The Rosicrucian Fellowship |
Folleto n° 41 |
Shakespeare - La Biblia Laica
Los trabajos de Shakespeare y la Biblia son tesoros de la vida cultural y espiritual estrechamente relacionados con la vida cultural y espiritual de los pueblos occidentales. Ambos sobresalen entre las fuerzas que han construido las características más finas y más duraderas de nuestra actual civilización. Incorporando todos los grandes principios fundamentales que subyacen en el propio corazón de la vida, se han entretejido en las fibras de nuestro pensamiento y aspiración. Incontables expresiones se han dado mediante estos principios en el arte y literatura que han sido inspiradas directamente, de una parte por las sagradas escrituras por un lado y por la Biblia laica de Shakespeare.
Parece haber una amplia justificación para mirar a Shakespeare como una Biblia laica cuando consideramos sus muchas correspondencias internas y externas con las Sagrada Biblia. Ambos son bestsellers. Ambos abarcan una colección de Libros, las sagradas escrituras tienen sesenta y seis libros y Shakespeare tiene treinta y siete. Ambos tienen sus libros Apócrifos Ambos tienen concordancias al catalogar cada palabra del texto. Ambos tienen sus Apócrifos. Ambos tienen concordancias que catalogan cada palabra de los textos. Ambas sido objeto de comentarios innumerables. Se han dedicado bibliotecas especializadas a su único estudio. En diccionarios de citas La Biblia y Shakespeare lideran la mayoría de trabajos. En el volumen de las citas Barlett el Antiguo y Nuevo Testamento combinados toman treinta y siete paginas, mientas que Shakespeare toma no menos de ciento veintidós.
Las frases de estas obras maestras han sugerido a incontables autores de libros y artículos. La sola frase del soliloquio de Macbeth "mañana -- y mañana" ha servido de título para tanto así como once libros.
Muchas frases y citas bíblicas se han entretejido en los textos de Shakespeare. Según un inventario de Shakespeare sobre el tema, Shakespeare citó no menos de cuarenta y dos libros de la Biblia y de los Apócrifos.
Shakespeare y la Biblia son fuentes inagotables de inspiración. Cada edad descubre en ellos lo que en su mayoría necesita. De ahí , el continuo flujo de material expositivo es continuo, incluso desde sus primeras apariciones. La re-interpretación llega a ser necesaria en la medida que las condiciones cambian, el conocimiento se ensancha y la experiencia profundiza. Pero a pesar de los cambios, la Biblia y Shakespeare viven. En cada edad las verdades eternas se consideran buenas y en ninguna parte se encuentran estas en la plenitud y la belleza sublime, con la cual se encuentran en la Biblia y en Shakespeare. Salvo las escrituras, las obras de Shakespeare constituyen el estudio más grande del hombre. Alexander Pushkin, el poeta más grande de Rusia escribió: "después de Dios, Shakespeare es el creador más grande de seres vivos. Él creó una humanidad entera."
Estos dramas se ocupan de la naturaleza externa e interna del hombre; con los mundos visibles e invisibles. Las dos caras de la vida, en el ámbito material y espiritual, se tratan con certeza y en igual estado de coherencia. Los elementos sobrenaturales en los dramas no son mecanismos fortuitamente introducidos con el fin de lograr los efectos para el teatro, sino que son fundamentales para el tema. Cualquier persona que posea las claves de su importancia más profunda discierne una abundante agregado de sabiduría. Nadie familiarizado con las doctrinas esotéricas puede cuestionar la familiaridad de Shakespeare con la sabiduría del Iluminado.
A los estudios ocultos de magia blanca y negra, dados en Ricardo III y La Tempestad respectivamente, se les da un tratamiento bastante esclarecedor. E significado espirituales de los solsticios de invierno y verano se revelan en el Cuento de Invierno y El sueño de una noche de Verano. Bajo el velo de lujo y diversión, el último es una transcripción virtual del ritual místico de la unión según lo decretado en los misterios Eleusianos - teniendo en cuenta que el lugar del drama es un bosque cerca de Atenas. Los Sonetos traducen las doctrinas herméticas a poesía. Las tragedias como Aldea y Macbeth traen los seres y las fuerzas del mundo espiritual a la visibilidad. Cada uno de los dramas se refieren a alguna ley oculta o principio espiritual. Esto constituye su tema esotérico. Cualquiera que encuentra expresión en el argumento revelado que se presenta, inevitablemente estará de acuerdo con la idea o arquetipo central.
