CAPITULO VI
EL SIMBOLO DEL HUEVO
Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción,
Y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará
La palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria
(I, Cor., 15:54)
Los oscuros y tristes días de invierno han pasado. La Madre Naturaleza está quitando el
frío, nevoso recubrimiento de la tierra y los miles y millones de semillas resguardadas en la
blanda tierra, están reventando su corteza y revistiendo la tierra en ropajes estivales; una
explosión de alegres y gloriosos colores, preparando la alcoba nupcial para el apareo de
aves y de bestia.
En la presente estación la mente del mundo civilizado está dirigida hacia la fiesta que
llamamos Pascua , conmemorando la muerte y resurrección del individuo cuya historia está
escrita en los Evangelios, el noble ser conocido por el mundo con el nombre de Jesús. Pero
el cristiano místico toma un mas profundo y un parecer de mayor alcance del evento
Cósmico en su recurrencia anual. Para el hay una impregnación anual de la tierra por la
Cósmica Vida Crística, una inhalación que tiene lugar durante los meses de otoño y
culmina en el Solsticio invernal cuando nosotros celebramos Navidad y una exhalación que
encuentra su conclusión en la época de Pascua.
El drama Cósmico de la Vida y de la Muerte es representado anualmente entre todas las
criaturas evolucionantes y las cosas, desde lo mas alto hasta lo mas bajo, pues aún el grande
y sublime Cristo Cósmico en Su compasión está sujeto a la muerte, por entrar en las
estrechas condiciones de nuestra tierra durante una parte del año. Puede, por lo tanto ser
apropiado traer a la mente, unas cuantas ideas referentes a la muerte y renacimiento que a
veces estamos propenso a olvidar.
Entre los símbolos Cósmicos que nos han sido entregados desde la antigüedad, ninguno es
mas conocido que el símbolo del huevo. Se encuentra en todas las religiones. Lo
encontramos en los “Elder Eddas ” de los escandinavos, mohoso en años, que cuenta del
huevo mundano, enfriado por las heladas ráfagas de niebelhein, pero calentado por el
aliento fogoso de Muspelhein hasta que los diversos mundos y el hombre habían sido
creados. Si nos dirigimos al asoleado Sud encontramos a los Vedas de la India con la
misma historia en la Kalaharsa el Cisne en el tiempo y el espacio, que puso el huevo que
finalmente se hizo mundo. Entre los Egipcios encontramos al globo alado y a las serpientes
ovíparas simbolizando la sabiduría manifestada en este nuestro mundo. Luego los griegos
tomaron este símbolo y lo veneraron en sus Misterios. Fue conservado por los Druidas; fue
conocido por los constructores del gran montículo de la serpiente en Ohio (U.S.A); y ha
mantenido su lugar en la simbología sagrada aún hasta el día de hoy; aunque la gran
mayoría están ciegos al “Misterium Magnum ” que oculta y revela el misterio de la Vida.
Cuando rompemos la cascara de un huevo encontramos adentro, solamente los fluidos
viscosos de variados colores y distintas consistencias. Pero colocado a la necesaria
temperatura, tiene lugar una series de cambios y en poco tiempo una criatura viviente
rompe la cascara y sale de adentro, listo para tomar su lugar entre sus congéneres. Es
posible para los magos de laboratorio, duplicar las sustancias en el huevo; pueden ser
encerrados en una cascara y una perfecta replica puede, según todas las pruebas lo estimen,
pueden ser hecha del huevo natural. Pero en un punto difiere del huevo natural, en que
ninguna criatura viviente puede ser empollada del producto artificial. Por lo tanto es
evidente que cierto algo intangible deber estar presente en el primero y ausente en el
segundo. Este misterio de las edades que produce el ser viviente es lo que llamamos vida.
Viendo que no puede ser reconocido entre los elementos del huevo, aun por medio del
microscopio mas potente – aunque debe estar allí para realizar los cambios que notamos –
por lo tanto debe poder existir independientemente de la materia. De ahí que nos enseñen,
por el sagrado símbolo del huevo, que aunque la Vida es capaz de modelar la materia, no
depende de ella para su existencia. Es autoexistente y no teniendo comienzo, no puede tener
fin. Esto está simbolizado por la forma ovoide del huevo. Cuando tengamos el verdadero
conocimiento transmitido por el huevo simbólico, de que la Vida es increable, sin comienzo
y sin fin, nos permitirá darnos cuenta que aquellos que están siendo retirados de la
existencia física, están pasando solamente a través de un viaje cíclico, similar a la de la
Vida del Cristo Cósmico que penetra en la tierra en el otoño y la abandona en Pascua. Así
vemos como la gran Ley de analogía trabaja en todas las fases y bajo todas las
circunstancias de la vida. Lo que sucede en el gran mundo al Cristo Cósmico, sucederá
también en las vidas de aquellos que son Cristos en formación.
Debemos darnos cuenta que la muerte es una necesidad Cósmica bajo las presentes
circunstancias, pues si estuviéramos aprisionados en un cuerpo del tipo que actualmente
usamos y colocados en un ambiente tal como tenemos hoy, para vivir allí para siempre; las
enfermedades del cuerpo y la poca satisfactoria naturaleza del ambiente, muy pronto nos
cansarían de la vida y clamaríamos para ser liberados . Trabaría todo progreso y haría
imposible que evolucionaramos a mayores alturas tales como podríamos evolucionar para
reencarnar en nuevos vehículos y lograr nuevos horizontes que nos proporcionen nuevas
posibilidades de crecimiento. De modo que podemos dar gracias a Dios, que siempre que el
nacimiento en un cuerpo concreto es necesario para nuestro mayor desarrollo, la liberación
por la muerte ha sido provista para liberarnos del instrumento superado, mientras que la
resurrección y un nuevo nacimiento bajo los sonrientes cielos de un nuevo ambiente
proveen otra oportunidad para comenzar la vida con una hoja en limpio, y aprender las
lecciones que fallamos en comprender antes. Por este método algún día nos haremos tan
perfecto como lo es el Cristo Resucitado. El lo ordenó y El nos ayudará a obtenerlo.
del libro "Temas Rosacruces I" de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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