flores se marchitarán y dejarán de ser
Pero solo esperan en las horas invernales
El dulce y caliente hálito de mayo.
No existe la muerte, aunque lloremos
Cuando hermosas formas familiares
Que hemos aprendido a amar son arrancadas
De nuestros brazos.
Aunque con el corazón destrozado
Con negro luto y silente paso
llevemos su barro insensible a descansar
Y digamos que se han muerto.
No hay muertos; no han hecho más que pasar
Más allá de las brumas
Que aquí nos ciegan. Hanse ido a la vida nueva
Y más amplia de aquella esfera más serena.
Sólo se han sacado sus harapos
Para ponerse una veste radiante
No se han ido lejos,
No se han ido ni separado,
Aunque invisibles para el ojo mortal
Están todavía aquí y nos aman aun
Y no olvidan nunca a los seres queridos
Que dejaron atrás.
Algunas veces nuestra frente febril
Siente su caricia, un aliento balsámico;
Nuestro espíritu los ve y nuestros
Corazones se reconfortan y serenan.
Si, siempre cerca de nosotros, aunque invisibles
Están nuestros queridos e inmortales espíritu
Porque en todo el infinito universo de Dios
Todo es vida, la muerte no existe.

***

del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel

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