Capítulo 5
Antes de continuar, es necesario entender la posición central de nuestra tierra en el plan completo de la evolución. Durante los precedentes tres y medio periodos, las almas se han ido profundizando a sí mismas más y más en la materia. En la tierra en nuestro presente periodo, el nadir de la materialidad fue alcanzado por todos los reinos en la mitad del cuarto periodo. Nosotros, estamos en la quinta sub-raza de la quinta raza-raíz, estamos comenzando a elevarnos lentamente a nosotros mismos fuera de la materia. Somos los hijos pródigos quienes se fueron a un país lejano para adquirir experiencia, y habiendo llegado tan lejos como pudimos, estamos ahora regresando a casa a nuestro Padre, quien es la fuente de Inteligencia, y nos ha contactado desde tiempo atrás, y ahora nos conduce a nuestro propio hogar celestial.
El plan general de la evolución humana en el globo se puede resumir así: siete distintas razas-raíz fueron destinadas a desarrollar cierto principio o sentido. En esta manera, las cuatro razas que nos precedieron desarrollaron la capacidad de escuchar, sentir mediante el tacto, mirar e identificar sabores. Nosotros hemos desarrollado el olfato. La sexta y la séptima razas-raíz desarrollaran la clarividencia astral y mental respectivamente.
También desarrollarán la espiritualidad. Nosotros estamos desarrollando el intelecto, nuestros predecesores desarrollaron el deseo.
Cada una de las siete razas-raíz se dividen en siete sub-razas, estas a su vez se subdividen. La evolución de cada raza-raíz se lleva a cabo bajo la guía de un maestro especial, una gran entidad espiritual quien encarna en la raza como gobernador y legislador.
Cada raza-raíz se desarrolla en su propio continente, que es destruido cuando la evolución ha finalizado, agua y fuego son usados alternativamente como agentes. Los nombres arcaicos de estos continentes son muchos, pero para evitar la confusión “La Doctrina Secreta” utiliza los nombres más familiares para los lectores del Oeste.
El primer continente se llama la Tierra Sagrada Imperecedera. La razón de este nombre es que este continente es el único cuyo destino es al final, a través de toda nuestra estancia en esta cadena de planetas. Fue el origen del primer hombre, y será la casa del último mortal divino Chaya como un recipiente para las semillas futuras de la humanidad.
Esta tierra sagrada tiene en su centro el Monte Meru, cuyas raíces están en la cadena de los Himalayas; desde el pico de esta montaña sagrada, que forma el eje de rotación de la tierra, hay un continuo flujo de corriente magnética, que se esparce por sobre todo el planeta, reentrando por el polo sur. Entonces, se dirige a la Ciudad Santa de Shamballah (el corazón de la tierra) en el Desierto de Gobi, donde es purificado por los Maestros de la Gran Logia Blanca, y es enviado de regreso al Monte Meru en el polo norte. Alrededor de la montaña sagrada, como hojas de lotus, están siete promontorios. Sobre estos nacieron las
siete sub-razas de la primera raza, dice el “Libro de Dzyan”: “Los grandes Chohans (Señores) llamaron a los Señores de la Luna, de los Cuerpos Sutiles. “Traigan de ahora en
adelante hombres, hombres de la naturaleza de ustedes. Denles la forma de ustedes. Ella
construirá las cubiertas externas. Hombre – Mujer ellos serán”. * * * Ellos (los dioses de la
Luna) fueron cada uno a su porción de tierra: siete de ellos, cada uno en su porción”.
En lo que concierne a la antropogénesis, “La Doctrina Secreta” enseña: La evolución simultanea de los siete grupos humanos en siete diferentes porciones de nuestro planeta.
El nacimiento del cuerpo astral antes del cuerpo físico, el cuerpo posterior siendo moldeado en base a la forma astral.
La prioridad del hombre en este periodo a la de los animales, los simios incluidos.
La última enseñanza es en armonía con la segunda historia de la creación en la Biblia; también con otros libros.
En la Tierra Sagrada Imperecedera fueron creados por los Señores de la cadena Lunar la primera raza grande, sombríos, seres etéreos flotando sobre este lugar y hacia este lugar. Puede surgir la pregunta, ¿por qué se les llama humanos?. Por la misma razón que un feto humano es llamado humano, cuando en las primeras ocho semanas es indistinguible del feto de un perro. El método por el cual estos seres se reproducían era arrojando de sí a su contraparte astral, que en su momento podía arrojar otro, cada uno inferior a su padre.