Al considerar las características internas comunes en Shakespeare y la Biblia puede afirmarse que toda la literatura esta dividida en dos clases: Sacra y Secular. Se reconoce que la literatura sacra proviene de una más alta fuente de inspiración que la seglar. La sabiduría Divina tiene el mérito de encontrar su expresión en las Biblias del mundo de una manera más directa e inmediata que en cualquier otra literatura. Es decir , forma parte de las creencias religiosas de la gente en general, que en las sagradas escrituras Dios establece comunicación directa con el hombre, revelándose a Sí mismo en estas de una manera especial e impartiendo a quienes quieren recibirlos, los misterios de la vida espiritual interna y de los medios mediante los cuales el hombre progresivamente desenvuelve su divinidad latente. Con este concepto en general el esoterismo está en completo acuerdo.
Existen , sin embargo, algunos quienes sostienen que la distinción generalmente echa entre la literatura sacra y secular, es puramente arbitraria y que, mientras que la clasificación responde a un propósito útil, no existe efectivamente aquella línea de demarcación que tanta gente cree. Los que sostienen esta visión creen que la única diferencia es de grado, y que una se combina imperceptiblemente con la otra. Para sostener esta posición precisan que los aspectos humanos se han involucrado en los escritos sagrados y que las verdades sagradas están dadas a menudo y expresadas en forma superlativa en la literatura secular.
En este punto Swedenborg proporciona una respuesta diciendo que mientras que es verdad que la diferencia es solo una de grado, es un grado discreto. Es decir que hay un punto en la escala ascendente de valores, en la que un nuevo factor entra y un nuevo principio llega a ser operativo, lo cual da lugar a traer algo nuevo a ser. Por ejemplo, toda la vida es una, pero no todos los que viven son humanos. Hay vida en las plantas y los animales, pero cuando una planta adquiere la facultad sentir dolor y placer, y llega a ser capaz de moverse entonces se convierte en animal y cuando el animal adquiere las facultades racionales de la mente, entonces se convierte en humano. Los grados discretos marcan las diferencias entre los reinos de la vida y la naturaleza.
Aplicando esto a la literatura, Swedenborg observó que tales grados de discreción dividen la literatura sacra de la secular. La literatura sagrada es primero que todo puramente religiosa, pero no todos los trabajos religiosos, son escritos sagrados. Para calificarlos como tales deben primero que todo ocuparse de materias espirituales y poseer también cierto contenido interior. Es decir, encubierto bajo la forma externa e incorporado dentro de la historia y la biografía, la fábula y la parábola, tiene que haber una estructura espiritual, un contenido esotérico, claramente perceptible para aquellos que han desarrollado dentro de sí mismos el conocimiento espiritual necesario, pero ocultos para aquellos que no ven mas, que “aquello que el ojo les enseña a ver”. Las sagradas escrituras son además registros de la vida, trabajos y enseñanzas de grandes Salvadores mundiales. Por lo tanto se ocupan exclusivamente de los misterios espirituales más profundos relacionados con el hombre.
Resumiendo lo expuesto previamente, podemos decir que la literatura que trata con la vida espiritual, y es construida alrededor de Instructores y Salvadores y que además incorpora una estructura interior basada en los misterios, se convierten en sagradas escrituras en virtud de estos varios atributos y elementos.
