humana compasión y amor

”el
propósito de la vida no es felicidad sino experiencia"…


Ningún hombre ama a Dios si aborrece a sus semejantes,
Quien pisotea el corazón o el alma de su hermano;
Quien busca encadenar, nublar o ensombrecer la mente
Con miedos del infierno, no ha percibido nuestra meta.
Dios nos envió todas las religiones benditas
Y Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida,
Para dar descanso al de pesada carga
Y paz para el dolor, el pecado y la lucha.
Contemplad al Espíritu Universal que ha llegado
A todas las iglesias, no a una solamente;
En la mañana de Pentecostés una lengua de fuego
Rodeando a cada apóstol como un halo brilló.
Desde entonces como buitres famélicos y voraces,
Hemos combatido a menudo por un nombre sin sentido,
Y buscado dogmas, edictos o credos,
Para enviarnos los unos a los otros a la hoguera.
¿Está Cristo dividido entonces? ¿Fue Pedro o Pablo,
Para salvar al mundo, clavado al madero?
Si no, ¿por qué, entonces, tales divisiones?
El amor de Cristo abarca tanto a vosotros como a mí.
Su puro dulcísimo amor no está confinado
Por credos que segregan y levantan una muralla.
Su amor envuelve y abraza a toda la humanidad,
No importa lo que nosotros nos llamemos de Él.
Entonces, ¿por qué no aceptar Su palabra?
¿Por qué sostenemos credos que nos separan?
Sólo una cosa importa ser oída;
Que el amor fraterno llene todos los corazones.
Sólo hay una cosa que el mundo necesita saber,
Sólo hay un bálsamo para todos los dolores humanos,
Sólo hay un camino que conduce hacia los ciclos,
Este camino es: humana compasión y amor.
--Max Heindel

ver vídeo: CREDO o CRISTO

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del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS

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Max Heindel

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miércoles, 8 de febrero de 2012

Los Siete Períodos



Los Siete Períodos


El esquema evolutivo se lleva a cabo a través de esos cinco Mundos en siete grandes Períodos de Manifestación, durante los cuales los espíritus virginales o vidas evolucionantes se convierten primero en hombres, y después en dioses.

Al principio de la Manifestación, Dios diferencia dentro de Sí Mismo (no de sí mismo) esos espíritus virginales, como chispas de una Llama, de la misma naturaleza que ésta, capaces de expandirse hasta convertirse ellas también en Llamas. La Evolución es el proceso que realiza ese fin. En los espíritus virginales están contenidas todas las posibilidades de su Divino Padre, incluso el germen de la voluntad independiente, lo que los hace capaces de originar nuevas fases no latentes en ellos. Las posibilidades latentes se transforman en poderes dinámicos y facultades aprovechables durante la evolución, mientras que la voluntad independiente produce puntos de partida nuevos y originales, o sea Epigénesis.

Antes del principio de su peregrinación a través de la materia, los espíritus virginales se encontraban en el Mundo de los Espíritus Virginales, el próximo al más elevado de los siete mundos. Ellos tienen Conciencia Divina, pero no la conciencia de sí, del yo. Esta conciencia, el poder anímico y la mente creadora son las facultades que se adquieren en la evolución.

Cuando los espíritus virginales están sumergidos en el Mundo del Espíritu Divino quedan ciegos e inconscientes en ese estado de materia. Están ya ajenos a las condiciones exteriores como lo está el hombre sumergido en trance profundo. Este estado de inconsciencia prevalece en el primer período.

En el segundo período adquiere la conciencia del sueño sin ensueños; en el tercero alcanza el estado de sueño con ensueños, y a la mitad del cuarto período, al que hemos llegado ahora nosotros se adquiere la plena conciencia de vigilia humana. Esta conciencia pertenece únicamente a la más inferior de los siete mundos. Durante el restante medio período actual y los tres períodos completos subsiguientes el hombre debe expandir su conciencia hasta comprender los seis mundos superiores a este Mundo Físico.