Esto explica la variación de las etapas de la humanidad, tales seres inferiores eran encarnados por entidades inferiores. Posteriormente, después que el tipo había sido establecido definitivamente, fue dirigido a lo que “La Doctrina Secreta” denomina el continente Hiperbóreo, los promontorios de este se extendieron desde el Polo Norte al Sur y el Oeste. En los días de Homero, los griegos hablaban de esto como una tierra bendita más allá del curso de Boreas, el dios del viento, y del huracán, un país ideal, donde las noches son cortas y los días son largos.
En este continente vivió la segunda raza de hombres, encarnados por el segundo gran número de almas que había venido de la cadena Lunar. Aunque tenían la forma general del hombre, los individuos de esta raza eran criaturas gigantes gelatinosas que flotaban sobre la superficie de la tierra, como dirigidos por los deseos que pasaban. Los accesorios no estaban definidos, no había ojos, orejas o boca. Recibían impresiones a través y se guiaban por dos centros de fuerza, el tan mencionado tercer ojo (que se ha convertido en la glándula pineal) y un órgano que se había desarrollado en el bazo. Eran potencialmente bisexuales, y reproducían sus especies en la misma manera que la primera raza. La segunda raza de hombres no tenía huesos, lo que explica el por qué los geólogos no han encontrado huesos en las tres capas más profundas del estratos.
Durante el posterior periodo secundario las aguas retrocedieron, y apareció tierra en las áreas ahora cubiertas por la India, China, Australia, África, el Océano Pacífico y Norte de Europa. Este fue el vasto continente Lemuriano, al cual la gran raza Lemúrica fue dirigida por su Maestro. Esta fue la primera raza en recibir el flujo de inteligencia.
El modo de reproducción fue cambiado tres veces durante este periodo. Dice el “Libro de Dzyan”: “Entonces la segunda (raza) desarrolló el nacimiento del huevo, la tercera. * * * El huevo de la futura raza, el Hombre-cisne del posterior tercero. Primero hombre-mujer, entonces hombre y mujer”. Hoy, la embriología enseña que el hombre es nacido del óvulo; que en el tercer mes el feto es bisexual; entonces un órgano sexual se hace dominante, y el otro permanece rudimentario pero nunca desaparece. El cuerpo del hombre de la tercera raza-raíz llegó a ser firme, y su forma cambio hasta que llegó a ser un hombre como nosotros conocemos que fue, un gigante de doce a quince pies de alto, con una piel oscura café-amarilla, una maxilar inferior grande, cara plana, ojos muy separados, la cabeza inclinada hacia arriba y hacia atrás. No tenía frente; su cabello era corto, la parte trasera de su cabeza descubierta, probablemente por la gran conveniencia del tercer ojo. Sus brazos y piernas eran mucho más largos en proporción a los nuestros. Sus talones estaban muy proyectados hacia atrás, de tal manera que podía caminar hacia atrás. De hecho no era una persona muy atractiva. Podemos simpatizar con las almas quienes fueron guiadas a tales cuerpos para encarnar, y disculparlos por declinar.
Durante esta era los animales aparecieron, y separados en sexos antes que el hombre. Hasta esta etapa el hombre había permanecido (como el “Libro de Dzyan” lo indica) “como una sombra vacía y sin sentidos”. Entonces vino el tiempo cuando él iba a recibir el regalo invaluable de la mente. Para complementar estas tres clases de almas descendió a las aves.
Los primeros fueron los Señores de Venus, quienes, aunque no perteneciendo a nuestra cadena planetaria, enviaron a esta tierra, sus niños adoptados, grandes maestros quienes enseñaron y guiaron a la humanidad infantil. A ellos podemos agradecer por el hecho que ahora estamos mas cerca de un periodo más avanzado de lo que de otra manera habríamos logrado. Estos Señores establecieron la Gran Logia Blanca, que ha existido desde entonces, y desde donde han sido enviados todos los grandes Maestros de la humanidad. Originalmente la Logia no era para beneficio del desarrollo de la humanidad, que por edades no estaba calificada para caminar la ruta de la iniciación, sino para aquellos
de los Señores de Venus quienes no habían alcanzado la etapa más alta de iniciación.
Las otras dos clases son descritas como los Hijos de la Sabiduría y los Hijos de la Noche. De estos, los Hijos de la Noche se negaron a crear. Aquellos que participaron llegaron a ser sabios; para aquellos que no procrearon, el camino fue pronunciado. Nacerían en la cuarta etapa de sufrimiento, y causarían agonía.
Así fue como una parte de la humanidad se quedó sin mente y con cabeza estrecha.