Retomando lo restante del cuerpo literario que nos ocupa, la literatura no sacra; se encuentra que esta también posee dos divisiones. En la primera tenemos que posee un sentido interior y el segundo es externo solamente. El primero, tal como en las sagradas escrituras, esta arraigado en los Misterios y contiene dentro de su forma exterior un cuerpo velado de Sabiduría Arcana claramente organizado. En la otra clase, no existe tal entretejido de esoterismo. Para el exoterista, por consiguiente no existe tal distinción , por la simple razón de que lo que nosotros llamamos Gnosis Divina o Doctrina Secreta, no ha sido reconocida. Existen trabajos entendidos acerca de las materias espirituales, experiencias religiosas e incluso sobre los Misterios, pero que no poseen ese sentido interior. Estos pueden ser trabajos altamente inspiradores, aunque de estructura simple. Por otro lado , tenemos trabajos como los dramas de Shakespeare que el mundo no considera "espiritual", pero que en virtud de su estructura doble envuelve un compendio de Sabiduría Iniciatica comparable solamente a lo que informan las sagradas escrituras, y de ahí el concepto de Biblia Laica .
En cuanto al verdadero autor de los trabajos que llevan el nombre de Shakespeare uno debe ver detrás del velo que ocultan los Guardianes de los Misterios. Hay que encontrar los seres Iluminados de la raza, custodios de la Sabiduría Eterna, los dispensadores de la verdad, que hace libre al hombre. Ahí, desconocidos o no conocidos por la multitud, hay una compañía de seres exaltados a quienes llamamos nuestros Hermanos Mayores, quienes entregan al mundo de vez en cuando, a través de los medios o instrumentos humanos calificados, revelaciones muy necesarias para su desarrollo.
Es esto lo que debemos ver en el impulso creativo que se manifestó en Europa como El Renacimiento y que encuentra su expresión Inglesa primaria en las luminarias literarias de la época Elizabetiana -- el mayor de los cuales fuera Shakespeare. Así, Shakespeare se vuelve un eslabón en una cadena de inspirados mediadores a través de quienes la raza humana a entrado en posesión del siempre creciente conocimiento de los Misterios divinos.
Los trabajos de Shakespeare, similares en la música a los dramas de Wagner, el Fausto de Goethe, la Divina Comedia de Dante y algunos otros pocos libros de línea comparable, son diseñados para esoteristas, y también para la apreciación exoterica. Son comunicaciones directas desde los centros planetarios de Sabiduría Divina. En el caso de Shakespeare, la fuente consistió en la Escuela de la Sabiduría Occidental Rosa Cruz. Para el esoterista, no mas evidencia que esta se requiere que los trabajos mismos. No obstante hay signos especifícos, codificados de manera misteriosa y están presentes en los dramas. En el Amante Perdido, una escena entera esta dedicada a revelar la conexión Rosacruz, pero es involucrado ingeniosamente en un juego de palabras burlescas, que solo aquellos que poseen las llaves de su significado, las leerán bien. La escena termina con un comentario dirigido a Goodman Dull, representante de la multitud “imperceptible”, quien durante la escena entera no ha hablado una palabra. “No” es su respuesta, “No entendió, ninguno nada”.
Shakespeare ha sido llamado “La Mascara Rosacruz”. Max Heindel esta autorizado para declarar que los trabajos que llevan el nombre de Shakespeare y Bacon fueron influenciados por el mismo iniciado Rosacruz. También sobre otros escritores ocultos llevan a la misma conclusión.
En la clase de literatura que hemos descrito, los dramas de Shakespeare representan lo supremo. No son trabajos religiosos. No son escrituras Cristianas, Budistas o Hindú. Son lo que nosotros llamamos dramas seculares, obras mundanas si se quiere. Pero trascendental es su belleza y luminoso su contenido interior, que han sostenido millones de cautivos durante su actuación ininterrumpida en los tablados del mundo, desde su aparición inicial, hace trescientos cincuenta años. Las personas leen y ven las obras por placer y pasatiempo. La hacerlo así, se exponen así mismos a una magia que por su misma naturaleza trabaja sobre su ser interior, impartiéndole los modelos básicos de lo bueno, verdadero y hermoso, cargándolo con los impulsos que lo propulsan hacia arriba, por el camino que conduce a Dios. La influencia mágica que así se ejercita, se deriva de que el elemento que fluye proviene de niveles sobrehumanos. Estos elementos son puramente espirituales. Es su presencia en los dramas lo que hace de las obras de Shakespeare la Biblia Laica.
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