Cristo no vendrá en un cuerpo físico
Tal vehículo no soportaría la tremenda vibración de tan magno
espíritu. Recuérdese de las Escrituras que usualmente Jesús se apartaba
de sus discípulos. En esas oportunidades, le urgía entregar el cuerpo de
Jesús a los esenios, quienes eran hombres de nuestra evolución y médicos
esotéricos expertos, conocedores del cuidado del cuerpo humano.
Restauraron el tono, y mantuvieron así el cuerpo unido por tres años. Del
Gólgota el cuerpo fue llevado al sepulcro, y como la fuerza cohesiva fue
retirada, los átomos simplemente se dispersaron a los cuatro vientos, y
cuando la tumba fue abierta, solo se encontró las vestiduras.
Sería difícil obtener un vehículo físico para el Segundo Advenimiento
de la misma manera que el primero, pero podría por supuesto ser logrado.
Bajo la ley de que el espíritu debe salir cuando éste entra, solo el mismo
cuerpo de Jesús serviría, y como éste se ha destruido, es imposible que
Cristo apareciese en un vehículo físico. Por lo tanto como se dijo, la
posesión de tal cuerpo señala al simulador e impostor.
Mas, suponiendo que esta “ley” es solo un producto de la imaginación
del escritor, y la Ley de Analogía que respalda esta suposición es una mera
coincidencia, nuestro argumento seguiría respaldado por la Biblia,
independientemente de toda otra evidencia. Cristo dijo: “Si os dicen –
Creedlo, Él está en el desierto, no vayáis. Esta en una caverna secreta, no
lo creáis”. Pues Cristo no se hallará en ningún lugar físico. Pablo también
declaró en forma enfática, que la “carne y la sangre” no pueden heredar el
reino. Si seremos “revestidos con una mansión desde el Cielo”, ¿por qué el
líder de la Nueva Dispensación tendría un cuerpo físico?.
Pero la Biblia no abandona este asunto diciéndonos que no
busquemos a Cristo. El dijo enfáticamente: “ el Hijo del Hombre vendrá
entre las nubes.” Cuando al final Él dejó a sus discípulos, “Él fue llevado y
una nube lo ocultó fuera de su vista. Mientras ellos miraban fijamente al
Cielo, donde iba Jesús, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco
que les dijeron: Él vendrá como lo han visto subir al Cielo.” (Hechos I, 10
11). Pablo nos dice: “ El mismo Señor descenderá del Cielo...entonces
nosotros... seremos llevados a las nubes al encuentro del Señor en el aire.”
(1 Tes. IV, 16 - 17). Juan vio el primer cielo y tierra pasar-- el mar se secó y
una Ciudad Santa descendió del Cielo del que el mismo Cristo era su
regente. Estas cosas son manifiestamente imposibles en el plano físico. Un
cuerpo de carne y hueso no puede ascender en el aire, y con énfasis Pablo
asevera que la “carne y la sangre” no pueden heredar el Reno de Dios. Si
no podemos entrar en ese ropaje, ¿por qué en un universo con leyes,
Cristo, el líder, podría usar un cuerpo físico?.
Si podemos averiguar que clase de vehículo Él usará, también
tendríamos que saber cómo reconocerlo y como estaríamos nosotros
constituidos pues, “seríamos semejante a Él” según Juan: “Amados, ahora
somos hijos de Dios, aunque no se ha manifestado lo que seremos al fin,
mas sabemos que cuando Él aparezca, seremos semejantes a Él.” (1 Juan
III, 2) Pablo dice: “ Nuestra comunidad (la palabra griega es politeuma –
patria o comunidad – y es utilizada por el apóstol en referencia al nuevo
cielo y nueva tierra) está en el Cielo de donde vendrá el Salvador, el Señor
Jesucristo, quien cambiará nuestro cuerpo miserable y lo hará semejante a
Su glorioso cuerpo.” (Fil. III, 20 - 21 )
El cuerpo que Cristo usó luego de los acontecimientos del Gólgota
fue capaz de entrar en una habitación con las puertas cerradas, puesto que
apareció ante Sus discípulos y le permitió a Tomás tocarlo. ¿Podrían los
falsos cristos hacer esto?. Creo que no.
Esa hazaña requiere un vehículo más sutil que el físico, y ninguna
cantidad de sofismas puede evadir este argumento, de que Cristo usará un
vehículo más sutil que el físico. La Biblia nos enseña que Cristo usó tal
vehículo sutil después de su resurrección, que ascendió al Celo en él, que
Él regresará en ese mismo cuerpo, y que seremos cambiados a un estado
similar al suyo en lo que a esto respecta.
Surge ahora la pregunta final: la Biblia ¿nos enseña en definitiva lo
que es ese vehículo y hay alguna información de donde podamos obtener
el conocimiento definitivo y acabado acerca de este nuevo vehículo?. Por
nuestra respuesta iremos al inimitable capítulo 15 de la primera Carta a los
Corintios, donde Pablo enseña la teoría del Renacimiento por medio del
átomo simiente tan claramente como lo hace la Escuela de Sabiduría
Occidental.
