CARTA Nº 97
LA LEY DE ÉXITO EN MATERIAS
ESPIRITUALES
Parece propio que comencemos nuestra correspondencia del año 1919, mediante el deseo de desearles a todos los estudiantes un feliz y próspero año nuevo. Pero dice el proverbio: “Si los
deseos fuesen caballos los mendigos caminarían en ellos”. Alguna cosa más se necesita para conseguir el éxito y la felicidad que meros deseos, y quizás los míos puedan dar mejor fruto si doy una explicación el modo en que opera la ley del éxito.
Los estudiantes de la Fraternidad Rosacruz están familiarizados con la idea de que no existe “suerte”, y, por lo tanto, están de acuerdo con Mefistófeles del FAUSTO cuando dice:
“Cuan estrechamente la suerte está unida al mérito. Es una cosa que nunca se le ocurre al necio.
Si él consiguiera la piedra filosofal del hombre sabio, yo lo aseguro, la piedra ésta no tendría al
filósofo”.
Pero al llegar aquí asaltará, inmediatamente, una duda a la mente de muchos: “¿ Es posible el reducir a una ley al éxito?”.
Sí, sin duda existe la ley del éxito, tan segura e inmutable como cualquiera otra de las grandes leyes cósmicas, y a la vez que mi propósito es para aplicarla a los asuntos espirituales, no puedo
ocultar que también puede brindar el éxito en negocios materiales. Pero antes de aplicarla en tal dirección se debe considerar muy cuidadosamente que el hacer tal cosa significa un suicidio espiritual, porque se nos ha dicho, “vosotros no podéis servir a Dios y a Mamón”, el rey de la codicia. Es preferible “que busquéis primero el reino de Dios y Su justicia y todas las demás cosas se os darán por añadidura”. Yo puedo dar testimonio de la verdad de esta promesa, puesto
que he vivido por este medio durante muchos años.
La ley de éxito, puede enunciarse como sigue:
Primero.Determinar definitiva y claramente aquello que deseemos, desarrollo de la fuerza curativa, aumento de la visión, auxilio invisible, facilidad de palabras para dar conferencias y
diseminar la filosofía Rosacruz entre los demás, etc.
Segundo.Unas vez que se ha decidido una finalidad nunca admitir un pensamiento de miedo, de fracaso ni por un momento, sino que debe cultivarse una determinación invencible de llevar a cabo nuestro objeto a despecho de todos los obstáculos. Constantemente manténgase el
pensamiento de, “ yo puedo hacerlo y lo haré”.
No se empiece a hacer planes de cómo llegar a la meta hasta que se haya alcanzado un estado de absoluta confianza en uno y en nuestra habilidad de hacer lo que se desea, porque una mente indecisa y voluble, y asustadiza por el más ligero temor, no puede hacer los planes que las conduzca a un éxito completo. Por lo tanto, seamos pacientes y primeramente asegurémonos el
cultivar una fe absoluta propia y en nuestra capacidad para llegar a donde nos proponemos en contra de todos los obstáculos.
Cuando se halla alcanzado el punto en el que se está totalmente persuadido de que es de uno el éxito y determinado positivamente a vencer en cualquier empresa que se proponga, no habrá poder en la tierra ni en el cielo capaz de oponerse a su paso para llegar a fin propuesto, y entonces es el momento oportuno de hacer los planes del modo en que podamos alcanzar los deseos de nuestros corazones con probabilidades de éxito.
Yo confío que usted aplicará esta ley anhelosamente en su propósito para el desarrollo de su alma, no solamente durante el año venidero, sino en todos los años que pasarán por nosotros
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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