Cuando el hombre pasó a través de estos mundos en su descenso, sus energías eran dirigidas por los Seres Superiores que lo ayudaron a enviar la energía inconsciente hacia adentro para construir los vehículos apropiados. Por último, cuando había avanzado y equipándose suficientemente con su triple cuerpo, instrumento necesario, entonces esos elevados seres "le abrieron los ojos" y le hicieron dirigir su mirada hacia afuera, sobre la Región Química del Mundo Físico, para que sus energías pudieran conquistarla.

Cuando el hombre se haya preparado por su trabajo en la Región Química, su próximo paso de progreso será la expansión de su conciencia, hasta incluir la Región Etérica; después el Mundo del Deseo, etcétera.

En terminología rosacruz, los nombres de los siete períodos son los siguientes:

1. El Período de Saturno


2. El Período Solar

3. El Período Lunar

4. El Período Terrestre

5. El Período de Júpiter

6. El Período de Venus

7. El Período de Vulcano


Estos períodos son renacimientos sucesivos de nuestra Tierra.

No debe creerse que los períodos arriba mencionados tengan algo que ver con los planetas que giran alrededor del Sol como nuestra Tierra. En realidad, nunca se repetirá lo suficiente que no hay relación alguna entre esos planetas y los períodos nombrados. Los períodos son simplemente las encarnaciones pasadas, presentes y futuras de nuestra Tierra, "condiciones" a través de las cuales ha pasado, está pasando y pasará en el futuro.

Los tres primeros períodos mencionados (de Saturno, Solar y Lunar) pertenecen al pasado. Estamos actualmente en el cuarto o período Terrestre. Cuando este período de nuestro globo se haya completado, éste y nosotros pasaremos a las condiciones de Júpiter, Venus y Vulcano antes de que el gran Día septenario de Manifestación concluya, cuando todo lo que ahora es, se sumerja una vez más en el Absoluto durante un período de descanso y asimilación de los frutos de nuestra evolución, para reemergir nuevamente para ulterior y más elevado desarrollo en la aurora de otro Gran Día.

Los tres períodos y medio ya pasados han sido empleados en la adquisición de nuestros vehículos y conciencia actual. 
Los tres períodos y medio restantes se dedicarán a perfeccionar esas vehículos y a expansionar nuestra conciencia hasta un punto equivalente a la omnisciencia.
El peregrinaje hecho por los espíritus virginales desde la inconsciencia hasta la omnisciencia, desarrollando sus posibilidades latentes en energías dinámicas, es un proceso de maravillosa complejidad y únicamente damos, por ahora, un ligerísimo bosquejo de él. Conforme progresemos en nuestro estudio se irán añadiendo más detalles hasta que la descripción sea tan completa como el autor es capaz de hacerla. Llamamos la atención del estudiante para que se fije bien en las definiciones de los términos que se emplean, porque estamos presentando ideas nuevas. Rogásmole, simplificar el asunto, empleando únicamente nombres o palabras simples y familiares para designar las mismas ideas en toda la obra. Los nombres serán tan descriptivos de la idea encerrada como sea posible, esperando poder así anular muchas de las confusiones que las múltiples terminologías han producido. Dedicando estricta atención a la definición de los términos, no será difícil, para las personas de mediana inteligencia, el adquirir por lo menos un conocimiento general, aunque no sea más que un bosquejo esquemático de la evolución.

Que tal conocimiento es de la mayor importancia, creemos que será reconocido por cualquier individuo inteligente. Vivimos en este mundo regidos por las leyes de la Naturaleza. Bajo esas leyes debemos vivir y trabajar, y no podemos modificarlas. Si las conocemos y cooperamos inteligentemente con ellas, estas fuerzas por ejemplo, la electricidad y el vapor. Si, por el contrario, no las comprendemos y en nuestra ignorancia trabajamos contra ellas, éstas se convertirán en nuestros más peligrosos enemigos, capaces de destrucciones terribles.

Por lo tanto, cuanto más conozcamos los métodos de trabajo de la Naturaleza, que en último término no es sino un símbolo del invisible Dios, mejor podremos aprovecharnos de las oportunidades y ventajas que se nos pueden ofrecer para nuestro crecimiento y poder: Para la emancipación de todo límite y para la elevación al dominio y poder.

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del libro El Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel

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