CARTA Nº 87
Febrero de 1918
LA NECESIDAD DE PONER EN ACCIÓN
NUESTRA INTELIGENCIA
Cristo nos exhortó a que dejáramos que brillara nuestra luz y en la parábola de los talentos Él indicó el que a quien mucho se le dé, mucho se le ha de exigir, y que cada uno, no importa cuan poco haya recibido, se espera que lo ponga a rédito, que arroje su pan a las aguas para que pueda volver a él después de muchos días largamente aumentado. Ahora estamos acercándonos al principio de un nuevo año. Hemos recibido las
inapreciables enseñanzas Rosacruces. Por lo tanto, se requiere de nosotros que pongamos este conocimiento en algún use con el fin de ayudar a aquellos de nuestros semejantes, quienes no han recibido aún una solución al problema de su vida y están buscando la verdad.
Nosotros, con muy buen acuerdo, no gustamos de las personas endiosadas que tienen una idea exagerada de sus propias capacidades y que abruman a los demás hasta el fastidio con sus discursos indeseables. Pero los estudiantes de la Fraternidad Rosacruz parece que adolecen del temperamento y enfermedad opuestos lo cual es tan malo. El menosprecio propio, la timidez y la falta de confianza propia invalidan nuestra habilidad
y nuestro talento, produciendo su atrofia, justamente como pasa con los ojos de los animales que han dejado la luz solar para meterse en cuevas y no salir de ellas, o como la mano que se mantiene inactiva al lado durante años perdiendo su fuerza para moverse. Nuestros talentos se atrofian si no se usan. Seremos responsables, además, por acumulación de conocimientos y retraerlos de aquellos que los están buscando,
como el sirviente de la parábola que enterró su talento en lugar de emplearlo para que pudiera dar de sí algún
fruto.
Nosotros hemos sostenido siempre que en materia de creencias no se debe forzar la atención de otras personas, pero hay millares de coyunturas todos los años en las que podemos decir una palabra calculada para traer el efecto de que se nos haga alguna pregunta acerca de nuestra filosofía por parte de algún amigo que nos haya escuchado. Es perfectamente legitimo el dirigir y platicar a las personas mientras tanto estén
interesadas. Pablo exhortaba a sus prosélitos el que se prepararan con un estudio del Evangelio y si nosotros
seguimos tal regla preparándonos para contestar inteligentemente a las preguntas que se nos hagan, veremos
que las personas quedan interesadas en lo que podemos y tenemos para enseñarlas.
Por esta época los hombres están interesados intensamente en la vida después de la muerte; pero para contestar debidamente sus preguntas debemos poseer un conocimiento suficiente de las enseñanzas Rosacruces infiltradas en lo más profundo de nuestro ser y las debemos dominar de tal manera que no haya
vacilaciones ni titubeos al emitirlas. Un poco de conocimiento es muy peligroso en materias de religión y de filosofía, también como de las otras cosas. Debemos poseer lo bastante y de la clase legítima para poder penetrar con ello en el campo de propaganda de los demás. Pero esto no es nada difícil. Aunque es muy interesante a instructivo para los estudiantes de las enseñanzas Rosacruces que están muy interesados en
ellas y poseen un gran conocimiento de la filosofía al pasar adelante con los misterios de los periodos y
evoluciones, épocas y razas, días y noches cósmicas, etc., todo lo que es necesario para confortar al hombre ignorante de estas doctrinas es un conocimiento total y profundo de las leyes de Consecuencia y del Renacimiento en la forma que se han dado en nuestra literatura. Estos son los principios vitales que les
conciernen más a ellos. Estas leyes son la carne de la nuez de las enseñanzas Rosacruces. Si nosotros podemos dar una conferencia de ellas a una persona que se halle desesperada, ya sea por haber perdido a un ser cercano y querido o porque le parece que el mundo se le va a caer encima y que no podrá hallar un lugar para ella en él, que no encuentra una salida en el callejón en que se halla metida, podremos solventar sus
problemas de una manera razonable y lógica indicándole como la ley del Renacimiento, unida a la ley de Consecuencia, está trabajando constantemente por el. bien de la humanidad y el modo en el que ella puede recoger todo el bien que ansíe amoldándose a trabajar en armonía con estas dos grandes leyes. De este modo le habremos hecho un señalado servicio y desarrollado al mismo tiempo nuestra propia alma.
Asimismo me permitiría sugerir que se formaran clases en los diferentes centros de estudios para analizar todo lo que se ha dicho en nuestra literatura acerca de la actuación de estas leyes bienhechoras, para que de este modo los estudiantes puedan adaptarse a sí mismos para rendir un importante servicio a su comunidad, ayudando a las gentes a solucionar los problemas de la vida, que son tan desconcertantes para la gran
mayoría.
Yo confío que esta sugestión pueda serles de mucho beneficio durante el. año venidero.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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