Acerca de ellos, el “Libro de Dzyan” dice: “Y aquellos que no tenían la chispa reencarnaron en enormes animales femeninos. También comenzaron las razas mudas. Se hicieron mudos a sí mismos. Sin embargo, sus lenguas no están atadas. Las lenguas de sus descendientes permanecen todavía. Crían monstruos. Una raza de monstruos maleantes cubiertos de pelo rojo va por doquier. Una raza muda que no tiene vergüenza. Viendo que los Lhas (los espíritus de los Hijos de la Sabiduría) que no habían construido hombres, lloraron diciendo: “Los Amanasa (los sin mente) han contaminado nuestra futura morada.
Esto es Karma (retribución). Permítanos morar en el otro. Permítanos enseñarles mejor, que algo peor no deba pasar. * * * Entonces todos los hombres fueron dotados con Manas
(mentes)”.
Algunos de la cuarta raza, hombres que tenían una mente, sin embargo, hicieron lo mismo, y aquí está la explicación de “La Doctrina Secreta” respecto a los antropoides. Ellos no son nuestros ancestros, como es asumido por los evolucionistas, sino un remanente de la raza humana. Ellos son los únicos animales ahora en la tierra que desarrollarán formas astrales humanas en la séptima raza-raíz, y serán definitivamente humanos en el quinto periodo.
Hay todavía otra clase, de la cual una división encarnó durante el postrer tercer y el otro durante el inicio del cuarto periodo. Ellos habían avanzando demasiado en la cadena Lunar para renacer en la cadena terrestre durante las etapas precedentes, y vinieron a hacer su primera encarnación en esta cadena. Estos son los últimos de las almas que habitaron la cadena lunar.
De las siete sub-razas de la tercera raza, el Maestro quien desarrollo la entrante cuarta raza seleccionó aquellos quienes iban a formar el núcleo, y los dirigió a esa gran tierra para la humanidad, la Tierra Sagrada Imperecedera, donde él los segregó, dice el “Libro de Dzyan”, de dos en dos, en las siete zonas, incrustando en sus formas las cualidades en potencia a ser desarrolladas en las razas venideras.
Entretanto, grandes cataclismos ocurrieron en el continente, y Lemuria como así desapareció, eras antes del tercer periodo. En su lugar apareció en el horizonte la Atlántida,
el cuarto continente, destinado a convertirse en el asiento de una civilización que en muchas maneras sobrepasó a la nuestra. Sus gobernantes Profetas y Reyes, fueron divinos.
Era con toda seguridad la Era Dorada; la Alquimia era utilizada para producir oro para usos
en las artes y para adornos en las casas y construcciones. Poderes súper físicos eran una posesión común.
Cuando los pilotos divinos intentaron el experimento de abandonar el timón para ver si el hombre por sí mismo sería capaz de guiar la nave de la humanidad, todo esto cambió. “Entonces la Cuarta (raza) se hizo en exceso orgullosa. Nosotros somos los reyes, decían; nosotros somos los dioses. Ellos tomaron esposas agradables a la vista. Esposas de los “sin mente”, los “cabeza angosta”. Ellos criaron monstruos. Demonios malvados, macho y hembra. * * * Construyeron templos para el cuerpo humano. Ellos adoraron lo masculino y lo femenino. Entonces el Tercer Ojo no funcionó más. Construyeron ciudades enormes. * * * Construyeron imágenes de enorme tamaño, nueve veces el tamaño de sus cuerpos. Los fuegos internos habían destruido la tierra de sus padres. El agua amenazaba a la cuarta. Las primeras grandes aguas vinieron. Engulleron las siete grandes islas”. Tal es la historia de la degradación en lo que cae la clase que el libro llama los Señores de la Noche, o las Caras Oscuras, en contraposición de los Hijos de la Sabiduría, o los Señores de las Caras Resplandecientes. “La Doctrina Secreta” narra la historia explícitamente:
“Y el “gran Rey de las Caras Resplandecientes”, el jefe de todas las caras Amarillas, viendo los pecados de los Caras Negras, estaba triste. Él envió sus vehículos aéreos a todos sus hermanos jefes (jefes de otras naciones y tribus) con un hombre piadoso diciendo “Prepárense, levántense Uds. Hombres de las buenas leyes, y crucen la tierra mientras está seca (todavía). Los Señores de la tormenta se aproximan. Sus carrozas están cerca de la tierra. Una noche y dos días solamente vivirán los Señores de la Cara Oscura (los Brujos) en esta tierra paciente. Esta condenada a la ruina, y ellos han de descender junto con ella”.
Los más inferiores, los Señores de los Fuegos (los Gnomos y Elementos espirituales) están
preparando su Agneyastra mágica (armas de fuego que trabajan por magia). * * * Ellos están estudiados en Ashtar (Vidya, el conocimiento mágico más elevado). Vengan y utilicen los suyos (sus poderes mágicos, para contraatacar a los poderes de los Brujos).