En la versión inglesa del versículo 44, se lee: “Existe un cuerpo
natural y existe un cuerpo espiritual”, pero el Nuevo Testamento no fue
escrito en inglés, y como la traducción no conocía las enseñanzas íntimas,
no tenían idea como traducir la palabra griega en éste caso, pues les
pareció sin sentido, y la tradujeron como la entendían. Sin embargo, dejaré
que lo traduzcan ustedes mismos, aunque no sean eruditos griegos. La
palabra que se usa allí traducida como “cuerpo natural”, es soma
psuchicon. Soma es una palabra griega que todos concordamos en traducir
como cuerpo- y no hay dudas acerca de ello. Pero Psuchicon-psuche-
(psiche) – el alma – un cuerpo alma, ellos nunca lo habían oido,
posiblemente les sonase ridículo, así es que tradujeron esta palabra como
“cuerpo natural”. Es cierto que Pablo dice en la Primera Carta a los
Tesalonicenses, 5:23, que todo el ser del hombre es espíritu, alma y
cuerpo, mas probablemente consideraban al alma y al espíritu como
sinónimos. Sin embargo hay una enorme diferencia, como se explica en
Los Misterios Rosacruces
El cuerpo alma es el vehículo al que Pablo se refiere como el que
tendremos al reunirnos con Cristo. Está compuesto de éter y por lo tanto,
capaz de levitar y pasar por paredes de cualquier densidad que sea
permeable al éter. Actualmente los Auxiliares Invisibles lo usan como Cristo
lo hacía.
Al primer pensamiento, parece muy extraño que vayamos al
encuentro del Señor “en el aire” y que dejemos atrás esta Tierra. Mas no es
extraño cuando consideramos que el camino de la evolución se ha
desarrollado de adentro hacia fuera, que hubo un tiempo en la Época
Lemúrica que esta Tierra estuvo en un estado primitivo y que cuando el
hombre vivía en la zona cristalizada que se había formado, que se había
formado en la corteza primitiva, en un cuerpo que recién se estaba
cristalizando; y que vivió en la Época Atlante, en las cuencas terrestres
bajo una neblina espesa que se erguía sobre la Tierra que se enfriaba, tal
cual lo relata el Génesis en el capítulo II. La humanidad se llamaba, según
se cuenta en la historia popular germana los “Niebelungen” (nibelungos) Niebel significa niebla y Ungen niños: Niños de la Niebla. Tenemos en la
historia bíblica como fueron guiados por sus maestros, como esta
atmósfera nebulosa terrestre se condensó cuando se enfrió el planeta, y
finalmente como las aguas cayeron del cielo en lo que se ha dado en
llamar “el diluvio”.
Sabemos que aquel hombre abandonó las tierras bajas, que se
inundaron con el agua condensada, o sea el mar, y entraron en una era de
desarrollo bajo las condiciones actuales, que vio el arco iris por primera
vez, que cuando el sol brillo por encima de las nubes, se le dijo que
mientras ese signo permaneciese la sucesión de cambios que conocemos
como estaciones continuarían. Tanto tiempo como tengamos esta
condición atmosférica, esta era de alternancias continuaría. Despacio, pero
con firmeza, estamos subiendo a las zonas altas de la Tierra; buscamos
niveles más y más elevados.
Tan alto como ascienda la evolución de las razas, más alto querrán
elevarse en el aire, y gradualmente dejarán atrás las tierras bajas Así como
fue en los días de Noé, el día vendrá donde habrá un gran cambio
cósmico. Cristo se refiere a este cambio al hablar sobre Su venida donde
dice: “Como sucedió en los días de Noé, así sucederá en los días del Hijo
del Hombre.” La gente vivirá como entonces. Ellos se casaban y se daban
en matrimonio, comían y bebían y se prestaban a la vida mundana. Mas de
pronto, el diluvio descendió sobre la antigua Atlántida, y los vehículos que
tenían, ya no le prestaban más utilidad, necesitaron vehículos con los que
pudiesen acomodarse a las nuevas condiciones atmosféricas, tal como un
bebé que cuando nace se debe acomodar inmediatamente; de respirar
bajo el agua, a respirar en la atmósfera húmeda y nublada. Aquellos que
no estuvieran adaptados físicamente se ahogaban.
Cristo dice que una condición similar se encontrará a Su regreso.
Aquellos que vivíeron en la Atlántida, no se percataron de los desarrollos
fisiológicos que se dieron en algunos, que los capacitaron de respirar agua
a respirar aire directamente por los pulmones. Similarmente se está
operando un cambio en la humanidad que no es observado por aquellos
que no han cultivado la visión espiritual. Es el hecho de que una atmósfera
áurica rodea a cada ser humano. Sabemos que a veces sentimos la
presencia de una persona que no vemos, y lo sentimos porque existe esta
atmósfera fuera de nuestro cuerpo denso. Gradualmente va cambiando y
se va haciendo más dorada hacia el oeste. Tan lejos como vayamos con el
sol, tanto más se incrementa este color dorado – el color de Cristo y los
que se asemejan a Cristo, o sea los santos a quienes los pintores los han
pintado con un halo. Gradualmente cuando nos vamos haciendo
semejantes a Él y este Soma Psuchicon o cuerpo alma se forma, queda
listo el “atuendo de bodas”.