Permita cada señor de la Cara Resplandeciente (y adeptos de la Magia Blanca) que suceda
el Viwan de cada señor de la Cara Oscura venir hasta sus manos (o a su posesión), a fin de que ninguno (de los Brujos) pueda por este medio escapar de las aguas, evite la vara de los Cuatro (deidades Kármicas) y salven a sus malvados (seguidores o gente). Debe cada cara amarilla enviar a dormir por sí mismo (hipnotizar?) a cada cara oscura. Deben incluso ellos (los Brujos) evitar el dolor y el sufrimiento. Debe cada hombre fiel a los Dioses Solares
amarrar (paralizar) a cada hombre bajo los dioses lunares, para que él no pueda sufrir o escapar a su destino. * * * La hora ha llegado, la noche negra está lista, etc., etc”. “Las aguas se levantaron y cubrieron los valles de un límite de la tierra al otro. Así pereció la Atlántida y nació la historia del diluvio.
De la quinta sub-raza de la cuarta raza-raíz, los Semíticos originales, habían sido escogidos por el Santo Vaivaswata, el Maestro de nuestra quinta raza-raíz, las familias quieres iban a ser los ancestros de la raza venidera. El Maestro los dirigió hacia el norte hacia la Tierra Santa Imperecedera, donde con cuidado amoroso él implantó en ellos el potencial de las características de nuestra presente humanidad. Cuando las edades hayan pasado, él los guiará otra vez hacia el sur al Asia Central, la tierra que se ha levantado en el lugar de la Atlántida arruinada. Los continentes ya habían tomado esencialmente las formas en que ahora ellos existen. Desde Asia Central procedieron las diferentes migraciones. La primera sub-raza, los Arios, fueron hacia el sur a la India. La segunda, los Semíticos Arios, poblaron Arabia y Siria. La tercera, los iraníes, fueron guiados por Zoroastro, peregrinando a Persia. La cuarta, los Celtas, fueron guiados por Orfeo, estableciéndose en Grecia, Italia, Francia, Irlanda, Escocia e Inglaterra. La quinta, los Teutones, ocuparon Europa Central.
¿Qué dice “La Doctrina Secreta” acerca del futuro?. La porción de tierra conocida ahora como Norte América será consumida por el fuego. En su lugar se levantará un nuevo continente que será el hogar de una gente espiritual. Será la sexta raza, el núcleo de lo que
esta siendo desarrollado justo aquí, bajo las Estrellas y las Barras. En esa raza, la función será restaurada al cuerpo pituitario y a la glándula pineal, que ha estado inactiva desde la
degradación de la cuarta raza. Estas dos glándulas no son solamente, como la ciencia dice,
dos verrugas de hueso cubiertas por arena, sino dos órganos muy importantes temporalmente fuera de uso. Son las llaves para el mundo espiritual, que será en esa raza
abierto para toda la raza humana. Los gránulos con los cuales estos cuerpos están cubiertos están ausentes en niños menores de siete años y en idiotas congénitos. La gente de mente débil tienen muy pocos. Esta raza será masculino-femenina y el nervio simpatético se desarrollara en un segundo cordón espinal. Serán unas personas hermosas, espirituales y poderosas. Sin embargo, esta raza junto con su continente también pasarán, para dar lugar a la séptima y última de nuestras razas-raíz.
La gente de esta última raza morará en una tierra al sur de nosotros, y evolucionarán a un estado trascendiendo nuestro entendimiento actual. La clarividencia mental será poseída por todos; los dos cordones espinales se mezclarán en uno solo, y el hombre no tendrá sexo. Entonces vendrá el tiempo cuando la ola de vida una vez más dejará nuestra tierra para conquistar otros mundos.
Tal es el sublime plan al que pertenecemos, tal como está bosquejado en el primero y segundo volúmenes de “La Doctrina Secreta”. El tercer volumen consiste de una colección variada de papeles publicados después de la muerte del autor. Conforme los años pasan, la verdad de las declaraciones en “La Doctrina Secreta” está siendo gradualmente vindicada. Conforme el conocimiento de los estudiantes crece, su admiración y reverencia por su gran maestro se hace más profunda. Con muy pocas y triviales excepciones, todo lo que es encontrado en la literatura voluminosa del ocultismo moderno ha estado disponible en “La Doctrina Secreta” casi desde su publicación.
En el trabajo está la comida para el corazón y para el intelecto, un sistema de pensamiento y conocimiento que, si nosotros estudiamos y ponemos en práctica en nuestras vidas, puede hacernos sabios hacia la salvación.
H. P. Blavatsky y la Doctrina Secreta
Max Heindel
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