Una cantidad creciente de personas está siendo capaz de funcionar
en este vehículo, y cada vez más son los que están listos para el día del
Cristo. Este cambio no se consigue con ningún proceso físico, sino con el
servicio por amor que conocemos en el mundo occidental como altruismo,
que está impregnando la sociedad más y más. Nos estamos haciendo más
y más humanos, nos estamos volviendo más y más crísticos, aunque
estamos lejos de ser perfectos. Aunque el día de la venida de Cristo no sea
en este siglo, ni el próximo, ni siquiera en este milenio, sin embargo
podemos ver un cambio espiritual en la humanidad, y depende de nosotros
acelerar el día del Cristo, pues como Él dijo, “ese día ningún hombre lo
conoce”. Ningún hombre puede decir cuando un número suficiente habrá
desarrollado el Soma Psuchicon de tal forma que seamos capaces de
hacer el trabajo que Él está haciendo por nosotros.
Hemos descendido hasta el valle del materialismo, y por nuestra
salvación fue necesario que Cristo entrase a la Tierra para ayudarnos
desde adentro. Por nuestra causa gime y se esfuerza allí, esperando que
se manifiesten los hijos de Dios, y esto depende de si aceleramos o
retrasamos ese día. Cada uno de nuestros actos tiene un efecto y cada
uno de nosotros tiene una labor que hacer en este mundo, y cuanto más
pronto lo aprendamos, mejor será para nosotros. No saldremos al exterior
para hallar al Cristo- No se lo hallará allí. Él mismo dijo: “No vayáis al
desierto”. No lo busques en esos lugares, el Cristo se forma en el interior.
El cuerpo alma que de a poco es capaz de levantarse sobre las colinas,
está luchando por ser reconocido dentro de cada aspirante a una vida
superior. Como dice Fausto:
“¡Ay de mi!, dos almas se alojan en mi pecho;
y luchan alli, por un reino sin repartir.
Uno a la Tierra, con deseo apasionado,
y los órganos que se aferran, aún se adhieren;
Sobre la niebla la otra aspira,
con sacro ardor, a esferas más puras".
Amigos, en cada uno de nosotros existe la lucha que avanza entre la
naturaleza superior y la inferior. Pablo luchó la batalla, y cada alma que
busca debe lucharla. Pero no piensen que se va al gran mundo a luchar y
encontrar. Sir Launfal se alejó de su casa en su juventud, y pasó toda su
vida buscando el Santo Grial. Cuando regresó a su propio castillo, encontró
al mismo mendigo que desdeñosamente había dejado a su partida, y
cuando actuó en la forma correcta, cuando el espíritu de servicio entró en
él, entonces el Cristo se le apareció.
"Partió en dos su única corteza de pan.
rompió el hielo en la orilla del arroyuelo,
y dio de comer y de beber al leproso."
Y el Salvador, parado delante suyo, le dijo: “Este es mi cuerpo y esta
es mi sangre.”
"La Santa Cena se efectúa ciertamente
en cualquier cosa cuando participamos
de las necesidades de otro."
No es lo que damos, sino lo que compartimos lo que cuenta. Aquellos
que solo dan lo que les sobra, las cosas que no necesitan, las cosas que
son un estorbo para ellos, las cosas que no consideran como una pérdida;
ellos no saben lo que es dar. “la dádiva sin el dador es estéril.” Ese es el
punto, al menos que nos demos a nosotros mismos, nuestras dádivas no
tienen valor. “No existe amor más grande que el de un hombre dando su
vida por un amigo” Este no es un simple acto de dar la vida por un amigo,
sino un acto de autosacrificio. “Estaba hambriento y me diste de comer.
Estaba sediento y me diste de beber...estaba enfermo y me visitaste. “ Este
es el único requisito. Aprendámoslo. Nadie necesita ir lejos, está justo aquí.
Conocemos aquel pequeño poema acerca de dejar que nuestra luz
brille justo donde estamos. Cada uno de nosotros no puede ser una
estrella, cada uno de nosotros no puede brillar, cada uno de nosotros no
puede ser un líder, pero cada uno puede hacer tan solo un poco, tan solo
encender su pequeña antorcha y dejar que se disipe algo de oscuridad a
su alrededor. Eso es todo lo que tenemos que hacer, y si hacemos esto,
encontraremos que esa antorcha será como una estrella ardiente que nos
guía hacia Cristo en Su venida, entonces estaremos seguros de conocerlo,
pues habremos encontrado la respuesta de nuestro interior. Se dice que lo
conoceremos porque seremos semejante a Él, y como Él no tiene un
cuerpo físico con cual venir, nosotros tendremos que desarrollar nuestro
vehículo del alma, el Soma Psuchicon, para que cuando Él aparezca,
podamos recibirlo ataviados con el dorado “atuendo de bodas”.
del libro "Temas Rosacruces I" de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel
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